11/12/12


AL HOMBRE LO HACEN LAS EXPERIENCIAS SUYAS              

No siempre los ánimos han de estar alicaídos, empero, hay veces que sin pretenderlo, uno se va por derroteros menos incitadores que atraen al subconsciente y arruinan toda acción liberal, sentenciándonos a sufrir cualquier indeseable contrariedad. Nunca sabremos qué nos depara el destino y, ante la duda intuimos aquello que pensamos es mejor para nosotros, más no se puede pedir…Cuando renace la ilusión fulgura la luz que alumbra  los recodos todos del camino y auguramos tiempos mejores y tras el sonriente trayecto nos vamos ilusionados, verdaderamente animosos.

Hoy es un día igual a los demás que con apego hemos vivido… Sólo que esa intuición que tan discretamente presentimos nos alienta considerablemente. Aunque todo lo que aspiramos no vaya a ser para nosotros, los sufridos ciudadanos de tantas tropelías en infortunados momentos; la diana fácil, sabemos movernos para que no nos alcancen los crueles dardos de la incomprensión.
Una vez leí, no recuerdo dónde ni cuando, que las batallas no cuentan, comienzan y se acaban, más siguen repitiéndose hasta que llega la verdadera guerra, la inevitable. Y esa es más cruda, pero termina antes y deja a cada cual en su sitio. Y, consecuentemente, se realizan cambios importantes, los mejores; y el entusiasmo renace, revive la pasión y se comienza desde cero, sin aspavientos inútiles, con lógica y aquel deseo de hallar las simientes de una vida mejor, un horizonte más claro y esperanzador. Entonces nace el verdadero deseo del trabajador, emplear sus brazos… Todo para que no retrocedamos y no volvamos a fracasar.





Celestino González Herreros
         celestinogh@teleline.es
                                     

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