28/10/12


ESPLÉNDIDA NOCHE DE PLENILUNIO

No vi nacer la luz de aquel virtual plenilunio, estaba ausente, la mirada perdida en el infinito, en el letargo de una breve abstracción. No vi el resplandor lunar conjugarse con los últimos y agónicos influjos del Sol; estaba perdido... Comenzando a gestarse el más bello momento, entre la luz y las sombras, entre los distintos estertores de la tarde y el mágico alumbramiento del espacio sideral. No vi claridad alguna mientras el subconsciente vagaba por otros derroteros.

Así, mientras se detuvo el tiempo, o si transcurrió, no sé. Sumido en esa soledad, sólo con la evocación del momento, sin saber con quién compartir el tedio, sentía o no sentía. Entre tanto, afuera podía divisarse aquel espléndido y débil resplandor, aquella comunión entre distintas luces, la del Sol, huidiza y la Luna primorosa, soltando sus dorados cabellos sobre la faz de la Tierra, amenizando así el silencio sobrecogedor en que estuve sumido. Plenilunio de luz celestial, de voces ahogadas como si despertaran… De tristes e incrédulas miradas, de sueños truncados e ilusiones pedidas. Sobre la faz de la Tierra aún riela acariciando las sombras del tiempo que va discurriendo, aunque las aguas del arroyuelo bajen riendo; y lamiendo los márgenes del místico cause que las lleven hacia el infinito de los sueños. Allá afuera, desde mi figurado cautiverio se oyen voces alegres, un festín inacabable, luces y sombras, cielo, mar y aire; y mucho alejamiento. No se oyen quejas ni lamentos, no se advierte drama alguno. Todo es alegría, clarines y trompetas, suaves brisas que acarician, sueños, ilusiones, fantasías... No hay despojos y si los hubo no se vieron.

Juntos fuimos por el camino más largo esa noche de plenilunio, entre las sombras nos escurrimos todo el tiempo, ocultos como si huyéramos de nosotros mismos, hasta perdernos en el silencio de nuestro recorrido, lejos del mundano ruido, toda la noche.

Vimos cuando comienza a salir el Sol, apenas despuntaba el alba. Aquella noche nos pareció distinta, más serena y fría que otras, nos pareció algo trasnochada. Sigilosamente se ocultaba la Luna... Recuerdo, si, que al despertar y percatarme que estaba solo en mi lecho, sentí desgarrárseme el corazón, su espacio estaba tan solo y frió… Mientras estuve con ella, mientras soñaba, ¡todo era tan distinto!; y la verdad, qué si larga fue la noche, corto fue el sueño y el despertar aun más cruel… ¡Ella no estaba!



Celestino González Herreros
          celestinogh@teleline.es




25/10/12


FELIZ REENCUENTRO CON EL PASADO PORTUENSE  

En la calle coincidí con una antigua amiga, que por cierto, tardó en reconocerme, pero al final, después de un tortuoso rodeo, calló en la cuenta de que era yo, aquel viejo amigo desde hace tantos años. Hablábamos sólo de aquellos buenos ratos, a pesar de las carencias y privaciones sufridas por tanta gente en aquella época, pero éramos jóvenes.

¿Te acuerdas Tino –así me llamaban- lo hermoso que era todo? La Plaza del Charco era el lugar donde todos íbamos a gastar nuestras energías físicas y también las emocionales. El Puerto de la Cruz podía presumir de tener ese solar público y su mágico entorno, donde los chicos correteaban con sus juegos en todas las direcciones. Las parejitas enamoraban discretamente y los solitarios deambulaban y de soslayo miraban, deleitándose viendo verdaderas bellezas por doquiera, paseando al socaire de las palmeras y Laureles de la India o rondando la pila del centro que como un santuario da cobijo a la tradicional ñamera que tan deliciosamente la adorna durante largos años. Adolescentes de todas las edades, sexo y condición social venían desde los barrios adyacentes, allí concurrían y practicaban, los más pequeños, toda clase de juegos sanos y tradicionales. Y los viejos sentados en sendos bancos de piedra y otros de madera, con la mirada medio ausente, evocaban... Allí había recuerdos imborrables de sus mejores años y en nuestra juventud veían reflejadas sus lejanas vivencias, aquellas fuerzas perdidas…

Cuando más entusiasmados estábamos, se nos unió otra de aquellas criaturas, también protagonista de aquellos irrepetibles acontecimientos. Entonces salió el tema de las Fiestas de Los Carnavales. ¡“Pa” que fue aquello! Claro, antes  había más respeto, éramos más inocentes y educados -decían- podíamos salir solas y nadie se metía a molestarnos. Antes existía un elevado concepto de la honorabilidad familiar y sus principios, no hay que ponerlo en duda, éramos más conservadores.

Muchas vueltas dimos en la Plaza del Charco. Cuando nos cansábamos de ver siempre las mismas caras, íbamos luego en dirección contraria. Había una hora concertada para salir de casa y otra para entrar. Las tareas de la Escuela se hacían primero, luego la merienda y a la calle. Parejas apasionadas disimulaban el ardor de ese gran amor, dándose golpecitos de codos y en la mirada dejaban entrever el enorme deseo que les abrasaba. Corríamos, cuando caía la lluvia, para protegernos bajo cualquier balcón o en el oscuro portal de las hermosas casonas, o bajo cualquier árbol de la misma Plaza, contentos al poder juntar nuestros cuerpos un poco más y decirnos sin reparo alguno el amor que sentíamos mutuamente. ¡Ay, cuando se iba la luz del pueblo!, dábamos gracias al cielo por no enviárnosla; y los truenos y hasta el viento que nos acariciaba, era un incentivo más. Esas gratas aventuras cargadas del más sano sentimiento y la más pura inocencia, nos brindaba entonces la vida. ¡Dichosa juventud que se va para nunca más volver!.. Cuando somos jóvenes no nos percatamos de su valor, que lo que cuentan son los segundos de la vida, creemos que eso no se acabará nunca, que somos interminables... Pero la verdad es bien distinta. Cuando se es joven no se piensa en esas cosas, somos eminentemente golosos, no queremos dejar algo para el mañana. Ni nos preocupábamos, era mejor.


Celestino González Herreros
          celestinogh@teleline.es

24/10/12


PUERTO DE LA CRUZ Y EN EL RECUERDO DON JUAN REYES BARTLET



No eran tiempos tan agitados en nuestro ambiente político y social, habíamos alcanzado un nivel más estable y dado nuestra forma de ser, como si nada hubiera pasado, la tormenta ya estaba algo lejos de nosotros. Cada cual se preocupaba de guardar sus ideas políticas, religiosas y otras, nos respetábamos mutuamente, aunque siempre no del todo, se había logrado mucho; pero aquellas reminiscencias entre unos y otros, casi no se notaban.

Las gentes que quería se agrupaban con otras gentes y formaban grupos para fines determinados. En realidad, más perecían tertulias diferentes, de política soterrada, religiones, arte, deporte, etc. Dado que todos o casi todos nos conocíamos, no había porqué preocuparse, y así evolucionábamos.

¿Clases sociales? No creo, en el Puerto de la Cruz, que yo recuerde, nada de eso. Cada cual iba a lo suyo y Dios cuidándonos a todos.

Hagamos un somero análisis. Antes teníamos teatros, cines, sociedades culturales y de ocio. Hasta un quiosco para los músicos, comedores populares, panaderías, pescadería, Circulo de Iriarte, Casino de los caballeros, buenas zapaterías, agrupaciones folclóricas de bailes y música, herrería para caballos, fábrica de hielo y gaseosas, etc.

En ese ambiente sociocultural y solidario, surgió la personalidad de don Juan Reyes Bartlet, una ecepcional persona que ha dejado entre nosotros la imborrable huella de la gratitud por su amor por nuestro Puerto de la Cruz. Muchos les conocen como musicólogo de excepción e ignoran que fue un gran poeta.

Don Juan Reyes Bartlet fundó la Polifónica que lleva su nombre – de eso si me acuerdo bien y recuerdo emocionarme profundamente una de las tantas veces que fui al Teatro Tophan a oírles, cuando interpretaban concretamente el delicioso motivo musical “Maite”. Aquellas voces parecían canto de ángeles y el público presente obsequió los más calurosos aplausos, pues no era para menos. Transcurría entonces las décadas de los cuarenta del siglo pasado, entonces yo era un muchacho. Hoy después de tantos años aun existe la “Agrupación Musical Reyes Bartlet” y a su Director y todos sus componentes, primero felicitarles y luego sugerirles que sigan adelante, que nunca decaigan y mucho menos muera esa gran Obra que tantos y hermosos frutos ha generado para guardar sus méritos en nuestra historia artístico musical.

Adjunto a estas precipitadas líneas, pero no por ello, dejan de ser profundamente sentidas; y además evocando épocas primorosas y alegóricas, esta vez si, con la intención sugerente de despertar el sonambulismo existente entre nosotros, los portuenses, que tenemos mucho pero nos falta de todo y en todos los campos o niveles… Tenemos a la “Agrupación Musical Reyes Bartlet”. ¿Y todo lo demás, dónde está?

Buscando en el baúl de los recuerdos hallé esta emotiva fotografía, de don Juan Reyes Bartlet y un numeroso grupo de sus discípulos portuenses dando fe del entusiasmo del gran equipo que formaban, orgullo de aquellos tiempos inalcanzables.



Celestino González Herreros
          celestinogh@teleline.es

20/10/12


SUGERENCIAS DE LOS USUARIOS DE LA EXÓTICA PLAYA
 SAN TELMO

Siempre he elogiado con clamor, nuestra playita de San Telmo. Desde niño transitaba, como otros tantos de mi generación, dicho lugar; y allí aprendimos a nadar casi todos los amigos.

El lugar es emblemático y hasta el más fiel protagonista  de nuestra identidad portuense. Visto desde la céntrica Calle Santo Domingo, desde el Parador de La Punta del Viento, es tal la atracción que nos depara y el sentimiento que nos prodiga, que uno, difícilmente halla las palabras adecuadas para definir la abundancia de esos encantos ecológicos, la solemnidad del mar, la profundidad de la misma lejanía y el encuentro mágico de la evidencia asomada libremente hacia el infinito.

Mirando al mar, desde esa minúscula atalaya, son profundas nuestras intuiciones y es que quedan soterradas todas nuestras ilusiones creyendo que más tarde, cuando los luceros del poniente se apaguen, podamos nuevamente vencer esos tranquilos letargos para evadirnos y entregarnos al concierto de sus olas, al remanso de sus aguas, ya que San Telmo en su Playa guarda la ilusión compartida para todos igual, propios y extraños…

La Calle San Telmo, también, siempre fue muy concurrida y aún sigue siendo lugar obligado del transito hacia el Complejo Turístico de Martiánez, de indiscutible concurrencia y bello enclave ecológico.

El Boquete o Playa de San Telmo, ha sido últimamente distinguida con la Bandera Azul. A propósito, muchas gentes se preguntarán: Si, he oído hablar de la Bandera Azul, pero, ¿qué quiere decir esa denominación?
Trataré de explicarlo, pónganme atención, por favor.
La Bandera Azul es un distintivo que otorga anualmente la Fundación Europea de Educación Ambiental a las playas y puertos que cumplen una serie de condiciones ambientales y de servicio. Cada año hay que ir renovando dicha certificación de calidad, ya que el distintivo tiene una duración de un año solamente. Dicha organización sin ánimo de lucro, persigue entre sus objetivos, el desarrollo sostenible de playas y puertos y la educación e información ambiental de sus usuarios.
Los criterios Bandera Azul exige el cumplimiento de normas de calidad del agua según análisis oficiales, la seguridad con la presencia de socorristas o equipo de salvamento, la prestación de servicios generales y de ordenación del medio ambiente, como papeleras, acceso al transporte público, acceso para discapacitados, duchas, limpieza periódica de la playa, etc.

Hasta aquí lo elemental, claro que cuantas más comodidades e infraestructuras se le añada a la playa mejor para todos los usuarios; y si no se les cuida se llevarán la Bandera Azul a otro lugar más merecedor.

Ahora bien, es necesario oír las quejas de los bañistas respecto a dicho enclave, no son infundadas, la realidad quiere mostrarse solidaria con ellos. Allí, últimamente, están ocurriendo cosas que necesitan la participación de nuestras autoridades competentes para que vigilen en todo momento las deficiencias que en breve mencionaré, no sólo para conservar la Bandera Azul, esta vez se trata de la seguridad e integridad de las vidas de los varios usuarios que en recientes ocasiones han visto comprometidas sus vidas y en evitación de males peores, rogamos se interesen aquellas personas responsables de dicha seguridad integral. Solucionen en la mayor brevedad posible los problemas existentes. Podría enumerar algunos de ellos, denunciados oportunamente por los propios bañistas. Y, son los siguientes: A causa del musgo en todo el muro protector, en estos días pasados ya hubo un accidentado con consecuencias desagradables. Sugieren que, cuando limpien ese muro que lo hagan de manera que cuando le administren el cloro este no caiga al mar y si es posible lo hagan raspando con cepillos apropiados. Recoger el musgo que está reunido en la orilla de la playa. Las duchas, habilitarlas, sólo funciona una. Y que vayan pensando en una lancha salvavidas, si es posible. Aquí lo esencial es saber la cantidad de bañistas que todo el año acuden al mencionado lugar, personas de todas las edades y condiciones físicas.

El objeto de estas líneas no es otro que, despertar las conciencias de aquellos que por su responsabilidad corresponde tener en orden el citado lugar, no vayamos a perder también, esa preciosa Bandera Azul, símbolo de solidaridad y cultura.

Si recurro a este medio divulgativo es para recordarle a nuestro Ayuntamiento, que en varias ocasiones –dicen los usuarios- se les ha denunciado algunos de estos temas y sólo han recibido como respuesta el absurdo silencio de siempre.



Celestino González Herreros
           celestinogh@teleline.es
            




Nota informativa:

Publicado en el Periódico EL DÍA, correspondiente al 16.10.12, en TENERIFE NORTE








RETROSPECTIVA VISIÓN DE PUERTO DE LA CRUZ

Estaba pensando hace unos instantes, en aquel viejo Puerto de la Cruz que tan pequeño nos pareciera, cuando de un extremo al otro, lo caminábamos como nada; y hoy nos parece tan largo e inalcanzable aquellos vestigios en los que participábamos con toda normalidad.
Es cierto, que los  perímetros topográficos de nuestro municipio han ampliado sus posibilidades. Desde Martiánez íbamos caminando hasta María Jiménez en sólo minutos y así las distintas rutas, sin agobio ni cansancio, Apenas había cuatro o cinco coches y unas dos o tres jardineras o guaguas. Se usaba mucho los carros tirados por animales o aquellos que había que empujarlos en las subidas para luego soltarlos en las bajadas y pavimentos llanos. ¡Cierren los ojos y hagan una composición de los lugares; y también tenían su encanto!

Muchas de las casa poseían como un patio trasero o una huerta donde yacían los corrales para las cabras, los cochinos, gallineros, palomares, conejeras, etc. Con los desperdicios –cuando había-  de la cocina y del comedor y la gentil ayuda de algunos vecinos que guardaban sus residuos diariamente daba para alimentar a esos animales en cautiverio, a veces, era hasta necesario para poder sostenerlos. Claro que por Navidad se les compensaba con una buena parte de los beneficios. Algunos tenían hasta un par de vacas y con la leche de ellas y de las cabras, cubrían el gasto diario. Una parte de la leche la vendían a personas conocidas, el resto lo dedicaban a la elaboración de quesos, mantequilla, etc.

Aquellas gentes nuestras eran capaces de reprimir toda tragedia, crisis políticas, económicas o ambientales. No se rendían ante la evidencia adversa. Eran emprendedores, sagaces, creadores y valiosos marchantes. De cualquier cosa hacía un objeto útil para usarlo en los quehaceres diarios. Todo se aprovechaba, nada se desperdiciaba y de ahí sacaban la luz de sus múltiples inventos. En los barrancos y quebradas no había basura, todo era útil, latones, botellas, maderas, hasta las hojas secas de las palmeras para confeccionar las escobas.
Hoy vamos a los contenedores de la basura habitual y sus alrededores, a veces, para quedarnos perplejos, enseres que todavía están en buen estado, que con una manita habilidosa pueden ser reparados, van sin consideración alguna al desguase. Es inconcebible, con la crisis económica que estamos viviendo, se hayan olvidado de aquellos oficios con los que se mantuvieron tantas familias y vivieron en un nivel nada despreciable, como eran carpinteros, albañiles, jardineros, zapateros, electricistas, panaderos, pintores, mesoneros, barberos, ebanistas, afiladores, etc., etc. Debe ser que no pusieron interés en aprender los oficios de sus mayores. Ya no se ejercen esos oficios, casi han desaparecido. Nuestras gentes se han dejado convencer por los más usuales medios comunicativos de propagandas, con sus programas del moderno consumismo, una de las causas más evidentes de la crisis que estamos soportando. Todo a botar a la basura y a comprar nuevo, según aconsejan los medios pagados por las multinacionales del mundo entero. Llega a ser como una enfermedad infecto contagiosa que se hace colectiva y el que menos tiene más gasta en aparentar lo que en realidad no es.

Para construir una sociedad equilibrada es necesario comenzar a ejercer los viejos esquemas; vive de acuerdo a tus posibilidades, no quieras emparentarte nunca con el que más tiene, claro, sin olvidar que es más importante en esta vida, no el que más tiene sino el que menos necesita, pero para ello hay que razonar y ver la realidad sin trampas que la esconda, vivirla sin amargas intrigas, cada cual con lo suyo, en su casa, calladitos y luchando por mejorar su nivel de vida, en tanto que Dios esté en la de todos; seguramente para infundirnos fuerzas nuevas, esperanza, claras decisiones y voluntad suficiente que nos devuelva la calidad de vida que en realidad necesitamos.




Celestino González Herreros
         celestinogh@teleline.es

19/10/12


ENVUELTOS EN LAS BURBUJAS DE LA INCONCIENCIA

¿Cómo hallar la forma de incentivar a los pequeños, medianos y los grandes empresarios que siguen indecisos, que si invertir o no, en nuestra ciudad turística? Algunos tienen sus dineros en cuarentena, a ver si cambia la situación económica y burocrática; y poco a poco van integrándose a la vida empresarial perdiendo el miedo a fracasar… Siempre esperan a ese “mañana que no llega”, un nuevo día sin recortes, sin molestas sorpresas, ni subidas de los precios… Y entre tanto nuestros políticos no cambian de postura. Aquí no se mueve nadie, todo lo contrario, cada día anuncian un nuevo recorte, un susto nuevo y cierre de Empresas echando, por consiguiente, a la calle ciento de empleados. Vamos de mal en peor y esperanzas ningunas. Ya nos acostumbraron a callar y aguantar los antojos de aquellos señores que nos están gobernando, como si ellos creyeran disponer de una barita mágica; y hasta están creyendo de que ahogando al pueblo con sus crueles imposiciones fueran a vencer esta ruinosa crisis que ha acabado con toda España y sus colonias. En el resto del mundo y con cierta pena, se lamentan de que España haya llegado a donde ha llegado. ¡Las vueltas que da la vida!

Es razonable y comprensible que los grandes capitalistas, los empresarios fuertes se lleven sus capitales a otros lugares donde puedan ampliarlos y con ello darle trabajo a tantos millones de parados que existen, como en el caso de España y de Canarias. Muchas veces he pensado que la posible paranoide de nuestros gobernantes, les haya dejado secuelas, que además les tienen ciegos. ¿No se dan cuenta que estamos completamente arruinado, que ya casi no podemos respirar? No se en que va acabar todo esto y lo que más temo es el futuro de nuestros descendientes. ¿Qué va a ser de todos ellos? ¿Y qué dirán de nosotros el día de mañana? Que nos dejamos mangonear por un puñado de locos sueltos y con inmunidad política que hacían y deshacían sin responsabilidad alguna…

No se puede gobernar a un país a las bravas, sin medir consecuencias, sin mirar hacia atrás, sin sopesar las ventajas o inconvenientes de sus decisiones o caprichos. Tantas tragedias económicas y sociales y tantos fracasos acumulados en tan poco tiempo.

El quijotismo de algunos, además de alucinar les envuelve en la burbuja de la inconciencia, ven donde hay molinos inservibles, valles espléndidos, oasis esplendorosos capaces de brindarles los éxitos apetecidos y el final de la lucha entre sus fantasías y el humo gris de la enfermiza ilusión, en sus mismas equivocaciones está todo el mal que nos tiene tan infla valorados.

Aquel refrán muy popular entre nosotros que dice:: “Salimos de Guatemala para meternos en guatepeor” Miren que protestábamos, llevamos muchos años quejándonos de nuestra suerte y hemos tenido que admitir, pésele a quienes le pese, aquello de que todo tiempo pasado fue mejor, no sólo para España y nuestras Islas Canarias, en todo el mundo, menos las criminales guerras mundiales. Aquí nos arreglábamos como Dios nos ayudara. Hubo muchas privaciones y desconsuelos, pero la esperanza siempre prevaleció y éramos con los demás, innegablemente solidarios. Así resistimos hasta aquellos otros día de relativa paz Entonces luchamos por consolidar aquello que se dio en llamar DEMOCRACIA y por ella luchamos hasta conseguirla y preguntarnos hoy, como nunca, tristemente desesperanzado: ¿Dónde está, que no la veo?..




Celestino González Herreros
          celestinogh@teleline.es

12/10/12

SAN TELMO DELICIOSO LUGAR DE ENCUENTRO

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No voy a retroceder en el tiempo para evocar vivencias imborrables y personales, ni mías ni de otras generaciones pretéritas; no voy a revivirlas todas, sólo algunas, por que no acabaría en tan buen tiempo. Decir que me entristece cuando me acerco a ese alegórico y enternecedor lugar, y veo a tantas gentes, sin distinción de edades, disfrutando casi durante todo el año de su playita favorita, de piedras y arenas negras que se complementan, para emular el bello arenal de otras playas que, si bien tienen mejor lecho, nunca el encanto familiar de su acogedor ambiente... Este antiguo embarcadero del boquete de San Telmo, supongo que, a cada uno de nosotros, a todos, nos habrá ocurrido algo semejante. Hubo una edad, un momento en la juventud, que sólo nos alimentaba  la fantasía, como si no tuviéramos los pies en la tierra y las ideas flotaran como estrellas en el firmamento y se alinearan buscando  realidades, aunque fueran insólitas; y nos aventurábamos en el ejercicio de las mismas. Es quizás, el complejo urbanístico, social y turístico mejor asentado que tiene Puerto de la Cruz y el que menos gastos genera, por que todo allí es natural. En ese paradisiaco lugar, siendo niño aprendí a nadar, me empujaron otros muchachos y no tuve más remedio que mover los brazos, las piernas y los pies. Allí aprendieron a nadar mis hijos y ahora los nietos. Actualmente, lo digo así porque el tiempo ha transcurrido inexorablemente; veo con frecuencia a algunos de los que fueron activos protagonistas, aquellos muchachos de entonces, ya con las sienes plateadas algunos, que aun siguen ejercitando el cuerpo como antes lo hicieran; algunos con el mismo estilo que cuando eran jóvenes. Digo que me entristece, porque reconozco que he perdido habilidades. Recordemos cuando nos lanzábamos al mar desde el muro de la Ermita de San Telmo -todos aquellos buenos amigos están en mi mente- o de la gran grúa que entonces existía en el Penitente. Cuando nos íbamos nadando, primero hasta la “Cebada”, luego la gran aventura del risco “El Pris”, el lugar más distante desde la punta del muro. Ya sé, había otros aventajados que hacían el recorrido desde el Muelle Pesquero hasta la Playa de Martiánez. Algunos viven aún, para corroborar lo que digo y añadirán también que me quedo corto al recordarlo. En las rocas de Santo Domingo, al lado del Penitente, se celebraban, igual que hoy, verdaderas competiciones de saltos al mar y las gentes curiosas lo pasaban muy bien, viendo los acrobáticos saltos de la muchachada de entonces. Casi siempre exhibiéndonos para “cautivar” la atención de las muchachas que por razones obvias admiraban tanto valor y riesgo de unos y otros. Hoy en día, igual que antes, la gente va a la playita a relajarse y olvidarse de todo y con ello recuperar la paz del espíritu en buen grado y las energías perdidas por el incesante esfuerzo y el estrés por el precipitado curso del tiempo de que disponemos para resolver los asuntos propios y los ajenos en el trabajo; poder estar al día en todo.
En verano como en invierno y con ello digo todo el año, da gusto ir a la playita de San Telmo y sus atractivos bajíos junto a la escollera que los resguarda. En el extremo del muro está lo más delicioso para los que saben sostenerse en el agua: el Reboso. Como su nombre indica, cuando llega la mar hasta su hondo cauce se llena hasta rebosar para enseguida bajar, súbitamente y volver a subir bruscamente. Es un juego divertidísimo y tan atractivo escenario se llena de bañistas. En el muro  -muellecito rompeolas-  cuando las olas baten con fuerza, premeditadamente, en la parte posterior del mismo hay un descanso y allí agarrados o simplemente agachados llegaba la ola rota propinándonos la abundante espuma cual si fuera una mágica ducha. El charco “Los Espadartes” cuando hay pleamar es una gozada y los charquitos adyacentes para los niños pescar peje verde y cabozos, además de zambullirse ellos, pues son ideales para el baño y a la vez jugar.

Está muy bien cuidado ese recinto abierto al mar, con bar, terraza, solarium, duchas y  ese santito, San Telmo, que desde su hornacina vela por todos los presentes en ese delicioso lugar de encuentro.
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Mientras, abajo, en la playa, los bañistas lo pasan “bomba”, la calle San Telmo, moderna y marinera arteria urbana de Puerto de la Cruz, se ve concurridísima de gentes de distintas procedencias y condición social, que van y vienen, entrando y saliendo de los muchos comercios que la conforman, si bien y casi siempre, con sus prisas habituales por razones obvias. No dejan de mirar hacia abajo, alongados en el muro blanco, ni disimulan sus desconsuelos por no estar ahí, gozando de esa bella y popular ribera, tan acogedora, que le da al entorno tal semblanza de romanticismo y ternura, que, en la mirada de buena parte de tantos transeúntes se asoma una mezcla de emoción y envidia de tan placentera contemplación que convoca decididamente a participar de ese ambiente. A mí siempre me cautivó. Cuando joven, acostumbraba a contemplar ese bello lugar con desmedida nostalgia; miraba al mar con cierto recelo, pues me atraía considerablemente y a la vez respetaba su silencio cuando estaba en calma, con sus suaves marejadillas que sigilosas llegaban a las orillas, tanto de la arena como de los basálticos acantilados y riscos de los estáticos bajíos... Cuando la mar rugía, golpeando la muralla, también sentía ese incondicional respeto, pero en mi fuero interno sentía una extraña sensación de ira que me hacía cómplice del natural arrebato de las olas; en la mar veía reflejado mi espíritu y por eso le entendía. Largas horas contemplándola viví ajeno a todo cuanto me rodeaba y en ella buscaba evadirme de mi propia confusión, que son las dudas de esa tierna edad. Del porqué de las cosas que van sucediendo en la vida... Era pues, un lugar especial para mí, lo confieso sin rubor alguno. Allí, desde la calle, mirando al mar, oí la voz de mi destino, cuando me llamaba con insistencia; y no descansé hasta cruzar el “charco”. En sus profundas oquedades intuía su silencio más profundo, como si abajo hubiera un atractivo mundo de ensueños... Viendo los colores marinos del subsuelo, adivinaba senderos de márgenes distintos a los habituales y sin fronteras que detener pudiera a mis pasos; entonces buscaba entender el final de un presente tedioso que me aburría, sin horizontes... Quería rehacer un sueño roto que, desde la infancia se había quebrado cual ánfora rota en mil pedazos. Entonces yo luchaba por restaurar el encanto perdido de mi inocente adolescencia, quería, al sentirme hombre, trasponer los umbrales que me condujeran, sin dilación alguna, a algún lugar estable y seguro. Llegué a América, concretamente a Venezuela, país que me dio el temple que necesitaba para sentirme mejor. Allí se forjó mi espíritu y estando allá siempre recordaba al blanco muro de la calle San Telmo, cuando apoyado  en el, tantas noches, bajo los claros de luna, con mareas altas o bajas y siempre en el silencio de la noche, oía voces extrañas  que llegaban de allende, quién sabe de dónde, invitándome a serenar mi espíritu. Me ofrecía la ruta de otros navegantes que se fueron antes; y muchos de ellos hallaron lo que buscaban.


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San Telmo y todo su bello entorno, fue, seguramente el lugar más apetecible, hoy y lo será siempre, para soñar despierto, para vivir soñando la paz y el sosiego del descanso, recuperando la ilusión perdida de algunos y la libertad de otros, en el contexto espiritual; y eso ayuda a vivir más tiempo y enseña a sonreír como lo estáis haciendo.



Sin duda alguna, la playita de San Telmo es el lugar más atractivo, visto desde la calle Santo Domingo, mirador excitante y de excepción de nuestra alegre ciudad, donde solemos detenernos al transitar el lugar con desmedida admiración al contemplar tanta belleza natural desde su angular visión. Esa única panorámica, por sus atractivos encantos ha seguido la ruta de los sueños, está repartida por todo el mundo llevada en la retina y en el corazón de nuestros visitante y, a través del  mágico celuloide.

Cuando ha pasado algún tiempo desde el día que escribí hasta aquí y publiqué en algún Diario regional, lo dicho en esa ocasión, desde un punto de vista sentimental por lo que ello representó siempre para mi generación, los románticos de ayer, que por cierto, muchos de ellos ya no están físicamente entre nosotros, debo añadir como respuesta a mis actuales observaciones, la evidencia de los logros urbanísticos de la zona en ciernes y sus afines lindes.

Desde que comenzaron a ejecutarse las obras de modernización en esos límites urbanos, cada vez es mayor mi entusiasmo y observo  con lógica complacencia la aprobación colectiva de mis conciudadanos y visitantes.
Es ese atractivo paraje, como una parcela marítima de excepción e índole familiar, allí casi siempre veo a las mismas personas, asiduos beneficiarios que no faltan a la cita, haga frió o haga calor, asisten al diario acontecer a disfrutar del aire yodado, limpio y salitroso que se respira deliciosamente y del baño tan recomendado como revivificador y el sol tan necesario tomado con prudencia en todo momento, necesario y regenerador.
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Siempre que paso por la calle Santo Domingo, el lugar llamado “Punta del Viento” al llegar a esa altura mágica, me detengo para contemplar la soberbia y hermosa estampa marinera, social y deportiva, esa calidez ambiental que enamora y sugiere libertad y progreso. La imaginación, como siempre me ocurre, vuela sin poder evitarlo, me traslada a pretéritas etapas de mi vida, a mi niñez, primera infancia y aquellos años de mi juventud, como a tantos otros debe estarles ocurriendo,  Mi mente se va poblando, inevitablemente, de tantos recuerdos… Nuestra playita de San Telmo para mí fue y lo sigue siendo, lo mismo que para muchas personas conocidas que veo al transitarlo, abajo en la diminuta playa, yendo placidamente de un lugar a otro, el obligado movimiento o paseo por el muro hasta la orilla final del mismo. El “Reboso”, aquella sensación cuando la mar nos sube… Éramos también como peces en el mar. Hoy ya no es igual, al menos para mí. Hace tiempo me despedí de ese enorme placer, necesariamente, por imperativos mayores. Más, si recomiendo, sin límites de edades, disfrutar todo el tiempo que la vida les permita, seguir asistiendo a ese entrañable lugar.

Desde la atalaya de Santo Domingo suelo extasiarme largos ratos, en silencio asomado; y leo el pensamiento de cuantas personas ven el panorama veraniego y eminentemente  llamativo, que ven con expresión de desconsuelo y natural envidia al no estar abajo entre tantos bañistas de todas las edades viviendo momentos inmejorables, mientras en sus lugares de origen nieva abundantemente…

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Antes de terminar, me urge felicitar a todos los bañistas de la Playa de San Telmo, por haber sido distinguidos con la Bandera Azul, distintivo este, bien ganado y que ha de ser respetado cuidándolo todo el tiempo posible y por supuesto, en tanto lo cuiden, conservarán ese honor indiscutible. También que nuestras autoridades se impliquen por que siempre  la Bandera hondee en dicha playa.

La Bandera Azul es un distintivo que otorga anualmente la Fundación Europea de Educación Ambiental a las playas y puertos que cumplen una serie de condiciones ambientales y de servicio. Cada año hay que ir renovando dicha certificación de calidad, ya que el distintivo tiene una duración de un año solamente. Dicha Organización sin ánimo de lucro, persigue entre sus objetivos, el desarrollo sostenible de playas y puertos y la educación e información ambiental de sus usuarios.
Los criterios Bandera Azul exige el cumplimiento de normas de calidad del agua según análisis oficiales, la seguridad con presencia de socorristas o equipo de salvamento, la prestación de servicios generales y de ordenación del medio ambiente, como papeleras, acceso al transporte público, acceso para discapacitados, duchas, limpieza periódica de la playa, etc.

Los perfiles extraordinarios que sustente ese emblemático lugar, vistos desde cualquier ángulo que se les mire, se han hecho merecedores de tan exquisito acontecimiento. ¡A cuidarlos, para orgullo de excepción también de nuestra progresista ciudad turística!





Celestino González Herreros
         celestinogh@teleline.es



                                                                           

9/10/12


LA LEGALIDAD SIEMPRE  HAY QUE RESPETARLA
Las expectativas canarias sobre los polémicos Guachinches

No sólo digo esto por decir algo, cuando me refiero al tema de Los Guachinees, Casas de Comidas, Restaurantes, Comedor Popular, Comedor de Lujo, etc. Y que conste, comparto aquello que dice: Amor no quita conocimiento. “La legalidad siempre hay que respetarla” Lo que me ha parecido injusto, es que no hayan avisado a los respectivos guachinches de las nuevas normas muchísimo antes, no haber dado las Licencias para luego retirárselas. Muchos señores de ambos lados han hecho considerables gastos en actualizar y remozar sus negocios y al cabo del tiempo de nada les ha servido tantos gastos.

Antes; y no hace mucho tiempo, decíamos: Vamos al Guachinche tal, que tiene buena carne y buen vino… Aquello siempre está lleno. ¿Por qué será?

Años y más años haciendo lo mismo y hasta se editaron libros con las Rutas secretas del vino en Tenerife, de Manuel Mora Morales, por ejemplo, titulado El Libro de Los Guachinches. Otros más se han publicado.


Se acordarán de mí, los guachinches que quedan desaparecerán todos; y es una lástima. En su lugar habrá estupendos Comedores, atendidos por camareros uniformados, manteles y servilletas de tela, variados platos de comidas a la carta, lugares con aparcamientos propios, etc. De guachinches nada; y por supuesto, las cuentas subirán considerablemente. Y con el tiempo, no nos permitirán entrar al Local sin corbata. Silencio absoluto y nada de tacos mal sonantes. Habrá muchas señoras acompañadas o solitarias. No se les ocurra llevar una guitarra, lo linchan. Estos negocios si que es posible que progresen, también tienen más gastos impositivos, e igual que de personal, e infraestructuras propias de dichas empresas. Y como digo al principio de este alegato: “La legalidad siempre hay que respetarla”, que amor no quita conocimiento…

Las Casas de Comidas o Restaurantes, también tienen sus derechos que piden sean respetados. Jugamos todos o rompemos la baraja; y en consecuencia están buscando la forma de complacerles para que no haya piques, ni discriminación alguna. Todos saben a qué me refiero, ahora bien, para estar tieso como una escoba en un lugar sin ambiente, regularizado hasta los Servicios del Aseo, etc., mejor me quedo en mi casa y ahí me las arreglo, aunque no es igual.

Fíjense que no he nombrado a la Policía de Tráfico y demás.

Ahora me pregunto: ¿Por qué en nuestras villas, pueblos y ciudades, no abren más negocios de estos? Y los negocios existentes, ¿por qué no han progresado más? ¿Será la calidad de los vinos y el lugar del origen de estos? Los canarios hasta hoy, seguimos siendo canarios, tenemos nuestras costumbres, tradiciones muy antiguas y no vamos a renunciar a ello, así por que sí. Somos diferentes, ya lo sé, pero nunca menos que los demás y vamos donde nos hallemos mejor, con moscas y todo lo demás. Sabemos a donde vamos. Lo que si era necesario, es controlar los vinos a granel, por la propia salud.

En fin, hay para todos los gustos, lo importante es que nos atiendan con esmero, higiene y consideración. Aunque nunca han de confundir lo que es un guachinche con lo que es un restaurante. Y los lujos hay que saber diferenciarlos y pagarlos también. Hay gentes para todo y leyes que cumplir.

Los dueños de los Restaurantes, por ejemplo, se quejan de que la competencia que les han estado haciendo los guachinches es desleal y pagan más al estado mientras la clientela se les dispersa por otros derroteros… Se lamentan al sentirse lesionados económicamente.



Celestino González Herreros
          celestinogh@teleline.es


7/10/12


VENEZUELA AL HILO DE LOS ACONTECIMIENTOS

No he desistido, me reafirmo en todo lo que haya escrito en mis espontáneos artículos, como colaborador desinteresado, acerca del gran dilema de Venezuela. Aún sigo creyendo en la necesidad de buscar soluciones convincentes que minimicen el desastre socio económico que sufren nuestros hermanos de allende los mares.
No intervengo, esta vez, en el renglón preocupante de lo político. ¡Qué difícil se pone la cosa! Un país dividido políticamente, es como una familia rota, en quiebra e irreconciliable. Es como ver volar por el aire, peroles que van y vienen en distintos sentidos. Y tener que soportar, mal sonantes frases dirigidas con certeza o no; y despropósitos mal intencionados acompañados de falaces frases intimidatorias y ridículas, a la vez, de un lado y otro. Apena, sinceramente, ver al sufrido pueblo aguantar la "metralla" política existente, unos y otros, sólo busca conservar sus posiciones ventajosas o no,  para dominar situaciones apetecidas.

Les seré sincero, he oído tanto, de uno y el otro bando, que, acabo por no entender nada. Un elevado porcentaje de venezolanos están temerosos. ¡Válgame Dios!, y yo que creía lo contrario... Hablas con todos, escuchas los noticieros, ves televisión, etc., y hay quienes están contentos, y otros tantos descontentos.

No he desistido, seguiré pensando, que mí querida Venezuela, un día u otro, resurgirá de entre la controversia y el malestar sufrido por sus gentes. Ahora todos luchan por lo mismo, según sea la óptica de cada cual. Lucha la corrupción por salvar sus intereses; luchan los evasores del "Fisco"; el hampa por sus demarcados territorios de acción. Los escuálidos por sus derechos; y el Gobierno, por consolidar su Constitución.

Una cosa, si me parece lamentable, es que la Oposición al Régimen actual, esté siempre a la caza de las "criollísimas expresiones del Presidente de la Nación. Es que, el pobre hombre, sin cerrar la boca, cuando habla, ya está distorsionando  el significado de las frases que haya dicho en sus discursos populares. Creo que no hay tan mala intención en lo que dice. Hay que conocer bien la jerga popular del venezolano, aunque de hombres cultos se tratara. No hay etnia que juegue más y mejor, que ese pueblo hermano. Juegan con las palabras y hacen tan ocurrentes frases y refranes, que, difícilmente, uno llega aprenderse todo ese tesoro dialéctico, de cabo a rabo. El venezolano que no quiere entender a su hermano, cuando este se expresa como tal, es que no es bueno ni consigo mismo, aunque sea de distintas ideas políticas, distinto color o de otro arraigo religioso.

Yo conozco a mis gentes, lo que no me preocupa es, el camino que cada cual elija; óiganme, sabiendo comportarse dentro de un orden democráticamente llamado social, no hay problema, lo malo es que se trastornan fácilmente, y suelen venderse hasta por una frase cariñosa y cuanto más por una falsa promesa… Es lo que ha sucedido en Venezuela. Hay mucha pobreza y paradójicamente, que sea en el país más rico… Entonces nada debe detenerles, sólo sus propias convicciones. Todo lo demás son proyectos, modificaciones y tiempo para realizarse, falsas promesas. No se pueden descuidar esos importantes factores, si no, caeremos en los mismos errores sufridos. Poco a poco, ese tiempo nos devolverá las oportunidades perdidas y la paz apetecida.

En los actuales Comicios el resultado puede ser satisfactorio para todos, porque no podemos negar que la soberanía del pueblo siempre ha sido plural. No está bien que todos los beneficios sean para los mismos, se ha logrado casi por completo el equilibrio necesario que compense juiciosamente los destinos del país. Ya el próximo año, el pueblo va a tratarse, entre ellos, de tú a tú. Se acabarán, Dios mediante, los numeritos circenses a los que nos tenían acostumbrados… Llegó la hora de llamar las cosas por su nombre, al pan pan y al vino vino; y es posible que el pueblo aprenda a respetarse mutuamente y a ejercer las tareas políticas asignadas con responsabilidad y mucha seriedad. Y el Presidente de la Nación estará obligado a compartir sus obligaciones con la Oposición y éstos, recíprocamente, con las altas esferas nacionales. Acabar con el crimen, los robos, secuestros chantajes, y un largo etc. La Revolución social, agrícola y ganadera, la petrolera, sanidad y cultura, entre todos y con buena fe. podrán salir adelante y Venezuela llegará muy alto en la opinión internacional. Dentro de seis o siete años, si llego, recordaré esta humilde y optimista contribución. Aún hoy no sabemos los resultados, lo que si es cierto es que no habrá un empate, pero si, expectación… Es necesario  que se respeten las reglas del juego y que no recurran a “la trampa política” Dentro de pocas horas lo sabremos, así pues, felicidades y que gane el mejor, en este caso es el pueblo soberano.


Celestino González Herreros
          celestinogh@teleline.es







VENEZUELA MIRA ESPERANZADA HACIA  SU FUTURO

Porque esté perdiendo el gallo no voy abandonar la gallera. Uno debe estar pegado a lo que considera suyo, hasta que la lucha acabe. Que gallo muerto "pa" la olla va. Y la vida sigue, con nuevas oportunidades para unos y otros. Así es Venezuela, un país de oportunidades. Muchas son las vicisitudes por las cuales ha pasado; y ahí está, dándoles guerra a los políticos y buscando un chancerito, a ver si de una vez por todas, se agarra fuerte a la buena suerte. No puede pararse el carro, es cuestión de insistir y que no desfallezcan las fuerzas y la esperanza mucho menos. Que, acostumbrados a recibir guantazos del más fuerte, el pueblo aprendió a sufrirlos, hasta no poder más. Y la arrechera es mala consejera.

La situación, por la cual atraviesa el País, realmente es lamentable, está muy débil el enfermo, apenas le queda aguante para más. Y eso nos entristece a los canarios también, aquellos que tanto han trabajado, que lo dieron todo por ese país que les cautivó desde el primer momento, a quienes entregaron todas sus fuerzas e ilusiones en esa causa solidaria de engrandecer más aún a la patria que les dio tantas esperanzas y donde desarrollaron todos sus proyectos, con amor y trabajo, aquellos hermanos nuestros que se desangraron allá y tantos hijos han dado a ese querido País, para que ahora, los que aún quedan bregando, vean con desilusión la ingratitud con que les pagan, desposeyéndoles,  en muchos de los casos, de sus pertenencias. Primero tanto amor por los canarios, y ahora, ¿qué está pasando? Ojala esté equivocado y todo sea una pesadilla... El espíritu ha decaído, ya los ciudadanos se miran incrédulos, les cuesta admitir el fracaso evidente de aquellos que llevan las riendas del potro cansado, que da coses a diestra y siniestra, declarándose  en rebeldía con su suerte - por no decir otra cosa - 

Y aquella mirada lánguida y filosófica, se le va apagando poco a poco. (¿?)

Despierta, gallito colorado, esquiva los golpes del enemigo, no te dejes vencer. Practica la honradez contigo mismo, así acabarás por entender al adversario... El pollo melado escuálido debe ser respetado. Sí, la pechada debe ser dentro de las reglas del juego. No se salgas del círculo, que con inteligencia no hay gallo que te gane, porque su honradez será suficiente para aplacar la ira de los demás. Se gana más pronto que volando... Fíjese, que se lo estamos diciendo hace ya mucho tiempo. ¿Qué está haciendo?
Venezuela se merece más seriedad  en los asuntos de Estado y menos argumentos demagógicos y programas imposibles de realizar.

Con una pequeña dosis de sentido común gana la difícil pechada, así pues, píenselo bien, Sr. Presidente, aún está a tiempo de corregir tantos errores acumulados. Ayude también a los honrados extranjeros que con tantos sacrificios han aportado valientemente la semilla del bien a su país.

Venezuela mira esperanzada su futuro inmediato, ojalá todo se arregle.




Celestino González Herreros
          celestinogh@teleline.es
           











6/10/12


CONJURO POÉTICO DE UN BELLO AMANECER


Rodeado de exuberante vegetación, esbeltos árboles, enredaderas y plantas trepadoras, así como aves por doquiera, entre el mar y estos hermosos jardines, al otro lado la civilización, uno llega a sentirse inmerso en un mundo de fantasías, habitando en una exótica y solitaria isla caribeña, oyendo el run run de las olas y el trino de los pájaros que de rama en rama saltan buscando el sustento diario de sus crías y el ellos mismos.

El silencio y el tenue canto de las olas, ese canto lastimero y monótono, al alma dan los cómplices compases del recogimiento nostálgico del espíritu, cuando se mecen los sentidos y todo a nuestro alrededor cobra el sentimiento del abandono propio para la libre meditación... Un silencio tal que llega a enternecernos y a asustarnos a la vez. Las gentes que van de un lugar a otro en ese paseo matutino, más parecen autómatas que temieran profanar la paz que me envuelve, que acentúa mi estado anímico y me ubica en otra dimensión de mi vida, en otros lugares privados, yermos y callados, aptos para soñar.

Aún sin haber llegado los influjos del nuevo otoño, Playa Jardín, en Puerto de la Cruz, conserva su esplendor poético, resalta  el verde del palmeral acariciado por los primeros fulgores del Sol naciente, destacando los primores de sus formas naturales y de elegancia selvática. Y desde los árboles y frondosos arbustos, hasta mí, llegan como un íntimo concierto, el aviso habitual de las crías revoltosas de los pájaros salvajes anunciando la hora de la primera embuchada alimenticia.

Y la brisa comienza con su cálida presencia a traernos el calor del ambiente tropical y el perfume de las múltiples y variadas flores que armonizan los cantos alegres en este matinal encuentro.

Hoy la mañana comienza sonriéndome viendo despertar con el nuevo día sus encantos marinos, botánicos y ambientales, que han propinado el clima ideal para que mi inspiración lírica aflorara y desbordara sobre el blanco papel...

Uno en estos momentos  idílicos descubre lo importante de la vida del hombre y la grandeza del poder que tiene la intimidad con la Naturaleza y sus gratas influencias. Cada soplo de aire es como un nostálgico suspiro que trae aromas sobrenaturales, de fragancias místicas; y consigo vienen los elementos pasionales más puros para tejer los velos ilusionados que cubran las miserias del mundo en que vivimos; y nos abren puertas nuevas, causes distintos, sin limitaciones ni fronteras intimidatorias y nos conducen al soberbio plano de la verdadera felicidad.

¿Es posible no ceder a tan sublime atractivo de la vida en nuestro nostálgico presente, al conocer el pasado tan íntimamente y haber resistido?.. Hoy, si lo comparamos con nuestra deslumbrante ofrenda, notaremos al conservar la ilusión del deseo de vivir que también existe, además de la esperanza de poder compartir lo que nos falta de existencia… Es imposible contener la felicidad cuando se nos desborda dentro del pecho y nos acaricia enteramente, y nos invita a vivir intensamente con quienes nos rodean.

Los sueños sólo son sueños cuando nos sorprende un hermoso amanecer y la luz de la aurora matinal acaricia a nuestros sentidos; y el aire del campo llena nuestros pulmones, Es fascinante sentir las manos llenas de ilusiones y la mente entregada a la mística meditación y los ojos a la contemplación de tanto amor que nos ofrece nuestro presente, al despertar el alba.
¡Gracias Señor! ¡Gracias por la vida!..



Celestino González Herreros
           celestinogh@teleline.es

NO NOS CANSEMOS DE BUSCAR EN EL PAJAR

El recorrido en coche que me vi obligado hacer, de ocho a nueve de la noche, fue tortuoso y lo más doloroso para mí, llevar a un matrimonio de Alemania que hablan algo de español, para oírles protestar por lo oscura que está nuestra ciudad turística por las noches. No se veía ni las gentes cruzando las calles a pasar de las luces de mi coche. Ni sabías si ibas a rozar algún vehículo que estuviera aparcado. ¡Asombroso!, dentro de la ciudad, a unos metros de distancia, no conocías a las personas que venían de frente. Tuve que aguantar las burlas de mis amigos los turistas alemanes que al mismo tiempo no salían de su asombro. Eso es ahora –decían ellos- en otras ocasiones, cuando hemos venido de vacaciones, no ha sido así. ¿También están recortando la intensidad de la luz eléctrica?

Desde la parte alta del Puerto de la Cruz, no se veían ni las casas, como si una nube gris se hubiera posado sobre el pueblo. Verdad, así no podemos seguir. Ya, no hace mucho tiempo, escribí algo sobre el particular, como suelo hacerlo, suplicando una respuesta satisfactoria. Pero no se dignan exponiendo las razones precisas, sólo el silencio por respuesta. Más de una vez he pensado que será que no saben expresarse o no tienen educación. Da igual para ellos, pero para mí no. Lo mejor es no promocionar nuestra ciudad a los turistas, que los visitantes saquen sus propias conclusiones; y que cuando regresen a sus respectivos países de origen, sean comprensivos y no cuenten nuestros defectos, como si lo harán otros, poniéndonos como ineptos para llevar a buen término nuestro negocio del turismo, la única fuente de trabajo de que nos valemos hoy; y que si no saben explotar dicha fuente de trabajo, que se dediquen a otra cosa. ¿Qué quieren que les diga?

Nos desplazamos a distintos lugares de la ciudad a ver si había más luz eléctrica, pero nada, hasta que decidimos salir del coche y comenzamos a caminar, medio a oscuras, claro está y nos fuimos a una terraza y con unas cañas de cerveza nos tranquilizamos. No hay derecho a esto. La verdad es que lo pasé peor que los turistas. ¡Qué vergüenza!

Ya dije en una ocasión, que  una ciudad a oscura es una ciudad muerta. Mas, seguiré repitiéndolo, pésele a quien le pese. Seguiré recordándolo mientras nos obliguen a vivir en penumbras, en tinieblas. ¿Acaso es por aquello de la crisis? Me parece que se está extrapolando mucho el asunto… ¿Dónde van a parar nuestros impuestos? Tampoco lo sabemos.

Aquí nadie sabe nada de nada, como diría un sabio que ya no está entre nosotros: “Para conseguir un político honrado es como buscar una aguja en un pajar, pero si lo hallas cuídalo mucho, por que ya hay muy pocos de los buenos”. Verdaderamente, es que estas últimas palabras consuelan, no nos cansemos de buscar en el pajar, que no hay mal que dure cien años ni ser que lo resista.
Esperemos a que se prendan los luceros del alba y luego mostremos los encantos de nuestra querida ciudad.



Celestino González Herreros
         celestinogh@teleline.es

4/10/12

SON NEGROS NUBARRONES QUE PASAN



Ensombrecida la realidad que hoy vivimos, por tantos desagradables acontecimientos, casi a diario, no sé a dónde mirar ni dónde refugiar mi espíritu. La  poca paz que nos ha dejado a causa de tantos sinsabores que se repiten, es la confusión colectiva que la duda genera. Cada mañana, los que gustamos leer, nos sorprenden noticias crueles de hechos delictivos y vergonzantes que dejan en la sorprendida sociedad, una sensación de impotencia tal, que ni dentro de casa, pensamos, vamos a estar seguros. Desde luego, son escalofriantes las “persistentes” noticias que a través de algunos medios informativos, nos transmiten la dolorosa realidad que vivimos, aunque la verdadera intención sea informarnos. Pero, desde mi modesta posición, sugiero, ¿no estarán haciéndole un flaco servicio al país, con tantas informaciones atroces que, de unos años acá nos tienen acostumbrado?

Yo que tanto admiro la paz, que me enferma tener que enfrentarme a lo incomprensible de esos tristes hechos, no hallo forma de hacer una crítica seria, no por falta de juicio, hay otros elementos que seguramente nos hemos visto obligado a obviar... Está la impasibilidad de ánimo sistemática o la propia falta de “voluntad” por estudiar y descubrir un modelo capaz de distender tanta abulia atrincherada en sus propias miserias. Siempre, el ladrón pensó en el robo... El asesino en la muerte... Y el hombre de bien, en protegerse de ellos, y de los otros, aquellos que nos engañan continuamente con falsas promesas electorales... Eso es un fraude político, si no me equivoco. De todas maneras, si peco de ignorante, perdónenme. Realmente estoy transcribiendo el sentimiento  de buena parte de las gentes de mi pueblo. Y quiero dejar bien claro, de que ni desprecio ni apoyo a nadie, cada cual con su conciencia. Aquellos que no la tengan, mal parado van a estar a la hora de la verdad.

Se estarán preguntando. ¡Qué diablos tenemos que ver con este deterioro social que sufre toda España y, en consecuencias, nuestras “mal tratadas” Islas Canarias! A mí no me pregunten nada, primero, que no sabría responderles, otros habrá que mejor que yo sepan hacerlo... Segundo, y acabo, les diría que, por lo que he visto, lo que estoy viendo y las sospechas que tengo de nuestro porvenir, me siento sinceramente herido, como todos los canarios honrados, y orgullosos de serlo, defraudado... con un criminal nudo en el cuello.

No pude seguir escribiendo, mi espíritu se reveló incondicionalmente. No pude expresar mis pensamientos, porque las condiciones desfavorables del momento me lo impidieron. Había dejado la máquina de escribir para serenarme un poco y fui maquinalmente hacia la T. V., para apagarla presuroso al ver de nuevo “más desgracias” televisadas, más notas macabras, como si pretendieran divertir al “respetable...” Y, aquí estoy nuevamente, queriendo ocultar mi enfado para pasar desapercibido, al margen de tantas desdichas. De la impotencia crítica que sufro en estos instantes ante el deprimente panorama que vivimos. Sólo debo añadir que me avergüenza esta pesadilla y me siento incómodo como no lo estuve nunca.

Empero, escuchando ecos lejanos que me llegan de épocas vividas sin esos agobios, de tantos deprimentes acontecimientos, me siento un tanto “compensado” y con el arrullo sensual de aquellas melodiosas vivencias - todo entra en juego, ahora y antes - que mitigaban el tedio del aburrido momento, cuando no había  mejores recursos, oír los ecos que me llegan de aquellas melodías de los años 60, sospechando de donde llegan.

Volviendo al pasado, mi mente se va poblando con la tierna evocación, que, si para todos no fue igual, por las razones que fueran, yo conservo con grata emoción, esos recuerdos... Andar, muy entrada la noche, bajo la luz de la luna, por lugares desérticos, no precisamente “paseando” e ir, deslizándome entre su luz y las sombras del verde palmeral y entre la espesa fronda de los ocultos rincones, al ser requeridos mis servicios profesionales, sin temer jamás en el silencio de la noche, a adversario alguno. Entonces los portones, día y noche, podían quedar abiertos, nadie profanaba la intimidad ajena, pues era uno de los peores delitos, dentro de nuestro orden social.

Es muy difícil la misión del que escribe para los demás, y muy dolorosa a veces. Nunca estamos complaciéndoles a todos por igual. Cada cual quisiera, que en los comentarios que se hagan a través de los correspondientes medios, se hablara de sus vivencias personales... Uno sólo busca expresar los espontáneos pensamiento con la palabra, sin previos avisos que lleguen a condicionarnos. Solo escribimos lo que llega, se detiene súbitamente en nuestra mente y se enriquece en el alma. Esos susurros fascinantes que nos hablan de épocas pasadas, por ejemplo, comentando los vestigios hallados en el camino y donde nos sorprende aquel pasado identificándonos, ahí detenemos los pasos y recogemos los dispersos retales que quedan en el olvidado sendero... Que aunque fueran de texturas diferentes, quedan en el ánimo del “escritor” honrado, para reflejarlos en cualquier momento, los misterios que se ocultan en su mágico silencio. Todo es digno de ser desvelado en el tiempo y cada tema tiene su propio entorno y la esencia que le envuelva.

Volviendo a mi pasado, tal vez un poco idealizado por las circunstancias que en él concurren, nada tengo que objetar a mi conciencia. Y llegar a mis años con esta supuesta tranquilidad, supone algo así como haber ganado los primeros peldaños de la difícil espiral que apunta a lo alto de nuestros mejores conceptos espirituales.

Cada lugar y cada hombre es una cosa diferente y en su entorno personal prima la soledad de sus gentes,  y en el hombre, el miedo a verse solo alguna vez,  que puede llegar a generar  la inestabilidad de su equilibrio racional y emocional... Y ya es bastante, además, tener que sufrir “sistemáticamente” los problemas del mundo, asumiendo a la vez los propios desperfectos nuestros y penurias cuando las hubiera. Podemos ser solidarios, si, eso es hermosísimo y humano, pero no olvidemos nuestro actual panorama económico y social y no seamos tan “quijotes” ni intoxiquemos tan “insistentemente” nuestra lacerada piel de corderos asustados.

Celestino González Herreros