23/11/10

RECORDANDO EL 25 ANIVERSARIO DE LA PEÑA “EL CACHARRO” EN EL AÑO 1.997

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Memoria a cargo de Rafael Espinosa Córdoba (Feley)

La Peña “El Cacharro” tuvo sus orígenes allá por el año 1.963, no constituida como tal Peña, sino como una reunión de amigos para celebrar la tradición de probar el vino nuevo en la víspera de San Andrés y acompañarlo con pescado salado, papas y plátanos guisados, para posteriormente correr el cacharro delante de la policía, ya que en esa época estaban prohibidos.

Esos amigos éramos Paco Ortiz, Feley Espinosa, Pepe Montes de Oca, Salvador (Q.E.D.), Andrés Álamo (El Ratón) y Neo Machado. En esas fechas no se tenían medios para trasladarse ni edad para conducir, por lo que necesitábamos a alguien con coche.
Paco Ortiz, que hacía de cobrador ocasional de Celestino González Herreros, “El Practicante”, se le ocurrió proponérselo y éste gustoso se puso de conductor con un coche Fiat 1.500, para ir a buscar la bebida y los alimentos correspondientes. A partir de aquí se creó la obligación anual para acompañarnos a pesar de la diferencia en años que en esa edad se notaban bastante.

Es decir, que tuvimos la suerte de encontrarnos con un hombre de mentalidad abierta, humano, con gran corazón, y por qué no, con ganas de juerga sana, ya que venía de un país hermano, Venezuela, pero con costumbres distintas.
Yo me atrevería a decir, que si no hubiera sido por Celestino, quizás no hubiera comenzado esta Peña, que luego Paco Ortiz y Feley se encargaron de continuar.

En cuanto al lugar de reunión y aprovechando que parte del grupo eran directivos del Cima Club y tenían las llaves tanto del local de la Plaza de la Iglesia (Casa Parroquial) como el de la calle Iriarte, esquina a calle Cólogan (Acción Católica). Celebrándolo en este último ya que podíamos cerrar la puerta por que era del Cima Club Infantil y a esas horas no podían estar allí, además de estar situado al lado de la casa de mis padres y usábamos a mi madre de cocinera.

Esta situación duró hasta el año 1.967, que ya no pudimos celebrarlo en ese lugar y nos trasladamos a la azotea de Neo Machado, en la misma calle, esquina a calle Zamora.
Como anécdota de ese año, decir que aquello acabó a las 5.30 de la mañana y yo me fui de allí a examinarme de conducir con la Escuela Hernán, de teóricas en Icod y de prácticas en Garachico y encima fui el único que aprobé todo de los diez que iban. Para que digan que el vino es malo.

A partir de este año se va incorporando gente nueva y por el año 1.971 con motivo que Feley ya estaba en la Cruz Roja se integró gente de la Institución, cambiando ya la casa de Neo por un bar por razones de espacio.

El bar inicial fue el Engazo y nos reuníamos la mayoría a las 8 en la Cruz Roja para de allí partir e indicarle el lugar a los nuevos que no lo conocían.

En el año 1.973, se traslada la comida al bar. “Molino” en la Casa Azul y se acuerda entre los asistentes el levantar acta y crear este grupo de amigos como peña, asignándole el nombre de “Peña El Cacharro”, además de establecer en el acta una serie de puntos, siendo el encargado de redactar la misma, José Antonio Vázquez Martín, más conocido por Chicho Vázquez.

Se establecía que el propósito e intención era lograr amistad y compañerismo, debido a reunirse anualmente el día 29 de noviembre bajo las siguientes bases:

1º.- Todos los asistentes firman y aseguran que les gusta el vino, las castañas, el pescado salado y los plátanos guisados o papas de punta.

2º.- El pagar 100 pesetas cada trimestre, o lo que es lo mismo, 400 pts al año.

3º.- Se consideran socios de la Peña “El Cacharro” todos los presentes y todos aquellos que a juicio de los socios se consideren aptos y el próximo año se presenten al mismo acto y en el lugar que con antelación se indicara, previo pago de la cuota que anteriormente se indica.

4º.- Es obligación de uno de los socios el decir un discurso al final de la cena, el cual será designado por votación de los presentes.

5º.- Se nombrará anualmente una madrina, que este año ha sido designada Nieves García Hernández.

6º.- Se nombrará cada año un invitado de honor, siendo en el presente el cabeza cuadrada don Alfredo Hiltl.

7º.- La presente Sociedad no tiene cargos directivos de ninguna especie, pero sí encargado de determinadas funciones y para el presente se nombra como encargado del dinero a Juan Francisco Ortiz Mesa y responsable del acta José Antonio Vázquez. No obstante al final del acta aparece una nota que dice: El señor Espinosa Córdoba se hace cargo y responsable del acta para el año 1.974.

Ese año le correspondió el discurso por decisión unánime a don Celestino González Herreros sobre el tema: “EL BIEN Y EL MAL”.

Asistieron a esa reunión fundacional los siguientes:


1) Celestino González Herreros
2) Juan Francisco Ortiz Mesa
3) Rafael de la Rosa Lorenzo
4) Felipe Galindo Brito
5) Andrés Acosta Ribal
6) Germán Reginaldo González Hernández
7) José Antonio Marrero Córdoba
8) Antonio Hernández Hernández
9) Miguel Ángel García Hernández
10) Guillermo González González
11) Juan Pedro González Trujillo
12) Alfredo Hiltl
13) Ángel Rueda
14) Juan Torres Santana
15) Norberto Acosta Martín (Q.E.D.)
16) Rafael Espinosa Córdoba
17) Nieves García Hernández
18) José Antonio Vázquez Martín




Aparece una nota al final en la que se dice que se devuelve un duro a Gatey (Marrero) por estar la comida fría.

De esta forma quedó constituida la Peña, la cual se fue incrementando en socios y variando los lugares de reunión como ya se indicará más adelante y además a partir de esta fecha empiezan a asistir las mujeres que hasta entonces no se había hecho.

Cuando Celestino González Herreros no podía asistir por que le coincidía la reunión con la guardia en el Servicio de Urgencias, después de la Cena íbamos todos a saludarle.

En el año 1.975 el amigo Bernardo trajo por primera vez los puros anillados con la fecha y el nombre de la Peña, cosa que ha repetido en varias ocasiones.

Ese mismo año nuestro amigo y miembro de la Peña, Agustín Pacheco Machado (Q.E.D.) escribía unos versos para ensalzar la figura del cacharro, lo que hizo en años venideros, más poetas y escritores participaran con la aportación de sus obras, como Julián Hernández del Pino “El Wilo” (Q.E.D.). Manuel Cabrera Mesa “El Cartero” (Q.E.D.), Celestino González Herreros, Domingo Hernández Torres, etc., de las cuales se adjuntan fotocopias al final de estas Memorias.

En el año 1.976 se celebró en el bar “El Templete” y se dieron unas circunstancias algo desagradables, ya que el tema del discurso era “El Cacharro ante la democracia. Casi nada lo del ojo” y hubo una persona que le dio un matiz político al asunto y además ese año también algún nuevo cacharro confundió el tema de los “objetos perdidos” y quitó chaquetas de cuero, limpia parabrisas de los coches, etc., al igual que ocurrió 1.987 en el Bar “El Rubio” que también hubo quien entendió mal el tema de objetos perdidos. Salvo estos dos años, en el resto las cosas han ido como tiene que ir, muy bien.

En el año 1.987 Marrero obsequió con un cacharro de artesanía, al parecer, según diseño de Cesar Manrique (Q.E.D.), a los más antiguos de la Peña.

Decir que el sello de la Peña consiste en la base de un vaso mojado en vino nuevo.

La Peña, con respecto a su origen, se mantiene prácticamente igual, con ligeras diferencias, siendo el orden del día habitual el siguiente:




PEÑA “EL CACHARRO”


LUGAR DE REUNIÓN:
Hora:

ORDEN DEL DÍA


RECEPCIÓN CON VASO DE VINO Y CASTAÑAS
CENA
PRESENTACIÓN DE NOVATOS
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES
ELECCIÓN REINA
ENTREGA MASCOTA
DIPLOMAS
DISCURSO
OBJETOS PERDIDOS
CHISTES O MÚSICA


La cena continúa con los alimentos iniciales algo aumentados con la calabaza, las batatas, el potaje de berros, etc.

Y este año, con motivo del 25 Aniversario he solicitado la presencia de un fotógrafo para obtener un recuerdo del grupo completo.

Además, también encargué un plato de artesanía conmemorativo de las bodas de plata con el anagrama y nombre de la Peña.

Con esto doy por terminada (sólo una parte) la lectura de las Memorias, de las cuales se les entregará copias a todos, al tiempo que les felicito por este Aniversario, pidiendo que Dios nos de salud y vida para seguir reuniéndonos muchos años.

MUCHAS GRACIAS POR ESCUCHARME

FELEY

Puerto de la Cruz. 29 de noviembre de 1.997
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MAR ADENTRO BUSCANDO LA PAZ

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Para doña Asunción Fuentes Delgado
como merecido homenaje sentimental

No hallé las palabras precisas para definir, por mucha suerte que tuviera, la capacidad artística de doña Asunción Fuentes, en sus diversas facetas intelectuales y su arte pictórica y fluidez artística para con la prosa y la poesía; y otras… Con sus noventa y más años de edad, maneja los pinceles y las espátulas, y conjuga de tal manera los colores, que convence hasta al más exigente de los críticos del Arte.
Nos conocemos hace unos doce años o más y siempre observé en ella ese encanto personal que la distingue en cualquier momento de su fructífera vida.
Vive en Los Realejos, a la altura de San Vicente, si no estoy equivocado; y me consta que es una persona muy querida y admirada. Nació en La Habana (Cuba) y ejerció la docencia allá y aquí en Canarias mucho más tiempo que en la perla del Caribe. Tiene un hijo maestro de escuela y con las mismas dotes artísticas heredadas de su madre, como pintor y dibujante preclaro, también poeta. Con los cuales me une una sincera amistad y espero disfrutarla por mucho tiempo más.

A veces, mirando al mar, suelo relajarme un tanto, la misma brisa de la costa me adormece y me vence cuando estos instantes suceden Sin pretenderlo, la cristalina fuente de mi inspiración, súbitamente se activa y su entorno florido, como si soplaran sus perfumes y poco a poco me fueran embriagando; y doy riendas sueltas a mis pensamientos y las palabras fluyen buscando la armonía del consolador momento.

Algunas veces hemos hablado, como buenos isleños, de las peculiaridades y características que emanan de una indefensa isla en medio del Océano, valientemente arropados de soledad y coraje, al intemperie y a expensas de los duros golpes de los mares encrespados, de las salvajes arremetidas del mar cuando seriamente se enfurece; y nadie nos oye en nuestra lejanía y hemos aprendido a luchar solos y si hemos de morir nadie se iba a preocupar por lo aislados que estamos. Cuba y nuestras islas, cada uno de los isleños tenemos una personalidad propia y la valentía suficiente como para poder arreglárnoslas solos, sin ayuda de nadie.

Mirando al mar y dejando ir la mirada hacia fuera, navegamos con el pensamiento, somos nuestros propios vigilantes ante cualquier intromisión… Así hemos vivido siempre, entre bandazos y la furia de las olas del mar, arremetiéndonos, a las cuales nunca les hemos temido y sabemos contenerlas.

Me habla de su Malecón y sinceramente, por la forma de mentármelo, me emociona su veneración por considerar aquellas excelencias suyas, a fin de cuenta, vestigios nacionales, y el amor que pone al evocarlos. También yo, cuando salí de mi tierra, allá donde vivía, recordaba con nostalgia mi querida Playa de Martiánez, la pequeña bahía de San Telmo y las demás playas… Pero, recordar la de San Telmo me emocionaba más que ninguna.

Viendo las olas romperse con furia contra los firmes riscos de los bajíos, ha sido como ver resquebrajarse un mágico manto hecho de encajes y la espuma dispersa fuera simulando la armonía de un poético y soberbio lienzo que flotara sobre las turbulencias marinas. Las olas que van fragmentándose al llegar a la silente orilla de la dormida playa, su blanca espuma, desplazándose hacia arriba, bañando la negra arena como si fuera una caricia sensual, hasta consumirse toda ella, retornando luego su líquido continente al Océano que impaciente la espera.

Contemplando los distintos movimientos de las constantes mareas, mi mente cabila con nostalgia y con el rum-rum de las olas mis pensamientos vuelan mar adentro buscando la paz inminente de esa soledad distante, entre el mar y el cielo, allá en el estático horizonte de mis sueños. Mi mente se va poblando cual cálida y tenebrosa jungla, de viejas vivencias, de los acontecimientos vividos en mi juventud, cuando el mar nos hablaba y recelosos le respondíamos junto al suave susurro de las olas, cual confidente sentimental con mis tiernos anhelos; y de cuantas veces amando me perdí en ellas arrastrado por sus dulces e inclementes corrientes marinas. Y vi, otras veces, sucumbir tantas ilusiones mías, entre golpes de mar y la salitrosa brisa que acompaña… La mar se lo llevaba todo y en la orilla de la tibia playa, entre las negras arenas y su quietud, ¡suspiré tantas veces!.. La mar, fiel confidente de mis tristes desamores, hoy viéndole enfurecida, parece comprendiera mi estado anímico y me concediera el privilegio de verme en ese espejismo sobrenatural, con mi oportuna evocación; y pueda volver a navegar en sus movedizas aguas, esta vez en solitario, mar adentro buscando, aunque sólo sea un resquicio de aquella añorada paz perdida.
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Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
celestinogh@teleline.es

9/11/10

RECORDANDO AL EXTINTO SEÑOR ROGER MONTES DE OCA GONZÁLEZ

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Estudié el Bachiller en el Colegio Gran Poder de Dios, con ciertas reminiscencias que es mejor olvidar. Entonces los bedeles, entrañables personas, eran doña Felicia y don Paco Ortiz, excartero, este último del municipio de Puerto de la Cruz. Debe ser por mi torpeza, si así lo quieren, obviando las verdaderas razones que no eran otras que mi resentida salud auditiva, obstáculo suficientemente cruel para traicionar los deseos y buena voluntad de un simple estudiante. Mis oídos desde los seis meses de vida, a causa de un catarrito mal cuidado y cuyas secuela duraron hasta que tuve que ir a quirófano, después de los estudios, todo lo cual, me impidió rendir más en el Colegio. Me conformo con mi suerte, pero no es fácil sobrellevarlo.
Hubo momentos de constantes mareos y perdida aguda de la audición, muchas veces no oía plenamente ni entendía lo que me explicaban, mas, me callaba para que el resto de la clase no se mofara de mi problema y a base de leer afanosamente el libro de texto, me informaba para el día siguiente rendir algo, lo que pudiera. Y así pasaba los cursos… A nadie le conté mi sufrimiento e incluso emigré a Venezuela y a los cuatro años regresé muy enfermo y casi no la cuento Gracias al otorrino, el señor Fernando Barajas Prat, que me ingresó e hizo conmigo un extraordinario trabajo quirúrgico del que siempre le estaré agradecido. Fue tan urgente que al verme en su consulta no me dejó ni avisar a mi familia, al parecer no sobraba tiempo. Así estaba yo, acabándome poco a poco y siempre callando…

En aquella época de estudiante llegó el momento que realmente necesitaba ayuda, ya las matemáticas no me entraban con facilidad, la forma de explicar del profesor no era la que yo necesitaba, dado mi problema. Ante el peligro de suspender, mis padres concertaron los servicios del señor Roger Montes de Oca González; y en la casa de don Paco Torrent, en la parte alta, en una habitación apropiada, con una pizarra colgada en la pared, nos impartió las sabias lecciones de esa asignatura a los alumnos Manolo Baeza García, Andrés Torrent García (los dos ya fallecidos) no recuerdo quien más y este, el que suscribe.

Lo asombroso fue el cambio que dimos. Después de las explicaciones y gráficos en la pizarra, aquellas lecciones no se olvidaban, y digo más, no era necesario ni repasarlas en casa. El profesor del Colegio de Segunda Enseñanza nos llamaba “los sabios” en plan jocoso; y cuando algunos de los otros alumnos no completaba el despeje de un teorema, por ejemplo, nos llenaba a la pizarra: ¡A ver, uno de los sabios, acérquese!..
Jamás he visto forma igual y tan amena de explicar, tan cariñosa y provechosa. Siempre le he recordado. Era una persona muy afable, muy bien educado y respetuoso. Con Profesores como don Rogér Montes de Oca, no habría tanto absentismo escolar.

Cuatro o cinco años después de haber sido operado del oído y haber cumplido la penalización militar por prófugo, al no haberme presentado a la Caja de Recluta Militar oportunamente, ya que estaba ausente fuera de Tenerife, fueron a citarme: en ese tiempo lo aproveché para hacer la Carrera de Practicante en Medicina y Cirugía en Cádiz y al cumplirse mi amonestación ya tenía en regla los papeles para volver a Venezuela y en mejores condiciones me enfrenté decididamente a cuantos abatares pudieran surgir y de hecho, como le ocurre a cualquier emigrante los comienzos casi siempre son duros hasta que van surgiendo las oportunidades. Al final conseguí lo que buscaba, trabajar en el Ministerio de Sanidad hasta llegar al Servicio de Dermatología Sanitaria en calidad de Inspector del Departamento de Lepra, allí trabajé ocho años, plenamente integrado y satisfecho de estar compartiendo esos felices días con quienes tanto nos necesitaban.

Cuando volví a mi querido Tenerife no tardé mucho en trabajar en nuestra Seguridad Social y Asistencia Pública como Practicante, aquello para lo que estudié oportunamente.

Volviendo al recuerdo de don Roger Montes de Oca, pienso que en gran medida contribuyó, dándome sus sabias clases de matemáticas, a que saliera adelante en mis estudios. Ya sé que todo son circunstancias, pero su valiosa ayuda fue definitiva; y la de otros buenos maestros, que como un sacerdocio más, ejercieron sus profesiones deja una huella sentimental en nuestro corazón, tan profunda que jamás se olvida.

Al cabo de los años fui su amigo y Practicante y yo disfrutaba cada vez que me llamaba solicitando mis servicios profesionales; y sin dejar de admirarle, como mi viejo profesor, en esas ocasiones inevitablemente, los recuerdos me trasladaban a aquella tierna edad mía; aquel era el gran maestro capaz de ilusionar al alumno y hacernos entender tantas lecciones que antes no aprendíamos, algunos, por la razón que fuera, y que con tanta paciencia y solidaridad, nos hacía comprender y recordar para siempre.
Nunca más le temí a las matemáticas, por otra parte debo añadir que es una de las asignaturas más interesante y práctica que en la educación existe. Entendiéndole como yo acabé entendiéndole, hasta es atractiva.

Siempre sentí deseos de hacer público mi agradecimiento hacia tan ejemplar persona y hoy parece que la luz de mi gratitud ha alumbrado a mi mente y de corazón lo hago: Amigo Roger Monte de Oca, donde estés ahí está mi pensamiento; que Dios te haya acogido en sus brazos y disfrutes siempre de la paz divina y ese grato recogimiento…


Celestino González Herreros