Sorpresivamente se percibe el grato olor a la tierra mojada; si el
ramaje de los árboles y arbustos hablaran, expresarían su sana gratitud sus
ramas deliciosamente mojadas, parecerían que sonrieran satisfechas en este
otoñal desigual de oportunidades repartidas en todo el espectro ambiental
rigurosamente frío e inhóspito cuando es de extrañar en estos lugares de climas
templados donde reina el Sol y sus cálidos resplandores acarician. Pero es
innegable que estas inesperadas situaciones, a veces son gratamente recibidas,
y representan un estímulo considerable y a la vez nos purifica el ambiente
viciado, tantas veces cargado de impurezas naturales que pululan y atentan
inevitablemente contra la salud y el mismo espíritu. Visto así, sorprendidos
con este cambio atmosférico, la lluvia, el viento y algunos aparatos eléctricos
atmosféricos, obligan a ponernos en guardia y más que nada, contemplar todo el
tiempo posible lo romántico que suele transformarnos el novedoso momento al
inspirar el aire húmedo y fresco alcanzado y percibir la caricia de la brisa
oyendo el tronar seguido de las descargas eléctricas después de la luz del
amenazante relampagueo anunciando la inevitable tempestad.
Balcones y tejados, Las multicolores buganvillas y el palmeral
destilando la abundante agua de la torrencial lluvia y verla correr por las
calzadas, dejan una extraña y a la vez grata sensación de paz poco común y sí,
enormemente idealista; pareciera que todos los duendes de la imaginación se
hallaran a gusto ante tan bella contemplación y sintieran deseos de jugar y
cantaran a la vida la canción del amor inspirada en esos cambios inusuales en
tan placenteros momentos.
Estos cambios atmosféricos estaban avisados desde el día anterior y no
precisamente a moderado, aconsejaron máxima prudencia y la frecuencia del
viento y posibles lluvias copiosas, pero como suele ocurrirnos, no le damos
mucho crédito a los consejos superiores del Instituto de Meteorología Regional,
según los cálculos de frecuencias; y algunos de los alcaldes han suspendido o
no, las clases hasta creerlo oportuno, según las previsiones.
Aquellos instantes idílicos se han roto y de súbito se desató un fuerte
viento que obligó a refugiarse a los duendecillos de aquella inspiración
onírica. Aquellas ramas de los distintos árboles y arbustos, ahora mismo todos
desmelenadas se baten entre la fuerza del viento amenazando cada vez más
fuerte. La zona norte de Tenerife, sobre todo nuestra ciudad, es un verdadero
desastre, árboles caídos, ramas de los mismos arrancadas de cuajo, rodando sin
control por el pavimento y las calzadas, empujadas por la fuerza del viento.
Hasta muy entrada la noche amainó la inclemencia del temporal, cesó el
viento… Y toda la noche fue relativamente tranquila, no del todo, porque
temíamos lo peor.
A la mañana siguiente, ¡OH, bendita lluvia! Pero no hablemos tan
alegremente de la agricultura, arrasó con ella. Lo de siempre, el campo está a
merced de los cambios atmosféricos. Esta vez papas y coles pocas tendremos,
pero vino si que hay y a buen recaudo.
Las noticias radiofónicas y televisivas han sido puntuales. Gracias a
esos valiosos medios comunicadores calmamos los nervios y nos enterábamos según
iban surgiendo los acontecimientos de la misma realidad. La nota más
preocupante en el norte de Tenerife fue el incendio en Los Realejos, cosa que
pudo evitarse, pero aquí, cada cual quiere ser más “papista” que el mismo Papa.
¡Hay muchos sabihondos!
El mal tiempo no ha acabado, falta hoy y mañana. Entre tanto, como hoy
habrá poca actividad en la calle, por efecto de la lluvia, para mis amigos y lectores,
envío este entretenimiento y así las horas les parezcan menos largas. Aunque
diga muy poco.
Celestino González Herreros
No hay comentarios:
Publicar un comentario