10/11/12


NUESTRAS SIMBÓLICAS CALLES LO DICEN TODO

Por motivos personales tuve que transitar con el coche por varias calles del centro de la ciudad y, ciertamente, es innegable el peculiar entusiasmo en el ambiente alegre que se vive a pesar de los pesares; y se lee en el semblante de las cuantiosas personas que caminan en todas las direcciones, como queriendo fiesta… Entraban unos, salían otros y los negocios de los distintos lugares eran visitados por nuestros visitantes. Casualmente, en los alrededores de la añosa Plaza del Charco, concretamente por fuera de la mansión de El Capitán, vi., al pasar por allí una tuna universitaria alegrando más aún el sitio y por la calle San Felipe venía un grupo de foráneos con guitarras y panderetas. No había donde dejar el coche, si no me hubiera quedado por ese sector. En el muelle pesquero castañas tostadas y una especie de chiringuito bien presentado, tanto que llamaba la atención, dotado de mesas y sillas muy presentables… Eso es en el centro de la ciudad, en los alrededores es obvio que no es lo mismo, cambia el ambiente de lo alegre a lo tranquilo, mucho más sosegado.

Resumiendo, a veces no entiendo este asunto de la crisis, claro está, la gente que vemos tan animaditos son personas que han venido de vacaciones, nosotros somos meros observadores, excepto algunos que económicamente están bien

¿Saben qué es lo que menos me gusta, respecto al consumismo culinario? Los precios de cada consumición. Da la impresión que no hay control de precios ni de calidad alimentaria y bebidas. También los residentes tenemos derecho de gozar un rato de asueto en estos gratos espacios.

Siempre he dicho que una ciudad alegre no duerme, ni de noche ni de día. En Puerto de la Cruz hay buenos grupos musicales que podrían con sus magníficas actuaciones alegrarnos, no es necesario gastarse los dineros en traer gentes de fuera, los de aquí son bien aclamados  por nuestras gentes, les siguen, les conocen, les arropan y van tras ellos a donde vayan. ¿Cuál es la razón de que no se les contrate? Habrá alguna explicación. Ayudemos a los nuestros.

¿Saben?, añoro mucho mi juventud, con menos medios ni recursos económicos no perdíamos ocasión de gozar una buena velada, íbamos, a veces, hasta caminando a los pueblos colindantes a bailar, etc. Y las más de las veces regresábamos de igual forma. Hoy es distinto, hay más medios disponibles, tanto económicos, como de comunicación. También, los de ahora, son tiempos más conflictivos y peligrosos. Pero es cierto, no para todos. Aquel tiempo pasado fue mejor, pero si me apuran, diría o añadiría, más conflictivos y peligrosos. Más, entonces éramos  jóvenes y los peldaños de la vida los subíamos saltando de dos en dos y hasta de tres en tres. Hoy nos sentamos a descansar en el primer escalón…



 Celestino González Herreros
      celestinogh@teleline.es

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