5/6/11

EL TIEMPO APREMIA…



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Cada día se hace más difícil acercarnos a los jóvenes para encausarles lo mejor posible y arrancarlos de las garras del mal, acercarlos actualmente a los valores básicos, tan alejados de las nuevas generaciones abocadas al fracaso de sus inestables vidas. Y, pensar que, logrando que comprendieran lo importante que sería, si cambiaran el estilo de sus vidas, el erróneo concepto que lideran de la libertad, sin bases ni formación sicosocial . Sin equilibrios emocionales, que a la larga viene a ser el derrumbe de todos los proyectos previamente concebidos. Sin un cambio razonable no es posible progresar, ni ganar la única meta aconsejable.

Las nuevas generaciones, bien podrían transformar este mundo alocado en otro mejor, o acabarlo del todo. Entre todos, más jóvenes y menos jóvenes, debemos alcanzar un futuro más halagüeño, más estable y digno de nosotros. Pero como he dicho, debe ser entre todos: entre padres e hijos y estos atendiendo mutuamente, los deseos y sugerencias del otro. Los hijos interesarse de los sanos consejos de sus mayores, sin cortapisas ni evasivas, siendo responsables, entendiendo y sabiendo distinguir el bien del mal… En los colegios, en la calle, en la misma iglesia; y en donde un joven esté presente y sea capaz de entender la palabra amiga y confidente; y el deseo y la esperanza de cambiar algún día, y no muy lejano, nuestra mal herida sociedad.

No es posible resistir tantos desafueros, tantas intrigas, improperios y amenazas. Que esa sea la conducta de las fieras en la sabanas, ese es su habita, su mundo salvaje e irracional, pero nosotros, los humanos, los humanos cristianos, no puede ser igual. Reflexionemos, hagámoslo serenamente, sin apasionarnos y al final comprenderemos que es cierto, que no digo desatinos, que si las nuevas generaciones quieren, todos y tantos desmanes políticos y sociales, iban a ser depurados y con ello, corregidos, firmemente desterrados, durante el tiempo que dure la autoridad del razonamiento humano. Y nosotros, hombres y mujeres, viejos y jóvenes, aceptemos tal calidad de vida, basada en el respeto mutuo, la solidaridad y el amor.

Aunque parezca utópico, cosas más difíciles se han conseguido, cuando la buena voluntad y perseverancia, paralelamente han caminado juntas tras un fin común a favor de la Humanidad.

Sigamos reflexionando todo el tiempo que fuera necesario, intuyamos una sociedad más justa, menos agresiva y equitativamente repartidas las ganancias para que a todos nos toque por igual la oportunidad de ser felices; y ser condescendientes con nuestros semejantes en todo momento.



Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
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