VENEZUELA aparece hoy en el escenario Internacional
sin ocultar la realidad del momento crítico que atraviesa, pagando el precio
de una crisis igual a la que sufren otros países del mundo, en lo social,
económico, político, etc. Todos los añadidos que quieran ponerle. Pero es un
Pueblo que suena fuerte aún y con imperativos en el corazón del canario
agradecido, que vive, trabaja y muere allá; y que no debe faltar con su
desprendimiento humano que le enaltece como hombre, cuando llega a reconocer
"que fue la esperanza" de muchos de nosotros. No sabíamos a dónde
mirar buscando la salida del agobiante laberinto de aquella época de recortadas
posibilidades y escasas opciones para un sector social determinado; hoy todo es
distinto. Aquí no había qué hacer, todos no habíamos recibido herencias, no
teníamos de donde echar mano, ni éramos políticos, ni ingeniosos, ni teníamos
escaleras que nos ayudaran a subir…Esto era desolador y triste y Canarias
quería Vida y Progreso. La situación económica fue tan difícil y estaba tan
ennegrecida, que hubo gentes, bastantes, que tuvieron que salir fuera a buscar
las ayudas pertinentes, emigrando, por supuesto, que les permitieran poder
subsistir, ellos y sus familiares. Le duela a quien le duela, por que ya lo
tuvieran olvidado. Yo viví esos momentos y a pesar de mi corta edad de
entonces, lo recuerdo perfectamente. Y sin necesitarlo tanto, ya que mi familia
se defendía bien, íbamos escapando, como se suele decir. Mas, por dignidad personal
(mi padre trabajaba mucho y era él solo para todos nosotros) y por considerarlo
justo me enrolé en aquel éxodo de aventureros y sin una preparación básica, en
lo que a mí se refiere. Sólo con el coraje y con la esperanza de que Dios me
ayudara... Íbamos a pasar por lo que fuera y a dejar la vida, como la han
dejado tantos, si fuera necesario. Pero por suerte estoy aquí para poder
contarlo, y tengo mucho que decir ya que callarlo sería de mi parte despreciar
mis propias vivencias, a parte de rayar
en la cobardía.
Es básico para comprender a ese país y su gente, antes
que nada, hay que reconocer lo que han representado, durante tantísimos años
para nosotros y viceversa, que algo y mucho les hemos dejado, pero nos lo han
pagado con creces ofreciéndonos sus patios y terrazas, podemos decirlo así, tan
llanamente. Nosotros los canarios para el venezolano somos una excepción y nos
identificamos mutuamente sin el menor esfuerzo, además con ganas. Ellos quieren
imitarnos y nosotros, a ellos. Es que somos así y no dudo que lo que digo, no
les guste a otras personas. Dirán: tanta entrega, tanta coba y querer
imitarles... Ya dije antes, hay que reconocer lo que representaron para
nosotros, para muchísimas familias de estas Islas, dándonos una mano cuando al
borde de la desesperación nadie nos podía ayudar.
Quien no haya pasado por todo eso y mucho más, no
tiene una base, con fundamentos serios para molestarse por lo que yo pueda
decir. Seguro que si le pregunta a algún familiar o amigo que haya estado fuera
de casita, por esos lugares... les iban a decir, que no he dicho nada, o sólo
he dicho muy poco. Cada año, aquí me entero del fallecimiento de buenos amigos
ausentes y no son pocos, todos los que no vienen es porque no les alcanza para
pagarse el viaje. Son muchísimos los que lo desean y no pueden. Eso sí, ¿pero,
qué me dicen de aquellos que sí viven en la abundancia y en lujosas quintas?..
Esos echaron raíces allá, digo esto para reseñar que se adaptaron plácidamente
al medio social de aquel país, sin recelos ni temores, y que hoy disfrutan
viendo a sus hijos y nietos destacándose con estupendas carreras
universitarias, buenos puestos de trabajo y muchos de ellos con más familiares
allá que aquí. Venezuela no les defraudó, les dio la oportunidad y hoy
comparten entre sí el trabajo, los problemas sociales, económicos y todo lo
demás. No hay razón para que no sea así y la gente que vive allá tienen la
certeza de que las cosas se arreglarán, yo creo que si, es lo que deseamos
todos los que entendemos sus necesidades, como las propias nuestras, y sabemos
esperar, dándole al martillo sin cesar y mirando siempre adelante. El campesino
en el campo, cada cual en su respectivo puesto, responsablemente, a ver si las
cosas cambian para el bien de todos... Lo que es indignante es que unos pocos,
los que no saben de estas cosas, se pasen el tiempo quitándole valor a tantos
países que nos acogieron; porque dicen que son pobres, que no dan nada... Y que
algunos de esos ingratos hayan hecho las fortunas que hoy tienen trayéndose el dinero
de allá... ¡Sin comentarios! ¡Y lo que me callo!, ¿verdad que sí, paisanos?
Mejor es que recuerden y los que no sepan pregunten a algún pariente lejano que
haya cruzado el charco para buscarse la vida por necesidad...
También nuestras Islas evolucionan, a pesar de la gran
crisis actual. Claro que somos más pobres que ellos... ¿Se imaginan si
tuviéramos alguna riqueza más que el Turismos y nuestro envidiable clima?,
pienso que sería peor, invadidos, desposeídos, apartados y diferenciados...
Allá, que tienen muchas riquezas más, claro que demandan sacrificios
incalculables, ocurre algo parecido. Son suelos atractivos y sugerentes, que al
final los hijos del lugar tienen que plantearse la disyuntiva de frenar los
abusos y atropellos enmascarados muchas veces en las libertades que se les
ofrecen o que se las toman. Por esa y tantas razones estamos luchando y luchan
ellos allá. Somos conscientes que de no hacerlo así, nuestros nietos serán los
que laven los cacharros del banquete final y ellos siempre serían los
adelantados. Hoy todo es distinto y cada uno sabe lo que quiere y cómo
conseguirlo, sólo hay que cambiar la conciencia de los hombres y señalarles el
camino. A pesar de tanta corrupción que estamos sufriendo, de tantos recortes y
descontentos, como todos los políticos no son iguales, confiemos en nuestras
honradas instituciones sociales y políticas y démosle un margen de confianza a
la hora de discernir o vaticinar nuestro futuro, nuestras leales fuerzas serán
de mucha ayuda y la participación de todos por igual en la construcción de
nuestra fortaleza social. Inspiremos nuestros esfuerzos en la lucha titánica
que libran otros pueblos...
Con estos pensamientos estaba viendo un álbum de
fotografías traídas de allá, en verdad que uno cambia, entonces todo era
ilusión que anulaba al cansancio, esperanza diáfana y clara se podía leer en el
semblante, teníamos fe en el futuro... Y han sucedido tantas cosas desde
entonces, distintas a las que pensábamos. Para muchos la fantasía se ha roto en
mil pedazos, hallándose sus motivaciones a la deriva, sin perspectivas y
desolados, después de tantos esfuerzos y sacrificios, vencidos... Otros jamás
soñaron en lograr los objetivos alcanzados, empezando desde abajo y pasando ese
largo camino con dignidad y conducta ejemplar... Son los menos, pero les he
visto llegar a sus encumbradas cimas con ese aplomo de la responsabilidad y el
preclaro respeto que siempre sintieron hacia los demás donde quiera que
estuvieren. Esos nunca olvidan y sí valoran todos los elementos que forjaron al
valeroso espíritu que les acompaña, y cuentan su historia tal y como empezó...
Celestino González Herreros
celestinogh@teleline.es
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