CONJURO POÉTICO DE UN BELLO AMANECER
Rodeado de
exuberante vegetación, esbeltos árboles, enredaderas y plantas trepadoras, así
como aves por doquiera, entre el mar y estos hermosos jardines, al otro lado la
civilización, uno llega a sentirse inmerso en un mundo de fantasías, habitando
en una exótica y solitaria isla caribeña, oyendo el run run de las olas y el
trino de los pájaros que de rama en rama saltan buscando el sustento diario de
sus crías y el ellos mismos.
El silencio y
el tenue canto de las olas, ese canto lastimero y monótono, al alma dan los
cómplices compases del recogimiento nostálgico del espíritu, cuando se mecen
los sentidos y todo a nuestro alrededor cobra el sentimiento del abandono
propio para la libre meditación... Un silencio tal que llega a enternecernos y
a asustarnos a la vez. Las gentes que van de un lugar a otro en ese paseo
matutino, más parecen autómatas que temieran profanar la paz que me envuelve,
que acentúa mi estado anímico y me ubica en otra dimensión de mi vida, en otros
lugares privados, yermos y callados, aptos para soñar.
Aún sin haber
llegado los influjos del nuevo otoño, Playa Jardín, en Puerto de la Cruz , conserva su esplendor
poético, resalta el verde del palmeral
acariciado por los primeros fulgores del Sol naciente, destacando los primores
de sus formas naturales y de elegancia selvática. Y desde los árboles y
frondosos arbustos, hasta mí, llegan como un íntimo concierto, el aviso
habitual de las crías revoltosas de los pájaros salvajes anunciando la hora de
la primera embuchada alimenticia.
Y la brisa
comienza con su cálida presencia a traernos el calor del ambiente tropical y el
perfume de las múltiples y variadas flores que armonizan los cantos alegres en
este matinal encuentro.
Hoy la mañana
comienza sonriéndome viendo despertar con el nuevo día sus encantos marinos,
botánicos y ambientales, que han propinado el clima ideal para que mi
inspiración lírica aflorara y desbordara sobre el blanco papel...
Uno en estos
momentos idílicos descubre lo importante
de la vida del hombre y la grandeza del poder que tiene la intimidad con la Naturaleza y sus gratas
influencias. Cada soplo de aire es como un nostálgico suspiro que trae aromas
sobrenaturales, de fragancias místicas; y consigo vienen los elementos pasionales
más puros para tejer los velos ilusionados que cubran las miserias del mundo en
que vivimos; y nos abren puertas nuevas, causes distintos, sin limitaciones ni
fronteras intimidatorias y nos conducen al soberbio plano de la verdadera
felicidad.
¿Es posible no
ceder a tan sublime atractivo de la vida en nuestro nostálgico presente, al
conocer el pasado tan íntimamente y haber resistido?.. Hoy, si lo comparamos
con nuestra deslumbrante ofrenda, notaremos al conservar la ilusión del deseo
de vivir que también existe, además de la esperanza de poder compartir lo que
nos falta de existencia… Es imposible contener la felicidad cuando se nos
desborda dentro del pecho y nos acaricia enteramente, y nos invita a vivir
intensamente con quienes nos rodean.
Los sueños
sólo son sueños cuando nos sorprende un hermoso amanecer y la luz de la aurora matinal
acaricia a nuestros sentidos; y el aire del campo llena nuestros pulmones, Es
fascinante sentir las manos llenas de ilusiones y la mente entregada a la mística meditación y los ojos a la contemplación de tanto amor
que nos ofrece nuestro presente, al despertar el alba.
¡Gracias
Señor! ¡Gracias por la vida!..
Celestino
González Herreros
celestinogh@teleline.es
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