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Cuando menos lo esperábamos te vi.
compuesta por la calle tuya cruzar
y aunque corrí no te pude alcanzar,
hasta que en el barullo te perdí.
En verdad, hice todo cuanto pude
e insistí por hallarte nuevamente
y no pude apartarte de mi mente;
me contuve y firme me mantuve.
Ilusionado di la vuelta otra vez
Y por fortuna al final te encontré,
luego de tu lado no me aparté
por temor a sufrir otro revés.
Más, caminamos juntos calle abajo,
felices disfrutando del encuentro
oportuno. Sintiendo muy adentro
cuánto recompensa tanto trabajo.
Luego, recordando nuestro pasado
ciegos nos olvidamos del presente
y me pareció estar ausente…
que nuestro tiempo no hubiera pasado.
Empero, te pregunté si aún me amabas,
que yo jamás te había olvidado,
aunque hoy me sienta tan avejentado.
Te pregunté el porqué temblabas…
¿Por qué no quisiste responderme a eso?
Bajaste tristemente la mirada
y me respondiste malhumorada:
Si, tengo mi herido corazón, preso…
Dices que te había traicionado
que con mi silencio sufriste mucho
¡ y tanto!, que… No sabes cuánto lucho
por que vuelva a sentirlo ilusionado.
Comprendo que ya estamos algo viejos
y que los años nos han transformado
que por lo que nos hayamos amado
tenemos derecho a no vivir tan lejos…
Que corazón viejo a veces nos marcha
con ritmos de mozos enamorados
y la mente y los sueños dorados
derriten la más severa escarcha…
Que no hay silencio que nos confirme
la muerte de un profundo sentimiento,
ni que justifique el resentimiento
por que me vaya… Que me obligue a irme.
*****
Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
celestinogh@teleline.es
compuesta por la calle tuya cruzar
y aunque corrí no te pude alcanzar,
hasta que en el barullo te perdí.
En verdad, hice todo cuanto pude
e insistí por hallarte nuevamente
y no pude apartarte de mi mente;
me contuve y firme me mantuve.
Ilusionado di la vuelta otra vez
Y por fortuna al final te encontré,
luego de tu lado no me aparté
por temor a sufrir otro revés.
Más, caminamos juntos calle abajo,
felices disfrutando del encuentro
oportuno. Sintiendo muy adentro
cuánto recompensa tanto trabajo.
Luego, recordando nuestro pasado
ciegos nos olvidamos del presente
y me pareció estar ausente…
que nuestro tiempo no hubiera pasado.
Empero, te pregunté si aún me amabas,
que yo jamás te había olvidado,
aunque hoy me sienta tan avejentado.
Te pregunté el porqué temblabas…
¿Por qué no quisiste responderme a eso?
Bajaste tristemente la mirada
y me respondiste malhumorada:
Si, tengo mi herido corazón, preso…
Dices que te había traicionado
que con mi silencio sufriste mucho
¡ y tanto!, que… No sabes cuánto lucho
por que vuelva a sentirlo ilusionado.
Comprendo que ya estamos algo viejos
y que los años nos han transformado
que por lo que nos hayamos amado
tenemos derecho a no vivir tan lejos…
Que corazón viejo a veces nos marcha
con ritmos de mozos enamorados
y la mente y los sueños dorados
derriten la más severa escarcha…
Que no hay silencio que nos confirme
la muerte de un profundo sentimiento,
ni que justifique el resentimiento
por que me vaya… Que me obligue a irme.
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Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
celestinogh@teleline.es
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