2/11/12

LAS SORPRESAS INHERENTES DE LA NATURALEZA



Sorpresivamente se percibe el grato olor a la tierra mojada; si el ramaje de los árboles y arbustos hablaran, expresarían su sana gratitud sus ramas deliciosamente mojadas, parecerían que sonrieran satisfechas en este otoñal desigual de oportunidades repartidas en todo el espectro ambiental rigurosamente frío e inhóspito cuando es de extrañar en estos lugares de climas templados donde reina el Sol y sus cálidos resplandores acarician. Pero es innegable que estas inesperadas situaciones, a veces son gratamente recibidas, y representan un estímulo considerable y a la vez nos purifica el ambiente viciado, tantas veces cargado de impurezas naturales que pululan y atentan inevitablemente contra la salud y el mismo espíritu. Visto así, sorprendidos con este cambio atmosférico, la lluvia, el viento y algunos aparatos eléctricos atmosféricos, obligan a ponernos en guardia y más que nada, contemplar todo el tiempo posible lo romántico que suele transformarnos el novedoso momento al inspirar el aire húmedo y fresco alcanzado y percibir la caricia de la brisa oyendo el tronar seguido de las descargas eléctricas después de la luz del amenazante relampagueo anunciando la inevitable tempestad.
Balcones y tejados, Las multicolores buganvillas y el palmeral destilando la abundante agua de la torrencial lluvia y verla correr por las calzadas, dejan una extraña y a la vez grata sensación de paz poco común y sí, enormemente idealista; pareciera que todos los duendes de la imaginación se hallaran a gusto ante tan bella contemplación y sintieran deseos de jugar y cantaran a la vida la canción del amor inspirada en esos cambios inusuales en tan placenteros momentos.

Estos cambios atmosféricos estaban avisados desde el día anterior y no precisamente a moderado, aconsejaron máxima prudencia y la frecuencia del viento y posibles lluvias copiosas, pero como suele ocurrirnos, no le damos mucho crédito a los consejos superiores del Instituto de Meteorología Regional, según los cálculos de frecuencias; y algunos de los alcaldes han suspendido o no, las clases hasta creerlo oportuno, según las previsiones.

Aquellos instantes idílicos se han roto y de súbito se desató un fuerte viento que obligó a refugiarse a los duendecillos de aquella inspiración onírica. Aquellas ramas de los distintos árboles y arbustos, ahora mismo todos desmelenadas se baten entre la fuerza del viento amenazando cada vez más fuerte. La zona norte de Tenerife, sobre todo nuestra ciudad, es un verdadero desastre, árboles caídos, ramas de los mismos arrancadas de cuajo, rodando sin control por el pavimento y las calzadas, empujadas por la fuerza del viento.

Hasta muy entrada la noche amainó la inclemencia del temporal, cesó el viento… Y toda la noche fue relativamente tranquila, no del todo, porque temíamos lo peor.

A la mañana siguiente, ¡OH, bendita lluvia! Pero no hablemos tan alegremente de la agricultura, arrasó con ella. Lo de siempre, el campo está a merced de los cambios atmosféricos. Esta vez papas y coles pocas tendremos, pero vino si que hay y a buen recaudo.

Las noticias radiofónicas y televisivas han sido puntuales. Gracias a esos valiosos medios comunicadores calmamos los nervios y nos enterábamos según iban surgiendo los acontecimientos de la misma realidad. La nota más preocupante en el norte de Tenerife fue el incendio en Los Realejos, cosa que pudo evitarse, pero aquí, cada cual quiere ser más “papista” que el mismo Papa. ¡Hay muchos sabihondos!

El mal tiempo no ha acabado, falta hoy y mañana. Entre tanto, como hoy habrá poca actividad en la calle, por efecto de la lluvia, para mis amigos y lectores, envío este entretenimiento y así las horas les parezcan menos largas. Aunque diga muy poco.


Celestino González Herreros


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