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La soledad nunca fue buena consejera y menos, buena compañera, enturbia las ideas y como una sombra impertinente; lo niega todo y persistentemente anula cualquiera alternativa que surja… Pesa como una fúnebre losa y acaba haciendo prisionero de su fatalidad a la victima. La soledad anula al propio espíritu y hiere deliberadamente; y hasta ciega. El silencio de la soledad, a veces parece sepulcral, obnubila todo horizonte y apaga cualquiera luz que ose aclarar los caminos, para no dejar salir del ahogo que produce eso de sentirse ausente de la libertad y del estímulo de los sentimientos. Es como estar solos, no escuchar voces ajenas, ni sentir deseo alguno. La soledad, quien la haya sufrido podrá expresar qué se siente, pero nunca con palabras exteriorizar el poder de su silencio, sólo el sentimiento de esa ausencia angustiosa que inhibe y al ser humano le oculta en esas sombras indefinibles. Sólo delatar puede la tortura de su padecimiento.
Solos viven los desamparados, los que han perdido el camino y no saben, ciertamente, a dónde van, ni qué buscan. Solitarios están los que amando mueren de pena al no lograr alcanzar esa mano que se le extiende infructuosamente. Solo se siente aquel que llama y nadie le responde. Solo es aquel que amando tanto nadie le encuentra y muere en silencio sin escuchar la voz amiga que añora… Sola está la Luna allá en la distancia etérea, que aunque la veamos cambiar de formas y nos de su luz más clara que la luz misma, no alcanza a reflejarla siempre, en el oscuro camino del desamparo que crece y crece…
Sin embargo, solo se ha logrado vencer esa fatal sensación que aprisionaba, cuando cede por la influencia del amor, cuando llega sin avisar y se posesiona del ser dándole ese as de luz que le permite caminar seguro a través del inhóspito túnel de la indefensión y la tortura sentimental Cuando se pensaba que todo se había nublado, pero sin imaginar, siquiera, que al final del túnel la luz de la libertad siempre espera, sólo que existe la necesidad de avanzar y vencer, de luchar con la ilusión que renace insistentemente, hasta anular a los espectros de la sinrazón y prevalece la verdad y desaparecen los miedos infundidos.
Siempre han existido situaciones inesperadas que llegan a alterar el ritmo normal de la vida del hombre, reveces que en muchos de los casos lesionan seriamente, según la fortaleza del individuo, hasta el punto de rozar la locura, aunque siempre esta es pasajera cuando se lucha por dominar la molesta situación de ese cuadro sentimental. Nada es imposible para el amor. Por amor se fortalecen los espíritus, crecen las fuerzas y se ahuyentan los temores.
Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
celestinogh@teleline.es
Solos viven los desamparados, los que han perdido el camino y no saben, ciertamente, a dónde van, ni qué buscan. Solitarios están los que amando mueren de pena al no lograr alcanzar esa mano que se le extiende infructuosamente. Solo se siente aquel que llama y nadie le responde. Solo es aquel que amando tanto nadie le encuentra y muere en silencio sin escuchar la voz amiga que añora… Sola está la Luna allá en la distancia etérea, que aunque la veamos cambiar de formas y nos de su luz más clara que la luz misma, no alcanza a reflejarla siempre, en el oscuro camino del desamparo que crece y crece…
Sin embargo, solo se ha logrado vencer esa fatal sensación que aprisionaba, cuando cede por la influencia del amor, cuando llega sin avisar y se posesiona del ser dándole ese as de luz que le permite caminar seguro a través del inhóspito túnel de la indefensión y la tortura sentimental Cuando se pensaba que todo se había nublado, pero sin imaginar, siquiera, que al final del túnel la luz de la libertad siempre espera, sólo que existe la necesidad de avanzar y vencer, de luchar con la ilusión que renace insistentemente, hasta anular a los espectros de la sinrazón y prevalece la verdad y desaparecen los miedos infundidos.
Siempre han existido situaciones inesperadas que llegan a alterar el ritmo normal de la vida del hombre, reveces que en muchos de los casos lesionan seriamente, según la fortaleza del individuo, hasta el punto de rozar la locura, aunque siempre esta es pasajera cuando se lucha por dominar la molesta situación de ese cuadro sentimental. Nada es imposible para el amor. Por amor se fortalecen los espíritus, crecen las fuerzas y se ahuyentan los temores.
Celestino González Herreros
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