A pesar de tantos
inconvenientes, el azaroso camino que ha tenido que recorrer la imaginación de
los venezolanos y extranjeros arraigados en ese dilecto lugar, viviendo los
enfrentamientos “políticos” que se debaten en ese hermano país de poéticos
atardeceres y la mezcla melancólica de su música tropical y la clásica
idiosincrasia de sus gentes, que guardan cierta similitud a nuestro gentilicio
canario, prevalece en sus manifestaciones
sentimentales la esperanza... Esa contienda política tiene que acabar,
necesariamente, suavizando las tensiones
actuales, entre oficialistas y la democrática oposición. Deben ceder un poco,
entre ambos, por el bien de todos, agotando cuantas alternativas se presenten
en el debate abierto al diálogo... Es tan necesario que, si no es así, las
consecuencias podrían ser muy lastimosas. Buscar fórmulas que les permitan
salir de la lamentable situación que viven. No pensar en vencedores o vencidos,
y sí, emplear la lógica como único recurso válido. Seguro, no va haber bando de
vencedores, por muy comprometidas que estén las distintas partes enfrentadas.
Sí, de momento, va haber más pobres y delincuentes, más hambre por doquiera y
pueblos enteros arruinados, moral y materialmente. Igualmente, va a continuar
el desencanto... pero, con la ilusión de
que todos unidos, van a tener que luchar por una causa común: la recuperación
nacional inmediata, que se hunde el país, que luego va a ser muy difícil
sacarlo a flote...
A pesar del
enturbiado panorama existente, la gente se resiste a tantas penurias... Lo de
Venezuela no va a ser sólo un problema de ambiciones típicas entre políticos
obstinados y opositores desencantados, o vivieras. El pueblo es quien sufre el
fastidio de la espera, le interesa que se acabe de una vez ese jueguesito entre
los aburridos protagonistas de siempre. Ahí lo peor es, que la demencial
ambición de unos cuantos rompa el fondo del saco y crezca la ambición por el
Poder de unos y otros sin hacer la oportuna consulta popular.
Los venezolanos,
acostumbrados a todo lo que les echen encima, cada uno en la intimidad de sus
hogares, a pesar de las carencias actuales, animan el ralo ambiente existente,
dándole colorido alegre a la situación. Pensando cómo celebrar la fiesta del
triunfo electoral dentro de las posibilidades de cada cual, sin dejar de ser
solidarios con aquellos que nada tienen que ganar ni perder, como es el
venezolano de a pié en nuestra querida Venezuela; y cunda la mejor voluntad de
sus políticos, que no falte la sapiencia para que la saquen del vergonzoso y
lamentable estado en que se encuentra. Y así calmar la angustia que padecemos
los de aquí por los de allá, que deben haber sufrido lo indecible, en tantos
momentos de confusión... Cansados de tanto “bochinche” político, tantos
desagravios y degradación e ignominia existente.
A ver, cuándo pasa el sufrimiento de tanta gente inocente, que buscan el horizonte de aquella Venezuela que ambicionamos todos: en paz, con inteligente cordura y visión de futuro. Una Venezuela pluralista y laboriosa, empeñada en recuperar tantos años “inútiles” que se han perdido por falta de interés nacional, por la habitual indiferencia de la gran mayoría y las pocas ganas de progresar. Insensibilidad que luego ha sufrido y están sufriendo las presentes generaciones, sin ilusión, sin trabajo, ni una sociedad atractiva que les permita avanzar, como en los países más desarrollados. Venezuela necesita ver limpios y claros esos bellos horizontes... y alcanzarlos cuanto antes.
Que Dios
ilumine las conciencias soterradas en el oscurantismo de la
incomprensión...
Celestino González Herreros
celestinogh@teleline.es
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