TENEMOS
QUE CAMBIAR LA FORMA DE
VER NUESTRO DIFICIL FUTURO
Con el devenir de los años, a
través de tantas culturas diferentes asimiladas, hemos aprendido a sopesar esos
valiosos recursos. Ya no por nimias intuiciones, por distintos estudios
realizados hasta valorar nuestra procedencia; y aceptado ha quedado de que poco
nos queda, muy poco de nuestros ascendientes los guanches, quizás la nostálgica
y lejana procedencia inicial, antes que nos invadieran los extranjeros de
entonces y poco a poco fueran instalándose decididamente atraídos por nuestras
específicas cualidades: la luz limpia del cielo, el mar y sus costas y el aire
limpio y sano que se respiraba. Si hubiera algo de valor que pudieran llevarse
no se hubieran detenido y todavía, barajando el tiempo, estuviéramos aún más
invadidos; salvo si consiguen extraer petróleo, aunque más organizados, los
éxodos de distintos países vendrían…. No
podríamos evitarles. Si no es así, nos dejarían tranquilos.
Si no me lamento. Más bien
hemos de estar agradecidos, al no haber fronteras comunitarias en nuestra
Europa Unida, ya no hay que mirar sólo hacia un lugar fijo, nos vendrían de
todas partes. Nosotros, los canarios, no sabemos qué vamos hacer, medrar más es
imposible, y emigrar, ¿a dónde iríamos?, si peor que nosotros están todos.
Tenemos que cambiar la forma de ver nuestro difícil futuro… Veámoslo con
optimismo, a pesar de las circunstancias, sin dar un paso atrás. Y también
debiéramos aprender a defender lo nuestro con el coraje que siempre lo hicieron
nuestros antepasados. Siempre adelante aunque con ello nos cueste la propia
vida si fuera necesario, o definitivamente, seguir perdiendo lo poco que nos
queda. Y no perdamos cuanto hemos aprendido de tantas culturas diferentes, eso
siempre será fundamental.
Todavía hay, innegablemente,
gentes que no supieron asimilar, en buen grado, esa influencia cultural tan
necesaria para hallar el equilibrio necesario en una sociedad culturizada donde
la convivencia se hace más grata comunitariamente. Todavía hay gente que no
alcanzó esos importantes niveles, ello por razones obvias, claro está. Nuestras
islas son pequeñas y los recursos siempre fueron muy escasos, con el agravante de estar
aisladas por mar y aire; y tan distantes de los distintos continentes. Nuestras
posibilidades de transportes, materias primas, y un largo etc., desde tiempo
inmemorial nos impidieron alcanzar estadios de progresos definitivos. Siempre
hemos estado a expensas de los demás y con nosotros hubo poca solidaridad o
consideración, como quieran llamarlo.
Con ese precario ritmo hemos
llegado hasta nuestros días, siempre dependientes de los demás y con pocas
recompensas… Un bocado delicioso para Marruecos, por ejemplo, que lo tenemos a
dos pasos de distancia, pero preferimos esperar más tiempo.
Pienso que nuestra inmovilidad
ha sido siempre lo fraccionados que estamos políticamente y profundamente
confundidos con aquellos rescoldos que aún quedan vivos y el interés observado
en algunos queriendo reavivarlos para abrir aún más la cruel herida que nos dejó
nuestra nefasta y estéril guerra civil española, recordando los crímenes
sufridos en toda Europa y los cometidos por nosotros luchando hermanos contra
hermanos, rivalidades conducidas por las distintas apetencias y rencores
personales; y absurdos protagonismos a ver quién vence a quién.
Todavía les parece poco, si
los dejan vuelven a provocar otra fraticida guerra, sólo que hoy es distinto y
más peligroso.
Celestino González Herreros
celestinogh@teleline.es
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