3/4/13

AHORA PENSEMOS EN COSAS MÁS SERIAS



Cómo echaba de menos este silencio tan sano y agradable, parece que se van ausentando las molestas causas de los ruidos callejeros, pasando por los días estivales con sus grandes aglomeraciones en las playas y la eufórica estampida incontenible de la gente por las calles de la Ciudad, quemando los últimos cartuchos del inevitable jolgorio portuense. De repente se nota algo de paz y necesaria tranquilidad. Hasta las aves han inmigrado en busca de esa paz, desde otros rincones menos gratos y limpios, más escandalosos y que no les garanticen la supervivencia de sus especies... Qué instinto conservador e inteligente es el de los animales, qué admirables son.



Y en este silencio vuelvo hallarme a mí mismo, el yo que ha venido al encuentro de mis sombras que deambularon tanto tiempo, como alma perdida y sin horizontes... Vuelvo a escuchar, a través de este silencio, los reclamos de la soledad exigiéndome le atienda y llene su vacío con mi compañía, hasta que vuelvan las aves a sus nidos y se hayan calmado las céfiras brisas y abran sus hermosos capullos las flores en la Primavera... Viendo pasar el tiempo, como siempre me ha sucedido, entre dulces quimeras y esperanzadas reflexiones, de una parte a la otra, como los pájaros, de una rama a la otra, dando tumbos; y esperando, yo he pensado seriamente que el tiempo no se esconde, sigue pasando.



La paz ha llegado y nuevamente hemos ido al trabajo, por supuesto con el desgano a flor de piel, y la fingida alegría de volver a la monotonía incesante. Sin dejar de entender que ha comenzado la comedia, la trágica comedia, trastocados los papeles de la lección aprendida a través de los años. Ahora todo parece distinto, se acabaron los días de las vacaciones "reglamentarias", llegas de nuevo al meollo laboral y no ves más que cambios, oyes voces nuevas y el ambiente cada vez mucho más ennegrecido con recortes en todas las direcciones... Y peores perspectivas de cara al futuro.

Las falsas vacaciones... Ese "ten con ten" y aléjate de mi vista, que quiero olvidarte, si del todo no, si por ese tiempo señalado, ni un día más ni uno de menos. Y yo me hago siempre la misma pregunta: ¿cuándo llegan esas revulsivas fechas? ¿Cómo puede la gente estarlo pasando bien, ilusionados como si todo se hubiera arreglado para siempre, si al cabo de cuatro semanas van a ser los mismos de antes, sin coronas ni espadas, sin escudos ni blasones, sólo el hombre o la mujer con su  pesado fardo, aburridos y malhumorados esclavos de mil obligaciones...


Todo un año haciendo ahorros (con lo que cuesta eso hoy en día) para dejarlos en el corto camino del abusivo consumimos, con sus penas, glorias y sudores. Desde luego que tenemos méritos a nuestro favor, pues hemos pretendido separar del aburrimiento la felicidad efímera, escasa y medida, de unos días distintos. Algunos que dicen que podrían ser mejores, pero que no han logrado conseguirlo. Lo único reconfortante es, saber que se tiene un trabajo fijo, seguro y que te espera... Yo creo que los "parados" no lo pasan tan mal, en ese sentido, saben matar mejor al mal tiempo con otras filosofías. Ejemp.: Para lo que hay que ver, mejor...


Pasados los primeros días ya volvemos a encontrarnos más a gusto y nos entregamos con decoro (a veces no correspondido) a nuestras obligaciones respecto al trabajo, haciendo las cosas mejor y entendiendo que la crisis que estamos sufriendo en general, no se resuelve cruzándonos de brazos, hay que apechugar. Y moralmente estamos obligados a cuidar ese polémico puesto de trabajo, que en definitiva es lo único que puede permitirnos llevar la alegría a nuestra familia, dándoles el pan de cada día y con ello también cubrirles otras necesidades, que sólo de pan no vive el hombre. Es gratificante pensar en todo ello, y así contribuimos a mitigar los oscuros nubarrones que nos asedian continuamente y evitamos caer en el error de la desesperación, que sólo genera abandono, incomprensión y más pobreza...

De vuelta al trabajo hay que ser realista. Y entre todos estamos obligados, sin escatimar esfuerzos, y cada cual desde su posición social y política, o condición socioeconómica, hacer algo para salir de esta, por que es una verdadera lástima que volvamos a vivir épocas dramáticas para muchos, y que podrían en esta ocasión, ser iguales o peores tanto para unos, como para los otros, por que como puede verse claramente, nos estamos quedando sin recursos humanos posibles. Los esquemas están fallando y el dinero poco vale en ciertas circunstancias... Todos estamos obligados a salvar lo que tanto nos costó hallar. Se nos va de las manos por haber sido tan despreocupados, irresponsables e ingratos para con nosotros mismos y nuestras futuras generaciones, que sólo vamos a dejarles miserias...


Ya hemos descansado un poco, si se quiere, ahora pensemos en cosas más serias, busquemos entre todos una salida digna y valiente, seamos  responsables y exigentes y que se oigan nuestras voces, de una vez y para siempre. No invito a la discordia, eso sería lo peor que pudiéramos hacer, pero sí de que nos pongamos a pensar en nuestro progreso socio económico y con ello hagamos una reflexión preguntándonos: ¿no tendremos nosotros, también algo más de culpa? Por que las cosas andan de mal en peor, y no hacemos nada para remediar ese mal...
                                                                          


Celestino González Herreros
celestinogh@teleline.es
                                                                                



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