28/4/12

VOLVIERON LAS LLUVIAS DEL MES DE ABRIL

Desde donde me encuentro en estos momentos, puedo ver gran parte de nuestro valle cubierto de nubes y sólo algunos claros muy pobres en la parte alta de la cumbre y más significativos, como siempre sucede, en Puerto de la Cruz, pese a estar lloviendo aunque levemente. Ello le da al ambiente un sello de nostalgia y a la vez visos satisfactorios. Ya necesitábamos que el tiempo cambiara y se disipara tanto calor y la atmósfera se limpiara. El campo es quien más necesitaba del agua que cae del cielo.

Súbitamente la lluvia arreció y lleva bastante tiempo que no ha cesado y su pertinaz frecuencia lo anega todo, deparándole a nuestra fértil tierra el elemento líquido que tan urgentemente necesitábamos para potenciar nuestra abandonada agricultura. Y, a propósito, ¿qué le ocurre a los jóvenes que no quieren cuidar sus huertos como lo hicieron sus antecesores para sacar adelante a sus respectivas familias? Entiendo que el trabajo del campo es muy duro, pero cuando no hay otra salida no queda más remedio que sembrar comida y valerse de ella. La tierra siempre ha sido muy generosa cuando se la trata con dedicación y amor, da hasta para repartir. Lo triste es ver como los que aún son jóvenes, no tan viejos, la desprecian y prefieren permanecer ociosos dándole la espalda y con la pretensión de que la sigan trabajando los que apenas pueden ya doblar el espinazo, para luego darles de comer mientras hacen el vago esperando que los llamen del hotel… Siempre he pensado que el destino ha querido, dándonos esta peligrosa crisis mundial, para que aprendamos la lección y seamos más austeros y razonables, que comprendamos los peligros que acechan al ocioso, al desempleado que no fija su atención en esa tierra que les llama para que la hagan productiva y pongan a prueba su verdadero valor. ¿Acaso esperan que venga gente de afuera a trabajarla? Seguramente que viendo esos fértiles campos reverdecer y colmados de frutos iban a protestar de los que vienen…Y si los de aquí no quieren, si desprecian esta riquísima tierra, que vengan otros y lo hagan, ellos con su contribución a la Seguridad Social nos garantizarían nuestras Pensiones, que aunque pobres nos permitirían seguir viviendo…

Nuestros serios Ayuntamientos bien pudieran organizar e incentivar a tantos jóvenes que si les ayudan ellos lo intentarían, solo que al pensar en los intermediarios pierden el entusiasmo que les pueda mover. El campo necesita ayudas y los pueblos de sus simientes. Nunca el campesino salió adelante sin esa importante ayuda que más que nada se reduce a controlar las cosechas y castigar a quines quieren enriquecerse con el trabajo y el sudor del los campesinos. Seguro que hay estudiosos que entienden el problema y a ellos hay que recurrir a favor de nuestros jóvenes y sus progenitores. Y no olvidemos que el agua que cae del cielo hay que guardarla, no permitamos que se pierda en el mar.

Celestino González Herreros

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celestinogh@teleline.es

ICOD DE LOS VINOS RECORDANDO A NURIA DELGADO GONZÁLEZ, ENTRAÑABLE POETIZA.

En ocasión de celebrarse recientemente la

XVI Edición del premio de Poesía Infantil

y Juvenil “Nuria González Delgado” con participación de varios poetas de distintos Colegios del Municipio, en el Salón de Plenos Municipal y cuyo evento fue presidido por el Alcalde de la Ciudad de Icod de Los Vinos, don Juan José Dorta, no puedo menos que felicitarles, a todos, dignas Autoridades, participantes, organizadores y colaboradores, por tan lucida actuación cultural

…………………………………

DEDICADO A NURIA GONZÁLEZ DELGADO

(Q. D. E. P)

Icod de los Vinos

Tu dolor fue la fuente de tu extraordinaria poesía...

Me has recordado que en cada otoño fenecen las flores más bellas... Entonces las aves vuelan silenciosas, algunas buscando rumbos soñados o los que el destino les haya señalado. ¿Sabes?, me

recuerdas, querida Nuria, que no estará lejos el día que tenga que partir y entonces podamos compartir ese espacio divino. ¡Quién sabe! Y alguien más que en ese devenir nos acompañe... Y, créeme, todos llevaremos el pesado fardo de las desilusiones, suspirando nuevos encuentros, otros caminos y la luz diáfana de aquellos horizontes en la distancia sonriente de esa nueva ilusión, allá donde nos esperan... Donde Dios nos ha convocado y estará con nosotros. ¡Quién sabe las sorpresas que nos dará!

Nuria, tus poemas serán siempre como el cántico celestial que en el Edén arrulle a los Ángeles. Créeme Nuria, que será así.

Tus versos dejaron huellas

en cada rincón de mi alma

y la más sublime calma...

¡Son tus palabras tan bellas!..

Ellas eran tu mensaje,

ese impulso nostálgico

de un atardecer mágico,

de un idilio salvaje...

Fueron tal vez salvedades,

lamentos del desconcierto

en un paraje ya desierto

y lleno de soledades.

Mas, fueron tus bellos versos

la corriente cristalina,

transparente y divina

en que nos tenías inmersos...

Eran aguas revoltosas,

soplos de brisas gélidas,

gritos de aves ya perdidas

tus plegarias dolorosas.

Y que a mi alma emocionaban

cuando yo te recitaba;

mientras tus versos cantaba...

los Ángeles me escuchaban.

Cuando siento pasar las brisas,

sinfonías albas del alma mía,

busco en ellas la grata armonía

de tus cándidas sonrisas...

Como si yo le estuviera

recitando a los del Cielo

y sintiera el gran consuelo

de que en El te viera...

¡junto a tanta gente buena!

Los contertulios amigos

presentimos tu paz plena

el goce más emocionado

a la diestra de Dios Padre...

en tu viaje ilusionado.

*****

En el mes de noviembre del año 1.995 te escribí, a modo de sentimental reseña, estas sentidas palabras que hoy repito para que sepas que siempre te recordamos.

Celestino González Herreros

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celestinogh@teleline.es

LAS FLORES DE MAYO ABREN SUS PÉTALOS QUE BRINDAN A LA CRUZ



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Se aproxima el mes de mayo, sólo faltan unos días para que el mes de las flores se haga presente en el calendario. Si, sólo unos días… En nuestros pueblos va a ser distinto el clásico ambiente comunitario, las frescas y lozanas flores se harán cargo de ello. El mes de las fiestas de algunos municipios. En puerto de la Cruz ya comienzan los preparativos habituales, nuestras cruces apuestan, como cada año, por una mejor presentación. Cada Capilla da lo mejor de si y es tal la excelente presentación de las mismas que bien merecen ser visitadas; y en verdad, digo: es ocasión única ir a verlas, ver cómo progresan en cuidados y ornamentación floral. En cada corazón nuestro es como si se prendiera un imaginario cirio ya que sentimos el extraño calor interior que prodiga la fe,  y nos alumbra la mente. Nuestra sana y religiosa  tradición nos recuerda el solemne significado que el Santo Madero dice en sí.

Las gentes de Puerto de la Cruz, solemos salir en peregrinación por todas las calles de la ciudad para visitarlas; vamos con marcada devoción y respeto, hasta haberlas visto todas y haber meditado con sentidas oraciones, dichas en silencio para preservar el sentido de las mismas y los ruegos consiguientes. Es la señal del cristiano.

Algunas se ven tan delicadamente ornamentadas, hechos sus ramos de flores con tal esmero, que bien merecen ampliar nuestros elogios hacia quienes las engalanan. Un ejemplo de ello, es la tradicional Cruz de Los Fumeros, en la calle Puerto viejo de nuestra ciudad, frente a la cual me gusta permanecer largo rato y tomar alguna fotos de la misma por lo artísticamente que siempre están distribuidas sus bellas y hermosas flores. Esa por mencionar alguna, pero en verdad digo, todas son preciosas y representan lo mismo, donde Cristo fue crucificado y dio su vida por cada uno de nosotros, por el perdón de nuestros pecados.

Es costumbre celebrar ese día grande de nuestros pueblos, villas y ciudades de la isla entera. Y en Los Realejos, por ejemplo, ya es tradicional, desde hace muchos años, la simpática pugna entre la Calle El Medio y la Calle El Sol, venerando a sus legítimas cruces, con el monumental acontecimiento de la fabulosa quema de sus importantes fuegos artificiales, cuyo evento llama al norte de Tenerife con pleno regocijo y siempre nos traemos buena impresión de ello.

Santa Cruz de Tenerife, Capital de nuestra Provincia, de igual modo celebra el Día de la Santa Cruz con diversos programas lúdicos y culturales, aparte de los religiosos, como ocurre en Puerto de la Cruz.




Celestino González Herreros
celestinogh@teleline.es

25/4/12


HE AQUÍ EL GRAN PECADO DE HABER VIVIDO MEJOR

Cuando la actualidad merezca expresa consideración y no sea tan perniciosa, repetitiva y decepcionante, mejor es relegarle a un término aparte. Si no fuera así, sería, a mi entender, primordial, pero creo que la gente está harta de tanto castigo económico y social. Después de salir de los bandazos de la anterior dictadura para que viviéramos mejor, sin que nada nos faltara, ahora a base de tijerazos y más hierbas, nos ponen frente a la negra pared a purgar el gran pecado de haber vivido mejor… Y lo que resulta más triste es tener que pagar las facturas de otros que, aun hoy, si vivieron bien, seguirán viviendo mejor que nadie, como quieren. Eso si que no es grata actualidad.

Que controlen el desagüe de los dineros me parece muy bueno. Pero quienes hacen las leyes sabemos que también hacen las trampas, de ello estamos convencidos y ojala nos equivoquemos y dentro de un par de años veamos los resultados y poco a poco flotemos, aunque fuera en las turbias aguas de la corrupción española y podamos enfilar el rumbo de nuestro destino en buena lid.

La situación actual es muy lamentable, no sabemos a donde vamos a desembocar, si volveremos a vivir aquellos tiempos penosos de antaño, cosa probable de seguir así. Muy lamentable.
Los que más me preocupan son los jóvenes. La ley del látigo no va a resolver los presentes y futuros problemas; y si no se les ayuda de forma inteligente, se perderán para siempre. La Sociedad y los cambios que en ella se han experimentado últimamente, ha olvidado la complejidad de sus problemas, tanto síquicos como los económicos de cada chico y chica, que andan solos en un mundo tan conflictivo como el nuestro y tan carente de valores…

Será para bien o para mal, pero el trato despiadado que definitivamente se les quiere dar, aparte de las normas actuales y ya confirmadas como leyes, da la impresión de que en nada han sido tenidos en cuenta. Como si ignoraran que los jóvenes de hoy serán los futuros hombres y mujeres que podrían salvar las situaciones más difíciles, como la que actualmente estamos padeciendo.

Los pensionistas, atemorizados temen por sus pensiones, a veces sus ridículas y crueles compensaciones sociales no les alcanza para vivir dignamente los últimos años de su vida, sufriendo privaciones y desconsuelos, cuando no les llega a fin de mes sus escasos recursos. Y luego tengan que callar al oí, ver o leer de otras personas que lo ganan desorbitadamente y siguen subiéndose los sueldos. Los viejos más pobres son los que están resolviéndoles a sus hijos y nietos en paro la tragedia que viven. Malabarismos hay que hacer para alargar la polémica paga que reciben, después de haber estado cotizando toda su vida laboral a la Seguridad Social. A veces se quitan la comida de la boca para dársela a los suyos, como se suele decir.

Quisiera acabar de lamentar la situación que nos ha tocado vivir y ser más optimista, dejar caer el telón ignominioso de nuestra actual situación, esconder tras el la vergüenza de los actuales acontecimientos, navegar en otros mares y disfrutar la bonanza de nuestros sueños, ir lejos… Navegar en nuestro amplio Océano con deleite, sin preocuparnos tanto, sólo buscando hallar la arena firme que nos reciba y andar en ella ilusionadamente en busca de aquel lugar exótico que nos haga sentir que aún vivimos y somos normales entre los demás mortales. Que nuestras preocupaciones actuales puedan disiparse alguna vez, cuando nuestros hijos y los hijos de ellos sean capaces enrumbar nuestro destino y frente a las tumbas de sus padres y abuelos digan que lo han logrado a pesar de tantas adversidades políticas y por ende, la situación también patriótica que viven nuestros pueblos.




Celestino González Herreros
           celestinogh@teleline.es

21/4/12

INTUYENDO CUALQUIER AMANECER RADIANTE

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Cuando aún duerme el valle, cuando nuestra ciudad comienza a desperezarse las aves orquestan sus delicados trinos, animando con sus cantos la oportuna aurora matinal. Cuando los primeros rayos del Sol acarician la tersa cima del Teide, insignia universal por su belleza natural y la magnanidad de su poético entorno, pareciera que una mágica ventana se abriera y allá en su atalaya lo viéramos erguido y majestuoso como un símbolo de gallardía.

Aún la ciudad en silencio y sin haber aclarado la mañana, en mi balcón vi. asomadas las palomas que cada día vienen a limpiar las descuidadas migajas que caen al suelo de la tarde anterior… El arrullo de las mismas llegó a despertarme y como si intuyera que iban a corresponderme, les sonreí levemente y las dejé tranquilas donde estaban alimentándose.

Al correr del todo las cortinas y ávidamente levanté la mirada hacia el esplendoroso Teide, no pude menos que darle gracias a la vida por habérnoslo dado, por estar ahí, inamovible y vigilante, dándonos cada mañana su esbelta imagen y su característica sobriedad y hermosura.

Ya iba aclarando el día y mientras las luces de los pueblos adyacentes y de la misma ciudad nuestra, se apagaban era como una exhortación a la vida. Las montañas resplandecían y los campos reverdecidos, con esa luz que nos brinda el astro generoso acentúa la calidez de sus penetrantes brazos solares; eran cual caricias poéticas que lo embelleciera todo y transparentaran las sombras de la noche como un ritual virtuoso…


Si vez el Sol salir

corre al campo, amor mío

y cíñete a tu albedrío.

Cuando vayas a partir

ve por el caminito

que conduce al lago,

verás que vas a sentir

un placer infinito

y un poderoso halago…

En sus aguas cristalinas

cuando tu rostro inclines,

mientras el Sol ilumine

y hasta que decline,

estará refulgiendo

tu belleza angelical

*****


Como si temiera que el tiempo escapase, me apresuro a escribir estas espontáneas líneas, antes que llegue el expreso… Con la mente aún intranquila hago por ordenar los pensamientos. Trato de hallar la senda prometida al llegar a la encrucijada de mi vida, cuando vea deslizarse sobre los fríos rieles, hacia mí, la evidencia de la máquina fúnebre. Como si fuera un natural mensaje de amor que se aventura en su retirada.

Apenas repuesto de aquellas extrañas sensaciones, entre el cansancio y las ansias de libertad, esquivando la poca luz proyectada en el azaroso camino, salgo de mi letargo buscando despertar de mi aturdimiento en ese bello entorno que nos brinda la vida., viendo rostros sonrientes a mi alrededor, en aquellos que parecen no tuvieran en sus vidas motivo alguno que se lo impidan. Deslumbrados por los encantos presentes, por todo aquello positivo que pueda brindarles esta ciudad nuestra, mientras consumen las horas de su apacible estancia turística.

No se han percatado de que la ciudad tiene dos caras distintas, ignoran los problemas de los demás, de algunos cuyos destinos fueron truncados y hoy se sienten sin ilusiones; los desconsuelos de muchos, aquellos que buscan la salida del túnel donde se hallan. Seres que lo han perdido todo y se ven las manos vacías y el corazón desierto, y aún así, no se amedrentan, siguen buscando cómo escapar del agujero oscuro donde se hallan estacionados. Ellos, los más sonrientes, parecen felices, pero no lo son, tratan de serlo y sólo consiguen gesticular muecas estériles. Ni siquiera se fijan en los demás, como si aquellos fueran fantasmas callados y a la vez sumisos que sólo vegetan en este afortunado paraíso viendo pasar el tiempo inexorable. Sólo esperando, para ver cuando se detiene a recoger algún pasajero o un fortuito mensaje. Conformándonos viendo morir la tarde con sus tibias sombras avanzando por las calles de la ciudad entre tantas caras distintas.

Casi sin poder evitarlo, a veces me siento como un extraño, como las sombras que deambulan… Idiomas distintos, otras culturas, costumbres muy particulares y sentimientos diversos. Por ello, consecuentemente, ni sabemos a dónde mirar para ocultar nuestra turbación. Mi bella ciudad, espléndida y generosa, con su habitual deslumbramiento hace sentirme, por ende, un intruso entre tantos rostros dispares. Quiero sonreír y no puedo, no hallo la razón, posiblemente, nunca sepa qué me lo impide; y en silencio me aparto de esa loca gente.

Por suerte, siempre disponemos de bellas y tranquilas plazas públicas. También, a la orilla del mar, nos brinda el oportuno lugar por donde andar y meditar… En ellos me asomo buscando el lejano y estático horizonte, donde parece que se une el mar y el cielo. Y mientras la brisa me acaricia, siento un enorme consuelo y no reparo en sonreír, aunque de distinta forma a cómo lo hacen los otros… Lo hago dándole gracias a la vida por tanto que hemos recibido; y complacido vuelvo mis pasos hacia el hogar que me espera. Donde puedo escribir cosas como estas notas sentimentales, con lo cual, creo no hacer daño a nadie. Y puedo ver a través de mi ventana, cada nuevo amanecer y las cosas que afuera despiertan ante mis ojos; y tantas fingidas sonrisas que tratan de disfrazar sus miserias y callados pesares.


Celestino González Herreros

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19/4/12

FRAGANCIAS DEL FLORIDO CAMINO

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Siento sensación de estar despertando con el cansancio propio de un largo viaje, acosado por los viejos recuerdos que hubieran aflorado en el sueño cual fantasmas del pasado. Abatido el espíritu, aún en la mente proyectadas aquellas vivencias que sí fueron realidad, y que, a pesar de los años transcurridos, aún no he podido olvidar.

Cada lugar, hoy petrificados en mi corazón, iba señalando la huella delatora de aquella juventud irrepetible y distante en el tiempo, hoy llorada con nostalgia... La huella de tantos pasos que he vuelto a palpar con mis manos temblorosas. Sí, y he despertado con los ojos enrojecidos y el corazón agitado por tantas emociones, corriendo en distintas direcciones, como queriendo abarcarlo todo: la fragancia del florido camino aquel, por donde solía ir acompañado... ¡Los primeros pasos del amor! Y, aquellas miradas tan apasionadas y la loca risa envuelta en la cálida brisa hasta perder el eco adormecido de su furtiva huida.

Entonces todos éramos jóvenes; y en esa dulce y tierna edad, nunca pensábamos que algún día seríamos viejos y que el destino era quien decidiría la suerte de cada cual. Lamentablemente, ya no están entre nosotros tantos amigos de entonces. Ni ellas, fieles confidentes, a las que cariñosamente hicimos las primeras confesiones de amor. Algunas ya no están, tampoco. ¡Cuántas frases con profunda ternura nuestros labios pronunciaron, y cuántas miradas afectivas, cuántos suspiros y lágrimas! Todo aquello era producto, también, de un sueño de amor, a veces truncado, al volver a la dura realidad, a la evidente lucha por ser lo que somos: adultos desencantados, o viejos decrépitos, sin ilusión algunos; otros buscando, entre las hierbas secas, aquel camino florido en sus sueños, creyéndose aún jóvenes, sonriéndole al estático espejo de sus vidas con engañosa valentía y la mente llena de fantasías. Disimulando el cansancio y ocultando la angustia de su contenido llanto, al despertar.

El mensaje de la vida siempre fue discreto, cauteloso y sin promesas. Nada es imperecedero, es como el pabilo de un cirio encendido en las tinieblas amenazado constantemente en la intemperie solitaria, por las inclemencias y el soplo agudo del etéreo impulso maléfico de la celosa. Como ocurre en los sueños, cuando le presentimos, o le vemos llegar parsimoniosa. Y sin llamar a la puerta entra y nos lleva sigilosa, sin importarle, para nada, los sentimientos, ni tantas cosas que vamos a dejar atrás...

La vida es como una rosa que se deshoja lentamente, mientras vamos muriendo poco a poco. A veces casi sin darnos cuenta, y sólo dejamos en este amado mundo, lleno de tantos interrogantes y contradicciones, los despojos yermos de nuestras fervientes ilusiones, dulces y tristes recuerdos y el dolor incurable en aquellos seres queridos que supieron entendernos.

La vida es un dilema poético, es alegría y sufrimiento, es amor y dolor...



Celestino González Herreros
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18/4/12

RAICES DE AMOR PROFUNDAS

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La buena compañía disipa la aflicción de ánimo, el doloroso estado de ansiedad, cuando la soledad nos deprime, disminuyendo así gran parte de nuestra actividad física cuando abatidos y desalentados nos refugiamos en el silencio que podamos hallar… Atendiendo a estos principios o conceptos, como un deseo vocacional tuve ocasión de ayudar como Dios me permitiera, a un viejo amigo, en un lugar muy lejano, allende los mares. Solía ir a refugiarse en el Parque Los Caobos de la bella ciudad de Caracas, al socaire de una frondosa Ceiba, donde pasaba las horas en silencio y sin apartar la vista del suelo. Con la mirada ausente y sin pronunciar palabra alguna.

A veces yo solía ir por ese lindo lugar, sobre todo los domingos y me encontraba con algunos paisanos. Acostumbraba ir para relajarme un poco y reparar energías perdidas viendo a las gentes acompañados de sus amigos, familiares, novios, viejos con sus nietos. En fin, la vida misma transcurriendo, evolucionando en el marco familiar de la comprensión y la armonía. Y al verle siempre solo me acerqué a él un día buscando cualquier pretexto y le hice dos o tres preguntas a las que respondió amablemente, y así un par ve veces más tuve la ocasión de acompañarle, entonces más relajadamente, sin el apuro aquel de que si podría importunarle. Al contrario, agradeció mi compañía. A veces llegué a temer por su salud y que pudiera cometer alguna imprudencia. Mas, sin esperarlo llegó a confesarme la verdadera causa de su estado depresivo.

-Amigo, no puedo decir todo lo que siento, ni quién es ella, ni lo que estoy sufriendo cuando la recuerdo, cuando mi corazón rezonga y se retuerce dentro de mi pecho. Cuando le llamo y no viene cuando me parece oír sus pasos… Cuando oigo voces que se acercan a mí, voces frenéticas y a la vez ilegibles. Son como lamentos que en su agónico andar van apagándose en el triste camino de mi profunda soledad. ¡Ay, si pudiera decir cuánto siento! Pero no debo hacerlo, no es bueno, ni para ella ni para mí, mejor es que sigamos sufriendo, callando este amor prohibido.

Lo supe el día que le vi. por primera vez. Era tan sutil, apenas pude verle sonreír. Recuerdo que me acerqué a ella y le dije algo así como que me estaba cautivando; y ella nada me dijo, sólo dio media vuelta y se fue de donde estaba. Y bajo la tenue luz de aquel viejo farol quedé como petrificado, inconsolable, solo, como me hallo en estos instantes, sólo pensando en ella.-

Otras veces no quería hablar de ella, decía que era un sacrilegio mover la pesada losa que la tapiaba, profanando aquellos recuerdos… Sólo podía llamarla y en silencio beber sus lágrimas. Ella se había ido para siempre, no me dejó ni una caricia suya, ni un adiós postrero…

A veces oigo su risa y sus pasos como si quisieran consolarme, estar un rato a mi lado, en silencio, sin pronunciar la palabra amor…


Celestino González Herreros

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17/4/12

DESDE LA AAVV SAN FELIPE – EL TEJAR

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No quisiera parecer impertinente, nada más lejos de mi intensión, sólo que mis inquietudes, a veces, no digo que me traicionen, pero si, que al enfrentarme a la evidencia, a las situaciones negativas, me suelo salir de mis casillas sin poder evitarlo.

Con los años he aprendido a distinguir entre lo positivo y lo negativo, lo tolerable de aquello que es intolerable y de lo que pudiera mejorarse, si hay medios disponibles, claro está. Si hay buena voluntad, que en mucho vale más que los medios de que dispongamos, simplificando, no es necesario tener vista de águila para detectar aquello que si no se atiende con premura, con urgencia, luego va a ser más difícil subsanarlo. Un pequeño agujero en el pavimento, al cabo del tiempo se convierte en un socavón y la reposición va a costar más dinero, tiempo y trabajo, de haberlo subsanado antes, al principio de haberlo detectado. Lo mismo ocurre con todo lo demás en la vida.

Últimamente me doy mis paseitos por las vías del Complejo El Tejar – San Felipe y en algunas zonas hay mucho que “arreglar”, sólo hay que transitar sin prisas por las calles del lugar y abrir bien los ojos. Pese al celo y cuidado de nuestros munícipes de urbanismo, se les queda mucho atrás. Quiero decir, por ver y luego hacer. Pero repito, con buena voluntad y sentido común, esos pequeños problemas que aludo son, normalmente, de fácil arreglo. Desde luego la indiferencia complica las cosas.

Cada uno de los vecinos y vecinas, a través de su Asociación, están obligados, o al menos debieran preocuparse de “avisar” si no quieren denunciarlos, los desperfectos que hallaren. Para eso y mucho más, está la Asociación; y repito, con buena voluntad iba a resplandecer un poco o mucho más, nuestra zona urbanística y con ello colaboraríamos con nuestro Ayuntamiento y sus distintos ediles municipales.

Todos sabemos, así mismo, cuáles son los otros, más factores negativos denunciables, por supuesto, y que debiéramos cuidar.

La imagen de un núcleo urbano depende del cuidado que pongamos por conservarla limpia y transparente. Y a sus habitantes se les juzga según sea esa imagen… Que sea aquello que dice: “Cada pueblo o lugar tiene lo que se merecen, si ellos, sus moradores, se lo han ganado”


Celestino González Herreros

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14/4/12

LA TRISTE REALIDAD DEL TERCER MUNDO

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CONSIDERANDO las distintas situaciones que viven muchos de nuestros semejantes en distintas latitudes, pensando en ello uno llega a sentirse, si no cómplice, sí bastante incómodo, y no soporto tanto silencio ni tanto distanciamiento existente. Hay quienes no quieren entender el verdadero dramatismo de esos pueblos, aldeas, inhóspitos rincones; cuáles son las necesidades más perentorias, más urgentes, de que adolecen. Oír el grito inconfundible de nuestra conciencia, aquel eco que nos llega desde lejos, desde tantos lugares donde la gente está muriendo de hambre, de sed… También mueren de frío y de tristeza al comprender que han nacido sólo para sufrir. Y que sus agónicas voces no se oigan porque la bulla de la abundancia nuestra ensordece ese lamento humano que progresivamente se apaga en su lacónico medio. Así como mueren las más sagradas ilusiones del ser humano.

Después de haber exhalado un profundo suspiro, sigo igual de descontento; a veces ya ni lo que como me sabe a comida viendo en la televisión los acostumbrados programas. Y precisamente a la hora del almuerzo, pensando en esos trágicos acontecimientos sufridos por tantos desposeídos, en tantos seres olvidados que ciertamente sabemos que mueren a diario por no tener lo que a nosotros nos sobra y que botamos a la basura; ni las atenciones socio sanitarias que, por suerte, a pesar de cuanto protestamos, hoy tenemos. Lo nuestro sabemos que es una situación pasajera, una crisis que estamos sufriendo por razones obvias, mala administración de los bienes recibidos. Así como la misma palabra indica, más pronto que tarde seguro que nuestro problema quedará resuelto. Son situaciones pasajeras lo nuestro. Pero esa inmensa mayoría que sólo han venido al mundo ese de ellos para sufrir muere sin haber experimentado la grata sensación de haber sido felices alguna vez; aquello que tantas veces hemos despreciado, inconcientemente, o al menos no hemos sabido valorar en su justa dimensión y nos pasamos los días protestando de todo lo envidiable que tenemos y que siempre hemos tenido.

Haciendo un detenido análisis de la suerte que hayamos disfrutado, posiblemente aprendamos a valorar lo afortunados que hemos sido desde el momento que vinimos a este espléndido mundo nuestro, aunque esa suerte no haya sido igual para todos, pero a nuestro alcance hemos tenido, siquiera, lo elemental para poder seguir viviendo. No pueden decir lo mismo en tantos lugares de nuestro planeta; sólo que necesitan de la ayuda nuestra y la solidaridad de nuestros respectivos Gobiernos.

Publicado en el Periódico el Día (13.04.12)

Celestino González Herreros

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REENCUENTRO FORTUITO DE UN VIEJO AMOR

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Teniéndole tan cerca quiso asomarse a sus marchitados ojos, sólo por ver si aún conservaba aquel brillo resplandeciente que antaño le cegaran y de amor le inundaran. Su aliento se confundía con el suyo e instintivamente se dieron las manos, en tanto sufrían ambos en tan inesperado momento. Ella se le acercó en ademán de júbilo, sonriéndole y a la vez queriendo disimular su entusiasmo.

-Eres tú, amigo mío. ¡Cuánto tiempo!..

-Lo mismo digo, ha sucedido inopinadamente, debe ser, casualidad, cosas del destino…

Ella no soltaba sus manos y de vez en cuando presionaba y sonreía nerviosamente. Se estaban fraguando extrañas sensaciones en ellos que no iban a ser desapercibidas, menos deliberadamente. Y como los segundos caminaban aprisa, quisieron aprovechar el tiempo que durara la grata ocasión de hallarse juntos nuevamente. Hablaron pues, de aquella tierna juventud, de las cosas bonitas que se decían, de las chuletas amorosas que se escribían y se entregaban mutuamente en cada momento que se despedían.

Y hubo que contener la emoción repetidas veces. Sus ojos brillaban expresivos, inusitadamente, diciendo lo que ocultaban las palabras.

Ambos confesaron que aquello fue el primer amor, que a nadie habían querido de aquella forma… Y acabaron diciendo: Esos recuerdos, la memoria de aquellas vivencias, irán conmigo a la tumba el día que muera.

Con notoria pesadez y marcada nostalgia se dijeron adiós, no sin antes besarse, con efusiva reverencia, en ambas mejillas, como si no fueran a verse jamás…

POÉTICA MEDITACIÓN COMPENSATORIA

Aquel respeto era amor,

aunque sintieran deseos

nunca hubo en ellos devaneos

considerando el pudor.

Todo entre ellos lo decían

conteniendo la emoción,

oyendo el latir del corazón

cada momento que vivían.

Con la sublime ilusión

de encontrarse cada día

y siempre en plena armonía

discurría cada ocasión.

Así fue aquella juventud

y para ellos la edad añorada…

La pequeña niña amada

vista desde su senectud.

Con el paso de los años

cada vez que ahora se ven

resistirlo mal pueden

ni olvidar los desengaños…

Los designios del destino

a pesar de amarse tanto

y sufrir tal desencanto,

el amor volvió al camino.

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Celestino González Herreros

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11/4/12

TEMPLETE DE LOMO NIEVES DEL PUERTO DE LA CRUZ

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Brevemente, haciendo historia en la actual zona llamada San Felipe – El Tejar, hay una respetable elevación formada por lava volcánica llamada SITIO LUNA que antiguamente fue organizada y acondicionada por un comerciante portugués de nombre F. Caballero Sarmiento y donde acertadamente construyó un pequeño hotel, cómodo y tranquilo, donde se hospedaban los turistas de entonces y en los jardines en torno al mismo disfrutaban de las excelencias de nuestro clima

Más adelante, un señor llamado Reushaw de Orea, construyó en esos terrenos de Sitio Luna, el Templete de Lomo Nieves, parte importante de nuestra historia portuense.

La curiosa estructura, con columnas cilíndricas y molduras que forman arcos que recuerdan apariencias neoclásicas americanas a modo de glorietas, donde los ingleses tomaban el té de las cinco de la tarde acompañado de ricas y crujientes galletas.

Francisca de Orea, junto con sus hijos y su sirvienta Aurora, regresaron a Tenerife en 1.843, instalándose en el Sitio Luna, herencia de su madre. Doña Francisca Luna de Orea ordenó plantar vegetación en esta zona que en la actualidad todavía persiste en este emblemático lugar. Tras la muerte de Aurora, los hermanos Reushaw de Orea se quedaron a vivir en Sitio Luna, mientras Francisca de Orea se marchaba a vivir a Caracas, junto a su marido Adolf Wollf, banquero de nacionalidad alemana y junto a su hija Emilia.

El Sitio Luna, con su prototipo inusual del siglo XVIII, fue, como ya he dicho, convertido en hotel por la familia Ranshaw. Y el Templete de Lomo Nieve formó parte también de este establecimiento hotelero. Cuentan que a este emblemático Templete subían los turistas clientes del hotel, juntos a tomarse el té correspondiente y a formar animadas tertulias, además algunos juegos de azar para pasar el tiempo distraídos. La base de esta infraestructura es octogonal y consta de ocho arcos sobre pilares adosados a cada uno de los vértices de la figura geométrica, formando así un atractivo y singular aspecto.

Actualmente, después de tres largos siglos de la construcción de este monumento artístico e histórico de nuestra ciudad, el estado del mismo es más que crítico, lamento decirlo, deplorable. Necesita urgentemente una restauración y la correspondiente ayuda económica derivada de las instituciones públicas para poder conservarlo y luego mostrar esa belleza y esplendor que tuvo en el parado. Si no se actúa pronto se viene abajo. Los que más íbamos a sentirlo somos los Vecinos de Tejar, que desde nuestras azoteas le vemos a diario y como un templo virtual admiramos su familiar arquitectura y a veces nos permite revivir su pasado con nuestra noble evocación. Intuimos aquellas felices veladas en el suelo de nuestro Puerto de la Cruz, ciudad amable con todos quienes nos visitan. Así pues, la Asociación de Vecinos de San Felipe – El Tejar, suplica a nuestros ilustres representantes político hagan lo posible por complacernos, a nosotros y al pueblo entero, preocupados por lo poco que ya nos queda de nuestro pasado.

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Celestino González Herreros

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10/4/12

LA VIDA ES FRAGIL, BREVE, TRANSITORIA Y CONCLUSA


Es difícil escribir sin poder evitar el contagiar el dolor que uno lleve dentro del alma después de sufrir lo insufrible, el fallecimiento de un ser muy querido, una adorada y adorable persona. Lo que a veces compensa saberla entregada al Cielo con la ilusión de que en el Reino Divino halle la felicidad completa que esa paz nos prodiga.

En estas circunstancias por más que uno quiera concentrarse, la mente y el corazón se buscan y con la imaginación y la nostalgia, huimos de nosotros mismos siguiendo la huella que dejara la estela de su partida queriendo alcanzarla… ¡Cómo remontamos, a veces, ese inmenso espacio que nos está reservada en tan dramáticas circunstancias! Cuando creemos estar cerca de ella se nos nubla la distancia, pero el gozo queda en nuestro espíritu, intuyendo su pronta proximidad cuando algún día sea distinto y el vuelo sea fructífero cuando nos llegue a cada uno el momento que podamos compartir, todos juntos, el rico maná celestial y jamás podamos separarnos.

¡Estos últimos días he reflexionado tanto! ¡Último día de la Pasión de Cristo! He pensado mucho… Y mucho he aprendido, indiscutiblemente, pero en lo que más he fijado mi atención y he meditado más, es en la “única” verdad que existe, la muerte. Nada ni nadie la cambia, hemos nacido para estar esperándola siempre, no con entusiasmo, precisamente, pero si convencidos de que ha de llegar cuando se le antoje, que tampoco nuestro Señor la esperaba hasta que Judas lo traicionó…Repito, estamos esperándole a que llegue, a ella nos debemos.

Mas, siempre no tenemos la suficiente capacidad intelectual de saber su verdadero sentido. Morir es como un sueño profundo de la materia, del mismo cuerpo. Como un descanso eterno y una vida nueva que comienza súbitamente, cuando dejamos nuestros queridos despojos materiales para trasformarnos en ángeles del Cielo y poder levantar el vuelo celestial al compás y el cándido arrullo de nuestras sentidas oraciones… Ese es el solemne transito de nuestra vida cuando nos llega la hora de partir.

Señor, perdónanos, no nos dejes en la duda, sigue dándonos constancia y fe de cuanto acontece en nuestra vida es gracia divina, voluntad expresa de hacedor que nos brinda ese divino transido hacia la eternidad, junto con nuestros seres queridos, junto a los amigos perdidos en este confuso mundo, tan bello y lleno de tantas mediocridades que solo hace menos grata nuestro corta permanencia y nuestras relaciones humanas.


Celestino González Herreros

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