10/11/12


¿CÓMO ENMENDAR UN POSIBLE DESCUIDO?

Hay cosas que resultan incomprensibles en la vida de los pueblos y que dan lástima, a saber. Intuyo que aquellas personas que tan altruisticamente pensaron en erigir un monumento que nos recuerde a la distinguida personalidad de don Francisco Bonnín Guerín, particularmente como exquisito acuarelista, aún puedan vivir algunos, no hayan protestado, después de haber logrado sus sanos propósitos de honrar el nombre del homenajeado, en la actualidad rodeado de múltiples contenedores de basuras, de todos los desperdicios inherentes a la añosa Plaza del Charco y aledaños más próximos, sin que nadie levante ni un solo dedo ante tal escarnio y falta de respeto.
¿Saben qué? Mejor quitar tal busto de ese fétido lugar y por ética y dignidad lo trasladen a cualquier otro lugar y dejen ese reducido y pestilente espacio, si quieren, sólo para la basura. Aunque sea fuera de contexto, allí donde va a parar tanta mal oliente porquería debieran, también respetar las Residencias turísticas del lugar, Debieran improvisar unos cuartos adecuados para encerrar los despojos del lugar y evitar con ello malos olores y las posibles infecciones que ello conlleva. Pero, siguiendo con don Francisco.  Creo que merece estar rodeado de flores, de sus rosales trepadores, sus frondosas buganvillas, espacios ajardinados y a la vez resguardados de los perros y maleantes callejeros.

Don Francisco Bonnín Guerín bien merece el máximo respeto e incondicional trato en tantos años negado. Y no entiendo porqué. En cualquier otro lugar del mundo civilizado no hubiera ocurrido tanto descuido, repito, seguramente involuntario. Como dice el refrán: “El vivo al bollo y el muerto al hoyo. Esto de las estatuas si no dejas ganancias, con el tiempo también las perderemos. A buen entendedor… A veces, lo mismo ocurre en los cementerios, muchos olvidan a sus muertos cuando se han gastado las herencias…

En este particular caso no se trata de que hubo en nuestra ciudad otros muchos hombres y mujeres, dignos también de ser homenajeados de igual forma. Que haberlos los hay. Y muchos, en el caso que nos ocupa.
Sólo he querido señalar un descuido más de nuestra confusa Sociedad, donde hemos perdido tanto y menospreciado lo poco que nos ha quedado o que, lamentablemente, hayamos perdido.


Celestino González Herreros
          celestinogh@teleline.es

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