29/6/13

NO TENGAMOS REPARO EN DENUNCIAR LAS INJUSTICIAS DEL HOMBRE




Siento verdadera lástima de mí mismo al verme obligado a denunciar las injusticias que a veces se cometen en ciertos lugares públicos y privados, por algunos impresentables que mejor debieran estar trabajando en lugares de menos categoría, ni aún con animales que también merecen cierta consideración y respeto. Me duele tener que hacer esta denuncia de un caso concreto y estrictamente inhumano. Concretamente, el sábado día 22 de junio del presente año, fue trasladada una enferma de Parkinson desde la Residencia Da Vida, con una considerable hemorragia interna, a las seis de la tarde a la Clínica Hospiten Bellevue de Puerto de la Cruz (Tenerife) por los medios propios de Da Vida. Siguiendo el protocolo fue ingresada para su inmediato estudio dado que se suponía se tratara de una Urgencia y a las nueve de la misma noche fue dada de alta, pero sin salir del establecimiento sanitario por falta de medios. Antes, como es natural, al ser avisados por la Clínica Residencial Da Vida los familiares más directos fueron a Bellevue  a interesarse por la enferma; y de mala manera y sin el más mínimo asomo de respeto, les impidieron ver o saber algo al respecto, cuando un empleado, desde detrás de una ventanilla les increpó de mala forma y les dijo que no sabrían nada ni en cinco minutos, dos, tres, cuatro, diez, o toda la noche… Hasta entonces nada podían decir. Que se sentaran como los demás y que esperaran el tiempo que fuera necesario.
Sólo querían saber cómo estaba la enferma y que le dijeran que no estaba sola, que su familia estaba afuera esperando. Con cara de mala uva, el empleado estaba tan poseído y envalentonado, que más parecía el dueño del hospital.
Resumiendo, ¿saben a que hora la trasladaron a su lugar de origen? A las tres de la mañana, una persona afectada de Parkinson y con ochenta y dos años de edad. El lugar no estaba tan concurrido como otras veces y lo que sí se notaba, más que nada, aparte de la mala educación del empleados en cierne, la completa ausencia de ambulancias. ¿Qué pasa con las ambulancias “contratadas” en Puerto de la Cruz, una ciudad turística tan importante?.. Estarán reservadas para el caso de ser solicitadas discretamente?.. Sólo digo, presuntuosamente.


No me canso de recordar con cierta nostalgia y tristeza, aquellos Servicios que hacía la Cruz Roja, que apenas las llamábamos estaban en el lugar sin tanto postín y protocolos. Y no cobraban como debieron, nada a los socios.

Los actuales medios de locomoción son contratados, propiedad de una Empresa de sabrosos beneficios, en la que los sábados y domingos recortan los servicios y para que atiendan la demanda asistencial hemos de valernos de las acostumbradas argucias.

¿Porqué ya no funcionan, como antes, las ambulancias de la Cruz Roja? ¿Qué pasó con esa Institución de utilidad pública? Por lo menos los sábados, domingos y fiestas de guardar, aquellos Servicios Humanitarios mucho se echan de menos, más los pobres que los pudientes.
Son tres o cuatro puntos a discutir. Primero el trato improcedente del empleado ante la solicitud de ayuda informativa del preocupado familiar que no se le puede negar a nadie. Segundo, la falta de consideración hacia una enferma mayor de edad en crítica condición de salud, tanto tiempo en una camilla. ¿No había médicos de guardia? Luego la triste ausencia de las ambulancias contratadas, por lo que tuvieron que esperar a las tres de la madrugada. Debo añadir que a eso de las nueve de la noche cambiaron los turnos del personal y entonces volvieron los señalados familiares a interesarse por la enferma y esta vez fueron atendidos exquisitamente por el nuevo empleado, con la mejor de la buena educación; y tranquilizan a los familiares, como tenía que ser desde el principio. Ahora bien, me pregunto, ¿cómo es posible que, con las cifras tan alarmantes que hay de parados, hayan actualmente, todavía, candidatos que se juegan el puesto de trabajo como en el caso que nos ocupan?

Los hospitales y centros asistenciales debieran tener más vigilancia y control de sus empleados y de las distintas funciones de cada uno de ellos. Hay días muy preocupantes, son los de los cambalaches, cambios de guardias, etc., sin crédito algunos ni especialidades.

Repito, para mí es muy doloroso denunciar casos concretos, pero no puedo negar que me duele la indefensión de algunos enfermos cuando se ven solos y sin nadie que acuda en su favor en casos extremos como el que acabo de narrar.




Celestino González Herreros
        celestinogh31@gmail.com






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