NUESTRAS
SIMBÓLICAS CALLES LO DICEN TODO
Por motivos personales tuve
que transitar con el coche por varias calles del centro de la ciudad y,
ciertamente, es innegable el peculiar entusiasmo en el ambiente alegre que se
vive a pesar de los pesares; y se lee en el semblante de las cuantiosas
personas que caminan en todas las direcciones, como queriendo fiesta… Entraban
unos, salían otros y los negocios de los distintos lugares eran visitados por
nuestros visitantes. Casualmente, en los alrededores de la añosa Plaza del
Charco, concretamente por fuera de la mansión de El Capitán, vi., al pasar por
allí una tuna universitaria alegrando más aún el sitio y por la calle San
Felipe venía un grupo de foráneos con guitarras y panderetas. No había donde
dejar el coche, si no me hubiera quedado por ese sector. En el muelle pesquero
castañas tostadas y una especie de chiringuito bien presentado, tanto que
llamaba la atención, dotado de mesas y sillas muy presentables… Eso es en el
centro de la ciudad, en los alrededores es obvio que no es lo mismo, cambia el
ambiente de lo alegre a lo tranquilo, mucho más sosegado.
Resumiendo, a veces no
entiendo este asunto de la crisis, claro está, la gente que vemos tan
animaditos son personas que han venido de vacaciones, nosotros somos meros
observadores, excepto algunos que económicamente están bien
¿Saben qué es lo que menos me
gusta, respecto al consumismo culinario? Los precios de cada consumición. Da la
impresión que no hay control de precios ni de calidad alimentaria y bebidas.
También los residentes tenemos derecho de gozar un rato de asueto en estos gratos
espacios.
Siempre he dicho que una
ciudad alegre no duerme, ni de noche ni de día. En Puerto de la Cruz hay buenos grupos
musicales que podrían con sus magníficas actuaciones alegrarnos, no es
necesario gastarse los dineros en traer gentes de fuera, los de aquí son bien
aclamados por nuestras gentes, les
siguen, les conocen, les arropan y van tras ellos a donde vayan. ¿Cuál es la
razón de que no se les contrate? Habrá alguna explicación. Ayudemos a los
nuestros.
¿Saben?, añoro mucho mi
juventud, con menos medios ni recursos económicos no perdíamos ocasión de gozar
una buena velada, íbamos, a veces, hasta caminando a los pueblos colindantes a
bailar, etc. Y las más de las veces regresábamos de igual forma. Hoy es
distinto, hay más medios disponibles, tanto económicos, como de comunicación.
También, los de ahora, son tiempos más conflictivos y peligrosos. Pero es
cierto, no para todos. Aquel tiempo pasado fue mejor, pero si me apuran, diría
o añadiría, más conflictivos y peligrosos. Más, entonces éramos jóvenes y los peldaños de la vida los
subíamos saltando de dos en dos y hasta de tres en tres. Hoy nos sentamos a
descansar en el primer escalón…
Celestino González Herreros
celestinogh@teleline.es
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