31/12/12


COMENTARIOS CÍVICOS DE LA AAVV SAN FELIPE – EL TEJAR

PUERTO DE LA CRUZ


No estamos del todo conformes, pensamos que es necesario más cuidados en la zona donde vivimos, que se vea, por lo menos, cierto interés en sanear tantas deficiencias que aún prevalecen por doquiera a pesar de la sabia intervención del equipo de saneamiento de nuestra Corporación, limpiando las veredas y paseos, escaleras públicas de las calles, muros rotos por la erosión del tiempo, los cuidados con el parque infantil, etc. etc.… Pero, pensándolo bien, no debiéramos conformarnos con esos pequeños arreglos de la vía pública dentro de nuestra zona urbanizada, hay que conservar los arreglos que se hayan hecho y de manera eficaz, para que no tengan que empezar de nuevo y nunca acabar…

Nuestra Asociación no quiere comenzar el año 2.013 sin antes agradecer y felicitar a nuestro Ayuntamiento y dignos representantes, por tantos desvelos e interés demostrado, por que sea nuestro entorno social, San Felipe y El Tejar, ejemplos a imitar por otros municipios, manteniendo estable nuestro nivel de vida lo más dignamente posible. De momento sólo quedan pendientes de resolver pequeños asuntos y cuanto más denuncie la AAVV, que al final somos los veladores de nuestros problemas sociales, más íbamos a molestarles recordándoles, a quienes competa, que estamos aquí y que no nos moveremos. Sólo pedimos que nuestros ediles caminen por nuestras calles, veredas y escaleras y vayan anotando las deficiencias halladas y luego procurar subsanarlas. No es mucho pedir, pensemos la cantidad de vecinos que vivimos en el mencionado lugar y cuantos componemos nuestra Asociación, interesada siempre por la cultura, el ocio y cuanta colaboración necesiten de cada uno de nosotros y en las circunstancias que sean.

Comprendemos la situación económica que estamos viviendo, pero entendamos que las escobas no comen, barren la suciedad; la hierba mala crece cada vez más si no se corta; los muros si se caen hay que levantarlos de nuevo. Hay que tener iniciativas nuevas, ser creativos. Y, a la imagen de nuestros pueblos hay que darles lo que necesitan. Hay que ser más pedigüeño con nuestros Gobiernos, el Central y el de Canarias, que si saben hacer magias, a veces, que se acuerden de nosotros; y recuerden quienes y para qué lo hicimos. O, estamos pagando el precio de nuestros errores electorales.

¡Feliz Año Nuevo, señores! ¡A trabajar por lo nuestro primero, por nuestras prioridades, que lo demás vendrá por añadidura!   No olviden nuestro Muelle Pesquero., Comercial y Deportivo. ¡Ayúdennos a lograrlo!



Celestino González Herreros
          celestinogh@teleline.es

29/12/12


REBELIÓN ABORDO Y TIBURONES AL ACECHO


Hubo una época gloriosa, exceptuando aquellas limitaciones, que si las menciono tal vez enlutarían la esencia de los espontáneos argumentos que emiten mis palabras para recordarlas con nostalgia. Esa inolvidable época, aún la veo con la inocencia de entonces, nuestra  escasa madurez...
Hechos derivados y propios de la edad, ya que las pupilas de mis fantasías, sólo atisbaban  proyectada ante mí, la bella imagen de lo joven, de lo tierno...
Todo era de un atractivo conmensurable. El alma se llenaba de esas cosas que encantan e invitan a soñar. El Puerto de la Cruz, para los de aquella edad era el lugar obligado donde irían a encontrarse gentes de todos los lugares de la isla de Tenerife. Siempre hubo una razón para visitarnos.  Nadie ha olvidado aquellos célebres Carnavales del Puerto de la Cruz, donde se daban sita, sin distinción de clases sociales, todo quisque, y se derrochaba tanta alegría y entusiasmos, y tanta sencillez, que serán irrepetibles, aquellos encuentros. La sencillez de la careta y la sábana blanca fueron el preludio de los famosos carnavales actuales.

Así como, aquellas fiestas en honor del Gran Poder de Dios y Nuestra Señora La Virgen del Carmen, con todo lujo de devoción popular y fervor cristiano, conmovían. Esas eran las Fiestas de Julio y aún, cada año en el mes de julio lo siguen siendo, dada esa gran tradición nuestra. Siempre dieron la talla, sus distintos actos religiosos, también: competiciones deportivas, exposiciones y concursos, festivales nacionales de cine, festivales de la canción, moda, teatro, zarzuela, etc., hallaban en nuestro pueblo marinero, el lugar ideal para sus celebraciones. Su idiosincrasia acompañaba en esos eventos religiosos, lúdicos y culturales. Pero remontándonos aún más, cuando no hubo tantos "refinamientos" ni esquemas tan exigentes, en el lugar señalado, la vida transcurría más sumisa dentro del terreno político y social del momento, hoy harto superado. La sociedad estaba dividida entre ricos y pobres, entre necios y listos... Hubo entonces parcelas acotadas y prohibitivas, donde sólo estaba permitido la permanencia en las mismas a gentes determinadas. Hablo de la década de los cuarenta, viviendo en la pos guerra civil española, episodio lamentable de nuestra historia y hasta vergonzante. Contienda triste donde murió tanto inocente, para los que estaban bien vivieran mejor y los pobres siguieran siéndolo y aún más pobres.
En ese ambiente, cada cual iba por su lado, la clase media y los más pobres, habituados al "relativo" conformismo, con soberano orgullo, deliberadamente y sin querer hacerse notar, llegaron a fusionarse en el ámbito cotidiano, a excepción de algunos reminiscentes nostálgicos y rencorosos... Con todo ello y nuestra natural forma de ver la vida y aceptarla como era, nació en nuestra sociedad un nuevo sentimiento cívico que nos ha permitido, aún hasta hoy, andar juntos (¿?) y  luchar por lo nuestro con las únicas armas de que disponemos: la razón y el entendimiento, más el concepto de la Justicia.

Sin embargo, la ambición de algunos, divididos en bandos diferentes, ha deteriorado el panorama cívico, en vez de fortalecerlo, con sus intransigencias obstruccionistas. Ya hoy no se tienen en cuenta aquellas anécdotas… Cada cual vive su vida como mejor puede y sin anidar rencores. Aquello pasó…Ahora que es otra lucha diferente, a ver como lo resolvemos, porque evidentemente, es responsabilidad de todos. A ver como hacemos a ver cómo nos quitamos de encima la putrefacta lacra que está convirtiéndonos en un pis más pobre de lo que ya somos, rodeados de ladrones, timadores y sinvergüenzas que no nos dejan levantar cabeza y aparte, para más inri el castigo constante y progresivo de quienes debieran defendernos y, supuestamente, ser también cómplices de nuestras desgracias. Con todo ello, en la conciencia de nuestros pueblos está forjándose un sentimiento patriótico de solidaridad absoluta con miras a acabar con tantos abusos. No será sólo un hipotético deseo, será lo que será. Y ni solamente una rebelión a bordo de esta valiente nave mientras siga los tiburones al acecho.




Celestino González Herreros
          celestinogh@teleline.es

26/12/12


LOS CAMINOS SON DISTINTOS SEGÚN CUÁNDO

Y QUIENES LO TRANSITEN


Ese día de intuiciones diferentes, de mágica luz celestial, sinuoso y cálido, súbitamente, al despertar me sentí cautivado, llegué a creerme hasta más importante y seguro de mi mismo. Todo a mí alrededor resplandecía con luz propia y las matutinas brisas eran también cálidas y sigilosas, llegaban a través de las entornadas  hojas de la ventana, cómplices de mis devaneos y sentimentales sensaciones. ¡Hermosa mañana aquella de tan gratas connotaciones!

Al cabo del tiempo transcurido, desde mi ilusorio despertar sucedieron cosas que parecieran como sin importancia; lo verdaderamente importante era el sórdido camino donde, supuestamente, me esperaban nuevas sensaciones hasta el momento insospechadas. Transitarlo era lo importante hasta hallar la causa de tanta inquietud. Que los caminos son distintos según y cuando los transiten… Allá, en la distendida hondonada hoy tan solitaria, sólo se veía la tenue silueta de las huellas de sus inseguros pasos que a la deriva iban distanciándose hasta perderse en la lejanía; y al final de todo la nada invencible del mismo final, sin murallas ni fronteras, perdidas en el silente e infinito espacio.

Voces tampoco se oían, ni el batir de las alas agitándose de las distintas aves hoy asustadizas, huyendo de mi fortuita y espontánea presencia. Entonces recordaba el grato aroma de las rosas rojas, de la madreselva y los lirios que a la vez transmitían, no sólo dolor, sus cálidos efluvios despertaban en mí sensaciones y apetencias de amor, ganas de recorrer todo el camino antes que, también desapareciera como en los sueños desaparecen las percepciones más íntimas cuando creemos alcanzarla…

Ese luctuoso día tampoco ella estaba conmigo, al despertar y buscarle instintivamente en nuestro lecho, al buscarla mi temblorosa mano bajo nuestras ropas de cama ella no estaba. Me había olvidado que la había perdido para siempre, que ya no estaría más a mi lado, pero sin embargo intuía que podría hallarle si iba tras ella, si me echaba al camino esa mágica mañana de luz plena.


…Después de tanto tiempo sin verte
vuelves aparecer en mi vida
cuando creí cerrada la herida…
¡De qué me sirve ahora llorarte!

Si supieras cuánto te amé,
cuántas veces preferí mi muerte;
y lo que padecí al perderte.
¡Otra pena igual no sufriré!

Cuando creí tu amor olvidado
a pesar de haberte querido tanto
y haber añorado tanto encanto
y nunca de ti haber dudado,

vienes a despertar mi llanto
como si nada hubiera pasado
y tanto tiempo te haya buscado
entre tu amor y mi desencanto.

*****

Celestino González Herreros
        celestinogh@teleline.es

24/12/12

LAS HOJAS CAÍDAS DEL VIEJO CALENDARIO

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Imaginemos por momentos en medio del clásico silencio de la soledad un soplo de cálida brisa, muy tenue y sigilosa, que al cruzar dejar el lastimero eco de una suave melodía, distraída como la estela que dejan las fugaces estrellas en el firmamento que no se detienen, sólo se pierden el vacío, dejando como lamentos profundos en su precipitado curso.

Imaginemos que pudiéramos acariciar ese soplo nostálgico y pudiéramos detenerle para identificarle, saber descifrarle y apagar su llanto melancólico. A veces, intuyéndole cual cascada musical, nos parece adivinar en la cadencia de sus rítmicas notas musicales el lamento que arrastran consigo al ver distenderse su contenido  por aquellos causes silenciosos… Y ver correr como el agua del arroyuelo, como la fugaz estrella, como si se nos escapara de entre las manos y huyera de nosotros despavorida entre la maraña de nuestras dudas e imaginables intuiciones. Ese dorado hilo musical sólo deja la estela del tiempo consumido y los sueños rotos, viéndole volatizarse y alejarse sollozante, como un delicado llanto que en la distancia se apagara, se esfumara lentamente.

Así son los días de nuestro calendario, cuando se desprenden las hojas mustias del viejo curso del melancólico anuario; y en cada nuevo amanecer buscamos un nuevo eco de paz y de amor, en el futuro año de nuestra incierta existencia. Que cada nuevo amanecer sonriera igual para todos y recuperemos la dignidad perdida y el equilibrio socio económico tan necesario para reorganizar nuestras vidas, con música e ilusión, con trabajo y respeto. Que veamos nuestro futuro más alentador, que no se lleven las aguas del arroyo esos deseos nuestros de paz y felicidad.


Celestino González Herreros


23/12/12


SEMBLANZA SENTIMENTAL DE LA OTRA VENEZUELA

Entre las grandes reservas culturales que tiene Venezuela, podemos destacar la belleza de toda su colección musical: sus valses, joropos y demás repertorio nacional, interpretados, por ejemplo, algunos, por Aldemaro Romero, entre otros: Conticinio; Adiós a Ocumare; Luna de Maracaibo; Fúlgida Luna, etc., etc.

¿Quién se resiste, oyendo esas melodiosas interpretaciones? Acaso sea porque  sus aires musicales me recuerdan gran parte de mi juventud, cuando esos  embriagadores sones me acompañaban en cualquiera circunstancia,  en la aventura de mis tiernos años. Fueron sus notas como fieles confidentes en la difícil tarea de abrirme camino allá, en aquel hermoso país. Cualquier tramo que anduve, para mí representaba un atractivo diferente. El mágico acontecer estaba hasta en los más insólitos lugares, en aquellos pequeños detalles al margen de los caminos o trepados en las frondosas paredes del vegetal entorno. Estaban las pequeñas flores y las más hermosas, abiertas y lozanas derrochando sus naturales encantos como si saludaran al caminante. El agua cantarina de las quebradas o los barrancos circundantes, llevando el eco sonoro de sus fuentes nostálgicas, era cual letanía de amor discurriendo en sus limpios causes por todo el largo y escabroso trayecto... El Llano, solemnemente, abría sus amplias puertas y a través del pensamiento cabalgábamos oyendo su sentimental música que nos soltaba las alas de la evocación y trotábamos llamados por el llanto melancólico del arpa que nos transportaba deliciosamente y avanzábamos pisando la dorada hierba del paisaje llanero, cual inmenso mar vegetal bajo el sol ardiente y pertinaz de la llanura. Mas, el alma, cual flor lozana también cabalga, impulsada por tanta luz y la brisa que acaricia y nos devuelve el aliento imantado de tan dulces melodías.
En el Estado Lara, mi querido Barquisimeto… Cierro los ojos y pereciera que lo estuviera viendo, a pesar de todo, chispeante, alegre y bullanguero. Música que llega de todas partes y muchachas risueñas que te enamoran, graciosas y gentiles. Todo guardando el más delicioso equilibrio. Cuando las tardes iban agonizando, aquellos crepúsculos tan encendidos y soberbios, impresionaban a veces. Y cuando el alba despertaba era como un espléndido canto a la vida que invitaba a la lucha cotidiana. ¡Barquisimeto, qué lindo eres!..

Recuerdo aquella Caracas de antaño, cuando yo también era joven. A diestra y siniestra, a lo largo de los distintos caminos, más pareciera estar soñando o estar viviendo en otra dimensión. El verde abundaba por doquiera, era relajante; el halo perfumado de los ricos manglares entusiasmaba de forma extraña. La flora era profusa y el aire limpio. Sentía, entonces, tal embriaguez, que me dejaba llevar sin dar paso alguno y sentía que caminaba buscando nuevas sensaciones. Las aves se columpiaban despreocupadamente, aún viéndome seguían sus rituales amorosos sin asustarles mi presencia. Vi las flores más exóticas, de impresionante belleza. Las orquídeas de diferentes especies, abundaban como estrellas en el firmamento en una noche clara... No exagero, sólo apartarse un poco de la gran urbe capitalina, aquello era otro mundo cuya naturaleza invitaba a no abandonarla jamás. La tierra y el cielo, parecía un mágico espejismo de ternura y paz ecológica: sin ruidos ni malsana contaminación...

Oyendo los poemas musicales de Aldemaro Romero, sinceramente, sin poder evitarlo,   retrocedí en el tiempo yendo a dar con mis años mozos en algunos de aquellos románticos momentos, cuando yo decía que al otro lado de la Cuna del Libertador, se escondía el valioso tesoro de su espléndida Naturaleza, lugar idóneo para reflexionar. Y así, integrarse uno mejor en ese noble país donde aprendí tanto y tantas buenas lecciones recibí y que jamás olvidaré. También aprendí a valorar lo que había dejado atrás.

A veces, cuando abandono momentáneamente tantos nostálgicos recuerdos, me invade el más hiriente silencio… Como si cayera un pesado telón, dejo tras de sí, todas aquellas bellezas, su sentimental música, aquel contagioso e idílico rumor de sus salvajes cascadas de espumosas aguas cayendo precipitadamente desde tan alto, el ruido y la algarabía que antes tan gratamente me rodeara, y quedo sumido en el más ensordecedor silencio y la añoranza misma por lo inalcanzable; de todos aquellos momentos vividos, prácticamente aislado entre el presente y tanta lejanía… Semblanza sentimental de la otra Venezuela, la alegre y musical nación donde las brisas cantaban y las flores pareciera que sonrieran y las estrellas en el firmamento danzaran y alegres corearan sus cantos de amor y ritmos  tropicales.





Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
           celestinogh@teleline.es








22/12/12


EL TIEMPO, EL HOMBRE Y SU MENTE


La mente no necesita calzados para andar por los lugares amados, es tan ligera y ágil como el aire agitado  del propio deseo; liviana como el sutil suspiro... La mente liberada del hombre veloz recorre las distancias sin límites: desde una orilla a la otra. Es como el pensamiento emancipado, autárquico, corre abnegadamente  en pos de sus motivos idealizados, representados  en los sueños... Vivaz y muda, sin palabras que la delaten. La mente sortea toda clase de adversidades, vence  en sus obstinados propósitos y llega siempre puntual donde desee llegar. Sólo sí, a veces, no es correspondida esa abnegación y su etérea evocación se ve limitada. El hombre y su mente, también, suelen ser víctimas de sus propios impulsos, a pesar de la ingravidez de aquella.

¡Cuántas veces le hemos dado rienda suelta!.. Y, cuántos momentos diferentes hemos vivido  en aras de ese nexo espiritual al evocar situaciones diversas; y cuántas veces la pena nos ha minado, provocando el llanto callado que tratamos de ocultar siempre. Las doradas alas del pensamiento, cómo me han obligado a recorrer esas largas distancias, más allá de las fronteras que imaginamos, al final de todos los caminos, donde las voces se apagaron y el aliento ahogado se hace silencio, eterno silencio... ¡Cómo recuerdo cosas que han ido quedado atrás!..

Viendo,  en la concurrida playa norteña, una pequeña embarcación alejarse velozmente, que va dejando atrás la estela espumosa  en el mar abierto, sinceramente, con nostalgia he reflexionado  en todo cuanto digo: "el tiempo nos va separando de tantas cosas íntimas y queridas; como la blanca estela espumosa"... Ahora, y  en cualquier momento lo pienso,  en cualquier lugar y situación. Pienso  en aquellas vivencias pretéritas y tantos recuerdos que conservo, con tal reparo y conciencia, que valoro más el presente de esta corta permanencia nuestra. Siento la natural embriaguez que me deparan estos sentimientos... Y tanta añoranza de todo cuanto ya no puedo alcanzar por más que corra, o sea ardua mi persecución. Lo que ha muerto descansa  en paz, aunque la mente siga atormentada, buscándole...

Uno busca, entre las sombras, querencias perdidas de algún ser amado. Algún lugar,  hoy desaparecido, donde nuestras huellas estaban presentes, señalando momentos apasionados. "Aquel rincón tranquilo: abajo el mar, moviéndose apaciblemente, sólo oyendo el susurro, cual dulce y cadente melodía de sus olas. Arriba el blanco muro que bordeaba al camino, tantas veces transitado. Perdida la mirada, sin decirnos ni una sola palabra, mirando al mar, cogidos de la mano. Cosas así, muchas anécdotas más se fueron alejando, como la espuma  en la mar, separándonos para siempre. Uno va buscando esas vivencias idealizadas, tal vez, sin apenas percatarnos de la misma realidad. Teniendo tan cerca un corazón que está latiendo por nosotros. Uno sigue buscando imposibles, obcecadamente. Y aunque el camino sea escabroso y solitario insistimos buscando lo que ya no existe; y morimos  en ese empeño, obviamente, sin alcanzar ver realizados esos sueños...


Celestino González Herreros
          celestinogh@teleline.es






21/12/12

CUANDO LA BALANZA SE INCLINA


Emigré a América con mis papeles en regla y después de algunos años regresé, a mi lugar de origen con mi familia; mi esposa, nacida como yo en Canarias y dos hijos nacidos en Venezuela.

Conocí el problema que sufrieron algunos inmigrantes que viajaron “indocumentados” al extranjero, países donde fueron a buscar un medio de vida mejor, o por las razones que fueran. Al comenzar lo pasaron muy mal. Desde aquí, por ejemplo, fueron explotados miserablemente por los fantasmas de la ilegalidad, que les garantizaban, a un precio estipulado una vida normal, trabajo y todas las garantías a que hubiere lugar. Fueron estafados en su propia tierra, y allá, al otro lado de nuestra orilla, en su nuevo destino, fueron perseguidos por las autoridades competentes del lugar. Y no me corresponde a mí, hacer juicios de nadie, y menos de aquellos encargados de hacer cumplir la ley. Sólo que entiendo, ha de ser muy penoso, verse en un país extraño sin los papeles en regla, sin trabajo ni donde dormir. Y es muy duro, para quienes nos compadecemos de tales situaciones; y nos veamos impotentes, sin saber qué hacer ni qué opinar al respecto, ante el inminente acoso policial, exceso de celo profesional, persecución legal (¿?) y la indefensión frente al problema  burocrático, administrativo y social, que sufren aquellos; y cuando se ven solos y sin  los más elementales e indispensables recursos económicos. ¡Quién sabe, con cuántos problemas ocultos!.. ¡Ni en qué estado de salud están viviendo!, porque siempre hubo y los habrá,  quienes se ven en la necesidad de delinquir, de recurrir a los causes ilegales para poder subsistir.

Entiendo, perfectamente, y también comprendo, la intención de un comentario leído en un  medio de comunicación, donde se hace referencia, en el citado escrito, de la preocupación por la suerte del Centro de Acogida, que tiene la institución benéfica en Tenerife, Caritas, por ejemplo, donde hay momentos, en que viven hacinados, por falta de espacio disponible, ya que los necesitados se multiplican. Dicen que se necesitan más ayudas, ya que, algunas Administraciones, no han colaborado lo suficiente, otras nada, para poder atender a los de aquí y a los inmigrantes.

Al parecer hay más necesitados que los previstos. Y pienso –dice el anunciante-  que serán muchos más, mientras tengamos el corazón y los brazos abiertos. Ahora, parece que vienen menos, habrán elegido otros destinos más fáciles y menos controlados.

Es angustiosa la realidad que viven tantos pueblos del mundo, es lamentable y vergonzosa, cuando contabilizamos los índices de pobreza, en la que se anidan todas las tragedias que pueda sufrir la Humanidad. Hemos entrado en el Siglo XXI, con la dramática realidad social más negativa de todas las historias. Continentes enteros, debilitados por la precaria situación económica, política y social, en que viven; y tantas internas guerras suicidas. Vergonzante realidad y sin recursos para frenar tal desastre.

Veo muy oscuro el horizonte desde mi humilde perspectiva y me siento desdichado, cuando pienso en el éxodo de tantos inmigrantes “sin papeles” que merecen la legalidad, cuando huyen de aquellos gobernantes, extranjeros o nacionales, que les han privado de ser hijos con derechos de sus respectivas patrias, de adopción o de origen, a consecuencia de discrepancias políticas. O las guerras  continuas  y sus devastadoras consecuencias... Hay tantos motivos imputables que la verdad es fácil de entender. Y, del nuevo milenio, nada, todo sigue de mal en peor. Así pues, pensemos en un éxodo mayor de inmigrantes ilegales; Dios quiera que no tengamos, también, que emigrar nosotros, “los intocables”, aún cuando España y Canarias están  mejor - así dicen algunos - según las encuestas esas... Ojala fuera así, que esperar nos ha costado y grandes sacrificio. Asimismo, estamos dispuestos a aguantar un tanto más, no hay otra alternativa. Pero, pensemos seriamente, en los comentarios respecto a: “CÁRITAS PIDE MÁS COLABORACIÓN”. Seamos, pues, comprensivos con su Obra Humanitaria y a la vez solidaria.

En más de una ocasión, he dicho públicamente, que no debemos olvidar aquellas épocas superadas -de momento- cuando salían de nuestras costas y de toda España, a la ventura de Dios, hacia Cuba y Venezuela, después, jugándose la vida, hombres y mujeres, muchos de ellos “indocumentados”, por diferentes razones -políticas o económicas- Y no pocos, quedaron en mitad del camino o encerrados en las cárceles, allende, donde recalaran sus desvencijadas embarcaciones. Muertos de hambre y sed o al borde de la desesperación... Esos eran, muchos de nuestros emigrantes y nos dolía enormemente que no tuvieran piedad de ellos cuando no les acompañaba la suerte de ser “acogidos” como seres humanos y ayudados a salir del drama que vivieran.

Ahora, con los clásicos “tijerazos” ya es más difícil, no existe manera de ayudar a tantas ONG, cuando los recortes económicos, indiscriminadamente están afectándonos tan seriamente y lo sufrimos a todo nivel social, aunque las encuestas esas… digan lo contrario. Y nos preguntamos: ¿Qué es lo que ha pasado         en nuestro país? ¿Sólo ha sido culpa de la célebre crisis?.. Hasta hace muy poco todos vivíamos mejor y nadie sospechaba este desastre demencial… ¿Será que hay locos sueltos por ahí? Habrá que amarrarlos y ponerles tratamientos adecuados. Así no podemos seguir…               


Celestino González Herreros
          celestinogh@teleline.es
                                                                                                       
                                                                           

20/12/12



REGRESIÓN Y AÑORANZA DEL PASADO


En las garras de mi inspiración estoy atrapado, debatiéndome entre la emoción que me embarga y el sentimiento imperecedero de la evocación de tantas vivencias pretéritas, acaecidas en el país hermano, nuestra Octava Isla, lugar entrañable por sus excelencias, lugar preferente y siempre recordado por esos múltiples encantos suyos; y por haber sido escenario habitual de nuestros compatriotas emigrantes en épocas difíciles para nosotros. Los que soñábamos con ser dueños de nuestras ambiciones y de los sueños tantas veces frustrados por las adversas condiciones en que vivíamos. Allá tuvimos ocasión de probar la suerte deseada sin tantas limitaciones. Otros, ni siquiera tuvieron esa suerte, pues sufrieron lo inenarrable, la suerte les fue adversa en todos los sentidos, y en el camino quedaron rotos sus sueños, el sacrificio de haberlo dejado todo aquí no les compensó. Hoy, desde nuestro terruño amado, ruego para ellos la máxima comprensión y el respeto que se merecen, con la más humana evocación.

Oyendo un programa radiofónico, dedicado a Venezuela, a través de su melódica música, su cadencia habitual inspiró este sentimiento mío y afloró la necesidad de "navegar" con el pensamiento en aras del cariño que siento por todo aquello. Y las circunstancias que precedieron al ilusionado hecho de hacer la maleta; y mirar hacia atrás, la mirada melancólica  sobre la mar tendida distanciándonos, sopesando con dolor todo aquello que no sabía si volvería a verlo: mi pueblo y mis gentes, tantos seres queridos que se oponían a mi aventura. Apenas un muchacho, inexperto y obstinado, con la idea firme de seguir los pasos de otros tantos navegantes de entonces. Hasta intenté, por ser menor de edad, irme, en repetidas ocasiones, de "polizonte" ante la negativa de mis queridos padres, que en la Gloria estén. Aquellos barquitos de vela, ¿quién no los recuerda? Y tantas desventuras sufridas por nuestros paisanos...

Ante el temor y por mi insistencia, mis padres accedieron y legalizaron mi situación con aquellos papeles que exigían y el correspondiente pasaporte, para zarpar legalmente desde el muelle de Santa Cruz de Tenerife.

Ahora que tanto se habla de los "balseros", de los inmigrantes indocumentados, recuerdo aquel éxodo de hombres insatisfechos de su suerte (ello también acosaba a mi mente) y el recuerdo loable de nuestra querida Venezuela, que nos abrió sus brazos y nos dio la oportunidad de poder integrarnos a su vida social y económica, sólo a cambio de nuestra indiscutible y excelente conducta de hombres agradecidos, trabajadores y emprendedores... Así, pues, podemos decir, sin lugar a equivocarnos, que Venezuela nos lo ha agradecido. Porque a ella le dimos lo mejor de nuestras vidas, esa sabia natural que alimentó, en todo momento, las necesidades propias de esa joven cultura de sus pueblos, con el intercambio generador en ambos sentidos. Desde tiempos inmemoriales, Venezuela y Canarias, han mantenido bien sujetos esos lazos de confraternidad y apoyo moral mutuo. En la cotidiana lucha de superación y sana convivencia. Venezuela, hablando con el corazón, representa mucho para los canarios. Son tantas las razones, que no podemos callar nuestro hermanamiento  y afecto. Recordemos, a tantos compatriotas nuestros que lo dieron todo por ella. Y no olvidemos a los que quedaron allá para siempre y a tantos hijos de ellos que también se han quedado...

No pensemos que siempre fue la Venezuela de hoy, otra cosa es el destino de los pueblos, esos altibajos políticos y económicos que a todos nos ha tocado vivir. Veamos con esperanza renovadora, el hecho indiscutible de una pronta recuperación nacional, para que todos seamos un tanto más felices y no sintamos el duro azote que sufrimos los que amamos así a Venezuela.

No se puede renunciar el sentimiento que desde hace tanto tiempo nos ha inspirado ese polémico país. Tengamos en cuenta cuantas veces fue tierra de esperanzas, lugar donde se han fraguado tantas páginas de la vida, suerte y negación, para tantos compatriotas nuestros en la difícil lucha contra el propio destino y con la mejor dedicación, cambiar los trazos de la existencia misma en busca de algo mejor para  los suyos, y para ellos mismos, que veían tan negro el porvenir. Hubo que poner coraje y hasta comprometer la propia vida en esa difícil empresa; y muchos lo lograron y dieron a los suyos el mejor disfrute económico  posible. Otros se quedaron en el camino... Y los que no tuvieron tanta suerte en ver realizados sus logros, aprendieron  las lecciones más prácticas que pueda enseñarnos la vida. Lograron saber el valor que tienen dichas experiencias... Diría, sin equivocarme, que esas difíciles aventuras enseñan a caminar por los escabrosos atajos de la vida  sin equivocar ni un sólo paso; y son afortunados sin limitación alguna. Ellos saben y distinguen los caminos e intuyen casi siempre a donde conducen...

Lo lamentable son los cambios sufridos para unos y para los otros, que también tienen derecho a soñar y viven creyendo que las transformaciones políticas  sufridas en estas décadas vividas últimamente, es posible que hayan sido para todos lo mejor, pensando que también a ellos que habrá de llegar la hora…Aunque la mayoría siga creyendo ciegamente que no van por caminos equivocados, alejándose cada día más de los causes verdaderos… Claro que tienen derecho a soñar. Lo verdaderamente deseable sería la unión nacional y la mutua convivencia dentro de un marco democrático, sin rencores partidistas, sin bajas pasiones y si, la tolerancia necesaria para ver nuevamente a nuestra querida Venezuela íntegramente fundida en una sola, sin fragmentaciones retródragas y antisociales.



Celestino González Herreros
           celestinogh@teleline.es








17/12/12

PASADO NO TAN LEJANO DEL PUERTO DE LA CRUZ


PANORÁMICA A VISTA DE PÁJARO EN EL AÑO 1.945
  
 .
En la vida existen contradicciones, pero también existen condiciones que nos permiten analizar las distintas formalidades que se nos presenten sorpresivamente. Lo uno permite estudiar los caracteres de lo otro. Nada más satisfactorio que poder discernir las dudas, buscar los supuestos motivos causante del desarreglo o las divergencias mismas. La verdad se halla enfrentándonos a la sin razón cuando le desafiemos y atendamos; o recurrimos a la razón para combatirla con la lógica. Es posible que alguna vez fracasemos en nuestro sondeo, pero habremos intentado mediar o mitigar las asperezas que nos dividían con sus contradicciones posiblemente infundadas.

El torbellino de las sensaciones, causa irrefrenable, es como el vendaval que hasta cambia la fisonomía de las cosas, cuanto más, de los sentimientos, elevándolos a alturas inimaginables, o por el contrario, si los sepulta en el más mísero abismo donde tanto cuesta subir siempre. Esa dificultad es como la noche y cada uno de los días que esperamos un cálido amanecer, penamos…

Por mucho que quisiéramos decir respecto al Puerto de la Cruz, de cómo era nuestro pueblo hace más de medio siglo, palabras si hallaríamos, pero no las precisas, las que transmitieran las bellezas que tratamos de expresar, las imágenes más expresivas jamás inenarrables. Las viviendas amontonadas y siempre dirigidas hacia  la orilla del mar; y al otro lado las ordenadas plataneras y multitud de ellas entre las casas y lugares públicos.

Puerto de la Cruz, aún hoy, siempre ha sido decorado por ingente cantidad de árboles y un abundante verde clorofílico donde plantas y matojos ocupan gran dimensión de su superficie territorial. Y a donde dirijamos la mirada es ver ese color vegetal que tanto anima.

Muchas personas poseían lo que llamaban “el sitio” en las respectivas plantaciones, huertos para la siembra de legumbres, hortalizas, etc.… Además, gañanías con algunas vacas, cabras, conejos, gallinas y otros animales domésticos. Yo siendo un muchacho, aún recuerdo ir con un amigo de mi padre a buscar verduras y huevos al referido “sitio” y, a la vez, ponerles la comida  a los distintos animales.

Los habitantes no eran muchos, todos se conocían, más o menos, aquello parecía una extensa familia. Pueblo agricultor y marinero, a todo esto hay que añadir las dotes que esa gente tenía para comerciar y hacer sus respectivos negocios a la vieja usanza, así le daban vida al municipio y las familias se fortalecían económicamente. Las mercancías entraban y salían como creo nunca más veremos. Los caminos, carreteras, pistas, atajos, senderos, etc., siempre estaban transitados por las célebres carretas tiradas por bueyes y mulas, como habitual medio de transporte de entonces, trasladando los distintos géneros del campo.

La vida es un cúmulo de circunstancias específicas que sumadas dan origen a las estaciones diferentes, encuadradas en épocas circunstanciales, a saber, desde cuando nacimos hasta el final de nuestros días. En función a la evolución y el progreso de los pueblos estos cambian su propia fisonomía y se modernizan convenientemente. Así pues, quién lo vio como fuera ayer y lo palpa hoy notará la gran diferencia.


Celestino González Herreros

celestinogh@teleline.es

16/12/12


ABORDO DE LA NORIA DEL TIEMPO

La magia que guarda el silencio en la bahía impone sobremanera, se percibe, incluso, un halo de tristeza y nostalgia íntimamente unidas al acontecer de pretéritas décadas del tiempo, cuando aquellos viejos marinos luchaban por conservar su autonomía y la amplia libertad de la actividad en sus faenas cotidianas. Había menos limitaciones y el horizonte parecía más amplio dentro de las ilusionadas perspectivas, dentro de las estrecheces económicas del momento. Dicho más sencillamente, eran más dueños de la mar y el entorno pesquero. Entonces, hubo días de capturas copiosas, llegaban las traiñas hasta la bocana de los distintos fondeaderos a tope y el marino arribaba con una clara expresión de contento que difícilmente podía ocultar. Hubo de todo y no todos tuvieron la misma suerte. Lo cierto es, que venían gentes de los municipios vecinos a comprar el pescado; o eran llevados a ellos por las típicas pescadoras y muchas de ellas lo cambiaban por hortalizas, papas y frutas, con lo cual se hacía un intercambio inteligente ya que se traficaba recíprocamente para cubrir en los lapsos de escasez, las primeras necesidades alimentarías. Ese arraigo cultural y socio económico valía para todas las clases sociales y debe ser más antiguo que Matusalén. Asimismo, los merenderos y casas de comida del Puerto de la Cruz, podían ofrecer a sus clientes, gran cantidad de pescado, preparado al gusto del consumidor y con ello proporcionar, a cada cual, la sabrosa degustación previamente apetecida...

Paradójicamente, había menos dinero, pero las gentes no se privaban de comer pescado en cualquiera de sus modalidades culinarias, con papas guisadas en abundancia - no como hoy, que te las cuentan y las sirven en platitos de postre - y el buen vino de aquellas lejanas épocas. ¿Quién no recuerda las tardes en los lugares acostumbrados del Puerto? El barrio La Ranilla, sin ir más lejos, no era necesario salir de nuestro entorno, por doquiera hubo donde pasar un buen rato. Eso sí, los parroquianos nos recogíamos muy pronto y dentro del más estricto orden, aun con los vapores báquicos subidos...

Mientras estoy evocando esos momentos, recuerdo siendo yo muy joven, las tascas atestadas de personas conocidas, siempre en estrecha armonía. Unos cantando en alegres coros, canciones antiguas o las que fueran de actualidad entonces. Acordeones, guitarras y, por supuesto, nuestro popular timple, dándole al ambiente el encanto melodioso de sus notas musicales de la mano de un canario; sin que nadie se molestara por ello, ya que cada cual iba a lo suyo y lo que importaba, fundamentalmente, era pasarlo bien, sin molestar a los demás, y salir del lugar, satisfechos en todos los sentidos. Cada cual, de acuerdo a su presupuesto económico, salía a la calle con lo que podía y a la hora de pagar no había problemas si unos ponían más u otros menos que los demás. Hubo una solidaridad increíble y un concepto cabal de la camaradería. Envidiable, ¿verdad? Tantas veces he pensado, ¡Cuánto disfrutarían nuestros “turistas” hoy día dentro de ese ambiente! No les dejan respirar ni elegir… Todo son intereses creados. Los extranjeros vienen, se va y no han vivido nuestro verdadero ambiente. Si nosotros salimos fuera nos gusta conocer y probar las cosas de ese lugar. Aquí, en Canarias desde que llegan los turistas los secuestran las Agencias de Viaje y las mismas dependencias hoteleras. Comisiones si, libertad no.

También recuerdo, con nostalgia, muchos momentos que ya no tienen actualidad, los que fueran irrepetibles; ni las personas somos iguales, ni existe aquel condicionamiento: época y gentilicio, como si imperara entonces un sentimiento social libre, cuando había ciertas discrepancias políticas y sociales, pero ello no nos impedía, a los ciudadanos de a pie, que disfrutáramos de los momentos de ocio como mejor nos pareciera y sin dejar de respetar el orden público. Aunque estuviéramos todos juntos, y no revueltos, participábamos de la humana ocasión que la vida nos brindaba. Y participábamos en esas tardes portuenses, en las que los más viejos, los que no eran tan maduros y tantos jóvenes, dando riendas sueltas a la ilusión que vivíamos, después de haber cumplido el fatigoso compromiso laboral, cansados de currar, para recuperar la alegría comprometida tantas veces en el cotidiano quehacer...

Recordemos siempre a toda aquella buena gente, con quienes compartíamos lo que tuviéramos donde estuviéramos; y las horas de inenarrables experiencias y acontecimientos, que son, en definitiva, los más hermosos episodios de nuestra historia personal; esas vivencias que, a veces, comentamos entre los pocos amigos que ya quedamos, y que, despiertan entre nosotros un sentimiento especial de ternura, capaz de emocionarnos tremendamente. Esos recuerdos evidencian nuestra condición social inquebrantable.

Hoy, sin hacer grandes esfuerzos, podemos repetir... Buscando ilusionarnos, y sólo íbamos a conseguir convencernos de que será imposible realizarnos como ayer, alegrar el ambiente y participar en el sin nuestra vitalidad; ni hay tales energías ni el éxitos será el mismo. Nos limitaríamos a observar a la hermosa juventud y sonreiríamos con tristeza, ya que no podemos seguirles; y nuestros achaques nos impiden imitarles como en realidad desearíamos.

Los años no perdonan... Ya nuestras miras no son las mismas, pero quedan los recuerdos en los cuales solemos refugiarnos y en nuestra soledad, compañera inseparable y vivimos con aquella lucidez y el encanto de todas las fragancias, del pasado perdido, sin desvirtuar cada momento, lo que aportó a esas vivencias entrañables la ilusión de nuestra juventud y todo lo que en ella disfrutamos; también la efímera infancia y todo aquel bagaje transitorio que dejó huella indeleble en nuestro corazón.




Celestino González Herreros
         celestinogh@teleline.es
                                                                                           

15/12/12


TIEMPO DE JUSTA REFLEXIÓN CANARIA

¿Cuál será el misterio de las palabras que fluyen desde la mente, fuente mágica para la inspiración del sentimiento? ¿Qué relación tan extraña guarda con el corazón, que a veces, de tan apasionados influjos, resaltan en ellas esencias cadenciosas que dibujan la imagen de la razón con infinita transparencia?  La voz del alma, guiada por la mente, -diría el poeta- se hizo palabra y esa expresión en una plegaria que quedara a merced del hombre en los caminos de la grata comunicación... La información también nos llega del silencio de las palabras, esa circunstancia que transmiten las brisas "en el deprimente laberinto de la soledad" y que hace ecos... Si logramos asimilarlas y si entendemos ese noble lenguaje, aprendemos a expresar su libre albedrío y las notas musicales de sus aires cuando pasan acariciándonos.

Me duele escuchar los murmullos que de lejos llegan, cuando ya han perdido la gravedad de sus fuerzas y se acercan más apagados, como quién suplica buscando sobrevivir hasta el último instante; buscando auxilio y ternura, como queriendo decir las últimas frases con el más dulce acento, sin arrogancia, pidiendo apoyo moral, justicia humana... También me duele saberles vencidas y no poder ayudarles... A partir de entonces, a las brisas de mi Valle las comprendo mejor y aprendo, incluso, a saber interpretar ese agónico sentimiento. Es una llamada sublime que inspira rabia y ternura.

Con estos pensamientos caminé  por varios  pueblos de nuestra comarca norteña, que ya hacía muchos años no visitaba. Muy pocas cosas, ahora, conocía ya de aquellos bellos lugares campestres, hoy muy cambiados; tanto, que no hallaba nada de lo que buscaba. Los caminos habían desaparecido y las viejas casas del campo, algunas se veían ya ruinosas y destartaladas, convertidas en basureros, algunas. Donde vivieron tantos viejos campesinos que a la tierra le dieron todo su amor y la vida misma. Recordar me es bien fácil; tampoco hace tanto tiempo desde cuando participábamos, altruisticamente, en sus faenas del campo. En la era, trillando el trigo. En las amplias azoteas, desgranando el millo... Reuniendo las manzanas y las ciruelas aparte. ¡Qué hermosos aquellos perales y los almendros en flor blanqueando los bordes de los caminos, como copos de nieve! Recuerdo, con triste emoción, todas aquellas estampas nuestras insuperables, aquellos hombres y mujeres capaces de subsistir en los más inhóspitos rincones de nuestra geografía canaria, porque entendían el lenguaje de nuestras cosas del campo y si le pedían algo a la tierra, ella les daba ese algo a cambio de su valeroso trabajo... Cuando abrían sus surcos, empapados de sudor, yo me quedaba mirándoles con admiración, porque inspiraban ternura y afecto... Qué distinto está todo hoy, esas enormes máquinas destrozando los huertos y arrancando frutales y casas de puro cuajo; me irritan tanto, que no puedo soportarlo y me doy media vuelta desviando mi sufrida mirada sin saber a dónde... y me voy, buscando algo que yo pueda decir, que sea nuestro, como era antes. Sentarme a descansar bajo un castaño florido y ver pasar a los animales de retirada a sus cuadras... Y quedarme dormido bajo el frondoso árbol y soñar con aquellos tiempos, los mejores que el campesino canario recuerda, a pesar de tantas penurias sufridas… Y, ¡que me parta un rayo!, no importa, si ya no voy a poder seguir soñando con mi Valle florido.  Aquel que nos mató el hambre en tantas ocasiones, a pobres y a ricos... Que no se me esconda nadie y hagan por recordar... La carne, la leche, los huevos, las papas, el gofio, las verduras, los frutos aquellos tan olorosos y sabrosos, etc. y muchas veces más, otros tantos etc. Nuestro Valle de La Orotava era el más rico enclave agrícola de Canarias y el más bello de los rincones del Mundo, hoy da pena verlo lleno de cicatrices y agrietadas heridas que no curarán jamás, está mutilado e indefenso, lo estamos dejando morir en manos de cuatro desalmados de aquí y una cuadrilla de sinvergüenzas de otros lugares, que quieren acabar con tan bella imagen para que se nos acabe el cuento de Tenerife, de una vez por todas, y el turismo se vaya a otros lugares. Ellos me entienden y Uds. también. Y que Dios nos perdone por ser tan "incautos" como somos y por no haber sabido defender lo que nos regaló la Naturaleza para que lo defendiéramos siempre, junto con nuestro Teide gigante hasta el final de toda la vida terrenal...



Insistentemente, cabalgan por mi mente, caravanas de tiernas secuencias, e indistintamente, también otras no tan tiernas, respetando las carencias sufridas por las gentes pobres del campo, abocados a padecer con resignación los designios de sus suertes, en épocas difíciles, que con sudor y lágrimas supieron superar; y el duro trabajo  impuesto por sus propias necesidades... La incomprendida clase obrera del campo, a pesar de lo necesaria que era para conservar nuestro ecosistema económico y ambiental, desde todo punto de vista. Porque la tierra necesita de sus férreas manos y su amor incondicional hacia ella, y todos necesitamos la salvadora respuesta de esa noble tierra, para hallar el equilibrio económico de nuestras familias canarias. Cabalgan, sí, hasta diría con acoso, para que diga públicamente lo que mis palabras difícilmente consiguen explicar, por más que lo intente.

Los inclementes momentos que sufren nuestros campos y sus gentes, demandan premura en su tratamiento socio económico, un más serio interés. Pueblo y políticos juntos, hagamos algo en su favor, unamos esfuerzos en pos de una cosecha abundante de conciencias ante los verdaderos problemas canarios, sin ridículos protagonismos. Sin dejarnos engañar como siempre, desde siempre y que no sea para siempre. Hagamos un pueblo más fuerte entre todos los que amamos en verdad a nuestra tierra canaria.

                                                                          




Celestino González Herreros
          celestinogh@teleline.es
                                                                                 

13/12/12


POR LOS VALORES QUE HEMOS DESCUIDADO



Un pueblo siempre tiene aquello por lo que haya luchado su gente, y en la medida que cuiden eso, lo conservarán largo tiempo o no. Los objetivos alcanzados demandan mesura en su trato a priori y desde el grado de cultura de sus moradores están orientados sus logros.
                  
En las aulas de la clase está el caldo de cultivo intelectual, pues  todo el recinto que les alberga es el mágico laboratorio de la instrucción pedagógica. La docencia, debe ser administrada con todo rigor y responsabilidad, pero también con cariño hacia el alumnado que en gran parte se siente defraudado debido a la incomprensión de que son objeto por "algunos" de sus educadores; y cuando estos casos se dan son objeto de cómplice ocultación sin preocuparles a los máximos responsables las causas que originan determinados fracasos escolares y hasta universitarios, de que se habla tanto. Actualmente algo no funciona y ahí está el mal del problema. Pero, ¿quién lo investiga? ¿Realmente, existe pleno interés por que los alumnos salgan adelante?, o por el contrario, sí existe el temor de que esos estudiantes vayan a suponer un problema social cuando al finalizar los estudios no encuentren donde trabajar (¿?)
                  
                  
A mi modesto modo de entender, ya debiera irse pensando en el asunto más seriamente.
                  
Hay que generar "de la forma que sea" esos puestos de trabajo, y señalarlos como metas apetecibles, crear ese incentivo moral tan necesario a los hombres y mujeres de hoy y a los de mañana, que la  otra parte de la lucha la librarían ellos más ilusionados, quemándose las pestañas, en el caso de los estudiantes, hasta llegar a alcanzar los objetivos deseados.
                  
Es lógico que produzca un sentimiento negativo oír constantemente la misma cantinela: -¡Y cuando termines qué, mejor dedícate a otra cosa tío, no pierdas el tiempo-! Al final se incrementan los clásicos grupitos de estudiantes (que no estudian ni dejan estudiar...) moralmente fracasados, deambulando por las calles, o "echados" en las plazas públicas, sin saber  ni que hacer, ni de qué hablar... Desorientados, sin incentivos y lo que es peor, sin esperanzas. Señalados como un mal social, cuando sólo han sido víctimas de tantas malas gestiones de los entes públicos inoperantes que ante nos precedieron,  y muchos de los de hoy que más parecen cortados con las mismas tijeras, ya que no demuestran lo contrario,  si es que saben hacerlo (lo de poder, han podido, vaya que sí). Ellos son el resultado de nuestras cómodas posturas e imprevisibles y descalificados cálculos respecto al futuro de esos muchachos, como si siempre (y cómo, con qué) los pudiéramos tener bajo nuestra tutela familiar.
                  
Ante estas perspectivas, en una sociedad como la nuestra, dividida, en la que nadie quiere bajarse del "burro" y ponerse de acuerdo con su oponente para luchar juntos por el bienestar común, no se puede lograr algo positivo, nada más que el fracaso colectivo, que no es ya sólo el estudiantil, sino el desencanto general viendo cómo se pierden los valores humanos y la propia estimación: aquello del poder adquisitivo.., aceptando el mal como una consecuencia de las crisis  económicas de todos los países, y no, como un reflejo inmoral de nuestras debilidades y el egoísmo de ciertos protagonistas que frenan nuestro progreso socio-cultural, y que están llamados a desaparecerse para ir poco a poco construyendo nuestra propia moral y hacer de nuestro entorno un mundo mejor, donde quepamos todos sin envidias ni enfrentamientos banales que sólo han  enturbiado las escasas perspectivas que antes nos dejaron y que no hemos sabido transparentarlas para ver los deseados horizontes que nos anime a seguir adelante en esta agobiante lucha por la subsistencia misma.          

Así como hay profesores de la docencia "buenos y malos", por que no lo vamos a negar, y eso es obvio, en el sentido de que el bueno es consciente y entregado con vocación sacrificada y noble altruismo hacia su alumnado y está haciendo una Patria mejor. El malo por el contrario, aburrido, desinteresado, sin amor hacia nuestras cosas ancestrales ni las tradiciones de nuestros pueblos (que ni las conocen)  y el destino de nuestra  juventud... Esos deben ser relevados por otros iguales a los primeros, por que están destruyendo con sus ineficaz actuación lo más hermoso e importante de una sociedad que quiere progresar al calor de la cultura que se les niega y que será siempre el eje fundamental por sus consecuencias de la nacionalidad de los pueblos, donde se apoyan todos los valores que nos precedieron y que han contribuido a hacer la historia a través de esos indisolubles lazos: entre la cultura y la moral de los hombres.
                  
También a los políticos les tocó lo suyo, que los hay para escoger según las apetencias ideológicas de cada uno, que en muchísimos casos las hay, frívolas y vengativas, que satisfagan el apetito de sus electores, aquéllos que desconocen las leyes del juego... y las mismas doctrinas ideológicas de sus elegidos.
                  
Creo que a todo hombre debe juzgársele por su conducta en la sociedad, eso ante todo; como al buen maestro o al estudiante por su entrega al trabajo y al estudio y en consecuencia por la sana trayectoria de sus aspiraciones. Al ebanista por el amor que pone en su obra. Al poeta por su transparencia lírica. Al campesino, por ese entrañable cariño que da a su tierra junto con el sudor de su frente y la piel de sus manos. Al hombre de la mar por su valentía ante las inclemencias del tiempo, si ese es el que le tocara compartir, para poder llevar el pan a su familia que le espera si regresa su barca a la playa con buena captura (¿?) o simplemente con lo necesario, Al marisquero, o el pescador de caña, hora tras hora... ¡Que también necesitan comprensión! Al profesional de la Medicina, por la ternura y dedicación que muchos ejercen al enfermo y ese celo indescriptiblemente humano que ponen en esa lucha por arrebatárselo a la inminente muerte hasta el último momento de esa débil vida... Todos los hombres tenemos una talla ante los demás que no podemos eludir, y es bueno saberlo, por que siempre, en cualquiera mala situación moral que nos toque vivir, o política, económica, etc., en la que nos encontremos atrapados, podemos mejorar esa situación de la imagen deteriorada por adversos avatares, reconociendo nuestros errores y luchando por hacer mejor las cosas. Que sea la justicia de nuestra propia conciencia la que nos juzgue primero, arrancando con energías inusitadas nuestras propias debilidades y egoísmos... Y a los monstruos agobiantes de la ignorancia, perfeccionando los actos y aquellos conocimientos que antes nos traicionaron, y hacer un trabajo óptimo para  confirmar así, a los demás, qué es en realidad lo que necesitan los pueblos, de los destacados políticos, (dicho por caso) que haberlos los hay, y a la vista están, no necesitan ser presentados y del resto de nuestra sociedad.

                  

Lo malo de todo esto es, que no deben dormirse sobre las hojas verdes de sus flamantes laureles. Lo más difícil de una obra si esta es buena, consiste en conservarla en su pureza y encanto de siempre. Entonces es, cuando más hay que luchar por defenderla y cuando nos falten las fuerzas necesarias para continuar haciéndolo, aceptar el relevo y sin hacer demagógicas y ridículas concesiones. Conservarla limpia e inmaculada como en los primeros días de su creación. Por que llegará el momento que todos los hombres comprendamos mejor los verdaderos valores que hemos descuidado, y juntos miraremos ilusionados cada nuevo amanecer de nuestra sufrida Patria viendo con esperanzas lo que hoy nos parezca imposible.




Celestino González Herreros
           celestinogh@teleline.es