25/2/10

AMOR MATANCERO

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Duele tenerte tan lejos,
como antes no poder caminar
hacia la orilla del mar,
junto a la costa de Acentejo.

¡Y no poder olvidarte!
Duele pensar noche y día
que ya no puedes ser mía
ni podré este amor brindarte.

Oh, mi dulce matancera,
asomada en tu ventana
imagino verte cada mañana.
Tu mirada lastimera.

Mirando por si me ves pasar,
buscándome entre las gentes
que cruzan indiferentes,
sin sospechar nuestro pesar.

Duele sopesar los años
y tener que conformarme
sabiendo que no has de amarme.
¡Duelen tantos desengaños!

Viejo ya, te sigo viendo
deambulando por La Matanza
y me invade la añoranza.
¡Es que aún te sigo queriendo!

Y si supieras el llanto
que encierra mi callada alma.
Sin ti desconozco la calma,
¡sufro por quererte tanto!

¡Ay! Si frente a tu ventana
algunas veces me vieras,
amor mío, aunque te fueras,
no olvides quien tanto te ama.

Es mi corazón, ¡0h, cielo!,
vagando sin ti, ebrio de amor…
entre viñedos en flor.
siempre mi único consuelo,

de tu Matanza legendaria:
según la historia recuerda;
y que nunca su encanto pierda,
ni te sientas solitaria.


Celestino Gonzáles Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com

24/2/10

LA MATANZA DE ACENTEJO EN LA AÑORANZA

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Si fuera a enumerar los ratos vividos,
los que he gozado en los barrios de la Matanza,
justificaría la razón de mi añoranza
estando lejos de estos lares queridos.

Son sus atardeceres, mirando al mar
desde la silente ladera distante y sus/brisas las caricias constantes
e influjos que en su mágico embrujo nos invita amar.

Báquicas tardes con los amigos reunidos,
visitando lugares acostumbrados,
degustando los vinos ya trasegados,
entre parras caídas y nogales floridos.

Oyendo el lamento de nuestras folias
y el murmullo alegre del agua que avanza
targea abajo, canturreando su bonanza,
despiertan los sueños de mis fantasías

Y las voces de las guapas campesinas
deambulando por los angostos atajos,
al salir de sus respectivos trabajos.
Congratuladas como buenas vecinas.

Si fuera a enumerar mis embelesos
no habrían palabras en mi lenguaje
para brindarle un justo homenaje
a este municipio a través de mis versos.

La Matanza y pueblos anexos se engalanan
siempre que despunta el alba matutina;
parece que al correrse la cortina
de la noche, sus encantos despertaran.

Recuerdo, estando ausente, ver paisanos nuestros
visiblemente emocionados sollozar
al evocar con desconsuelo este lugar,
donde fueron felices con sus ancestros.

Había que estar lejos para comprender
lo que atesora nuestro terruño amado,
por emigrantes tantas veces llorado,
más aún, por aquellos que no pueden
volver.

Con los labios resecos por la emoción,
recordando las ventas de vino a granel
- apoyados en rudimentario tonel -
muchas veces soñamos con este rincón.

Celebro este emocionante reencuentro
después de obligada ausencia, a mi pesar,
que lo de hoy, no ha sido pasar por pasar.
Es que hay sentimientos que gritan desde muy adentro.


Celestino González Herreros
http.www.celestinogh.blogspot.com

HOMENAJE A FEDERICO GARCÍA LORCA

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( 1 )
En torno a los verdes hierbales,
cuando pasa el gélido viento,
despierta el viejo sentimiento
dormido entre los olivares.

Desde el triste recuerdo se oyen
los pasos del poeta gitano
bajando el sendero serrano,
y los esbirros que le siguen...

Con esa evocación sentimos
de los secuaces repugnancia
recordando a quienes perdimos

víctimas de la intolerancia,
por un puñado de asesinos
ofuscados en la ignorancia.

( 2 )
Desde Granada le lloraron,
al confirmarse la noticia
del ocaso de su existencia;
¡ la vida que no perdonaron !

Cruel fue aquella mañana infernal,
para el pueblo granadino,
al conocerse su destino...
Cual fuera hoy, un genio universal.

Son ante Dios los elegidos,
más que marionetas del teatro...
Fueron mortales bien nacidos.

Buscaron el liberal trato
en los lugares reprimidos
hallando ese revés ingrato.

( 3 )
García Lorca, el rebelde poeta,
con honor pasó a la Historia
y está en nuestra memoria,
revelándonos su alma inquieta.

Y, ahora está proyectándonos
su luz de inigualable lírica
con el ensueño de su mítica,
mensaje que acaba embriagándonos.

Era como un niño despierto...
A veces era temerario,
cuando iba con su pecho abierto.

Y, como un viejo solitario,
si morían las flores de su huerto...
o gemía el tosco campanario.

( 4 )
Cuando la blanca Luna asoma
sobre los montes de Granada,
se queda su luz reflejada
sobre las sombras de la loma

que en sus sueños edificó.
Viendo desde sus esperanzas
un mundo de inmensas bonanzas,
por el que tanto suspiró...

Y son sus lunas las más bellas
del cielo azul de Andalucía,
siendo diáfanas como estrellas.

Contemplándolas él sonreía
absorto, alelado con ellas,
sin disimular su alegría.

( 5 )
Verdes olivares de entonces...
que impotentes le vieron morir;
ayer, tal vez nos quisieron decir
algo más sus calladas voces.

Eran igual que fue el gran poeta,
bellos y jóvenes, lozanos;
unidos como hermanos,
frente a la tempestad alerta...

En el polvoriento camino
quedaron huellas de sus pasos,
y en el acabó su destino.

Se trenzaron los fuertes lazos
del amor, cual poder divino,
al tomarle Dios en sus brazos.

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Celestino González Herreros
http.www.celestinogh.blogspot.com

LA MENTE POR LOS OSCUROS SENDEROS...

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Qué lentos son los pasos de mi regreso, que no me ayudan. Y cómo ha cambiado todo desde el día aquel. Como si yo fuera el muerto que muere otra vez, así me siento... Como si ya hubiera olvidado el corto camino, el único atajo de ilusionada distancia que me llevara siempre hacia ella, como si hubiera envejecido también mi alma. ¡Qué lentos siento hoy mis cansados pasos, qué larga se me ha hecho la noche! ¡Y qué corto mi sueño!.. Ya no sueño más si quiero, no hay caminos en mi subconsciente y me hiere el silencio de tantas soledades... Aunque quisiera no sueño, estoy medio muerto.

Se me va la mente por ocultos senderos buscando el elixir de la compañía alejada, ah tiempo. Mis sentidos amordazados no reaccionan como fuera antes, las cosas bellas de la vida las veo, si, deslumbrar en mi agonía, pero no son mías, las veo y sólo con mi apagada mirada las acaricio; como si pasara de largo por viejos caminos que antaño recorriera, pero que ya no me pertenecen; y me obligara el desconsuelo del abandono a no poder quedarme para vivirlo todo como antes, más aún, como nunca lo habré vivido... La vida es todo cuanto nos rodea, es la gente, la tierra, el mar y el cielo.

Mientras vivimos estamos de paso, es corta la permanencia, pero sin embargo los encantos que nunca valoramos, las cosas pequeñas, las cosas que llaman... Esas no se nos van, están ahí perennemente. Las sutilezas que tanto despreciamos, son como las simientes para el alma, de ellas nace el verdadero amor, la verdadera grandeza y otras tantas manifestaciones que culminaron desde ese sentimiento sublime y embrionario, como el mismo hombre...

Cuánto diera, si pudiera, que ya nada tengo material, por oír las voces amigas, de los seres queridos. Por besar una sola violeta, por llorar entre sus manos el llanto de mí silencio apasionado.

Sólo si su recuerdo me llama estaré vivo; y mientras su plegaria dure estaré con ella, y si se "alejara" como yo me fui, estaremos juntos. Ya no importa el olvido... Ella estará conmigo y entonces no habrán silencios sepulcrales ni llantos ocultos, habrá un nuevo amanecer para los dos con aires perfumados de aromas de nuestros campos y habrá muchas violetas teidíferas, habrá un canto angelical para nuestro amor que nos unirá más, eternamente, y su voz será mi voz, y su alma y la mía será una sola y en torno a nosotros tendremos siempre todo aquello que hayamos perdido...

¿Saben?, volveremos de nuevo a rehacer nuestras vidas, y nos diremos muchas veces: ¡Te quiero!, cuantas veces lo deseemos, y reirá conmigo... Pero nunca más llorará, porque entonces estaremos juntos, quién sabe donde, ni cómo, en aquel lugar prometido... Aquel lugar soñado...

Veremos pasar el tiempo sin importarnos su frecuencia ni las prisas que lleve, ni cómo se lleva tantas ilusiones, tantas vidas que apenas han comenzado a liberarse. En un brusco arrebato suyo, como si eso fuera justo, a uno tras otro, sin consideración alguna, deliberadamente, nos llevará a todos. Pero estaremos juntos, sin soltarnos las manos, para siempre juntos.

Así será, indudablemente. Dos personas que hoy se quieren, que se quieren de verdad, siempre estarán juntos, ahora y después... Dios nos tiene reservado un rinconcito para seguir amándonos, es un lugar discreto cuyos generosos perfiles, abundan en confort, en tamaño... Hay mar y hermosas playas. Hay campos de exuberante bellezas, como eran antes nuestros campos, más bellos aún. Hay música celestial que nos recordará ciertos pasajes de nuestras vidas. Y el aroma de las flores; y habrá caricias de suaves brisas que avivarán aquellos recuerdos nuestros, cuando compartíamos juntos tantas delicias... Mi mente, por los ocultos senderos, a veces vaga ilusionada pensando en ella.



Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com

SONDEANDO ABISMOS DE SOLEDADES...

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Qué lejos están los días aquellos de ilusionados encuentros y quiméricas huidas, que ahora recuerdo con desconsuelo. ¡Qué largas las ausencias nos parecen hoy! ¡Cómo nos alejaron!.. ¡Qué distantes están! Largas horas hemos pasado aferrado a esos recuerdos y en ellos hemos hallado el aliento propulsor de nuestro ánimo, se ha renovado el entusiasmo por seguir participando en el juego de la vida, aunque no compartamos plenamente los esquemas que actualmente nos condicionan.

Antes, podíamos creer en la bondad y el respeto de la gente hacia los demás, mas, hoy, son menos los representantes de la moral, han caído en el fango de la decadencia... Ahora recuerdo el caso de aquel diamante que cayó en el sucio fango y que al recuperarlo y después de limpiarlo bien, volvió a ser un espléndido diamante con su brillo natural, sin haber perdido entonces, su belleza y esplendor... Lástima que con los hombres no podamos hacer lo mismo, pulirlos.

Qué lejos están aquellos buenos amigos, cuánto se han apartado de nosotros con el paso del tiempo y cómo nos vamos quedando tan solos. Entonces nos ayudábamos dándonos cariño, compartiendo las penas y alegrías; buscando lo mejor para repartírnoslo como buenos compañeros. Vivíamos incentivados por la solidaridad que nacía en cada uno de nosotros como algo innato. Lo que le doliera a los demás también nos dolía. Las desgracias de nuestros semejantes las sufríamos como si hubieran caído sobre nuestra propia carne. Qué bien hoy, cuánto se alegran algunos de los problemas ajenos. Sin pensar en ellos mismos y en los suyos, creyéndose afortunados por que no les tocó a ellos, y en buena parte, saboreando las tristes consecuencias con esos aires de inocencia que delatan sus crueles sentimientos.

Qué lejos están los días aquellos, cuando, si hablaba un viejo todos le escuchábamos, por que eran sabias sus palabras y transmitían cariño y los mensajes más puros. Cómo nos gustaba imitarles, hasta en su forma de pensar y nos sentíamos importantes con el rico caudal de sus consejos. ¿Qué pasa hoy, por qué ese silencio entre unos y otros, ese abismo melancólico de soledades?

A qué obedecen las diferencias ya lo sabemos y nuestra actual sociedad no está ajena de sus propios errores, lo que ha fallado ya no cuenta, el mal está hecho, mas, sólo hay una vertiente disuasoria y que es la reflexión. Soluciones hay y tiempo para ejercitarlas, lo que es imperdonable es la pasividad con que se aceptan los descalabros y las nimiedades como contrapartida que a diario estamos recibiendo. Y seguimos sin querer denunciarlo, como si nada tuviera remedio, ni tuviéramos derecho a un mínimo de respeto y consideración.

Las calles ya no son las mismas, hay una amenaza constante y una indefensión que causa pavor, estoy hablando de urbanidad; y qué bonito es tropezar con gente educada y sencilla que no esquiva tu sincera mirada, que se te acerca y trata de ganar en unos segundos, la batalla al tiempo que ha transcurrido tan veloz, con una simple demostración de afecto, con una simple sonrisa que es como desearle a uno lo mejor, esa alegría del encuentro y saber que aún vivimos, que podríamos necesitarnos, que somos los de antes, sólo que estamos algo viejos y que somos mejores aún de lo que fuimos. ¡Ya tropezamos con tan pocos!.. Y eso causa lástima, frustración y abandono.

A los incautos el problema no les preocupa, mejor prefieren ignorarlo. Sin querer saber que algún día se verán frente a la realidad, juntos con los cínicos impostores que sistemáticamente han profanado la intimidad de las personas de probada conducta moral, las gentes serias, aquellos que han pasado... y los que aún estamos presentes.

Sin querer herir en ningún momento la susceptibilidad de los que por ley natural teníamos que respetar la convivencia en el entorno social como principal precepto divino y humano.

Mas, con todo pienso, que habrán nuevas generaciones con una visión distinta, más inteligentes, que entiendan el valor de la Humanidad; que acaben con las miserias del hombre y que sientan vergüenza de estos tiempos que nos ha tocado vivir, de pobreza material y espiritual. Pobreza en todos los sentidos y miserias incontables... Entonces sería grato volver a nacer, aunque para ese tiempo, quizás estemos mucho mejor donde nos haya tocado en suerte ir.



Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com

CRUEL IRONIA EL DESTINO DE ALGUNOS VIEJOS...

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La verdad es otra bien distinta, la triste y conmovedora verdad de una realidad cruda e hiriente.

Cuando gozamos plenamente los encantos de la vida cotidiana, siendo fuertes, sin necesidades imperiosas, teniéndolo todo: el calor de una familia y la comprensión de todos los miembros que la componen, cuando llegamos así a viejo es algo así como ser afortunados. Mientras la añosa pareja permanece unida, mal o bien, saben salir adelante por sus propios medios; pero cuando uno de los dos falta, si no hay medios económicos suficientes y "resignación cristiana", todo cambia entonces. Se rompe un viejo corazón en mil trozos que se desperdigan para siempre... Y queda un vacío que nadie llena ni comprende mientras no lo esté sufriendo en propia carne. Bien es cierto, de que hay gente mayor con caracteres especiales y saben sobre ponerse a esos avatares y situaciones adversas, que luchan hasta el final enfrentándose al dolor, a la soledad...

Y, ¿aquellos más débiles? La verdad es bien distinta, repito, la triste y conmovedora verdad. De antemano, la Sociedad trata de desentenderse de ellos, e incluso, hasta los propios hijos, en muchos de los casos. Y si los viejos han perdido sus facultades síquicas, físicas o sensoriales, ese ser humano está condenado a sufrir todas las ingratitudes y desconsideraciones que la crueldad del hombre pueda propinar. ¡Qué desencanto tan cruel!

Ya estoy temiendo envejecer... Me gustaría irme antes que esa fase de la vida me llegue. Veo con cierto pesimismo y a la vez pánico la dura realidad de esos momentos. Porque llegar a viejo, en esta egoísta y frívola Sociedad es un " peligro" de consecuencias irreversibles. La Humanidad ha dejado de pensar que también envejecerá y correrá la misma suerte. Claro, que en mi caso, teniendo la familia más acreedora de confianza, es imposible pensar en tantos atropellos que suele uno imaginarse...

Hay millones y millones de viejos viviendo sobre la piel de nuestro Planeta, que sufren el señalado desencanto, lo sabemos todos, que mueren en el más desolador abandono, de hambre, de frío y lo que es más triste aún, de pena y tantos desengaños acumulados en los años de sus vidas, cuando comenzaron a fallarles las fuerzas, cuando la vieja máquina dejó de dar sus abundantes beneficios de cuando el hombre generaba bienestar para los demás.

Cómo me gustaría, ser lo suficiente inteligente o tener " influencias..." suficientes, para llegar al corazón de la gente y lograr despertar un sentimiento distinto que sea capaz de hacer entender esa triste realidad que sufren las personas ancianas, que sólo esperan cariño y comprensión para luego morir en la creencia de que sí han sido considerados con justicia, " que hemos agradecido siempre cuanto hicieron y lucharon por nosotros", que siempre les hemos respetado. Y que cuando, nosotros lleguemos a viejos, sigamos viviendo ilusionados y no suframos de la indiferencia de los propios familiares, amigos y conocidos. Que nos dejen vivir dignamente hasta el final de nuestros días.

Y, ¿que decimos de esos niños abandonados? Otro problema social del mundo, que también conocemos todos, ¡que los están matando como ratas! por que son muchos e incontrolables... En verdad, uno llega a cansarse de tantas injusticias, parémonos a pensar por un momento, cerremos los ojos, ¿cuántos viejos y cuántos niños están muriendo en este mundo cruel, de hambre, frío y enfermedades? Por las guerras que son las que generan tanta perdición y la deshumanización del hombre, que piensan más en sí que en los demás. Esto no puede continuar así, el hombre desafía a Dios, le provoca constantemente, no le obliguemos tanto.

¿Por qué no se habla más de esto?, ¿por qué no se chilla y se denuncia la triste realidad de esas incongruencias sociales y se lucha por correr de los ojos la tupida venda que ciega a la Humanidad?

¡Cómo me gustaría ser lo suficientemente influyente!, repito. Pero sólo soy un pobre hombre que en estos momentos sufre, como ustedes y nadie sabe cuánto, al sabernos tan poca cosa ante la evidencia, y sabernos tan indefensos.

Creo que sólo Dios podría arreglar todo esto, esta desolación que vive gran parte de la Humanidad... Que baje a la Tierra y nos oriente, que castigue nuestras debilidades, que son la causa de tanta desazón y dolor, por que iremos peor de seguir así.



Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com

RAZONAMIENTO ESPIRITUAL

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Se abre un nuevo cause en mi imaginación, una fantástica puerta dimensional y supuestamente discreta, que da paso aireado a la inspiración de fragmentados episodios, algunos dulces o inconclusos, tiernos y amorosos...

No basta asomarse al nuevo camino, hay que andarlo desde el comienzo hasta que los pasos se detengan y el receso se admita como una conclusión inaplazable del viaje... Las voces que se oyen son efectos sublimemente acústicos que trae el aire por ese túnel, desde las aguas de nuestras inquietas costas atlánticas que llegan agonizantes y aún frenéticos, transmitiendo las sensaciones del céfiro oleaje y rompiendo los últimos ímpetus de esa furia ya vencida que torna en llanto deslizante acariciando el inmóvil acantilado del tiempo... Son voces que siguen el curso sombrío de las distancias entregándose al vacío espacio de las desérticas arenas del irracional abandono y buscan alimentar sus acabadas fuerzas y hallar la movilidad de la Vida en el tiempo que no ha pasado del todo...

La lluvia no cesa de caer, persistente y abundante, llenando los pequeños arroyos del revuelto barro acompañado de las miserias que arrastra en el precipitado curso de sus descensos, con la prisa brutal de la impaciencia a un cause mayor y enturbiar la espumosa orilla de la tranquila playa en cuyas aguas aún parece que flotaran los recuerdos de otros episodios, y en su arena la huella queda de sus pasos que, ni el barro ni el tiempo las borran, por que están impresas con el fuego de la perpetuidad, calor que imprime el amor perenne y la ilusión que nunca muere: como los recuerdos, como los vientos, como esos renovados sentimientos que no pierden su fragancia ni el calor humano de la devocional evocación.

Las aguas turbulentas bajan por las cañadas y los barrancos en cascadas, prietas de ira y apasionamiento brutal, de rencor y maldad arrasándolo todo a su paso, dejando atrás más soledad que nada, silencio mojado e inclemente. Veo las encrespadas aguas alejarse mientras van dejando ese silencio sepulcral abriendo nuevos surcos de doliente presentación, borrando los encantos ecológicos, sin frenar sus dramáticos impulsos, despiadadamente, y sembrando la muerte... Mas, a pesar de ello, tiene su encanto esa fuerza que lleva el característico "olor y ecos" macabramente musicales en sus desenfrenos, como un canto de agonía que se escapa y envuelve su influencia en el misterio poético de la vida y la muerte; que igual se adentra en ese nuevo cause de mi imaginación con sus influjos insolidarios a libar las flores del camino... Y a enturbiar los sueños concebidos, y las promesas hechas entre los hombres y que es capaz de plagar la paz con el manto negro de su adversidad y dejarnos en el más completo abandono.

Mas, la puerta está abierta, y por muy discreta que esta sea, se cuela la "celosa" y destruye lo que más amamos, el único motivo y el más preciado don que une a los hombres y por ende, glorifica a la vida: ¡ La Paz !
Frágil mariposa multicolor de corta vida, nuestra preciosa existencia...

Nada se esconde a nuestros ojos, el cause está abierto también a las sombras. Veámoslas caminar y supongamos que son efectos de las distintas imágenes que nos acompañan en el deambular de la vida. Estamos acostumbrados a vivir entre ellas y al final deducimos la identidad de cada una de ellas. Si que huimos algunas veces de su acoso o presencia, y más que de ninguna otra, de la sombra de la muerte que nos ha hecho tanto daño y por la que nos sentimos siempre tan impotentes... Pero es una realidad evidente, un día nos va a llegar su autoritaria visita y que “¡Dios nos tenga confesados!" Que el alma puede remontar su vuelo a las Alturas llevada por los designios divinos, ya nada cuenta el destino, ahora eso es cosa de la materia. Lo que de ella se desprende es el consuelo de la vida, cuyo trayecto no se aventura en rutas imprecisas. Quien se lo merezca, por su conducta cristiana, tiene un lugar reservado a la diestra de Dios Padre... La muerte es sólo un pretexto para abandonar una situación y pasar a la otra: sin ideales antagónicos, sin protagonismo absurdo ni prendas ridículas ni emblemas discriminatorios... Nos esperan dos vertientes a elegir, la del bien o la del mal, en consecuencia, ambas completamente divergentes

La Vida es una trayectoria que exige de los hombres capacidad de entendimiento, voluntad y resignación; y dura poco, muy poco... Cuando el ser se marcha no abandona, espiritualmente acompaña en el sentimiento, no se aleja de nosotros, sólo que hace una incursión determinada hacia otro lugar, su alma busca las Alturas y allí rinde sus cuentas pendientes para ser juzgado luego. Lo que se queda aquí son sus cosas personales, los proyectos inacabados, las promesas que no tuvieron tiempo de cumplir, el perdón humano, o el rencor irreconciliable... Sus propias sombras, si me permiten ser más explícito, todos los elementos y circunstancias que conforman el recuerdo y que más tarde, en algunos casos idealizamos con la ternura de la compasión que se torna en amargo llanto que arranca en nosotros el consuelo de tibias lágrimas que parecen interminables...

La vida o la muerte se dignifican si la Paz está presente, los caminos se alegran y las dudas se borran despejando todo ilusionado trayecto...

Miremos pues, a nuestro alrededor, entendamos que no tenemos derecho alguno de reprochar el tiempo que, como está demostrado, es extraordinariamente corto para entregarnos a la reflexión y buscar en ella, en síntesis, la armonía que nos permita ir más sosegadamente por la ruta señalada y disfrutar del Paraíso generoso de la Creación y gozar de la fuente de amor que destila cada corazón humano. Y besar las arenas soleadas de las playas, y los senderos del campo reverdecido en estos instantes por la gracia de Dios. Y reducir nuestras ambiciones terrenales dándonos a la forma de Cristo, así en la Tierra como en el Cielo si llegamos a EL.

Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com

¿DE DÓNDE SACAN LAS FUERZAS?

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¿Qué luz alumbra si no hay sombras y nada se deslumbra? Cuál luz alumbra las miserias de este mundo, si es que a duras penas, la luz de la lumbre llega a los tristes hogares de los humildes. No hay esplendor luminiscente, la lumbre está apagada, pasaron vientos inclementes y golpearon la llama de la cocina apagándola bruscamente, sólo hay silencio y dolorosa resignación. Los labios están secos y las miradas sólo reflejan angustia...

No hay esplendor alguno y siento declinar la fe de aquellos que algo esperaban y que aún siguen esperando.

Las tardes otoñales en la aldea son terriblemente crueles, algunas veces, no hay comida y el frío se hace insoportable, por lo que se ven obligados a echarse al camino, por si hallan algo que puedan llevar a la boca. Los ancianos, los más jóvenes y los niños. ¡Qué tristes cortejos! ¿De dónde sacan las fuerzas?, por que siguen esperando... Y yo que había pensado que perderían la fe. Son sus plegarias tan sentidas, tan fervientes que sólo Dios puede oírlas y está sólo en EL mitigar el desencanto de esa clase social tan marginada... Sólo Dios sabe de sus penas, y si no pone remedio inmediato... He pensado: ¿Serán los elegidos para su Reino? Si lo supiéramos ciertamente, todos íbamos a querer ser pobres para merecer el Cielo. Si nos equivocamos, que no lo creo, el hecho de ser pobre "aunque fuera por unos instantes" nos iba a deparar la sensación sublime de acercamiento espiritual que nunca olvidaríamos. Habríamos vivido el placer de estar cerca de EL, como si hubiéramos escuchado su divina Voz celosamente arropada dentro de nuestro corazón. Habríamos sentido su divinidad consolando nuestras penas, aliviándonos el dolor y devolviéndonos las fuerzas perdidas por tantos sinsabores sufridos.

Su proximidad parece como si borrara todo mal... No habría suerte mayor que si alguna vez pudiéramos sentirnos "pobres" de solemnidad, aunque sea sólo por estar un rato cerca de Dios. Pero pasemos a los hechos reales, somos los hombres quienes debemos librar la lucha, se acercan momentos difíciles, eso dicen. Pues no podemos seguir jugando a la guerra, no podemos continuar engañándonos ni siguiéndoles el juego a los mandarines de turno. Entre todos podemos conseguirlo, ¿qué es eso de seguirle el juego a un puñado de ambiciosos que sólo buscan su protagonismo personal en medio de tanta desgracia y necesidades? No estoy desvariando, creo que necesitamos reflexionar con fundamento. Sin embargo, presumo que la embriaguez política a que estamos acostumbrados va a ser, al final de todo, la que marque las pautas y decida cual ha de ser nuestra única conducta. Vencedores y vencidos. Gobierno obcecado y oposición herida. Unos pocos contra otros pocos y los demás viéndoles hacer y deshacer a su antojos... ¿Cómo vamos a progresar así? ¿Acaso han pensado seriamente en sus hijos y en los hijos de ellos? Esta guerra sin cuartel es ignominiosa, absurda, hipócrita y desleal. Palabras, palabras y más palabras... Falsas promesas y atropellos desmesurados... Piques entre hermanos, fraudes a mansalva y vejaciones sin reparo alguno. ¿Eso es política? ¿Así se ayudan los hombrea, se levantan y salen de sus habituales crisis los pueblos? Qué distinto fuera si pudiéramos encausar todos nuestros verdaderos problemas y entre todos hiciéramos, aunque fuera un mínimo esfuerzo por solventarlos. Eso sería política constructiva, nadie querer nada para sí, egoísticamente, todos a luchar por el bien común... Eso sería la gran política del hombre, entonces entre todos acabaríamos con los falsos rumores de que nos esperan tiempos muy difíciles. Ante todo brindemos confianza, seamos, pues, optimistas, desechemos los temores con el trabajo, y si no hay trabajo busquémoslo hasta debajo de las piedras. Trabajo si que hay, sólo que, seguramente no es lo que se había apetecido. Volvamos a remendar zapatos, a hacer de carpinteros, ebanistas, soldadores, barberos, albañiles, etc. Volvamos al campo, a picar piedras, a recolectar frutas,... No esperemos que la hambruna nos ciegue... Pero no, esos trabajos son despreciables. Entonces, ¿qué? ¿Les echamos la culpa a los distintos Gobiernos? Luego tampoco quieren que vengan los inmigrantes... Estas son las cosas que se debieran discutir en las calles, en el trabajo, en los sindicatos, en el ceno familiar o donde nos hallemos y no echarle las culpas a quienes no la tienen consigo.


Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com

VOLVER A EMPEZAR...

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Desde siempre, el hombre, sobre la faz de la Tierra ha tenido un destino señalado, más o menos afortunado, y ha nacido para llegar a esa determinada (¿?) culminación venturosa, cronológica, a la vez que ineludible.

A través de los años, su providencia, la cual acaba imponiéndose como una realidad individual, señala los caminos a seguir; algunos pueden bifurcarse y desembocar en otros derroteros insospechados y aquellos augurios deseados para sí, tal vez, se vean truncados. Las distintas etapas de la vida van pasando cada una para entrar progresivamente en situaciones más serias y comprometidas, desde la primera edad hasta la dulce vejez. Nuestra existencia es como una ondulante dimensión de trenzadas participaciones que nos instan en aspectos diferentes, desde cualquier ángulo que se nos vea, ya que sufrimos transformaciones considerables, a permanecer atentos junto con nuestro creciente deterioro... Y es evidente, que el hombre se va consumiendo, mientras algunos no lleguen a percatarse de ello. Vamos dejando en el camino todas nuestras fuerzas e ilusiones, rindiéndonos y apartándonos en la larga ruta, dándoles el paso preferente a los demás, sin importarnos ya quiénes son ellos. Pero al sospechar a dónde van con sus vitales fuerzas y la alegría que desbordan, deducimos que todos nuestros esfuerzos son vanos, que todos vamos hacia el mismo lugar y las prisas van cediendo; a la postre presentimos el trayecto final, ya que los ánimos también van acabándose paulatinamente.

En sus postrimerías, los hombres ya mayorcitos y según sus destinos, reparan en esos decisivos momentos, intuyendo que de nada les sirven las resistencias instintivas y conservadoras, en esa invariable realidad. Unos más protegidos, por que están abrigados por el cariño y los cuidados que le dispensan sus familiares, amigos e instituciones sociales, amen de las gubernamentales; a los demás, sin esa suerte tan maravillosa, sólo les queda arrastrar el fardo lastimero de sus desengaños, sus inconsolables penas y los lejanos recuerdos... Hallar las tristes y paupérrimas horas vividas, ¡para nada!, al recordar su engañoso pasado, después de tanto luchar y darlo todo por los demás, para ahora verse tan solos, abandonados por sus seres más allegados, por la sociedad misma, eso es denigrante.

Siempre ha sido así. El viejo ya ha vivido bastante, ya no sirve para nada, es un estorbo que ocupa un espacio necesario para otros más jóvenes... "Hasta huelen mal algunas veces". Son desesperantes, inoportunos e intransigentes. No se están en un sitio quietos, todo lo tocan y protestan de todo.

¿Por qué Dios no habrá hecho un Paraíso aparte sólo para los viejos? ¡Un lugar que envidiara el resto de los hombres y lo ambicionaran para ellos! Un lugar especial cuya atracción ilusionara y mitigara aquí, en vida, tantas contrariedades y desconsuelos, la incomprensión injusta y cruel de tantas personas desaprensivas hacia los mayores de edad. Los viejos volverían a ser como niños, y como jóvenes... Volver a empezar... La ilusión en ellos renacería, volverían a iniciar de nuevo "sus vidas", las renacerían tan dulcemente...

A pesar de las habituales demoras, si no tanto, algo se está haciendo para ellos, nunca como ahora podemos hablar de solidaridad humana, la Organización de Naciones Unidas, por ejemplo, se ha empleado a fondo en ese proyecto universal de amparar a todas las personas de edad avanzada, buscándoles un techo seguro y cuanto necesiten para que vivan sus últimos años dignamente, con esa ilusión reparadora que todos necesitamos e ir sosegadamente en ese difícil trecho que nos queda por andar, que yendo con dignidad parece que fuera menos triste la idea de acabar para siempre.

Cuando paso por una Residencia de Ancianos, por los Centros llamados de la Tercera Edad o similares, siento que algo me da vueltas dentro del pecho, es como un sentimiento nada extraño que me obliga a meditar y mientras pienso, en mis soliloquios digo que hacen falta más Instituciones de esas - muchas más - que garanticen a nuestros queridos mayores esa paz que veo en ellos, al pasar por esos benditos Hogares. Cuando miro hacia adentro... Les veo tan felices y contentos, algunos de ellos viviendo mejor que cuando lo hacían en sus antiguas casas... Sin pasar por la angustia de tener que pedir que le pongan el plato de comida, que ya es tarde... O que las ropas de la cama se ensuciaron... Que no tienen ni un cigarrillo... Que sienten frío... Que están enfermos... ¡Qué paz, Señor, saber que le atenderán a uno sin reproches, sin gritos ni maldiciones! No oír jamás la expresión lacerante que acostumbran a proferir algunas personas despiadadas a sus viejos: "¡A ver cuando te vas a morir, condenado!"

Y lo invariablemente serio e importante, y que más nos preocupa, es, saber que seremos viejos (si es que llegamos) obviando a muchos que ya se sienten solos y que seguramente piensan como yo, aunque no sea mi caso:

¡Si hubiera muchas Residencias para Ancianos!

En estos momentos, cuando tanto se habla de crisis económicas y de valores humanos, es cuando más se debiera pensar en el caso de nuestros progenitores. Ahora hay más pobreza que nunca, no tenemos ni idea de cuantos ancianos mueren de hambre y frío diariamente, e igual que los niños sin padres que mal viven, deambulando indignamente en este convulsionado mundo de represión e injusticia humana, "salvajemente". Matándonos los unos a los otros sin respetar sexo ni edades ni condiciones físicas o síquicas; bombardeando hospitales, colegios... Envenenando las aguas, quemando los bosques e incendiando aldeas enteras; ahora es cuando habría que estudiar, desde todos los niveles sociales y políticos, cómo hacer realidad un proyecto que logre en un futuro no muy lejano, la garantía de la dignidad de esos "pobres niños". Y en su corta permanencia, la de esos viejos valores - que son nuestros padres y abuelos- o siquiera mitigarles el sufrimiento y el abandono de muchos de ellos por parte de algunos gobiernos y de la propia familia. Pensemos, que esos Centros podrían ser nuestro digno y placentero hogar el día de mañana, repito, si es que logramos llegar a viejo



Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com

EVIDENTES CAMBIOS EN NUESTRA SOCIEDAD

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Poco a poco, ha ido cambiando la sensibilidad de las gentes, respecto al modo de entender los vínculos sociales, cuáles han de ser, para preservar la buena convivencia que siempre hemos disfrutado. La solidaridad, el mutuo respeto entre las personas y la consideración consiguiente que todos merecemos. Casi sin darnos cuenta, se fue apoderando de nosotros en la sociedad un sentimiento extraño que nos ha ido distanciando, creando un ambiente de hostilidad e indiferencia, verdaderamente preocupante.
Quienes más cerca advertimos tal diferencia somos las personas entradas en años, los más jóvenes, dado que han ido creciendo en este distinto ambiente, casi no lo notan, no han conocido otro mejor, con suerte, eso si, lo que en el seno familiar hayan conocido. Pero muchas veces ni eso, que para imitar les resultó siempre lo más fácil, aquello que se aprende en la calle. A los viejos nos bastan los buenos recuerdos, aquellas vivencias que compartimos placidamente, como si fueran luces que nos acompañan en el azaroso y oscuro camino que aún nos queda por seguir… Somos concientes de las diferencias que los tiempos han señalado.
Los que aún no son viejos, si llegaran a serlo, pensarán distinto, y tal vez. y recuerden quienes fuimos nosotros y nos comprendan mejor ya que los años pesan lo suyo.

Cuando llegamos a viejo, es evidente que se nota en nosotros la falta de ilusión, las desganas habituales y las mermadas fuerzas que nos vayan quedando. Pero ello no impide que lleguemos a comprenderlo y por ello declinemos un tanto. Protestones, a veces si, pero eso es por lo mismo, y hayamos transigido en varios sentidos; y ya sólo nos queda esperar…

Antes, para nosotros, los que miramos con atención donde pisamos, la vida era muy distinta; y por más que queramos transmitir a nuestros queridos vástagos, aquellos valores nuestros, ni ellos van a comprender y nosotros tampoco queremos insistir para no agrietar el camino, preferimos la paz…

Insisto, antes era tan hermosa la vida, pese a tantas privaciones y desconsuelos que tantas personas padecieron… Entonces si, podemos decir que eran tiempos difíciles, producto de aquella loca guerra civil española, pugna entre padres e hijos, entre hermanos y demás familiares y amigos, por el sólo hecho de pensar distinto. Pero nuestra gente supo superar esas trágicas situaciones y pese a ello, con su comprensivo gentilicio, también marcaron sus pautas y la sociedad decidió vivir la vida, sonreír alegremente, a pesar de tantas inconveniencias; y aquí estamos, como si todo hubiera sido una pesadilla. Me pregunto sin mala intención. ¿Para qué tantas muertes?
Aquellos momentos no debiéramos olvidarlos, tal y como están sucediendo tantos y muy preocupantes acontecimientos en el mundo entero, es bueno tener, o al menos no olvidar, aquellas visiones pretéritas, desde todo punto de vista despreciables, e ir asimilando con vistas a nuestro dudoso futuro y aprender cómo salir nosotros de la indeseable situación que nos tocó vivir. De hecho, somos los mejores maestros… Dios quiera que aquellos episodios no se repitan, ni para nosotros ni para el resto del mundo. Hasta hoy, desde entonces, hemos vivido “alegremente” en la abundancia la mayoría de las gentes, pero desordenadamente, como si todos fueran económicamente ricos y ahora ya quedan muy pocos de ellos -exceptuando los nuevos ricos- y los pobres han seguido siendo, en determinados casos, mucho más pobres.

Es necesario mentalizarnos, ser más coherentes y sin discusión alguna, aceptar la evidencia, sólo sí, es necesario trabajar, sin cuyo incentivo no hay progreso posible. Pero trabajar todos, sin privilegios absurdos y antidemocráticos y según cobran rendir más a la sociedad.



Celestino González Herreros
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ALGO SE APRENDE AL CABO DEL TIEMPO…

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El silencio es el mejor aliado de aquellos que escribimos, bien o mal, pero escribimos y si se nos critica es porque nos leen y si nos leen es que buscan en nosotros lo que no hallan en los demás.

Nuestras musas son asustadizas, asoman y se esconden, como las ardillas ante el temor de ser sorprendidas… Ellas son las que nos llaman, las que activan todos los resortes de nuestra imaginación, ellas nos buscan según sea o no, lo que les inquieta, lo que todos debiéramos poder expresar… Como dice Mario Vargas Llosa: “Un escritor no escoge sus temas, son los temas quienes le escogen”. Es cierto, somos cómplices de sus instintos y sus ambiciones. Las musas son los ángeles del pensamiento y las hadas de la inspiración… Son como el vetusto e insustituible caudal del poeta, media luz y silencio; sólo la tenue luz que no molesta y a la vez atrae a los espectros del subconsciente. La luz tenue y silenciosa que alumbra en las tinieblas de nuestra soledad, los atajos del callado espacio, entre todo comienzo y el final de este.
También Jorge Luís Borges, apostilla con sapiencia: “Si uno siente que la tarea literaria es misteriosa… entonces uno puede esperar mucho, ya que uno no es responsable”
No me gustaría parecerme a otros que fueran mejores que yo, sin embargo, sinceramente, me gustaría, discretamente, aprender de ellos todo lo que fuera menester para llegar a ser, al menos, considerado y dentro de ese bien, respetado. Que son mis musas las que me preocupan, son tan sutiles y mimosas; son como las estrellas del firmamento, inquietas y seductoras y un tanto nerviosas. Ellas me obligan a ser explícito, a ser amoroso, y consecuente conmigo mismo.

Las musas del poeta, del escritor y del pastor, no calman su sed hasta ver realizados esos instintivos vuelcos sentimentales que tantas veces nos asaltan. A veces, hasta llegar al subconsciente, hasta ver la imaginación presa con todo su caudal de influencias, aunque no crea suficiente la reserva, nos piden más calor y entrega a nuestras alegaciones… Ellas son el reloj sentimental de nuestro tiempo literario, cada segundo de tiempo que transcurra, nosotros estaremos sintiendo la necesidad de complacerles describiendo con ternura y clarividencia los pasos en cada espacio literario, evitando siempre incurrir en falsas limitaciones y rodeos, conceptos estos, fundamentales en el exigente marco lírico.

Sólo el tenue murmullo de las risas al pasar cerca, como soplos celestiales que acariciaran, como ecos musicales que llegaran desde lejos y asistieran sigilosos, para no turbar el equilibrio armónico de la imaginación… Sin azorar el silencio de la idílica quietud de los sentidos que mecidos en la paz que adormece cuando escribimos y velamos el sueño poético de nuestra inspiración…


Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com