29/7/12

LUÍS TORRENTS GARCÍA EN EL RECUERDO

Descanse en la Paz del Señor

Como ocurre siempre, cuando un amigo se va materialmente para siempre, pareciera que todas aquellas vivencias que hayamos compartido a lo largo de nuestras vidas, por amistosos vínculos que nos unieron, se contorsionaran y se tradujeran en un alocado laberinto de circunstancias distintas, cual dispar suceso y añorados encuentros, muchos de ellos espontáneos, casuales, pero estando siempre dentro del mismo marco amistoso.

Cuando un amigo se nos va es como si pasáramos la hoja súbitamente y la lectura se detuviera, quedando inconclusa esa frágil existencia y sólo quedaran en el malogrado manuscrito, páginas negras, rasgos confusos, un silencio tal, donde jamás volviera resplandor alguno a aclarar esas tinieblas soterradas para siempre…

El extinto amigo, Luís Torrents García, aparte de haber sido un buen vecino, fue siempre una persona seria y apreciada por todos aquellos que tuvieron la suerte de conocerle; y muchos de ellos, al ser amigo suyo, de quien jamás se profirió un queja, le recordarán siempre. De ese roce, como habitual vecino del lugar, nació la amistad que siempre compartimos y el afecto que nos unió. Así pues, es normal que haya dejado entre los suyos, un gran vacío difícil de llenar, un silencio tal, que emociona advertirlo en su ausencia y nos deja tristes. Además de haber sido un hombre cabal, caballeroso y un buen conversador, conocedor de los más variados temas que con su habilidad mundana sabía traducirlos con su distendida conversación.

Tras su aparente y profunda seriedad, era un hombre frágil y sentimental, su sensibilidad le delataba ante cualquier eventualidad o situación. Siempre encausaba los conceptos antes que nadie lo hiciera, ya que sabía manejar las palabras adecuadas en cada situación y conseguía ordenar los conceptos en discusión.

Últimamente tenía como compañero inseparable al amigo Pepe Salcedo con quien acostumbraba cenar todos los días en el estupendo Restaurante “Cha-Paula”, en la Calle San Felipe y allí coincidí en varias ocasiones con él. Al pasar por el lugar se nota su ausencia, sin embargo intuimos que allí está él, sonriéndonos, como jactándose de que aquí, en este mundo convulso nos quedamos nosotros y él pasó a mejor vida, como suele decirse, que alguna vez rezará por nosotros que buena falta nos hace.

A su familiares, amigos y conocidos, desde mi humilde posición, transmito mi dolor y el de los míos, y el deseo sincero de que su alma descanse en la Paz del Señor, e invito a quienes en verdad le quisieron, le tengan presente en sus sentidas oraciones.

¡Descanse en paz su alma!

Celestino González Herreros

http://www.celestinogh.blogspot.com

celestinogh@teleline.es

Puerto de la Cruz. Julio de 2.012

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