Qué grato es recibir alguna
valoración, por pequeña que sea, capaz de compensar la misma inquietud que
sentimos por los demás, aquellos que escribimos sin salirnos de nuestras
posibilidades o experiencias, sólo buscando devolverle a la Sociedad esa
conducción tan necesaria de armonía social cuando la vemos peligrar y deseamos
estabilizarla de alguna manera.
Aquellos que escribimos,
modestamente, por lo que a mí respecta, no vamos buscando otra cosa que no sea
entendernos mejor, llegar a caminar juntos por los acertados senderos que la
razón aconseja. Claro que, cada cual tiene una opinión distinta de todo cuanto
acontece a nuestro alrededor o de las opiniones ajenas y que estamos obligados
a respetar, por simple ética política, social, etc., para evitar posibles
incongruencias.
En cierta ocasión me dijo un señor que le había gustado algo que escribí y con buen tacto me animaba a que siguiera… Me desconcertó ese apresurado gesto suyo, pero en mi fuero interno le quedé agradecido. Pero, ¿cómo va a comprenderme nadie, si ni yo mismo me comprendo? Y ojala lo lograra alguna vez. Pienso que yo debo ser un producto mitigador que abandera al amor como si eso fuera tan indispensable en la vida. Las relaciones humanas aceptables, como eje social de la mejor convivencia. No se, sinceramente, si acierto o no, pero mi conciencia en la balanza de la verdad, me ayuda a vivir, me aconseja que no cambie, que siga igual, escribiendo lo que siento, denunciando las inmoralidades y los constantes abusos que sufrimos en nuestra modesta Sociedad. Me dice tanto, que de tanto ahondar en ella también he hallado algunos desengaños. Hubiera querido ser más aceptable, pero ello sólo tilda en no pocas manifestaciones de la vida; somos eso, juguetes animados de nuestro incierto destino, eso somos, nada más.
Celestino González Herreros
http.www://celestinogh.blogspot.com
celestinogh@teleline.e
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