6/5/13

SIEMPRE ESTARÁS A MI LADO







Se puede ser discreto en determinados momentos de la vida. Se puede, hasta llegar a fingir ignorancia, pero nunca seremos capaces de disimular el temor escondido, el interés permanente por saber todo aquello que quisiéramos  entender respecto a lo que no vemos y hemos de admitir. Tantas incógnitas tapiadas en el subconsciente. Se puede ser discreto, pero la duda nos atormenta. Qué extraña sensación sentimos al saber de alguien conocido, alguien que fue muy querido por sus buenas acciones, su comportamiento cívico y demás altruistas cualidades, lamentablemente fallecido. Y ¿porqué no decirlo?, también al recordar al desposeído, aquel menesteroso, holgazán o no, que supo ganarse el respeto y el aprecio de todos, por ser un hombre bueno.

Ante Dios, todos somos iguales, somos errantes... Caminantes consumiendo el tiempo estipulado, que en llegando al final del camino, con una leve mirada retrospectiva, muy lejos veremos nuestras ambiciones materiales ya en desorden, volatizándose baja el único influjo espiritual  que nos habrá permitido mitigar aquellos desencantos propios de cada edad y distintas circunstancias de la vida.

Todo parece ir madurando, hasta nuestro propio espíritu. Si vemos irse a un ser querido para siempre, que no responde a nuestro adiós postrero, resignadamente, nos refugiamos en nuestro dolor, temerosos y ansiosos por saber el destino verdadero del alma.

Nadie muere del todo, nunca estaremos solos, podremos soñar, al descansar sobre la almohada nuestras atormentadas sienes... Lo sabremos al llorar, al beber nuestras ardientes lágrimas... Sentiremos siempre sus amados gestos. Oiremos su voz, sus pasos al cruzar los pasillos... Sus recuerdos llenarán los nobles espacios de nuestro herido corazón, siempre.




Celestino González Herreros
          celestinogh@teleline.es
          





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