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Próximos a la fiesta del cacharro, ya los castaños han brindado el rico fruto para que celebremos la víspera de San Andrés, mejor cada año,, en familia o en grupos de amigos y amigas, con nuestra típica comida – cena, de las castañas tostadas, el pescado salado guisado y las papas y batatas, el ñame y los plátanos pintones guisados siempre acompañados del buen vino de la zona norte de Tenerife y después de la cena a correr los cacharros junto con aquellos que desde las primeras horas de la tarde ya habían comenzado su loca carrera, arrastrándolos ruidosamente.
San Andrés y su víspera, forman parte de esa añosa costumbre, desde hace muchísimos años, en cada lugar de forma diferente, como ocurre, por ejemplo, con las tablas en Icod de los Vinos y de diferente forma en otros lugares de nuestra geografía. En Puerto de
Esa estampa costumbrista hace las delicias de numerosos extranjeros que no pierden ocasión de disfrutar de nuestras costumbres y el ambiente que generamos en torno al fuego y el abundante humo del carbón quemado.
Nosotros, acostumbrados a este encuentro tradicional, tal vez no sepamos valorar la dimensión del momento, ellos si, tanta armonía en los tiempos que vivimos, tanta bonanza y simpatía; y ejemplar conducta cívica, es digna de la más placentera admiración. Y los que nos visitan dan fe de ello.
Es cierto, que a veces, uno se siente un tanto sentimental, viendo
Bueno, cada edad tiene sus momentos y las apetencias son distintas, los que ya peinamos canas, y hemos de ser más prudentes y de acuerdo a lo permisible, cada cual, si no come tanto come cuento y el vasito de vino que no falte.
Celestino González Herreros
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