Nuestra
situación, tanto social como política, siempre ha sido un tira y encoge sin
llegar al límite y sus consecuencias. Desde que tengo uso de razón he observado
en las distintas posiciones políticas una predisposición antagonista y
autoritaria, como queriendo comerse el mundo y a la hora de abrir la boca no
poder degustar tremenda porción por miedo a la indigestión… Y con los mismos
desconsuelos renunciar a tiempo perdido, porque le sirven muy lleno el plato
que pretendieron paladear. Comen más con los ojos que con la boca. Y hablan más
que lo que discurren, total, que acaban en el limbo y el tiempo pasa
inexorablemente; y no se progresa, ni en uno, ni en el otro sentido La Oposición igual., que si
bla… bla… bla… Pero a la hora de la verdad nada de nada. Bueno, cuando las
mayorías mandan.
En
la calle es donde se oye y se aprende. ¡Ay, si los políticos caminaran un poco
más y se fijaran y oyeran en su entorno social! Entonces iba a ocurrirles lo
que me sucede a mí, en la calle he aprendido lo mucho que sé. No hay
desperdicios.
A
veces se oyen temas que llevan una gran carga de verdad. Otras veces se pasan y
no aciertan una. Hay lenguas viperinas que sólo anidan rencor y malas
intenciones, los recelos y conceptos
equivocados.
Cada
cual que piense lo que quiera, pero que al hablar calculen las consecuencias y
ese daño que hagan piensen que se les puede virar en su contra. Que distinto
fuera desahogar sus criterios frente a la persona aludida para verle defenderse
como es justo alegando su defensa… Así no vamos avanzar ni un paso, es
necesario aunar criterios y entre todos empujar el pesado carro de nuestra
economía, usar la mente con más juicio y buscar el consenso social necesario
para salir de esta plural crisis que la incomprensión de nuestros políticos ha
generado. El protagonismo nefasto de nuestros hombres ha dañado
considerablemente nuestra imagen social.
No
quisiera morir sin antes comprobar que nuestra gente vale y que al fin han
logrado ese consenso que nos iba a permitir sacar la cabeza del agua y respirar
libremente la bonanza cívica y laboral como primer eslabón social y con ello
dar comienzo a las demás exigencias que el pueblo español demanda y lleva
muchos años reclamando.
Celestino
González Herreros
celestinogh@teleline.es
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