ÁNGULOS
DE IRRESISTIBLE PROYECCIÓN TURÍSTICA
He ahí la estampa prometedora
de nuestro inmenso océano que nos permite acariciar celosamente el atractivo
perfil de la costa Martiánez de Puerto de la Cruz , donde en tiempos pasados jamás pensábamos
que sería el atractivo turístico señero por sus excelencias naturales, el lugar
más apetecible y envidiado, donde se fraguaron tantos sueños y aquellos de
nuestra primera juventud. Es lógico y nada difícil, comprender algunas veces,
nuestra euforia sentimental al respecto. Sin ganas de quitar cosas para poner
otras… Y sin embargo seguimos afanosamente mejorando su imagen,
embelleciéndola, si se quiere, todo el entorno alucinante y único de nuestro
Puerto de la Cruz, que aunque tan grande imaginándole desde lejos, a tientas,
imaginativamente podemos abrazarle u
oníricamente cuando caminamos por sus peatonales calles, sus bellas avenidas o
los sugerentes rincones, solitarios y tranquilos, unos, otros soleados, desde
donde podemos apreciar la atractiva silueta marinera y turística de la ciudad. Cuando
tratamos a sus alegres gentes moviéndose en todos los sentidos en su afán
cívico y natural recreándose en nuestra honrada oferta ambiental.
Ahí está, sólo un trozo de
cielo y de mar y un pequeño guiño de nuestra moderna ciudad, donde descansan
placidamente nuestros satisfechos visitantes, reponiendo fuerzas para emplearlas
en la noche de cristal y alegres resplandores, gozando la fiesta portuense
donde quieran participar. Ahí está nuestra ciudad turística abierta a todas las
culturas y nobles pensamientos, confidente de nuestras generosas aspiraciones y
cuantos matices o apetencias el espíritu nos sugiere.
Viendo la imagen que ilustra
el espacio que ocupan mis emotivas palabras pareciera que una mágica ventana se
abriera hacia el mundo exterior, burbuja de los más tiernos sueños; y por ella
penetraran a nuestro mágico interior y avistaran la grandeza que atesora
nuestro pueblo marinero y rigurosamente sociable con quienes nos visitan
internacionalmente, conocido ya por quienes nos han honrado con su visita y han
repetido varias veces la misma aventura entre nosotros. A ellos dedico mi
tiempo, mi humilde tiempo, pero no por ello, al fin, parte de nuestra vida
representando a mi noble ciudad como el destino más acertado y generoso jamás
soñado. Puerto de la Cruz ,
en Tenerife, no tiene fronteras, es un tranquilo jardín sin amo ni señor, es la
paz y sosiego personificado, es la idiosincrasia de su gente lo que nos define
amigablemente.
Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
celestinogh@teleline.es
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