A
PESAR DE TODO EL TIEMPO DEJA HUELLAS
Matar el tiempo, ni con
tirachinas… Es tan escurridizo, que ni podemos controlarle. Como solemos decir:
Se nos escapa como un soplo de aire y nos deja atrás y en plena indefensión,
sin poder contenerle.
Un año más se nos ha ido,
quizás haya sido el año más impertinente y angustioso para muchas personas,
vivido en nuestra historia democrática. Indefensos. Para unos más que para
otros. Absolutamente dispar, engañoso, diferente según las economías de cada
cual. Hubo y siguen habiéndolos, quienes no tienen ni techo, ni que echarse a
la boca ni que darle a sus familias, ni siquiera pudo ser en la gran Noche
Vieja… En verdad, es desconcertante, como son las cosas de la vida.
Un año más, un año nuevo que, ojala
sea más alentador que el que se fue y nos dejó tan malos recuerdos y mil
sinsabores. Dicen los “entendidos” que este año, el que está comenzando, se
acabará la crisis nacional y también la canaria. ¿Ustedes lo creen? Que se
acabarán nuestras escasas posibilidades de recuperación. Que los pequeños
ahorros, para quienes los tengan, se multiplicarán como los peses… Que
volveremos a ilusionarnos, que habrá trabajos para todos los parados, trabajo
digno y duradero, etc. Bueno, que volveremos a nadar en la abundancia… Que habrá
cultura, mejor sanidad y hasta la justicia cambiará, igual para todos.
Digamos, de mal a peor.
Divididos políticamente, sin un atisbo de buena voluntad, cuando es tan
necesario funcionar simbióticamente, aportando cada cual lo mejor de sí,
desechando los egoístas protagonismos y mala leche, pensando sólo en nuestros
pueblos que lo están sufriendo muy seriamente… Ya sé que es difícil, máxime
cuando no hay buena voluntad ni conciencia ciudadana. Claro que es difícil,
estamos sentenciados a vivir rodeados de –ojala fuera sólo de agua- y no de pillos.
Celestino González Herreros
celestinogh@teleline.es
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