Nunca
debiéramos confundir el significado de la expresión: contradicción. Máxime
cuando hoy decimos una cosa y al siguiente día lo contrario., o al poco rato de
manifestarnos, hostilmente sobre el mismo tema. A veces las circunstancias nos obligan a
corregir los conceptos que hayamos aprobado.
Cuando
no comprendemos algunas de las alternativas que surgieran e hicieran cambiar
las distintas opiniones que antes hubiéramos aprobado. Lo valioso es palpar la
evidencia misma, saber elegir la frase o idea por muy enrevesada que fuera. Hoy
podemos pensar de una forma y al poco tiempo aprender a expresarnos de otra
manera. Así pues, no digamos nunca de un mortal que se contradice con
frecuencia, como me puede ocurrir a mí antes que a nadie o a cualquiera otro y
en distintas circunstancias. El buen crítico es aquel que alcanza a comprender
las distintas situaciones que nos dominan o aconsejan respecto a los demás. Hay
quienes maldicen a los que nos gobiernan, políticamente hablando, y está en sus
manos nuestro destino, entiéndase, por la forma anacrónica como desarrollan su
programa electoral, dado que, de la noche a la mañana siguiente cambian los
papeles y las comprometidas condiciones. Ven surgir nuevas luces que optimizan
la situación actual despertando el entusiasmo perdido.
Así
me ocurrió hace un rato oyendo una entrevista que le hicieran al señor Antonio
Alarcón, bandera ondulante del PP y que, por cierto, me entusiasmó oírle e
igual que al entrevistador. Y, aunque nunca le he atacado políticamente, ya que
ese no es mi estilo, revolucionó aquellos conceptos personales que tenía de él
distintos a la verdad.
Ojala
un día todos los políticos que dicen amar a su país, lleguen a ponerse de
acuerdo, aunque sólo sea para resolver los problemas más serios que nos atañen:
trabajos, educación, asuntos sociales despreciados, sanidad, respeto humano,
justicia, sin necesidad de castigar las ilusiones ajenas, cuando se piensa con
el corazón para darle al pueblo lo mejor posible y con ello cubrir sus primeras
necesidades y defender sus derechos constitucionales. Con ello nos conformamos,
que nos saquen de esta lamentable crisis y volvamos a vivir felices, que son
cuatro días…
Me
gustó su forma de expresarse, aunque no es del todo santo de mi devoción, hasta
que siga convenciéndome… ¡Hemos aguantado tanto! Ahora bien, tampoco es
exclusivo en su partido político, pero si un puntal firme. Parece ser una buena
persona, si no me equivoco, transparente y humano, digno de credibilidad. No
digo apoyo moral por que se que lo tiene.
¿Ven
como las circunstancias cambian a las gentes? Ahora bien, saber entenderlo es
propio de sapiencia, nunca motivo de desprecio y mucho menos de crítica barata.
Celestino
González Herreros
celestinogh31@gmail.com
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