¿Volveremos
a ver los rebaños de cabras patear por las calles de nuestros modernos pueblos,
incluyendo las peatonales? ¿Volveremos a comprar la leche en la misma puerta de
nuestra casa al pasar los cabreros o el carro de la lechera? ¿El guardia
dirigiendo el poco tráfico, en las cuatro esquinas principales, como antaño?
Nuestras respetables gangocheras, ¿volverán a llamar a nuestras puertas
ofreciendo su pescado fresco, o iremos a la pescadería?.. Como fuera sana
costumbre, antes, ¿volverán los señores curas a repartir bendiciones y algunas
estampitas al ser interceptados por la chiquillería en plena calle? ¿Volverán
los médicos a ver a los enfermos a domicilio, complacidos al ser solicitados
sus servicios profesionales, a la hora que fuera? ¿Volveremos a bañarnos en
nuestras playas como era antes, y volveremos a montar las casetas de caña y
tela? ¿Volveremos a mandar a los niños a las escuelitas particulares?..
¿Volveremos a comprar en las ventitas y usaremos la libretita para apuntar los
fiados? ¿Volveremos a usar los servicios de los señores zapateros? ¿Volveremos
a usar cholas de esparto o de gomas, para andar? ¿Volveremos a criar gallinas
en el patio trasero de la casa y alguna cabra?
Sólo
pregunto, dada las circunstancias y lo que se nos avecina. No obstante, es
posible ser más optimistas, pienso a la vez, que superaremos esta crisis, según
superamos otras anteriormente. Con dignidad y no pocos sacrificios… Al
comienzo, acostumbrados a vivir en la abundancia y sin mirar hacia atrás,
costará asumir el reto que nos espera.
Quienes
lo van a tener más difícil son los jóvenes, ya que no están acostumbrados a
otra forma de vida, como aprendimos nosotros, los viejos de hoy. A nosotros no
nos dieron tanto como les hemos dado a nuestros hijos y a los hijos de los
hijos, que realmente no les ha faltado nada desde que vinieron al mundo.
Indiscutiblemente, la culpa ha sido nuestra al no querer que conozcan y sufran privaciones, sin sospechar el daño
que les estábamos haciendo.
Yo
digo, si esto que en realidad está comenzando, a corto o medio plazo, no se
arregla, va a ser un verdadero calvario; sospecho que las nuevas generaciones
no van a saber resignarse a sufrir tantas limitaciones que nos esperan, hasta
que vayan comprendiendo la magnitud del problema y de que, sin sacrificios no
habrá salida. Se acabarán las pretensiones de niños de papá y si no hay trabajo
lo tendrán que buscar, aunque sea debajo de las piedras. De todas formas,
trabajo siempre habrá, sólo que hay que ejercerlo de la forma que sea, para
llevar algún dinerito a la casa y poder comer caliente.
Mas
de cuatro van aprender a valorar las oportunidades que les brindó la vida y
fueron desaprovechadas, por aquello de que se les caen los anillos… Se va
acabar ese complejo de creerse ricos sin más… Paradójicamente, quienes lo van a
tener mejor serán los que tengan un trocito de tierra, el agricultor. Siempre
lo he dicho. La tierra es muy generosa, sólo que hay que trabajarla como lo
hicieron nuestros antepasados, sin gafas de sol, cadenitas colgando, anillos, ni relojes de oro, doblando la cintura de sol
a sol y dándole al suelo el cariño que se merece, trabajando con ilusión.
Del
mar vendrán los peces como una bendición del Cielo, las papas del campo y los
granos.
¿Otra
vez las colas en los molinos del gofio? Y las Oficinas de Extensión Agraria.
Los gallos cantarán en el casco de los pueblos y ciudades. Y los perros harán
sus necesidades fisiológicas en las esquinas de la casa de su dueño. Y el
lacero acechándoles… Los chochos en las tascas y volverán las moscas a
invadirnos y no hablemos de las cucarachas y ratones.
Tampoco
es para asustarse tanto, la
Humanidad así lo ha querido. Habrá más guerras por el petróleo
y más hambre. Mas, habrá gente que casi no notarán estas crisis, porque van a
seguir viviendo bien, acaparando lo poco que haya, pero son los menos. Los que
si aumentará es el porcentaje de pobres y habrá más indigentes que cuando la
pos guerra española. Lo que si puedo augurar, que habrá menos enfermedades. Los
cementerios tienen más cruces expuestas por haber comido mucho que por haber
comido poco. Se acabarán las porquerías y los niños obesos se corregirán,
aunque aumenten las anemias... Los nuevos ricos van a tener que desayunar con
leche y gofio, si quieren sobrevivir. Y sus señoras aprenderán administrar la
moneda, privándose de tantos gastos superfluos…
Con
todo lo dicho no pretendo ser derrotista, ni asustar a nadie, así son las
cosas. ¡AH!, los políticos verán la forma de estudiar la posibilidad de ir quitando
impuestos y multar al prójimo, menos, si no, no alcanzará para comer, vestir y
muchas y perentorias necesidades más.
Habrá
menos coches circulando y ni tantos funcionarios públicos. Y, en cambio, habrá
más burros por las calles y mulas cargando mercancías de acá para allá, para
abaratar los precios. Volveremos a usar el carbón y la leña…Volveremos a
fabricar las bebidas gaseosas y el sifón para brindar en las fiestas. Todo va a
convulsionarse y los nostálgicos como yo, volveremos a recrearnos en los efectos
de la Globalización,
el Medio Ambiente y nuestras tradiciones, que ya casi las habíamos perdido.
Así
pues, demostremos de cuántos esfuerzos cívicos somos capaces de hacer.
Venceremos esta crisis y cuántas quieran venir, a fin de cuenta, siempre hemos
vivido infravalorados, en desventaja respecto a las demás comunidades
españolas, vistos como aventajados por el resto de la Europa a la cual
pertenecemos y afortunados, ellos sabrán porqué.
Saldremos
adelante, pongámonos las pilas y apretemos nuestros cinturones, así el viaje
será más seguro y llegaremos.
Celestino
González Herreros
celestinogh@teleline.es
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