2/11/12

VOCES CALLADAS DE NUESTRA CONCIENCIA



Comprendo que a veces es más difícil recibir que el hecho de pedir o rogar,  exigir es más fácil… No nos damos cuenta de que otras tantas veces, es casi imposible complacer a los que quisiéramos poder ayudar de verdad. Cuántas veces quisiéramos dar por zanjados asuntos realmente importantes y no disponemos de los medios al alcance de nuestras manos; y nos queda la pena de no haber podido complacer al que en realidad nos necesita. Aunque según dice el viejo refrán: Más consigue el que quiere que aquel que puede. Ahí entra en juego la voluntad del hombre, la buena disposición de las personas que razonando debidamente, aciertan a comprender las necesidades de los demás.

Comprendo también, que los distintos responsables de cada Área Municipal, aparte del propio Alcalde, más quisieran poder hacer, en ello les va no solamente el reconocimiento de su pueblo, esos méritos pocas veces alcanzables con miras no sólo a su propio futuro, sino también al respeto del que se hacen acreedores y el afecto consiguiente.

Ya sé que es difícil hacerle entender a determinadas personas lo importante del razonamiento.
También hay otro refrán que dice: Ningún camello se ve su joroba… Evidentemente, nadie es perfecto en esta vida, todos cometemos errores y muchas veces involuntariamente; ni siempre nos salen las cosas como las hemos planeado. Ello no quiere decir que la persona referida se haya degradado, ni perdidas sus nobles cualidades, sus verdaderos méritos.

Despotricar de alguien a sus espaldas es muy fácil para algunos, sobre todo si no tienen limpia su conciencia. ¿Seguimos con los refranes? Nunca llueve a gusto de todos… Y no olvidemos que los conceptos personales que tengamos de los demás, los afectos, las simpatías, etc.,  respecto a los demás suelen ser recíprocos, bueno hipotéticamente. A mí mismo me ha ocurrido, no tragar bien a una persona y luego, después de tratarla varias veces,  resultarme ser una magnífica y amena persona, sin aquellos defectos que le veía. Algunos habrán pensado de mí igual. He ahí la importancia de la comunicación, el milagro de la cercanía, del trato humano.

Trasvolando, acercándonos a nuestros respetables políticos, por ejemplo, si ellos se acercaran más a nosotros, estoy seguro que iban a entendernos mejor, o por lo menos, íbamos a considerarnos mutuamente y sin recelos, de acuerdo a las circunstancias existentes. Tanto ellos, como nosotros, necesitamos acercarnos más. Nosotros conocer sus problemas, sus inquietudes y desconsuelos, sus precariedades, sus pesares, ya que son seres humanos con las mismas dificultades que sufrimos nosotros y sin medios al alcance se ven impotentes muchas veces al no poder cumplirnos…

Ellos saben nuestros problemas, conocen las necesidades de nuestros pueblos, pero no hallan los medios capaces que les permitan resolver tantos problemas existentes.

Nuestro sistema de Educación está sufriendo idénticas situaciones, nuestra Sanidad, la misma Justicia…

No trato de justificas esta tremenda crisis que estamos viviendo, tampoco con ello resolveríamos el problema. Tolerancia t solidaridad serían las únicas armas para seguir luchando, quizás hasta estemos venciendo algunas batallas que por pequeñas ni se notan, pero sí, con el tesón y el coraje de vencer la verdadera guerra que nos devuelva la paz perdida y volvamos a ser competitivos, laboriosos en el trabajo y fieles a nuestros principios. Tenemos que aprender a disculpar, si lo conseguimos volveremos a ser lo que fuimos.


Celestino González Herreros

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