20/6/13

TIEMPOS AQUELLOS Y AIRES MÁS FRESCOS






Me imagino que ya estarán programando los distintos Actos a celebrar de las Fiestas Mayores de Puerto de la Cruz y como todos los años, salvo algunos desafortunados accidentes habidos últimamente por falta de previsión… serán lúcidas con todo su esplendor. Y aunque vivamos tan crítica situación socio económica, surgirá el milagro de la creatividad; y sobreponiéndonos a la adversidad, habrá ilusión y el ambiente se tornará alegre adaptándonos a las circunstancias actuales. Pronto las calles de nuestra ciudad estarán engalanadas con plumas y banderitas, cuidadosamente se prepararán los principales Actos y será como siempre, admirados por la feliz forma como sabemos organizarnos. 


No necesitamos tanto dinero, las mejores fiestas portuenses siempre resultaron más animosas cuando menos dinero había y, antiguamente, las costeaban los vecinos; todos enjalbegaban  las fachadas de sus casas y se adecentaban los jardines y plazas públicas. Había mucho entusiasmo pese a tantas dificultades y carencias. Los miembros de la Comisión de Fiesta iban de puerta en puerta pidiendo y anotando en sendas libretas lo que voluntariamente daba cada cual. Algunos se molestaban con el sistema, no estaban de acuerdo y paradójicamente eran precisamente los comerciantes. Hoy las pagamos todos con nuestros impuestos. Recuerdo aquella Comisión de Fiesta, toda gente muy seria y altruistas. Aquello fue en la época cuando los Alcaldes no cobraban ni los Concejales, no había dietas, etc. Y algunos hasta se arruinaron… Todo el mundo quería participar. Pero se nos metió el virus competitivo de la corrupción y desde entonces muchos son los ladrones que han pasado por nuestro Ayuntamiento. Ahora mismo parece que la cosa está más seria, eso es bueno. Haría falta muchas escobas para barrer a tantos indeseables, la prueba está en que se ven cara nuevas y más jóvenes, con entusiasmo y ganas de trabajar y hacer cosas nuevas y necesarias para sus respectivos pueblos. Acciones que mañana pasen a la historia y alegren un poco los distintos textos recordatorios de la misma.


Las tiendas o comercios se llenaban de público y los guachinches no cesaban de vender. Y los niños mientras tuvieran un par de reales eran felices comprando chucherías en los carritos. Indudablemente, siempre fuimos conformistas, pero nunca envidiosos, cada cual vivía con su suerte y arreglado a lo que tuviéramos.


 
Recuerdo cuando yo era jovencito, todos los amigos nos reuníamos y con las manos en los bolsillos nos mirábamos interrogantes, sacábamos lo que tuviéramos y cada cual ponía lo que podía y así íbamos a las típicas tascas del pueblo y pasábamos la tarde feliz. Sonaban las guitarras y cantábamos hasta desgañitarnos. El sifón no podía faltar en la mesa, ni el vino tinto para los más veteranos. Al final casi siempre se juntaban las mesas y paremos de narrar… Nunca más, me parece estar en lo cierto, he vuelto a vivir momentos más felices como gocé con aquellos amigos de entonces. Aquellas eran fiestas populares y no es que hoy no puedan ser iguales, es que de aquellos protagonistas ya quedamos muy pocos y los que habemos hemos perdido la ilusión y aquel calor humano; hoy pensamos distinto, tenemos menos posibilidades, menos tiempo disponible, somos mayores y los años no pasan en balde. Hoy la vida es distinta, sin embargo, a su modo, las nuevas generaciones también lo pasan bien, a pesar de todo… No pierdan el tiempo, pero con moderación.



Celestino González Herreros
        celestinogh31@gmail.com







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