31/8/09

JACOBO BORGES A TRAVÉS DE SU OBRA ARTÍSTICA


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Cuantas veces contemplo y leo el libro de Jacobo Borges titulado "La Montaña y su Tiempo", editado por PDVSA (Petróleos de Venezuela S.A.) en Noviembre de 1.979 y que llegó a mis manos en diciembre del año 1.994, obsequio de mi ilustre amigo Gregorio Llanos Abreu, portuense de pro, residente en Venezuela hasta su fallecimiento ocurrido en Caracas hace unos pocos años, descubro una vez más, la influencia y movilidad del tiempo que jamás se detiene, pasa de largo…Y que, La Montaña sigue donde mismo, es inamovible, en cambio nosotros somos los objetos que le rodean, avejentamos y morimos, nos ausentamos… ya bastantes años, mucho más me atrae su delicioso contenido.

Jacobo Borges es un renombrado filósofo, un artista caraqueño que sorprende por su polifacética personalidad y por su forma singular de expresarse, que lo hace muy acertadamente, como cronista, poeta nato y pintor excelente; todo lo cual mezcla apasionadamente; hace una exposición leal de su talento de forma amena por lo interesante de sus elocuentes manifestaciones. Su filosofía ecológica y su tranquila espiritualidad le caracterizan más como un genial pintor que comparte suspicaz imaginación con los acontecimientos reales ocurridos en todos los tiempos, desde el ayer nostálgico hasta el presente revolucionario de estos días que vivimos. Viendo cómo se van transformando los elementos de nuestro entorno de forma brutal y dramática. Cómo va exterminándose, rompiéndose, la armonía ecológica y el hábitat natural existente.

En "La Montaña y el Tiempo" se pone de manifiesto, con fluidez literaria increíble, la constante preocupación de su autor viendo morir la emblemática y tranquila ciudad de Caracas, cuna y valle de los sueños del Gran Libertador, hoy convertida en un amasijo de cemento armado, congestionada por los automóviles y ahogada por los humos de las grandes empresas contaminando su ambiente. J. Borges trata, y de hecho lo consigue magistralmente, a través de sus dibujos excepcionales, llevarnos a su mundo poético, y dejándonos vagar libremente por los distintos lugares de sus composiciones artísticas que van aflorando en sus encantadoras páginas y hace que sintamos sus propias inquietudes encerradas adentro de su alma... Desde la ciudad caminamos hacia “La Montaña” y desde ésta volvemos a retroceder llamados por el natural apego sentimental. En la ciudad, creemos, está todo lo nuestro y en su busca vamos, a pesar de su inhóspita habitabilidad, (¿?) ya que nos duele renunciar a ella definitivamente. De todas formas, las ciudades morirán y volverán a renacer otras que serán estructuralmente distintas y el hombre acabará adaptándose a esas nuevas formas hasta que ya no pueda moverse nadie, ni los automóviles ni las personas; y la fantasía creativa del ser humano haga ciudades y avenidas flotantes para que quepamos todos; esto es una utopía, como pueden suponerse.

Aún quedan espacios realmente encantadores que podrían ser conservados como una necesidad vital, igual como ocurre en nuestras Islas Canarias. La Humanidad sólo necesita tener conciencia del problema que se nos avecina y manifestarse en consecuencia. Que no lo vamos a sufrir, a priori, nuestras generaciones presentes, puede ser, pero las que vengan lo van a tener muy feo; maldecirán la irresponsabilidad de aquellos que bien pudieron evitarlo a tiempo. ¡Nosotros!

Traslademos nuestros ánimos hacia la vieja Caracas, la que fuera inviolable y no sucumbió nunca ante la moderna urbe metropolitana, y se mantuvo en su esencia colonial y criollísima, en consideración y respeto hacia su pasado grandioso. Son vestigios que perduran en casi toda Latino América, a pesar de los tristes episodios de las intrigas políticas. Se ve en sus calles, cuando visitamos cualquiera de esos lindos países; en las plazas públicas e iglesias se advierte y hasta en el silencio de sus parques nacionales, en su crisol ornamental; y en las apetencias sociológicas de sus gentes. Yo creo que en todo lo que ahí existe hay un acento inconfundible de hispanidad. El sentimiento canario se destaca en cada reflejo hispánico, culmina con la adopción recíproca de nuestras costumbres. Damos, pues, el ejemplo más contundente de solidaridad cívico social integrándonos mutuamente en los problemas que nos aquejan. Con añoranza se recuerdan gestas perecederas y ese pasado clamoroso nunca muere en sus tradiciones.

Siempre que tuve oportunidad, allá, hablaba con las gentes mayores, y oír sus relatos era como estar compartiendo pretéritas vivencias de mi tierra guanche. Sus comentarios me transportaban a nuestros pequeños pueblos, a nuestros campos y existía esa paridad de usos y modos, y hasta de sentimiento familiar, pues pude comprobarlo en muchísimas ocasiones, de tal modo que a veces me olvidaba que estaba tan lejos de casa; todo me parecía íntimo, sólo que Venezuela era más grande y prometedora, era esa noble tierra que no interfirió nunca en nuestras ambiciones, dejándonos libres el camino para que eligiéramos nuestro nuevo destino; y que tampoco deseábamos culpar de nuestras contrariedades y fracasos a nadie. Venezuela nada nos dio regalado, allí se trabajaba duramente, tampoco nos quitó (léase en el pasado) lo que fuera ganado con nuestra sacrificada entrega y con nuestra probada honradez. Paradójicamente, antes se vivía mejor, más libremente, (demasiado, diría yo) quizás esa sea la causa de su estacionado progreso y profunda crisis económica. Pese a ello, es asombroso lo que ha evolucionado en las tres o cuatro últimas décadas, es increíblemente espectacular. Pero aún se sigue conservando buena parte de la vieja Caracas y viene a corroborar lo que digo si nos acercamos por San José, La Pastora, Altagracia, etc., eso por ahí, pero hay lugares aún reconocibles por otras zonas que nos hablan de aquel pasado romántico.

Entonces, Caracas estaba rodeada de un verde natural majestuoso. Recuerdo ver toda la parte del Este con su atractivo natural; aquello era un sueño: Chacao, Chacaíto, la mayor parte de Sabana Grande y mucho más allá de su perímetro, el cual parecía que fuera interminable. Su grandiosidad daba la impresión de sentirse uno inmerso, por su abundante vegetación, en una selva infranqueable. Me gustaba recorrer todos esos lugares por lo ameno de su flora y fauna. Siguiendo sus caminos vecinales, muchos de ellos que se perdían en la espesura de su follaje, a veces me hacían retroceder buscando otros más fáciles. Las quebradas eran de un exotismo tal, que inspiraban toda clase de fantasías, y me satisfacía irresistiblemente. Sus arboledas y matojos autóctonos, formaban como una sinfonía de luz y color bajo el sol radiante del tropical entorno. Sin recurrir al engaño, debo añadir, que los frutales abundaban por doquiera: manglares, palmeras datileras y cocoteros, naranjos, aguacateros, matas de lechosa (papayas), chirimoyas, etc. Ya no digo más por que no acabaría, lo que sí añado es que todo eso era en tierra de nadie y patrimonio de todos. Los cañaverales y los juncos al borde de las quebradas y barrancos me extasiaban de tal forma que mi admiración se transformaba en un sentimiento leal, posesivo y a la vez poético; sentía como una pasión irrefrenable que me obligaba a identificarme con sus encantos.

Ya dentro de los núcleos poblados, sus caminos y calles eran otra clase de escaparate; se sentía el palpitar de la vida en cada una de sus modestas manifestaciones urbanas. Las clásicas bodeguitas (lo que en Canarias llamamos ventas o pulperías), mayormente atendidas por isleños, exponían la fruta más apetitosa, y del marco de las puertas colgaban habitualmente el plátano maduro y los cambures del lugar. Lo más rústico imaginable, cajas de madera sobre cajas y muy reducido el espacio, se atendía a la clientela con esmero y cariño. No faltaban los botiquines (bares) haciendo sonar su música criolla, colombiana o mejicana. Las tiendas y quincallas tenían de todo lo que hubiera, claro está. Y así caminaba uno por los poblados como si de siempre conocieras a esa singular gente. Mas, después de disfrutar de esa esencia étnica criolla de un valor indiscutible, cuando llegabas a la masificación de la Capital en sus zonas adyacentes, se notaba una gran diferencia; no es que fuera menos grata, ya estábamos involucrados en lo más sensacional, donde el consumismo impera notoriamente. Se veían edificaciones impresionantes; claro está, no había tanto verdor, lo habían arrancado para completar el gran progreso que sólo estaba comenzando. Arrasaban con todo lo que se les pusiera delante. Los grandes monopolios extranjeros afilaron bien sus garras y aquello era imparable, escalofriante. Las máquinas no descansaban, de día y de noche arremetían contra el ecosistema, se construyeron edificios, puentes, avenidas, grandes túneles de enlace y viviendas convencionales para los obreros. Las zonas más bellas fueron barridas y las gandolas y camiones tampoco paraban su ritmo acelerado. Hubo trabajo para muchísimas gentes, todo el mundo era feliz, al menos el que buscaba trabajo algo conseguía, si no era así, al momento cabía la esperanza de que fuera al siguiente día, pero con todo, estaban ciegos, los gobiernos no entendieron nunca que había que respetar a la Naturaleza, no ser tan egoístas y devastadores. En realidad, de lo que se trataba era de enriquecerse unos cuantos sin preocuparles el terrible daño que hacían al ecosistema. Caracas, por esa sinrazón, es hoy una ciudad inhóspita, artificialmente encantadora e impresionante, pero no nos engañemos, no vayamos a idealizarla creyéndola aún prometedora de felicidad, la han destruido miserablemente. No diría lo mismo si las cosas no hubieran llegado a donde están, ni comprendería tan bien a Jacobo Borges a través de su Obra, si no hubiera despertado en mi conciencia este sentimiento de rebeldía contra los inculpados que han atentado siempre contra la madre Naturaleza sin el más mínimo pudor, bien sea por ignorancia o ineficacia política asociada a sus sentimientos personales. Temo que ocurra lo mismo con nuestras Islas Canarias.

En estos absortos momentos, estoy en la duda de si el literato y poeta Jacobo Borges, siendo un objeto más del Tiempo que nos acompaña, sigue al pié de la Montaña o se fue con los demás objetos a distintas latitudes a dibujar el presente de algún otro interesante cerro, aunque nunca habrá otro tan bello y hermoso como la Montaña del Ávila de Caracas.


Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com

PRELUDIO OTOÑAL


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El azul nítido del cielo ya comienza, en las tardes de los primeros días de Octubre, a cubrirse en la zona oriental, sobre la cordillera. Las nubes blancas y grises color pizarra, con amplios claros de tornasoles que resaltan su abundante espesor contrastan entre sí sus naturales colores, semejantes a exóticas visiones. Mas, el azul del cielo aún predomina en la lejanía; detrás de las mágicas formas que van creciendo caprichosamente cubrir todo el vacío quieren, mientras va muriendo la tarde. La luz va siendo tenue en el apasionado y singular panorama que fascina a la vez que nos recuerda que ya se acercan los atardeceres tristes de nuestros grises otoños...

Siempre he observado, con enorme entusiasmo, los movimientos y transformaciones de las nubes, estos elementos atmosféricos, ello por la diversidad de formas que en su acolchado aspecto nos propinan: caballitos volando; gigantes corriendo amenazantes; lobos bailando, unos, otros aullando; jirafas saltando; y todos los caprichos imaginables que llegan a parecernos casi reales. De niño, recuerdo que subía a la azotea de la casa de mis padres, para estar ratos larguísimos mirando hacia la montaña, sus sombras y las nubes que las proyectaban; contemplando el espectro celeste, tan limpio y de un azul dulcificante, que tanto me fascinaba. Esperaba pacientemente ese cortejo de la niebla empujada por los vientos suaves de los alisios que, en determinadas alturas, suelen animar el paso lento de su parsimonioso andar. De cuando en cuando, se agitan e imitan una danza cósmica y se funden en una sola cortina algodonosa y condensada que se disgrega lentamente y cobra formas diferentes, algunas de tétricos parecidos e ilusas figuraciones. Y cuando se están quietas, la danza parece quedar petrificada: los vientos orquestados han detenido el pulso melódico de sus ritmos y al unísono todas oscurecen; el fondo celeste del firmamento va siendo cómplice de la soledad de la noche que ha comenzado en el entorno alejado de la montaña... Y en el poniente, volviendo la mirada hacia ese bello paisaje, la línea divisoria entre el mar y el cielo se sonroja con fulgores encendidos de imponente atractivo, una estampa sugerente y hermosa, viendo la atrayente silueta de la isla de La Palma, más nítida y clara que nunca, casi al alcance de mis manos; y la mar serena, pincelada otrora de un rojo amarillo luminiscente, que va desvaneciendo, sin perder por ello encanto alguno de su poética presencia, que, cierto es, me cautiva irresistiblemente.

Quiero ver morir la tarde, hasta que lleguen las tinieblas a mi balcón, mientras la ciudad se agita, alegre y bullanguera.

El contraste es digno de mención. Ya el rojo, - sol de los muertos - va languideciendo lentamente y se pueden ver resurgiendo, abundantes velos teñidos de un naranja débil, que agoniza en la distancia, sobre el mar fulgente. Aparecen de súbito, unos nubarrones renegridos que se precipitan torvos sobre los últimos claros... Que se deslizan majestuosos, como queriendo suprimir los agónicos suspiros de la tarde, sombreando las desteñidas rieladas de la mar sumisa y quieta, adormecida con calma senil; y el encanto de La Palma, que se ve allende en el horizonte, isla perfilada entre resplandores del ocaso, vivo aún, desvaneciéndose poco a poco ante mis ojos, obnibulando el entorno poético que me ha inspirado tanto, haciéndome cómplice de la soledad de la noche.

Muchas son las horas superadas en el tiempo, buscando que la ilusión se materialice cuando soñamos; y pocos los momentos renunciando al encuentro, pues ya buscamos la materia de la vida en esos sueños... Si a veces erramos en ese intento, porque fueron motivos imposibles, bien es verdad, que ignoramos si estamos dentro o fuera, cuando soñamos en ese mundo maravilloso que tantas veces nos devuelve la verdadera felicidad. Por eso es bueno vivir soñando; y yo sueño, y me cuesta despertar algunas veces. Las nubes me recuerdan el movimiento de las góndolas, deslizándose en el angosto canal, de la fascinante Venecia, buscando la libertad: otro, un ancho canal donde son cómplices los enamorados con las sombras de la noche; y llego a comprender las prisas que llevan, cuando se agolpan entre sí, queriendo ocultar esos sueños en los rincones más íntimos. Como si también tuvieran alma y alas para volar en busca del refugio que, los mortales buscamos para no ser vistos y vivir en paz consigo mismo. Y poder ver las hojas muertas caer sin piedad en las gélidas tardes de nuestros otoños, como una sentencia que se repite cada año, para recordarnos nuestra efímera existencia a través de cada otoño que va pasando y atrás tantos gratos recuerdos van dejando... Como en el monte las aves y en la campiña, sus nidos de amor, hasta mejor ocasión, también van dejando...
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Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com

LA EVOLUCIÓN DE LA VIDA OBLIGA NUEVAS ALTERNATIVAS SIN DESCUIDAR NUESTROS PRINCIPIOS

La vida y nuestras costumbres van tomando un giro espectacular, ya no es que sean mejores o peores los cambios que ameritan las circunstancias. De nada sirve, en este especial sentido, aferrarse a los principios que ya hoy, en su mayoría, algunos son o están realmente desfasados. Concurren nuevas circunstancias que nos obligan a tomar nuevas decisiones. No podemos quedarnos atrás lamentándonos. Y esta vez hablo de nuestra economía. No sé como decirlo sin que mis palabras hieran susceptibilidades, ni provoquen polémica alguna.

Un muchacho casado hace un par de años, se hizo su casita y como tiene una huertita que la cuida con esmero y gran celo, me trajo a casa, una hermosa caja con tomates, acelgas, zanahorias, lechugas, una hermosa papaya y varias cosas más. Y nunca fue persona del campo, pero piensa muy juiciosamente respecto a la tierra. Dice que ha leído varios escritos míos publicados en varios Blog y en el mío propio, respecto a la tierra y que, para testimoniar la verdad de mis argumentos, me obsequiaba con el presente detalle. Añadió que aunque humilde –pienso que tiene mucho valor- evidencia aquello que digo, al referirme a la tierra: “La tierra siempre fue generosa y agradecida”

Nuestras costumbres, no quiero decir que se pierdan, eso jamás. Hemos de ser tolerantes e ir dando paso a nuevas alternativas, no podemos quedarnos atrás o en mitad del camino. Ello implica al hombre a seguir luchando sin desfallecer, aunque tengamos que cambiar algunos esquemas o elementos básicos, las formas y los momentos…La lucha será siempre conflictiva y las malas rachas nunca eternas.

Las personas acabamos cansándonos de las clásicas situaciones, entre el poder y la oposición, a esa fuerza dominante… Como ocurre a la inversa. Acabamos por pasar de ambas conductas, cuando no se le ve el queso a la tostada. Y en nuestro fuero interno, estamos deseando, aunque no lo confesemos libremente, que llegue el día en que podamos sentirnos “más satisfechos” respecto al triste ambiente que reina en nuestra sufrida sociedad, molestos por las despiadadas arremetidas entre nuestros políticos, como una guerra infantil entre muchachos jugando con aquellos soldaditos de plomo, sin importarles el ridículo que hacen algunas veces, evidentemente, sin percatarse de ello. Nuestros pueblos merecen un respetito, siquiera eso, más seriedad y pensar siempre que las urnas no perdonan llegado el momento. En nuestra ciudad se está cocinando un guiso que a nadie va apetecerle, ni a los perros. Amenazas, siempre amenazas… Y repito, las urnas no perdonan, así pues, más cordura y frenar los impulsos. Eviten las divisiones partidistas dentro de los equipos… Esos son, los instigadores, los inadaptados que sólo busca significarse y el consiguiente protagonismo a ver si alguna vez llegan alguna parte, cueste lo que cueste y a coste de herir el honor de los demás sin importarles que sean personas seria y de ejemplar conducta ciudadana. Antes de concluir, sinceramente, deseo que no interpreten mal mis palabras, tampoco son lecciones, ni mucho menos. En esta lucha por salvar el prestigio de nuestra ciudad, estamos implicados todos, cada cual desde su lugar, si me gustaría, seguir contribuyendo a mi modo, hasta conseguir que estemos más unidos, seguir respetándonos y jamás desfallecer hasta lograr para los que vienen detrás de nosotros, arrancadas todas las espinas de nuestros caminos y dejarles una ciudad mejor, más prospera y que quede siempre para nuestra historia, el loable recuerdo y el honor de nuestros “testarudos” pero buenos políticos. ¿Qué otra cosa más hermosa podríamos dejarles? Y que lo veamos con humildad y orgullo desde donde estemos entonces.

IMPRESIONES, NADA MÁS QUE ESO


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Yo vi. nacer un sol diferente allá, sobre las demarcadas crestas de los viejos pinares de la lejana cordillera en el oriente y llegar su diáfana y tibia luz acariciar los viñedos que me rodean y ver mi sombra huidiza, casi ilegible temiendo robarle esa caricia esperada toda la noche. vi. igual que ayer, alimentarse tantas ilusiones del campesino sustentadas en la supervivencia de la viña y el temor que siempre acecha a nuestros campos, un cambio climático fortuito, la perdida irreparable de toda la cosecha. Tanto trabajo perdido… Mas, ello no justifica el hecho de que veamos tanta tierra abandonada por doquiera, nuestros antepasados reponían cualquiera huella de algún desastre en nuestro eco sistema agrícola. La calma volvería y a veces el fruto reparador que daba la tierra compensaba con creces aquellas contrariedades inesperadas. Nuestros campesinos siempre fueron valientes y persistentes. No hubieran permitido el escandaloso panorama de ver tantas “propiedades” completamente abandonadas, secas, marcadas las huellas de la desidia, algunas; otras tristes estampas, aquellas parcelas que esperaban revalorizar vendiéndolas para la construcción de nuevas Urbanizaciones, grandes superficies… Más carreteras y fábricas, más cemento sepultando tan fértiles y generosas tierras de cultivos. Es evidente de que los resultados han sido adversos, la construcción se “paró”, ahora ni una cosa ni la otra. A ver quién le da cuerda al ratoncito de juguete. Hay que ser más previsores, pienso en los dueños de esas maltrechas tierras y la permisivilidad de aquellos que siempre han permitido los desmanes a que estamos acostumbrados. Hay leyes de costas… ¿Y las leyes del campo qué?.. Anarquía pura. ¡Qué mal veo la cosa!

Desde la parte baja del Valle, lo que se ve hacia arriba, hacia la autopista, hacia los últimos linderos del extenso lugar, todo es desencanto… Da pena ver cuánta tierra abandonada, a diestra y a siniestra, da lástima que nuestros respectivos Gobiernos no se hayan fijado, por respeto, siquiera, y no traten de poner remedio al asunto. Tienen abandonadas por doquiera tierras productivas, algunas aún conservan aquellas atargeas que llevaban el agua a los productos sembrados que luego se comerciaban… Sin intermediarios, a mitigar las tristes privaciones económicas de tantos hogares, muchos en difíciles circunstancias. Había que trabajar para poder subsistir, nadie regalaba nada y menos aquellos gobiernos. Los de hoy son muy generosos e invitan a ser pacientes…
No debe permitirse ver tantos terrenos “agrícolas” así, despreciados. Alguien tiene que remediar tanto descaro. Alguien tiene que golpear duro la mesa del consistorio, con coraje, para decidir qué hacer con aquellos que no cedan esas tierras abandonadas al Gobierno para fines cooperativistas. Que puedan ser cedidas a tal fin. O tengan que pagar un Impuesto municipal adicional, el doble de lo que hubieran que pagar los que menos o nada tienen y las tienen produciendo. ¡Ay, si hubiera justicia agraria!
Donde quiera que vaya veo ese horrible espectáculo, tierras abandonadas y los dueños y herederos legales, dándose la buena vida, de acá para allá, mientras se sigue hablando de crisis económica. Mientras los Informativos nacionales no se cansan de decir que la cosa va en serio, que esto va a ser difícil de resolver. Mientras, aquellos que saben que sus tierras nadie se las va a tocar, ya que las tienen todas consigo, miran para el otro lado. ¡Por favor, que no me hablen de hambre, que no me digan que en Las Islas hay gente que se van a la cama por las noches sin echarse nada a la boca! Que hay muchas gentes que está pasando hambre ¡Que baje Dios y lo vea!

19/8/09

ALGUNA VEZ BEBERÁS SUS LÁGRIMAS DE AMOR Y FELICIDAD

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Sin pretender ser más breve que otras veces, me mueve un doloroso sentimiento, de repulsa y a la vez de compasión. El primero, por la repugnancia que siento al recordar cuanto daño le han hecho a la niña “Piedad”, queriendo ahogarla en su propia angustia, en su cruel indefensión y cuantas miserables formas de castigo que le han dedicado aquellos que son sus verdugos y los ejecutores de las injusticias más horrendas… El segundo sentimiento es, fundamentalmente, de gratitud a cuantos se han unido a favor de esa pobre criatura y su ejemplar madre preadoptiva, Soledad Perera Pérez, un gran santuario para “Piedad”, donde allí la esperan rogándole a Dios cada instante de todos los días, para poder tenerla nuevamente en sus brazos. Dándole todo el afecto y la felicidad que una vez inolvidable, sus crueles ejecutores le robaron despiadadamente. Y que no se lamenten, ellos… de tantas pesadillas, pensando en su pequeña víctima. Nunca más, aquellos sueños placenteros, los de sus verdugos, volverán a ser la fuerza reparadora para seguir viviendo. No habrá paz para ellos, aunque les brindemos nuestro perdón, porque nunca han sabido el terrible daño que han hecho…

Nosotros estaremos siempre con “Piedad” y la familia Perera, ejemplo de cristiana resignación, aunque se les esté rompiendo el alma. Resignación, porque saben, como ya les he dicho más de una vez: “Un día inesperado en el tiempo, pero designado por la Divina Providencia, volverá a llamar a vuestra puerta, en La Orotava, y aunque más mujercita, más alta y linda, gritará el nombre de ¡madre! Ya definitivamente. La familia de Sole Perera Pérez, que será para siempre la suya propia.

Aún sigo recogiendo firmas para adjuntarlas a esas 30.000 que ya tenemos. Las gentes se han volcado a favor de “Piedad”. Hasta el final de este delirio seguiré recogiéndolas y enviándotelas, querida Sole. Juntos seremos invencibles, que la verdadera justicia la dicta el pueblo… Los pueblos de nuestras islas, de la España Peninsular y buena parte del solidario extranjero.

Si, algún día llamará a tu puerta, sonriente y gruesas lágrimas cayendo dn sus ojos, soltando el llanto de la felicidad.
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Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com

18/8/09

LA LLAMADA GENEROSA DE NUESTRA FECUNDA TIERRA

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Yo vi nacer un sol diferente sobre la cresta de la lejana montaña, allá, en el dilatado dorso del pinar de nuestra cordillera dorsal, que irradiaba, ladera abajo, hasta llegar tibio y resplandeciente a nuestros pies, donde la tierra noble aún mojada del rocío de la noche anterior, paciente esperaba su calor acariciando los hermosos racimos de las uvas ya casi maduras. Yo vi, igual que ayer, tantas ilusiones, los agricultores pensando en sus viñedos… Como un súbito cómplice del momento, me sentía partícipe de aquellas intuiciones. El silencio del campesino, a veces es como una supuesta plegaria interminable.

Cómo cambia la conducta de las gentes de esos bellos lugares cuando el sol acaricia los frutos que les prodiga esa generosa tierra. No sé, exactamente, por qué me preocupa tanto cómo suceden, a veces, los castigos en esos productivos campos, los imprevistos contratiempos… Pero más me preocupa que cada vez sean menos atendidos y sólo hallan zonas atractivas, o sea, bien cuidadas en Tacoronte y sus bellos alrededores, El Sauzal, La Matanza y La Victoria de Acentejo, una buena parte de Cuesta de La Villa, los altos de La Crusanta, La Perdoma y Palo Blanco, etc. Aún quedan preciosas parcelas que, ojala las cuiden más aún.

Desde la parte baja del Valle de La Orotava, lo que se ve hacia arriba, mirando en dirección a la Autopista y sus próximos lindantes, todo es desencanto. Da pene ver cuánta tierra abandonada a diestra y a siniestra, da verdadera lástima que nuestro respetable Gobierno de Canarias, El Cabildo y a quien más competa, no pongan remedio a ese triste asunto. Tienen abandonadas por doquiera, tierras productivas. Algunas aún conservan sus estanques circulares y atargeas para el riego que le llevaban el agua a los sembrados. Los productos de la tierra eran transportados en bestias, a veces de puerta en puerta en los pueblos más cercanos y a precios aceptables, sin intermediarios; y las difíciles situaciones se salvaban, se mitigaban las privaciones económicas. No estoy inventando nada. Hoy estamos acostumbrados a consumir todo de fuera, absolutamente todo y ya eso es “un lujo” anacrónico, es no saber vivir teniendo la tierra que tenemos, el envidiable clima nuestro y el mar que nos baña. Nuestra fecunda tierra nos llama, sólo falta mano de obra, que no me hablen de crisis ni del paro, a trabajar en el campo y a producir, que ya es hora. Que nadie es más generosa que nuestra fértil tierra. Ahora nos toca empezar desde cero, pero con vista al futuro.

No debe permitirse ver tantos terrenos “agrícolas” abandonados, alguien tiene que mediar para combatir tanta decidía y descaro. Alguien tiene que golpear duro la masa del Consistorio, con el debido coraje, para decidir que aquellos que no cedan esas tierras abandonadas, al Gobierno Local para fines cooperativistas, dándoles oportunidad a los jóvenes de hoy. Aquellos que no lo hicieren tengan que pagar un “impuesto” adicional. No se trata de una reforma agraria, no estoy haciendo apología comunista, sólo que se haga una justa participación y a la vez una contribución para ver si se puede solventar el problema económico que sufre nuestra confusa sociedad. Repito, nada de comunismo, olvidemos esos drásticos términos y recursos. Entre todos demos un soberano ejemplo de solidaridad, para hacerle la vida más llevadera al que menos tiene. Que les llegue más comida a los que menos tienen o que nada tienen. ¡Ay, si hubiera justicia agraria! Pero, ¿quién le pone el cascabel al gato? Sabemos qué tierras hay que se podrían aprovechar con convenios serios que benefician al que da como al que recibe, sólo hay que intentarlo, probar suerte, a ver qué pasa. No, no estoy loco, aunque lo parezca. Lo que observo es que hay muy poca gente que le guste trabajar, tener obligaciones serias. Que le resuelvan todos sus problemas los respectivos Ayuntamientos y si no, a lamentarse.

De momento, y no sabemos hasta cuando, se acabó el chollo de la Construcción. Y el Turismo ya no es lo que era, está visto que baila sobre su misma cuerda. Los jóvenes y no tan jóvenes, abandonaron el campo creyendo que en las ciudades estaba la solución de todos sus problemas, hipotecaron hasta su propia dignidad. Pero vemos que de nada sirvió, al contrario. Sus ilusiones se vicien abajo. Ahora hay que volver al campo, la tierra les está esperando, sólo hay que trabajarla con sentido común. Por supuesto, los distintos Gobiernos y demás Ejecutivos deben involucrarse, no dejar al campesino solo, con sus escasas limitaciones, deben ayudar al agricultor y al ganadero, facilitarle los medios necesarios para arrancar de nuevo. Como lo hicieron sus abuelos y sus padres. La tierra no traiciona y si las condiciones climatológicas alguna vez nos la juegan, hay que insistir de nuevo hasta salir adelante. No hay otra solución. Y es necesario no dejar pasar el tiempo esperando que los demás den los primeros pasos, que se vea la voluntad de cada cual., que de lamentaciones hemos vivido un tiempo precioso, que en definitiva hemos perdido despiadadamente. Ayuden a sus viejos, que ya casi no pueden doblar el espinazo ni las rodillas.
De esa fértil tierra pueden comer todos. Fabriquen su casita y a formar familias estables…
Un amigo campesino me dijo hoy, que ya tiene siete cabras y una becerra, que va encaminado… Y yo digo: ¡Ese sale adelante, se le nota ese natural coraje que convence!
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Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com

PELIGROSO FOCO DE ENFERMEDADES EN GENERAL

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Me veo en la necesidad de hacer una crítica contractiva, a quien corresponda, respecto a los contenedores de residuos sólidos, independientemente de basuras, vidrios, plásticos y cartones, ubicados en el Polígono Residencial El Tejar (añado lo de Residencial, para subrayar de que allí viven personas civilizadas) el espacio que ocupan los contenedores y alrededores, están de mierda que da pena. Eso ha sido siempre, no le arrimemos la culpa a nadie. Por ejemplo, frente a la Iglesia Los Dolores, da hasta mal olor… De las obras en ejecución, sólo mucha tierra suspensa en el aire, pero eso no afecta tanto.
Me pregunto, ¿están esperando a que llueva para que todo ese “cacao” se vaya solo, con la corriente del agua que cae del cielo?, aunque ese nauseabundo caldo de cultivo baje junto con los demás que vienen de arriba contaminándonos y siga “pa” abajo?.. Una vez por año, más o menos, se ven pasar unas máquinas motorizadas, provistas de escobillas circulares, echando jabón y agua. ¿Sale muy caro eso? ¿No alcanza con lo que pagamos de Impuestos por la recogida y retirada de la basura que acumulamos en nuestros hogares? ¡Seamos serios y responsables, que no nos chupamos el dedo pulgar!
Se han olvidado de las cámaras fotográficas de los extranjeros curiosos… Algunas de esas fotos se exhiben allá, en sus respectivos países, para desprestigiarnos por conveniencias puntuales. Publicidad…
¿Qué papel juega Sanidad Local en este delicado asunto de higiene y salud pública? Cada vez que vamos y botamos la basura en esos sucios cajones de plástico, llevamos a nuestras casas en las suelas de los zapatos, ingente cantidad de microbios y los pisos de las viviendas quedan infectados… Tómenlo como quieran, pero luego no digan que hay gentes que a veces se van de la lengua, publicando tamañas verdades. El que avisa no es traidor. Luego no nos llamen criticones. Ya saben, tenemos ojos en la cara y por “necesidad” nos gustaría hacer otras críticas, ya que nadie se mueve para denunciarlas.
Hay que andar con pies de plomo, queridos amigos. Sea todo por amor a nuestra sufrida ciudad. ¿De quién es la culpa? Eso quisiera que alguien me lo dijera. Creo que la desidia se está haciendo colectiva en nuestra Sociedad. No culpo al grupo del Gobierno Local, cada cual hace lo que puede, pero si les ruego que traten de poner más entusiasmo en sus funciones. No se dejen engañar por los incautos.

Celestino González Herreros
http://www.celstinogh.blogspot.com

17/8/09

UNO DE LOS CHIRINGUITOS DEL NORTE Y SU AMBIENTE

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El campo de la Victoria de Acentejo, en Tenerife, ha reverdecido, primero con las sorpresivas lluvias, luego con los últimos calores climáticos que ha amenazado la cosecha y que aún resiste tantas inclemencias naturales. Los viñedos estaban cargaditos de limpias hojas que auguraban hermosos racimos, con ello el ambiente no decae, está siempre alegre. Se nota a sus gentes, ufanas y sonrientes, la muchachada caracterizada por la piel clara como sus ojos y el rosado color de sus mejillas. Es un clima ideal donde hasta las piedras sonríen… Después de recorrer varias parcelas y tomar algunas fotografías antes de volver a mi pueblo natal, Puerto de la Cruz, los tres amigos que íbamos juntos, nos detuvimos en el guachinee de un conocido, a refrescarnos el paladar. ¡Y qué vino, señores! La hora era propicia para pasar la hoja e iniciar la siguiente, En esos gratos lugares parece como si el espíritu se doblegara un poco y buscara armonizar la realidad de la vida, como si corriéramos ese tul imaginario que cubre todas nuestras miserias y asomara a la vida su ingenuidad, aunque para ello nos baste una alegre sonrisa, un gesto desenfadado o la misma trivialidad de un grato encuentro. Los momentos surgen, se aprestan a medida que bebemos ese mágico néctar nacido en ese mismo lugar, brotado de la tierra que le distingue, de La Victoria de Acentejo, Uvas doradas con la luz y el calor de las últimas lunas luego del sol que acarició su delicada piel. La uva que una noche su estallido me despertó…
Comimos y bebimos a todo confort; y estuvo bien de precio. No podía ser de otra forma.

Ya me están preguntando, dónde es eso. El lugar del guachinee. ¿Y, porqué me lo preguntan? ¿Por el vino? Vamos pues. Está ubicado como ya he dicho, en La Victoria. Subiendo la calle “La Resbala” a la mano derecha. A él lo llaman “El Barba” y tiene en el negocio para la calle un letrero para señalar el lugar que dice: TOÑO… Los precios son únicos y la comida inmejorable, muy casera. Al dueño lo que le interesa más es vender todo el vino y cuanto antes mejor. Yo siempre que le veo le pregunto: ¿Cuánto te queda?..

Vean estas fotos tan elocuentes y ese estilo de saber qué escogen para leer, lo que llega puntual a las manos más inteligentes. Mi amigo Toño, su padre e hija, han posado gentilmente para nosotros y para contagiarnos esa franca vitalidad de ellos… Es, sin lugar a dudas, una revelación artística del carácter canario y su gentilicio universalista.



Celestino González Herreros
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