29/12/12


REBELIÓN ABORDO Y TIBURONES AL ACECHO


Hubo una época gloriosa, exceptuando aquellas limitaciones, que si las menciono tal vez enlutarían la esencia de los espontáneos argumentos que emiten mis palabras para recordarlas con nostalgia. Esa inolvidable época, aún la veo con la inocencia de entonces, nuestra  escasa madurez...
Hechos derivados y propios de la edad, ya que las pupilas de mis fantasías, sólo atisbaban  proyectada ante mí, la bella imagen de lo joven, de lo tierno...
Todo era de un atractivo conmensurable. El alma se llenaba de esas cosas que encantan e invitan a soñar. El Puerto de la Cruz, para los de aquella edad era el lugar obligado donde irían a encontrarse gentes de todos los lugares de la isla de Tenerife. Siempre hubo una razón para visitarnos.  Nadie ha olvidado aquellos célebres Carnavales del Puerto de la Cruz, donde se daban sita, sin distinción de clases sociales, todo quisque, y se derrochaba tanta alegría y entusiasmos, y tanta sencillez, que serán irrepetibles, aquellos encuentros. La sencillez de la careta y la sábana blanca fueron el preludio de los famosos carnavales actuales.

Así como, aquellas fiestas en honor del Gran Poder de Dios y Nuestra Señora La Virgen del Carmen, con todo lujo de devoción popular y fervor cristiano, conmovían. Esas eran las Fiestas de Julio y aún, cada año en el mes de julio lo siguen siendo, dada esa gran tradición nuestra. Siempre dieron la talla, sus distintos actos religiosos, también: competiciones deportivas, exposiciones y concursos, festivales nacionales de cine, festivales de la canción, moda, teatro, zarzuela, etc., hallaban en nuestro pueblo marinero, el lugar ideal para sus celebraciones. Su idiosincrasia acompañaba en esos eventos religiosos, lúdicos y culturales. Pero remontándonos aún más, cuando no hubo tantos "refinamientos" ni esquemas tan exigentes, en el lugar señalado, la vida transcurría más sumisa dentro del terreno político y social del momento, hoy harto superado. La sociedad estaba dividida entre ricos y pobres, entre necios y listos... Hubo entonces parcelas acotadas y prohibitivas, donde sólo estaba permitido la permanencia en las mismas a gentes determinadas. Hablo de la década de los cuarenta, viviendo en la pos guerra civil española, episodio lamentable de nuestra historia y hasta vergonzante. Contienda triste donde murió tanto inocente, para los que estaban bien vivieran mejor y los pobres siguieran siéndolo y aún más pobres.
En ese ambiente, cada cual iba por su lado, la clase media y los más pobres, habituados al "relativo" conformismo, con soberano orgullo, deliberadamente y sin querer hacerse notar, llegaron a fusionarse en el ámbito cotidiano, a excepción de algunos reminiscentes nostálgicos y rencorosos... Con todo ello y nuestra natural forma de ver la vida y aceptarla como era, nació en nuestra sociedad un nuevo sentimiento cívico que nos ha permitido, aún hasta hoy, andar juntos (¿?) y  luchar por lo nuestro con las únicas armas de que disponemos: la razón y el entendimiento, más el concepto de la Justicia.

Sin embargo, la ambición de algunos, divididos en bandos diferentes, ha deteriorado el panorama cívico, en vez de fortalecerlo, con sus intransigencias obstruccionistas. Ya hoy no se tienen en cuenta aquellas anécdotas… Cada cual vive su vida como mejor puede y sin anidar rencores. Aquello pasó…Ahora que es otra lucha diferente, a ver como lo resolvemos, porque evidentemente, es responsabilidad de todos. A ver como hacemos a ver cómo nos quitamos de encima la putrefacta lacra que está convirtiéndonos en un pis más pobre de lo que ya somos, rodeados de ladrones, timadores y sinvergüenzas que no nos dejan levantar cabeza y aparte, para más inri el castigo constante y progresivo de quienes debieran defendernos y, supuestamente, ser también cómplices de nuestras desgracias. Con todo ello, en la conciencia de nuestros pueblos está forjándose un sentimiento patriótico de solidaridad absoluta con miras a acabar con tantos abusos. No será sólo un hipotético deseo, será lo que será. Y ni solamente una rebelión a bordo de esta valiente nave mientras siga los tiburones al acecho.




Celestino González Herreros
          celestinogh@teleline.es

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