PERFILES DE PUERTO DE LA CRUZ
Siempre
ha sido Puerto de la Cruz
lugar de encuentro entre nuestras gentes y foráneos. Lugar tranquilo, humilde y
paradisíaco, puertito de mar donde se han forjado tantos sueños... Escondido
entre basálticas ruinas de un pasado legendario. Nace al pie de la mística
ladera del Valle de La Orotava , entre su mar
bravío, montes y cañadas; y entre las mismas, los barrancos que desembocan en
las tranquilas playas de nuestra costa atlántica. Custodiado, desde su atalaya,
con expresión serena, por nuestro Teide gigante. Lugar acogedor y atractivo, no
sólo por sus excelencias naturales, su clima incomparable y demás condiciones
climáticas, sino también, por lo distintas y amables que son sus gentes.
Aún
considerando la salvedad de que aquí convivimos con diversas culturas. Es el
sitio idóneo, donde atesorar los más gratos recuerdos... El hecho de que los que nos visitan repitan
nuevamente, es una evidente circunstancia a tener en cuenta; y que en demasía
deseen quedarse aquí para siempre, ello
también dice mucho. Donde satisfacer al más exigente. Es ese remanso de paz
lugar donde se encuentran, llamados por sus abundantes bondades y atractivos
naturales, con agrado y la misma curiosidad de aquellos que le buscaron siempre,
un destino acertado, sin equivocación alguna. Trampolín para ir a visitar el resto
de nuestras islas canarias a recibir nuevas emociones. Si, aquí se han
realizado, muchos sueños y deseos... Y, todos estos substanciosos atributos,
los menciono a colación de lo que oye uno de boca de algunos, despotricando de
su propia ciudad, inspirados por sus fracasos y frustraciones “políticas y
sociales”, al no haber logrado, jamás, ver realizadas sus nefastas ambiciones.
Para esos inadaptados, todo está mal hecho, a buen seguro hallen algo que les
satisfaga. Y nadie sabe más que ellos. Sí, son unos pocos, o al menos van
quedando menos. La tolerancia y el sentido común, objetivamente, se hacen
indispensables en cada momento, clamando nuestra atención ciudadana; también para
nuestros políticos.
Al
Puerto de la Cruz ,
le debemos mucho, Por lo menos, pongámosle un poco de cariño, que las críticas
que se le hagan, sean sinceras y constructivas y que cuando nos sorprendan sus
encantos naturales, digamos con gracia y honradez, la grata impresión que sus
bellezas nos causan. Como hacen la mayoría de nuestros visitantes, los cuales
dicen sentirse atrapados y deliciosamente atraídos, hasta por el más
insignificante detalle de nuestro mágico entorno.
Lo
viejo lo valoran como la cara sentimental de la ciudad, donde aparecen algunos
de aquellos añosos vestigios que nos traen tantos e imborrables recuerdos y que
forman parte de nuestra historia local. Está la otra cara de la ciudad,
moderna... Que, más ofreciera si hubiera dinero y buena voluntad, si entre
todos pusiéramos un granito de arena hasta ilusionarnos y defendiéramos
nuestros derechos y el de nuestros descendientes, con coraje.
Pero,
últimamente, observo en el ambiente el vicio pululando nuevamente, del afán
protagónico de unos que no se cansan de fastidiar… Otra vez los
enfrentamientos, como la hienas defendiendo sus presas y no quieren soltar
migajas… Nuevamente los encendidos rescoldos del rencor y el odio amenazan con prender la llama de la
intolerancia y sin reparar en las consecuencias se lanzan a la batalla
desacreditativa de los insultos barrio bajeros, calumnias y despropósitos. El
progreso de nuestra maltrecha ciudad no les importa, hacen que sí, pero sabemos
las verdaderas intenciones y las apetencias que les inspiran tanta locura e
intereses partidistas. Si no conociéramos el panorama nos podrían convencer,
pero ya quedan pocos incautos que no se hayan aprendido la lección. Cada día
que pasa otro se acerca… Volverán las urnas a llamarnos y haciéndonos promesas
que ni ellos se las creen, nos lambuzarán… Lástima que sigan equivocados, que
no sepan ganarse a un pueblo honesto como el nuestro que sólo quiere resurgir
desde sus ruinas cuando políticamente le han matado entre unos y los otros…
Si
supieran las ansias que sentimos de hallar
algún equipo capaz de devolvernos el prestigio perdido… Si supieran que
ya no somos sólo los portuenses quienes lamentamos nuestra dramática situación,
que es la isla entera que ya está cabreada de tanta falsedad e ignominioso
proceder político y que estamos decididos a no permitir más abusos. ¡Ténganlo
bien en cuenta! Y tomen ejemplo de tantos políticos honrados que han
dignificado a sus conciudadanos. La crisis económica es otra cosa bien distinta
a la crisis política. Conteniendo mi ira, mi gran pesar ciudadano, pregunto:
¿Por qué han de irse siempre primero los mejores? Al menos, los entendidos
dicen lo mismo, ¿por qué, Señor?
Celestino
González Herreros
celestinogh@teleline.es
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