20/11/11

PASIÓN Y MUERTE DE JESÚS

Preso por la emoción

esa noche de amor

comprendí su dolor

y sentí compasión...

¡Jesús crucificado!

Viéndole que se acercaba

que sin aliento ya estaba,

con el cuerpo golpeado

antes de haber expirado...

Su piel amoratada,

yerma, su dulce mirada

del rostro se había borrado.

Al comenzar el día

y el alba despuntar

y sin mi emoción ocultar,

vi. a la Virgen María

a sus pies sollozando

con el corazón herido

de tanto haber sufrido;

sollozando y a Dios rezando.

Con paso silencioso

me pareció verle andar...

queriéndo revindicar

su ejemplo más amoroso,

que aunque le viera morir

no fuera en vano su muerte,

sintiendo su cuerpo frió e inerte

ya abatido de tanto sufrir

y aquello de querer revivir

justificando su muerte;

y renacer nuevamente,

pese a su agonía y dolor...

*****

Celestino González Herreros

http://www.celestinogh.blogspot.com

celestinogh@teleline.es

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