27/11/11

LAS FECHAS NAVIDEÑAS QUE SE APROXIMAN

No van a ser tan gratas para aquellos que no tengan trabajo y para colmo de males, estén pagando una hipoteca…


Debe ser muy triste no poder llevar a la mesa, como en años anteriores, todo aquello que se suele degustar y alegra al paladar y al estómago, más que nada, dulcifica el ambiente familiar, hoy enturbiado por la nefasta crisis que estamos sufriendo.

La acidez de las uvas será evidente. Al estallarlas en sus amargos paladares sentirán el sabor agriado de las mismas. ¿Por cuál futuro van a brindar, si la incertidumbre les ahoga? Habría que vivirlo para poder comprenderlo, sin embargo, reflexionando en ello, podrían hallar consuelo, pensando en aquellos que tienen menos y se sienten resignados ante esa evidencia, con lo poco que posean y lo limitado que puedan llevar a la boca.

En la calle se ve cada caso que impresiona; y uno reflexiona: ¡OH, DIOS!, no tenemos cómo implorarte para dar las gracias por no estar sufriendo por lo que están viviendo, tan resignadamente, aquellos que llevan en sillita de ruedas a un hijo enfermo de parálisis, por ejemplo, y aún tienen fuerzas para sonreírnos, acatando su destino y religiosamente alabando el nombre de Cristo, para que les siga dando esa fortaleza tan necesaria para sobre llevar tal cruz hasta el final… Esos padres saben mejor que nadie, cómo celebrar estas fechas navideñas, rodeados de amor, un trozo de pan y las bendiciones del Cielo para todos ellos. ¡Que DIOS bendiga sus hogares! Y que no les falte nunca esa alegría espiritual tan envidiable y que contagia. Que no les falte, al hallarse sin trabajo esas humildes familias, la solidaridad de sus vecinos y conciudadanos que les ayuden…

Las fechas navideñas que se aproximan, son también motivo de espiritualidad. Darle abrigo al tullido, alimentos al hambriento y techo al desamparado. Que los respectivos Gobiernos y sus más directos colaboradores no lo olviden nunca. Que piensen en los menos favorecidos y se hagan cargo de sus lamentables situaciones.

¡DIOS bendiga nuestra mesa y los frutos y alimentos que en ella ofrecemos! ¡Que nunca nos prive de nuestra cristiana solidaridad y comprendamos mejor y siempre, el dolor ajeno!

No es que quiera ser más papista que el Santísimo Papa, sólo expresar lo que siento y pienso de tan difíciles situaciones por las que los mortales podemos vivir y demás avatares de la vida. Ni quiera explotar las desgracias de los demás. Lo que si intento, es consolar a quienes no les vaya bien en la vida y manifestar que si no existe resignación cristiana difícilmente íbamos a soportar las dificultades, las tragedias y los sinsabores. Así, pues, yo que soy creyente y practicante, pienso en ello como una señal divina. Aquello que aquí nos falte, nos sobrará alguna vez, cuando se hayan cumplido nuestros días. Es más. Que si algo nos sobra no olvidemos a aquellos que tanto lo necesitan y lo desean.

Compartiendo con los demás nuestras cargas aliviamos el peso de las mismas y caminaríamos más ligeros y satisfechos por donde la providencia nos lleve…

Celestino González Herreros

http://www.celestinogh.blogspot.com

celestinogh@teleline.es

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