Sí,
me siento jubiloso leyendo por doquiera noticias de nuevos proyectos a
realizarse en Puerto de la Cruz,
obras y reformas, específicamente en el casco histórico de nuestra ciudad. Y
arreglos en una treintena de calles, aparte de otras más modificaciones: La Estación de las guaguas,
los jardines del Taoro, Jardín Botánico, etc. La verdad sea dicha, ello
confirma mi entusiasmo, que no podía ser menos.
Parece
que esta vez van en serio, pese a la crisis que sufrimos. No sé de dónde van a
sacar tanto dinero, si del Cabildo de Tenerife, del Gobierno de Canarias, del
Central, etc. A nuestro Ayuntamiento no lo menciono por que de todos es sabido
que no tienen de donde cogerlo, a menos que nos suban los Impuestos… Y hagan
algún cambalache más como es costumbre.
Lo
importante es generar confianza y que nuestros inversores y los foráneos
pierdan el miedo de emplear sus capitales, que en definitiva, al generar
puestos de trabajo, mitigarían las exorbitantes cifras existentes de parados y
se mueva el comercio con la ayuda de todos. Si hay sueldos fijos y llegamos
económicamente a fin de mes, ahorrando algo, la moneda circularía en las calles
y los negocios revivirían. Claro, que a La Banca hay que controlarla, las cuales ha contribuido
en gran manera a que estemos sufriendo
esta cruel crisis que se hace insostenible.
Las
gentes de la construcción están desesperados, muchos de ellos arruinados y sin
saber qué hacer con la maquinaria adquirida y grúas compradas con los créditos
que les dieron los Bancos y que ahora lo han perdido todo y lo más denigrante
es que tienen que seguir pagando las hipotecas. Aquel mundo tan prometedor se
les vino abajo y el verdadero negocio lo han hecho los Bancos y lo seguirán
haciendo hasta abastecerse; y ahora quieren enmendar los atropellos hechos con
esa juventud engañada, con o sin mala intención (¿?) pero los han arruinado
moral y económicamente.
Lo
cierto es que, al no haber garantías bancarias se vino todo abajo y ellos, los
de la Banca y
sus cómplices, hasta la fecha de hoy, siguen inamovibles viviendo del gran
pecado de la inocencia y la ignorancia de nuestras gentes confiados en ellos,
y: ¡fírmeme aquí!
Dicen
que la esperanza es lo último que muere y en esa línea debemos seguir, repito,
aunque parezca utópico, me siento optimista y sea difícil creer que estamos
saliendo, como dicen, de esta condenada crisis que tanto daños ha causado,
sobre todo a la clase menos favorecida, al que ahora es más pobre que antes y
que no saben donde ir, ni qué hacer. Hay que hallarse en la misma situación que
están ellos para poder entenderlo.
Dios
quiera que en verdad esta situación se arregle en bien de todos y volvamos a
ser lo que fuimos, pero nunca olvidemos lo que son las crisis económicas, males
que pueden evitarse.
Celestino
González Herreros
celestinogh@teleline.es
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