30/1/13



EN TANTO LAS VIEJAS CAMPANAS NO DOBLEN


Hasta que el reloj de la vida no deje de andar estaremos aferrados a cuantos motivos existan a nuestro alrededor, que todo cuanto Dios ha creado, llama, no sólo nuestra atención y lo admiramos, aprendemos a quererlo más, aunque nunca en su exacta  magnitud alcancemos a medir el verdadero  valor y sus mensajes divinos… La trascendencia de la Creación es tan inmensa e inconmensurable que no hay mente humana capaz de estructurarlo y mucho menos abarcarlo todo. La vida de una flor si no se le dan los cuidados que amerita acaba marchitándose y se pierde. Reconstruirla jamás sabríamos ni podríamos, sólo ver su final. Y otras flores habrá, no se acabarán, ni serán idénticas. A nosotros nos corresponde cuidarlas y hacer que los demás lo entiendan.

Como el tiempo se me acaba, el poco que me quede quiero aprovecharlo denunciando mis propios temores. Hasta lo más lejos que pueda llegar mí vista atisbo que el panorama no cambia, es preocupante. Sin embargo insisto, quiero ver más allá y seguir buscando algún resquicio de esperanza en nuestro oscuro horizonte, la luz que me ilusione y alguna perspectiva respecto a nuestro futuro. Que no declinen a partir de ese encuentro que no llega pese al esfuerzo que hagamos y a los continuos sacrificios que resignadamente soportamos. Esa luz que ni crece ni desfallece sólo espera de nosotros el nivel de entendimiento necesario para contribuir a superar nuestra situación político-económica. Y que nadie se sienta aludido, pero es necesario abrir bien los ojos y buscar sin demoras soluciones quienes están obligados a ello. No quisiera parecer alarmista, sólo me preocupa que esta situación se prolongue más. Casi todas las Comunidades españolas están tambaleándose, las gentes están asustadas. ¿A dónde vamos a llegar? Se preguntan. ¿Qué está pasando?.. Nunca hubo tantos ciudadanos en paro, no tienen para comer y pagar lo que deben. Eso es muy peligroso. Lo que puede suceder lo sabemos, sólo que nos da pánico decirlo, ni las consecuencias que pudieran derivar… Si nuestros políticos no se ponen las pilas van a sufrir muchos reveces y los pueblos enteros lo van a sufrir. ¡Lo que nos faltaba! Y el tiempo corre presuroso… ¿Qué hacemos?..




Celestino González Herreros
         celestinogh@teleline.es

27/1/13

EL EMBRUJO DE NUESTRA ATRAYENTE CIUDAD















Puerto de la Cruz siempre fue un pueblo-ciudad abierto a todas las corrientes culturales, con inquietudes expansionistas y un gentilicio natural inconfundible. Tal vez, no está bien que yo lo diga ahora, después de haberlo afirmado otros muchos más cualificados que yo. Sin embargo, a tenor de los años que he vivido y lo poco que haya viajado y convivido con tantas etnias diferentes, puedo ratificarlo. Puerto de la Cruz es diferente y hasta me atrevo a decir: Mágico a la vez. Apenas entramos en su perímetro territorial, no se nota solamente, se siente. En sus gentes hallamos un grado tal de amabilidad y civismo que da crédito a mis palabras. Lo otro es aquello de las distintas corrientes culturales que se han asentado aquí y conviven con los portuenses. Sin pretender desprecio alguno hacia los demás y como he venido diciendo en múltiples ocasiones, se notan las diferencias y ahí nace la confusión de algunos que no acaban de valorar nuestra idiosincrasia personal y la forma abierta de comunicarnos con nuestros semejantes. Hasta el aire que respiramos parece distinto y se nota desde cuando nos acercamos a este limitado espacio comunitario. Innegablemente, sentimos el grato calor humano de nuestros cívicos habitantes…













Hoy sería imposible vivir como era antiguamente, hace varias décadas, que ni cerrábamos, a veces,  por las noches, las puertas de nuestros hogares. Entonces había un elevado concepto, muy generalizado, del respeto a lo ajeno y a las personas en sí, sean de la condición social que fueran. Acostumbramos a decir que éramos como una gran familia y sobre todos nosotros prevalecía el civismo que nos distinguía.


















¿Qué más se puede decir de nuestra actual ciudad turística que no sean elogios? A partir de ahora, siguiendo el curso acelerado de la evolución de la vida, nos vemos obligados a ir al paso del progreso; pero siempre quedan los principios que aunque muchos lo ignoren, son los fuertes pilares de nuestra historia local. De no haber sido así, que hayamos logrado ser el destino más atractivo y sugerente para satisfacer la demanda turística y seria, para nuestros visitantes, no hubiéramos alcanzado tanta fama. Hoy sólo nos queda concienzarnos de la importancia de aunar todos nuestros esfuerzos por mantener viva la ilusión de darle a Puerto de la Cruz una nueva oportunidad, que entre todos trabajemos con ahínco para que como ciudad turística la elevemos al lugar más alto a ver si conseguimos, nuevamente trabajo para todos. Ese muelle pesquero, comercial y deportivo, nos está haciendo mucha falta. ¡Pongamos el grito en el cielo a ver si nos oyen de una vez por todas! De ello depende nuestro progreso.

Celestino González Herreros
celestinogh@teleline.es

25/1/13


LOS INSTINTOS SON SEGÚN DE QUIENES SEAN


La pasividad en el hombre es mala consejera, anula los reflejos e inhibe el poder y sapiencia de los nobles pensamientos, hace estropicios en silencio; y como en las pesadillas oníricas hacen agónicos los confusos despertares.

La ociosidad es otra cosa, es inactividad lesiva, abandono de si mismo. Y la indiferencia es como una enfermedad transitoria –por suerte- pero despreciable al fin.

Según los ánimos de cada persona, cada cual responde a sus instintos de forma diferente. A modo de experimental consecuencia, siempre me ha gustado saber el por qué de las cosas, ¿por qué suceden? Si estás ocioso, aburrido o simplemente distraído, eres caldo de cultivo para generar en los demás, también, incomodidad. La vida es un breve tiempo que corre presuroso, no lo gastemos apáticamente, hagamos algo positivo que nos depare las satisfacciones necesarias para vivir más dignamente.

La agresividad también es causa lesiva que choca con la pasividad. El ser humano, de forma habitual suele confundir el estado anímico suyo y en las dudas nace copiosamente, en la calle, en cualquier lugar, modo y tiempo, a diario lo vemos, con gestos desencajados, mal humorados, despóticamente agreden al que encuentren en su camino. No es paranoia solamente, la falta de cultura y según el ambiente donde vivan se hace más hosca. En la calle se ve cada vez que ponemos los pies en ella. Sólo falta que no caigan a golpes sin razón alguna, como locos agresivos.


Comprendo, sin que esté justificándoles, la contrariedad que llevan consigo al no tener trabajo. Pero si son estudiantes pasa lo mismo y si tuvieran trabajo poco les iba a durar. ¿Tal vez la Televisión les tiene trastornados? Y señalo, no son solamente los jóvenes, también los adultos pecan del mismo mal.

La amabilidad, los buenos modales, el respeto y todas esas virtudes sorprenden cuando en alguien los descubrimos. Nada hay más placentero que, tropezar con personas bien educadas. Yo, al menos, quedo gratamente sorprendido. Son reflejos de un alma serena, tranquila. Y no olvidemos que la buena educación se mama…

Nuestra sociedad y este ambiente que nos está dado vivir y aguantar, en tanto esta crisis no la hayamos vencido, todo seguirá de mal en peor. Las gentes, en general, están desilusionadas, no le hallan incentivos a la vida, no ven horizontes alentadores –ni viejos, ni jóvenes- que cambien el panorama. Hasta que no nos organicemos mejor, trabajando en lo que hallemos y tratemos de superarnos, no daremos un paso adelante; y la crisis acabará con nosotros y los malos políticos que se larguen…



Celestino González Herreros
          celestinogh@teleline.es

24/1/13

AQUELLOS BOLEROS DE AMOR DE ANTONIO MACHÍN


 
Me imagino que aquellos que pertenecen a mi generación, oyendo cantar a Antonio Machín en la actualidad, acudirán a sus mentes nostálgicos recuerdos de aquella juventud floreciente, hace ya tanto tiempo perdida… Época aquella de las románticas fantasías amorosas y de no pocos desengaños. Su música nos atrapaba de tal forma, que soñábamos despiertos, flotábamos como una ligera burbuja y en los brazos del ser amado uno se sentía más cerca de Dios; no era necesario articular palabra, con sólo mirarnos y las dulces melodías de aquellos boleros o apasionantes canciones, eran como el arrullo sentimental que llenaba de goce al alma sin poder resistir el embrujo de los distintos temas que tan lindo interpretaba. Le robábamos su propio aliento y el gemir de su cálida orquesta; y a través de nuestras encendidas pupilas nos transmitíamos en esos deliciosos momentos de entrega pasional, cual mensaje de amor que su voz articulaba.

Muchas parejas de novios se unieron para siempre en Matrimonio enamorados con los constantes influjo del repertorio de Antonio Machín que tanto influyó en ellos donde estuvieran, en los bailes, conciertos públicos, etc. Aquellos bailes conmovedores eran una delicia oyendo la música sentimental del mago de los boleros, vivencias que nunca podremos olvidar.

Después de viejos recordamos aquellas tardes tan sensuales dando vueltas en la Plaza del Charco y de los salones del Circulo Iriarte llegarnos tan grata melodías de su música; si estábamos paseando o sentados en aquellos bancos de piedra o los de madera, nos quedábamos adormecidos y nos mirábamos como si en realidad estuviéramos bailando… Hicimos tantas promesas. ¡Qué frágil es la juventud! Nos trasformábamos en uno solo, en seres únicos que habitáramos en un mundo de ensueños; y todo cuanto nos rodeaba pareciera que sonriera y las brisas acariciaran. Todos los caminos y senderos con sus floridos márgenes invitaban sólo amar. Y por las noches, las estrellas del firmamento pareciera que nos sonrieran con su nervioso parpadeo. Y la Luna se escondía para darnos su sombra y que pudiéramos estar más íntimamente unidos en ese mágico bálsamo, acogedor y a la vez cómplice de nuestros temores, e instintos naturales de acercamiento… La Luna parecía que llorara celosa de nuestro gran amor. ¡Como si nunca hubiera tenido amores!

Paseando por la playa íbamos oyendo el débil eco de la voz de Machín llegar desde lejos, mirando al mar y viendo su blanca luz rielando sobre la mar tranquila y tenuemente tendida. Nos envolvía con el rumor de las mansas mareas y las olas, como queriendo danzar… Éramos como las notas de esas canciones en el torbellino del aire tibio de la noche.

Aquellas parejas sólo las separa la muerte, o algún desafortunado desliz, una traición, tal vez. Aquellos amores de entonces, está demostrado, son más indisolubles, más duraderas. Los viejitos no nos separamos nunca, porque en nuestro corazón hay una cicatriz imborrable de la amorosa huella de aquella pasión.

Aquel cariño creció más cada día oyendo los boleros de Antonio Machín y aún hoy los viejos lo sienten, lo intuímo, que esa música es como las brisas aquellas, que aún siendo tan viejas aún siguen soplando fuerte como el mismo viento… Hoy, las personas mayores lo recordamos y sentimos que la lleváramos dentro, junto a nuestro corazón como un vigía cuidándonos y alimentando nuestra ilusión. Toda una vida amándonos, sin cansarnos nunca, soplando como aquellas brisas del lejano vendaval.


Celestino González Herreros
 celestinogh@teleline.es

23/1/13

EN LAS SOMBRAS DEL PASADO VI LUCES DE AMOR… PUERTO DE LA CRUZ


 
Ha transcurrido muchos años desde entonces y siempre alimenté la idea de escribir alguna vez sobre el tema que si lo consigo habré hecho justicia narrando mis impresiones como breves episodios de la vida de la señora “Bienvenida” y del Convoy portuense, donde vivía en régimen de residente pobre de solemnidad y junto con un número determinado de familias sin recursos económicos, sólo el trabajo esporádico que hallaban en la calle. De ese lugar se podría escribir muchas historias, limitándome hoy a narrar algunos episodios de la persona “Bienvenida”, insólita protagonista de enternecedores datos dignos de ser narrados por sus excepcionales características.

En aquella época, yo ya daba los primeros pasos como Practicante en Medicina y Cirugía Auxiliar y a usanza de aquellas fechas, se acostumbraba a ir donde estuvieran los enfermos y en la forma que fuera, sin  condiciones, los médicos y así también los practicantes y comadronas. A los pobres de solemnidad, protegidos por el Estado, Sanidad los atendía con todo rigor y profesionalidad. Bueno, esa era una condición nata, propia de cada uno de los profesionales; y como todos sabemos, siempre ha existido diferencias… El caso es que, a petición de mi añorado padre, también Practicante, Enrique González Matos, por exceso de trabajo solía darme una lista de muchos de sus enfermos que tenía que ver diariamente o en distintos periodos de tiempo para ser atendidos. Resumiendo, fui al susodicho Convoy, por primera vez, comprobando la calidad de vida existente de aquella buena gente era un tanto lamentable. Bien es verdad que eran tiempos muy difíciles. Busqué a un niño que había que aplicarle un suero intradérmico. Luego busqué a la mencionada señora “Bienvenida” aquejada de una insuficiencia cardiaca. Para colmo de males, muy obesa y con acentuada dificultad respiratoria, para inyectarle en vena Eufilina.

Les cuento, no sólo a modo de anécdota, … En el centro de una cama ancha, de matrimonio, yacía acompañada de unos ocho niños pequeños, algunos de meses de edad, que para ser posible que sus madres pudieran ir a trabajar se los cuidaba. ¡Qué cuadro, Dios mío! Casi sin poder respirar –hasta que era tratada- haciendo a la vez  el difícil trabajo y la responsabilidad que ello conlleva, cuidando a tantos críos.

A pesar de los años que han transcurrido desde entonces, no puedo olvidar, y hasta a veces me emociono al recordar aquel insólito acontecer y el gesto de amor y solidaridad de dicha señora.
En varias ocasiones fui a verla, por prescripción facultativa, hasta que dejaron de llamarme Supongamos la razón.
Recuerdo que alguna vez me sentaba, en ademán compasivo, en una orilla de dicha cama y jugaba con los niños, a la vez que conversábamos cosas del pueblo y nuestras gentes, pues llevaba tiempo sin salir a la calle. Con deseos de saber qué acontecía allá afuera. Era un entretenimiento habitual e importante la comunicación oral de los últimos sucesos locales… Enfrente, puerta con puerta, estaba el Empaquetado de Plátanos de don Ignacio Torrents, hombre bueno donde los hubiera, que mucha hambre mató con sus plátanos a esa pobre gente. De aquellos niños, en la actualidad, ya hombres mayores, a veces hablo con alguno y me lo recuerdan. Hoy todos son hombres de provecho, como suele decirse. Ellos se sienten muy orgullosos de aquel gris pasado y recuerdan con mucho cariño a la señora “Bienvenida” y a quienes más supieron ayudarles a superar tan difíciles y circunstanciales momentos.

Es asombroso el cambio que puede generarse en el hábitat humano y cómo se transforma todo con el paso del tiempo.  Sólo hay que saber esperar a que pasen las tormentas…

Y casos como este que acabo de narrar, son muchos los que hay, vivencias que al recordarlas nos ayudan a vivir más conformes con nosotros mismos, posiblemente confortados por aquellos quehaceres pasados, recordando tantas horas ejerciendo voluntariamente ese sacerdocio de hacer todo el bien posible a quienes quieran aceptarlo o más nos necesiten, dándoles nuestra humilde ayuda profesional en ese marco asistencial; llamados por el sufrimiento ajeno, a mitigar tantas dolencias y tristes enfermedades.

Desde muy temprana edad, también en Venezuela y luego aquí, sacrificando a mi propia familia y a mi juventud, di lo mejor de mí en esa misión cristiana que nunca quisiera olvidar. Era otra época, con privaciones y escasez, pero más sensible ante los problemas de nuestros semejantes. Hoy todo gira alrededor del dinero, es diferente. La medicina se ha politizado y por ende se ha deshumanizado.

En contra de lo últimamente dicho, debo, a su vez, añadir que desde hace un par de años vengo observando en los Centros Asistenciales de la Seguridad Social y Sanidad, que en un gran porcentaje de los profesionales existentes, al necesitar sus servicios, por razones obvias, el grado de exquisita  amabilidad y entrega es notorio en sus profesionales responsables. Bueno, siempre hay inadaptados, pero no les tenemos en cuenta, es más, les despreciamos como algo dañino.

Creo que se ha cumplido mi viejo deseo de escribir alguna vez sobre nuestra recordada “Bienvenida” y aprovechando la ocasión, con el recuerdo de su sacrificada vida, a pesar del tiempo transcurrido; y de quienes aún le recuerden, el día en que también nos llegue la hora de rendir cuentas a Dios y sigamos sus pasos, apreciaremos las satisfacciones que depara el bien…



Celestino González Herreros

http.www://celestinogh.blogspot.com

20/1/13


CASUAL HALLAZJO POÉTICO EN UN LUGAR ROMÁNTICO


En mi mente bullen temas diferentes para iniciarme en estos momentos, o lo que es lo mismo, escribir algo mientras pasa el tiempo y el relajado ambiente  que me envuelve  lo permite.
Tengo frente a mí un montón de elementos propios de un Bar. Restaurante, andamios, repisas escalonadas llenas de botellas, jarras de barro fundido… Salchichones y patas de cerdo colgando, etc. Secadores eléctricos para la cristalería, taburetes… Pero hay algo más, que me está cautivando, que no deja concentrarme en mis propósitos anteriores, escribir algo de nuestra actualidad cívica y social, que argumentos no faltan.

Hay varios óleos bien distribuidos en las paredes del concurrido local donde me hallo “matando el tiempo”, y, verdaderamente, no esperaba esta sorpresa. Hay un hermoso cuadro, un soberbio óleo imposible de ignorar su temática y familiares perspectivas, su perfil artístico es una calle toda empedrada a la antigua usanza, con la luz reflejada de un claro poniente que llega nítida a inundar la pared impresionante de una vieja casona, balconada espléndidamente ilustrada para involucrarnos y hacernos partícipes de sus encantos, con sendas buganvillas, una color lila y violáceas y la más cercana de un naranja encendido; y adentro, a través de un viejo portón se divisa una cuidada siembra de floridos geranios rojos. El amplio muro oponente, frente por frente, ensombrecido discretamente a todo lo largo del mismo, otra buganvilla color rosado que lo cubre casi por completo en su parte superior. Y como no podía faltar en el místico y a la vez real episodio natural y artístico  de nuestras islas canarias, se observa erguido un fantástico y representativo drago bellamente iluminado por nuestro cielo y la innegable luz de nuestro sol. Detrás otras casas del campo y las palmeras sonrientes de nuestra campestre vegetación, ambiente que se ilustra aún más con la presencia de la cordillera dorsal que por momentos se torna color violeta y pizarra brumosa y silente… Y entre brumas espesas y de condensadas formas, aparece majestuoso nuestro gran vigía, el Teide gigante e impetuoso. Y las nubes que le cortejan desde lo más alto, allá en su atalaya... aún nevado en cualquier día invernal, como queriendo felicitarnos con su dulce presencia, en esta esperanzada Navidad y con cuya compañía voy a brindar por que así sea…

Nunca sabremos a dónde nos van a conducir nuestros pasos, ciertamente... Mas, pienso que ocasión como esta, frente a un bello óleo como el que tan solemnemente admiro,  nunca iba a sentirme  tan a gusto… ¿Saben?, hasta he soñado mientras escribía esta espontánea narración; y he caminado pisando con buen pié, sus solitarios senderos  y la empedrada calle, pavimentada con las más dulces pinceladas artísticas.
Sin querer turbar ese silencio sobrecogedor que imprime tanta soledad, tanto recogimiento; y hasta pensé que si estuviera acompañado por quien yo sólo sé, hubiera sido como trasponer los difíciles umbrales de la eterna felicidad, con ella…

La Calle San Felipe de Puerto de la Cruz, me condujo a este recoleto y recogido lugar. Y cuál no sería mi sorpresa hallar a unos metros más del señalado lugar, donde se fraguan tan maravillosas obras de arte, de un excelente pintor portuense, reservado y discreto, autor de esos delicados cuadros… No digo quién, por respeto y querer preservar el derecho a su intimidad.

Celestino González Herreros
           celestinogh@teleline.es

18/1/13


SON AVES LIBRES MIS MUSAS

No pienses en ti cuando leas
estos versos inspirados
en episodios pasados,
piensa en mí, aunque no me creas.

Poesía es la misma vida
con todas sus consecuencias.
De un cúmulo de vivencias
una razón compartida.

Poesía son las evidencias:
son los labios que se besan.
Los recuerdos que regresan
como mutuas dependencias...

Poesía es llanto, es canto,
es lamento lastimero.
A veces juego lisonjero.
La queja de un desencanto.

Son aves libres mis musas,
que van y regresan solas,
que vienen como las olas
y  llegan a mí difusas.


Mis musas son tan sumisas
que hasta juego con ellas
como si fueran estrellas;
por eso distingo sus risas...

*****

Celestino González Herreros
celestinogh@teleline.es







RECOMPENSA MORAL DEL HONOR

El ser humano, como responsable de su palabra, es enalteciéndola con su puntual pulcritud y respeto, como debe conservarla. De nada la sirve al hombre con muy buenas cualidades si desmerece de su honor, de su palabra empeñada en cualquier circunstancia de su vida. La palabra dada hubo quién la significó como si fuera sagrada ante los hombres. Si se da hay que cumplirla. Por eso, los mentirosos son repelidos en la sociedad, son absolutamente inútiles.

En cualquier momento cada uno de nosotros ha sufrido un desengaño al no cumplírsenos la palabra dada… Quedan vacíos de todo contenido serio y responsable, nadie les solicita y tienen muy pocos amigos o ninguno, cuando le descubren como un simple embustero.

Pienso que la palabra que se da hay que cuidarla mucho y pobre de aquel que sea un desmemoriado, peca cada vez que abre la boca. Y los hay que no conocen la vergüenza, por eso insisto,  cuando hablo con mis amigos, que cumplir con lo que se ofrece es ganar la estima y el respeto infinito de los demás mortales.

Nada se parece tanto a la mentira deliberada, cuando el farsante, sólo él, conoce sus malsanos propósitos y ve con indiferencia el daño que pueda causar consecuentemente.

Un honorable señor se distingue de esa escoria, tratándole, cuando admiramos ese elevadísimo concepto de la verdad y todo aquello que de ella se deriva. Así pues, cuidado al elegir entre las personas que nos rodean, si antes no les conocemos bien desde los distintos ángulos que le rodean. Y nunca nos fiemos de las apariencias ciegamente, que suelen ser la primera trampa que nos ponen. Se puede convivir con ellos e inclusive enriquecerles con buenas dosis de ética; y persuadirles en lo posible, para que nunca más caigan en tan burda tentación  de infidelidad ciudadana.



Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
          celestinogh@teleline.es

17/1/13


SOLEDAD  DISTANCIA  SIN  HORIZONTES

No voy a defraudarte amigo, trataré de armonizar tus deseos con mis escasas facultades a ver si consigo satisfacerte. Buscaré cómo acercarme a los viejos escenarios que tanto anhelas. Me pides que hable de aquellos viejos tiempos. Y recuerda que te dije: Vamos adelantarnos un poco de esa etapa de nuestras vidas; mira, te propongo que hablemos del presente... Y me dijiste que no, que esperabas buscara un poco en el pasado aquel, cuando éramos jóvenes y parecía que uno flotara en el aire como una burbuja... Cuando la ilusión era la fuente de nuestras inquietudes y no había otra razón que justificara la existencia misma. Ilusión por todo con irresistibles deseos de posesión, de descubrir los misterios de la vida junto a sus superficialidades. Entre otras cosas (propias de la edad) nos gustaba ir tras las chicas, que era entonces lo más apetecible y lógico, hoy son distintas las perspectivas, al verse uno ya mayor y en el preludio de la vejez. Pensar en todo eso me anima a conservar  la ilusión, con los recuerdos que son en definitiva el aliento que nos sostiene ahora, cuando nos van faltando las fuerzas y las excelentes influencias de las iniciativas y el equilibrio dinámico de aquella juventud.

Me preocupa tu desánimo injustificado, por que no somos tan viejos como para que te excedas en tus negativas apreciaciones, o tal vez temores. Tú recordarás cuando me decías que éramos poca cosa, que no teníamos ni para comprarle un caramelo a la amiga. Que dependíamos siempre de nuestros mayores mientras estuviéramos estudiando y no lo ganáramos de otra forma. Que cuando fueras en verdad un hombre jamás llegarías a ser viejo, o lo que pueda parecerse a un adulto aburrido. Que te las compondrías para estar siempre alegre y contagiar esa alegría a los que te rodearan.

Me estás decepcionando, repito, querido amigo. Anda, ven conmigo. ¿Algo te lo impide? Pues vamos, y préstame atención, considérame como lo que somos y hemos sido siempre, buenos amigos y nada más.

Tú no sabes cuantas veces envidié tu carácter, tu forma de ser abierta y comunicativa, ahora no te me derrumbes, que aún me sigue llamando la atención ese don que tú tienes, o al menos, antes lo tenías.

Te acuerdas de aquella chiquilla de las trenzas largas y nariz respingona que te tenía en el aire (como una burbuja) y me decías que no dormías, que la tenías grabada en tus retinas y en la mente; que no podías soportar su ausencia ni un minuto más. "Ayer la vi." y me preguntó por ti. (Después de tantos años, ¡qué bonito!) Ha pasado el tiempo y no parece. Ella casó y enviudó. Me decía con insistencia que fue muy feliz, que él era muy bueno, que la tenía como a una reina...

Cada segundo que pasaba miraba a mí alrededor por si te veía llegar y no se diera cuenta; me hubiera gustado que la vieras, tan bonita como antes a pesar de los años. Yo intuía que había un extraño destello en toda ella. Algo estaba ocurriendo. Cuando me hablaba o hacía algún gesto, me traía recuerdos tiernos y algunos amargos, no voy a negarlo. Recordaba cuando me decías que era como una rosa, suave y aterciopelada...

Antes de despedirnos de tan casual y emotivo encuentro me volvió a preguntar por ti. Que si estabas bien, que si habías tenido suerte. Si te habías casado, si tenías hijos y cuántos. Al final ya conmovida me comentó, con un brillo de ternura en su mirada, que aún te seguía amando, que no podía evitarlo. Que ahora estaba más triste que nunca, que se refugiaba en el cariño de sus nietos, pero le faltabas tú, que fuiste el único culpable de vuestra separación  "inútil",  de aquel gran amor... ¡Que te necesitaba tanto! Que siempre se acordaba de aquellos ratos de incalculable ternura "que nunca más volvió a gozar" como esa vez,  ni en ningún momento, de todas aquellas vivencias... Y que tú la inducías al éxtasis más profundo con solo mirarle... Me dijo tantas cosas enternecedoras que no pude menos que seguir envidiándote. ¡Y mira que han pasado años!

Luego, tú prefieres que te hable del pasado, nada quieres saber del presente, solo saber de ella  "estáis los dos locos, siempre lo estuvisteis y yo soy testigo."  que es cierto todo eso que digo, si no, me callaría para siempre.

Habla hombre, algo tendrás que decirme, te veo pálido y nervioso, sin tu habitual arrogancia. Estoy sintiendo interés por lo que vas a añadir a mis casuales comentarios... Sin habérmelo propuesto, previamente, he removido, ciertamente, cenizas que reposaban en el más profundo silencio. O tal vez en el abandono más absoluto.

Dime eso que necesitas tanto, esa dulce confesión de tus verdaderos sentimientos; aunque ya sin palabras lo adivino, me lo estás diciendo… Tú también la sigues queriendo, a pesar de todo. Si hubieras visto cuando pronunció tu nombre, se me puso un nudo en la garganta; y lo repitió varias veces, mirándome a los ojos fijamente, implorándome que no la engañara. Quería saber solamente si estabas bien, si podrías necesitarla, si te sentías solo. Y le hablé de ti, que me inspirabas lástima, que nunca quisiste saber nada de otra mujer y que estás prácticamente abandonado. Siempre callado y buscando, con la mirada ausente, más lejos que lo permisible... "Hay distancias que no se alcanzan ni con el pensamiento, por que huyen por el tortuoso camino de la sinrazón (inclemente distancia sin horizontes) y tristemente nos vemos sumergido en la más absoluta soledad".

Mira, antes de despedirnos le dije, que volviera otra tarde, que me gustaba oírle cuando hablaba de ti. Que guardaría el secreto, que no te diría nada si así lo deseaba. Y me detuvo con cierto ímpetu, sujetando mi brazo me dijo que quería verte, que te necesitaba antes de partir definitivamente... Que te buscara. Mas, para evitarte el encuentro he dudado si no fuese prudente, en fin, hasta ya estaba decidido a olvidarlo todo. Por esa razón, al comienzo te decía que mejor vivamos las cosas del presente momento, de todo lo que acontece en nuestro entorno y que te olvidaras de aquello que tú mismo un día destruiste por tu estúpida inexperiencia, esa lamentable situación que se vive con frecuencia en la juventud y luego sólo trae desencanto  y sufrimientos.

Y me sales tú ahora, pidiéndome que te hable de los viejos tiempos ¡y yo queriendo evitarlo! Ya te lo he dicho, es lo que precisamente estabas buscando." Ella te quiere, siempre te quiso". Sólo que, otro le dio lo que tú le negaste. Sin vuelta de hoja.

Que no hay juego más traidor y sucio en el amor, que el de los falsos interrogantes, por que con ellos nace la incomprensión y las desleales dudas respecto a la felicidad. Y cuando muere la confianza y el amor se siente herido, existe el riesgo de perderlo todo y para siempre  "aunque nunca muera",  como ocurrió con ustedes.

Seguimos caminando juntos, pero ahora en silencio, él con las facciones ensombrecidas y sin apartar su mirada del estático pavimento me asentía con la cabeza, como queriendo darme a entender que era cierto cuanto le decía, aunque seguía sin entender, ¿de quién fue la culpa realmente y cómo sucedió?.. Ya era demasiado tarde, la había perdido.

Con lo bella que es la vida, tener que ver turbados sus esplendorosos atractivos. Y yo que llegué a envidiarle hasta este último instante.

Un caudal de luz cegó a mis ojos, sentí dentro de mí como si nacieran nuevas sensaciones que me inundaban de placer y ternura. Sentí deseos de correr a reunirme con los míos  "de ir gritando por la calle..." Y pensar que le envidiaba tanto, mas, hoy me doy cuenta que en verdad soy yo el envidiable, teniendo lo que tengo, para mí un precioso tesoro y una paz incalculable...

¡Anda amigo, ve por ella a ver qué sucede!..



Celestino González Herreros
          celestinogh@teleline.es




                                                                                     

16/1/13




MASCARITA JUNTATE CON NOSOTROS EN EL CARNAVAL


Ya se acercan Los Carnavales, a revolver mandan, en los viejos baúles, a despolvar ropas en desuso, sombreros, zapatos antiguos y corbatas desteñidas por el paso del tiempo. Creo que las tiendas del ramo pocas ganancias van a tener, no hay dineros suficientes como para gastar en telas y demás artilugios, además pasta suficiente para confeccionar los distintos trajes que hasta el momento actual era costumbre hacerlo de pocos años atrás. Aunque siempre hay algunos que no tienen en cuenta la situación difícil que estamos viviendo, sin importarles las carencias que tantas gentes sufre, Y si seguimos retrocediendo, volveremos a usar las blancas sábanas y las caretas de cartón, a la vieja usanza.

Intuyo que cuando logremos revivir aquellos días de ilusión, en Puerto de la Cruz resurgirá aquella alegría incomparable con sabor a fiesta tradicional. Entonces no será necesario gastar tanto para que podamos romper el fastidio de la actual crisis, al menos en esos señalados días. Y habrá torrijas como antiguamente; y mataremos la culebra como también era costumbre nuestra. Las calles portuenses serán como ríos humanos celebrando esos necesarios momentos. La chiquillería y los adultos hallaremos mil ocasiones para volver a vivir como fuera ayer en nuestra bullanguera ciudad.

Repito, con menos dinero y más entusiasmo la alegría rebosa… Me veo dando el coñazo en la Plaza del Charco sin que me reconozcan aquellos viejos amigos y queridas amigas. Juntos los que aún quedamos y que tanto disfrutamos cuando éramos más jóvenes. Todavía somos capaces de dar algunas lecciones de cómo hay que divertirse sin problema alguno.

Así, pues, ánimos les brindo a todos, para que no desaprovechen la gran ocasión de “relajarse” un rato de esos que no se repetirán jamás, ni habrá, tal vez, tiempo suficiente…

Precisamente, recientemente acabo de ver en Internet viejas fotografías de los Carnavales antiguos y, desde luego, algunas están del diez, cuánta imaginación y sencillez y derroche de alegría transmiten las mismas. Tal vez los más jóvenes no entiendan el sentido de mis palabras, la emoción que pongo en ellas. Es comprensible que para los más viejos esos testimonios nos emocionen. Reconocí a muchos que ya no están entre nosotros; y realmente da que pensar, aunque no lleguemos a alguna conclusión… Qué extraña es la vida y cómo se extingue, yéndose por los intrincados y ocultos caminos e invisibles veredas de nuestro efímero mundo de inconclusas ilusiones y truncadas promesas. Gentes que aún parece que estuvieran vivas, si hasta sonrían y transmiten calor humano y afecto infinito mientras están presentes en esas fotografías del pasado y que antes fueran sus ilusionados presentes, sin sospechar que el tiempo se acaba lánguidamente con nosotros mismos.



Celestino González Herreros
http.www://celestinogh.blogspot.com
          celestinogh@teleline.es