29/8/11

SEMBLANZA SENTIMENTAL DE LA OTRA VENEZUELA

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Entre las grandes reservas culturales que tiene Venezuela, podemos destacar la belleza de toda su colección musical: sus valses, joropos y demás repertorio nacional, interpretados, por ejemplo, algunos, por Aldemaro Romero, entre otros: Conticinio; Adiós a Ocumare; Luna de Maracaibo; Fúlgida Luna, etc., etc.

¿Quién se resiste, oyendo esas melodiosas interpretaciones? Acaso sea porque sus aires musicales me recuerdan gran parte de mi juventud, cuando esos embriagadores sones me acompañaban en cualquiera circunstancia, en la aventura de mis tiernos años. Fueron sus notas como fieles confidentes en la difícil tarea de abrirme camino allá, en aquel hermoso país. Cualquier tramo que anduve, para mí representaba un atractivo diferente. El mágico acontecer estaba hasta en los más insólitos lugares, en aquellos pequeños detalles al margen de los caminos o trepados en las frondosas paredes del vegetal entorno. Estaban las pequeñas flores y las más hermosas, abiertas y lozanas derrochando sus naturales encantos como si saludaran al caminante. El agua cantarina de las quebradas o los barrancos circundantes, llevando el eco sonoro de sus fuentes nostálgicas, era cual letanía de amor discurriendo en sus limpios causes por todo el largo y escabroso trayecto... El Llano, solemnemente, abría sus amplias puertas y a través del pensamiento cabalgábamos oyendo su sentimental música que nos soltaba las alas de la evocación y trotábamos llamados por el llanto melancólico del arpa que nos transportaba deliciosamente y avanzábamos pisando la dorada hierba del paisaje llanero, cual inmenso mar vegetal bajo el sol ardiente y pertinaz de la llanura. Mas, el alma, cual flor lozana también cabalga, impulsada por tanta luz y la brisa que acaricia y nos devuelve el aliento imantado de tan dulces melodías.

En el Estado Lara, mi querido Barquisimeto… Cierro los ojos y pereciera que lo estuviera viendo, a pesar de todo, chispeante, alegre y bullanguero. Música que llega de todas partes y muchachas risueñas que te enamoran, graciosas y gentiles. Todo guardando el más delicioso equilibrio. Cuando las tardes iban agonizando, aquellos crepúsculos tan encendidos y soberbios, impresionaban a veces. Y cuando el alba despertaba era como un espléndido canto a la vida que invitaba a la lucha cotidiana…¡Barquisimeto, qué lindo eres!..

Recuerdo aquella Caracas de antaño, cuando yo también era joven. A diestra y siniestra, a lo largo de los distintos caminos, más pareciera estar soñando o estar viviendo en otra dimensión. El verde abundaba por doquiera, era relajante; el halo perfumado de los ricos manglares entusiasmaba de forma extraña. La flora era profusa y el aire limpio. Sentía, entonces, tal embriaguez, que me dejaba llevar sin dar paso alguno y sentía que caminaba buscando nuevas sensaciones. Las aves se columpiaban despreocupadamente, aún viéndome seguían sus rituales amorosos sin asustarles mi presencia. Vi las flores más exóticas, de impresionante belleza. Las orquídeas de diferentes especies, abundaban como estrellas en el firmamento en una noche clara... No exagero, sólo apartarse un poco de la gran urbe capitalina, aquello era otro mundo cuya naturaleza invitaba a no abandonarla jamás. La tierra y el cielo, parecía un mágico espejismo de ternura y paz ecológica: sin ruidos ni malsana contaminación...

Oyendo los poemas musicales de Aldemaro Romero, sinceramente, sin poder evitarlo, retrocedí en el tiempo yendo a dar con mis años mozos en algunos de aquellos románticos momentos, cuando yo decía que al otro lado de la Cuna del Libertador, se escondía el valioso tesoro de su espléndida Naturaleza, lugar idóneo para reflexionar... Y así, integrarse uno mejor en ese noble país donde aprendí tanto y tantas buenas lecciones recibí y que jamás olvidaré. También aprendí a valorar lo que había dejado atrás.

A veces, cuando abandono momentáneamente tantos nostálgicos recuerdos, me invade el más hiriente silencio… Como si cayera un pesado telón, dejo tas de sí, todas aquellas bellezas, su sentimental música, aquel contagioso e idílico rumor de sus salvajes cascadas de espumosas aguas cayendo precipitadamente desde tan alto, el ruido y la algarabía que antes tan gratamente me rodeara, y quedo sumido en el más ensordecedor silencio y la añoranza misma por lo inalcanzable; de todos aquellos momentos vividos, prácticamente aislado entre el presente y tanta lejanía… Semblanza sentimental de la otra Venezuela, la alegre y musical nación donde las brisas cantan y las flores pareciera que sonrieran y las estrellas en el firmamento danzaran y alegres corearan sus cantos de amor y ritmos tropicales.
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BARQUISIMETO QUÉ LINDO ERES

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Barquisimeto ciudad monumental

la del cuatro y del corrido larense,

antes de morir, quizás Dios me dispense,

aunque fuera en un arrebato mental,



caminar por tus calles singulares,

donde escuche el dulce canto del turpial

y perciba el grato aroma tropical

de tus ricos y exquisitos manglares.



Morir en una tarde crepuscular,

que sea el último ocaso de mi vida

como una canción de despedida

con tu música larense popular...



Tus hechizos larenses me adormecen

y aunque muera, el recuerdo prevalece,

que tu cadencia en mí no fenece.

¡Como cuando los campos reverdecen!



Barquisimeto, bendita ilusión,

donde mis primeros sueños despertaron

y entre penas y alegrías lograron

alimentar a mi tierno corazón.



Tierra del cuatro y del arpa vibradora,

en donde tuve una gran ilusión...

¡Vivencias que aún recuerdo con emoción!

Si miro hacia allá y veo o intuyo tu cálido resplandor...



Son lindos tus rojos atardeceres,

fulgidos, cual fuego de una pasión

de amor; y tus noches la admiración

que guarda mi corazón. ¡Qué bello eres!



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Celestino González Herreros
http://www.celestino gh.blogspot.com
celestinogh@teleline.es

NO VEN MÁS ALLÁ DE UN PALMO DE SU NARIZ

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A veces nos sentimos atrapados en las redes de nuestra confusión. Y a pesar de ello, podemos entender las causas que generan tanta desazón. También, entendemos aquellos fracasos que en silencio cuidamos con nuestras dudas. Al margen de evidentes intuiciones, cuando la verdad es manipulada al antojo de aquellos que aún sin tener capacidad para entenderla, se aprovechan de la desigualdad manifiesta en casi todas las gestiones y procedimientos burocráticos, presumen de ello. Cada cual es como es y tiene la inteligencia que Dios le dio y heredó con sus propios genes. Cada cual ve con sus ojos, y no con los del vecino, aquello que tienen delante; otros, en cambio, no ven más allá de un palmo de su nariz. E igual, se expresa uno como mejor sabe hacerlo, si ese es su verdadero propósito. Y por este camino, nunca terminaríamos de definirnos con modestia o sin ella.

No nos quepa la menor duda, que somos "juguetes" de la incomprensión; y si nos comprenden, los méritos que quieran darnos, nos los quitan a la vuelta de cambio... Nadie debe creerse invariablemente aceptado, en todos los niveles sociales, políticos, etc. Acecha el engaño y la hipocresía, alimentada en cada caso, por la propia frustración sufrida por el descontento que vuelca toda saña sobre el sujeto a quien gusta zaherir de cualquier forma.

El destino de cada cual, llamémosle también: la suerte entre los mortales, suele estar condicionada, en muchos de los casos, a la voluntad de aquellos que llevan las riendas del animal que arrastra el carro de su amarga existencia. He visto fracasar en sus sanas ambiciones, a muchos "talentos" que antes tropezaron con la intransigencia y el desprecio de no pocos "cretinos", que, valiéndose de sus inmerecidas posiciones, con ventajas evidentes, han taponado, sin dejar fisuras de respiro, a mujeres y hombres aventajados en talento, inteligencia y sensibilidad desbordante.

Ninguna criatura merece tal destino. De quien quiera que se trate, da igual, debe dársele una nueva oportunidad. Deben escucharse sus argumentos. Revisar cada caso con mesura y sin precipitaciones, cuantas veces fueran necesarias, hasta llegar al "entendimiento" del tema que se discute. Ello, según la capacidad de captación de cada cual. Saber descifrar el contenido de las palabras y buscar con profundo sentido el sentimiento humano de la solidaridad y compartirlo con los demás.

Este discurso mío no es intencional, apelo a la conciencia de aquellos que algo conocen de mi, que no me gustan los juegos sucios, solo la franqueza al decir lo que pienso y como nos asiste el “derecho democrático” de la libre expresión, hago mis críticas lo más constructivas posible, que se entiendan y puedan discutirse.

He comprendido a lo largo de los años, el triste papel que juegan los políticos de todos los tiempos, muchas veces hasta me inspiran lástima. Continuamente están en el punto de mira, ya no sólo de la oposición que ello sería casi natural… Están más observados y estudiados por el resto de los hombres y mujeres del entorno “apolítico” aquellos que quieren ver realidades y menos promesas, que quieren trabajar y no hallan en donde, que están hartos de tantos desengaños sufridos e incomodidades soportadas con los distintos mandatos, desde que se instauró nuestra brillante democracia y sus órganos representativos: sanidad, educación, justicia, hacienda, etc. Aún estamos en pañales, lamentablemente tengo que decirlo. La imperfección cívica que sufrimos necesita un tratamiento adecuado. Lo que dicen en las calles de nuestros pueblos, los de aquí y los de allá, allende los mares, en la España peninsular, nuestra política es una simple batalla sin cuartel entre la derecha y la izquierda. No hemos avanzado ni un ápice, por más que quieran justificarse algunos. ¡Qué pena siento! Pregunten, entérense… Todo está bien. No hay fallos importantes… Hay crisis, si, pero seremos los primeros en frenarla… Seremos los primeros a nivel internacional si seguimos aguantando…

Somos unos quijotes incorregibles, nuestro temperamento latino nos traiciona cada vez que hemos de afrontar serias decisiones, máxime en este país dividido por las corrientes políticas que lo sustenta y la testarudez manifiesta de sus poderes…


Celestino González Herreros
Http://www.celestinogh.blogspot.com
celestinogh@teleline.es

¡AY MADRE, QUÉ SOLO ME SIENTO SIN TI!

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Proseguía hablando de sus cosas íntimas, mientras descansábamos a la sombra
de un frondoso árbol... A pesar de ser un lugar concurrido, ello no me impedía que atendiera su interesante diálogo.

Cada noche, con su retrato entre mis manos, la beso con indescriptible ternura y amor. Son besos tan largos y sentidos, que hasta llego a llorar. Mi amor, mi dulce madre, cómo le quiero. Sé que no volverá más a mi lado, jamás. Tal vez ni me oiga, ¡qué pena siento! Mas, le seguiré queriendo – decía conmovido –

En mis sueños, ¡cómo le busco! Por las noches, tantas veces, me he dormido pensando en ella. Son mis pensamientos y mis ardientes ansias, lo que me transporta a esa onírica dimensión... Créeme, a veces siento deseos de subir a una elevada tribuna, para dirigir palabras de exaltación a la imagen enriquecedora de todas las madres; y que me oyeran... Decirles, seriamente, que “madre” sólo hay una, no como maquinalmente se dice. Que me vean llorar por la mía y oigan mis súplicas. Decirles, que no malogren el tiempo que puedan dedicarle, que la amen, le disculpen sus achaques o defectos, si los hubiere y vean en ella el verdadero amor que suelen brindarnos. >>

Madrecita del alma, cuánto daría por besar tus mejillas y acariciarte toda.

Ay, si la tuviera!, para estar a su lado, cuidarla siempre y, dormir alguna vez, apoyado en su regazo, como cuando era niño, oyéndole decir algún cuento infantil... Hace años que la perdí; y cada día que pasa, siento más su ausencia. Me falta su amor, sus palabras consoladoras, sus sonrisas y el calor de sus manos.

Viéndole en el portarretrato, es tal la expresión de su mirada, no sé si de añoranza, de ternura... ¡Ya no sé!.. Pero, me entristece mucho no poder tenerle a mi lado, no poder abrazarla y besarla mil veces, más aún, hasta que se acabe mi aliento y muera de amor con ella entre mis brazos.

Sí, subir a esa plataforma imaginaria y saber que me escuchan, adultos, jóvenes y niños. Que vean en mí, el desconsuelo que se siente cuando se pierde a la madre, aquellos quienes no hayan sentido la necesidad de su presencia habiéndola perdido. Que idolatren su memoria y piensen mucho en ella. Y para los que la tienen y la desprecian, los que creen que les va a durar siempre y los que jamás han sentido miedo de perderla. Tantos muchachos adictos a las drogas, aquellos que las mortifican sin piedad, que las están matando poco a poco con ese injusto desprecio a sus propias vidas, que la consideren, que no la martiricen tan despiadadamente, ni abusen de su silencio de madre. Que la quieran como toda madre se merece. Y cuando ella muera, se acuerden que yo aún lloro por la mía, desconsoladamente, a pesar de haber sido para ella un hijo que buscó siempre su felicidad.

De súbito se hizo un extraño silencio y balbuceó: ¡Ay, madre, qué solo me siento sin ti!


Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
celestinogh@teleline.es

PRELUDIO OTOÑAL

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El azul nítido del cielo ya comienza, a cubrirse en la zona oriental, sobre la cordillera. Las nubes blancas y grises color pizarra, con amplios claros de tornasoles que resaltan su abundante espesor contrastan entre sí sus naturales colores, semejantes a exóticas visiones. Mas, el azul del cielo aún predomina en la lejanía; detrás de las mágicas formas que van creciendo caprichosamente, que cubrir todo el vacío quieren, mientras va muriendo la tarde. La luz va siendo tenue en el apasionado y singular panorama que fascina a la vez que nos recuerda que ya se acercan los atardeceres tristes de nuestros tristes otoños...

Siempre he observado, con enorme entusiasmo, los movimientos y transformaciones de estos elementos atmosféricos, ello por la diversidad de formas que en su acolchado aspecto nos propinan: caballitos volando; gigantes corriendo amenazadores; lobos bailando, unos, otros aullando; jirafas saltando; y todos los caprichos imaginables que llegan a parecernos casi reales.

De niño, recuerdo que subía a la azotea de la casa de mis padres, para estar ratos largos mirando hacia la montaña, sus sombras y las nubes que las proyectaban; contemplando el espectro celeste, tan limpio y de un azul apacible, que tanto me fascinaba. Esperaba pacientemente ese cortejo de la niebla empujada por los vientos suaves de los alisios que, en determinadas alturas, suelen animar el paso lento de su parsimonioso andar. De cuando en cuando, se agitan e imitan una danza cósmica y se funden en una sola cortina algodonosa y condensada que se disgrega lentamente y cobra formas diferentes, algunas de tétricos parecidos e ilusas figuraciones. Y cuando se están quietas, la danza parece quedar petrificada: los vientos orquestados han detenido el pulso melódico de sus ritmos y al unísono todas oscurecen; el fondo celeste del firmamento va siendo cómplice de la soledad de la noche que ha comenzado en el entorno alejado de la montaña. Y en el poniente, volviendo la mirada hacia ese otro bello paisaje, la línea divisoria entre el mar y el cielo se sonroja con fulgores encendidos de imponente atractivo, una estampa sugerente y hermosa, viendo la atrayente silueta de la isla de La Palma, más nítida y clara que nunca, casi al alcance de mis manos; y la mar serena, pincelada otrora de un rojo amarillo luminiscente, que se va desvaneciendo sin perder por ello encanto alguno de su poética presencia, cierto es, me cautiva irresistiblemente.

Quiero ver morir la tarde, hasta que lleguen las tinieblas a mi balcón, mientras la ciudad se agita como siempre, alegre y bullanguera.

El contraste es digno de mención. Ya el rojo -sol de los muertos- va languideciendo lentamente y se pueden ver resurgiendo, abundantes velos teñidos de un naranja débil, que agoniza en la distancia, sobre la mar fulgente. Aparecen de súbito, unos nubarrones renegridos que se precipitan torvos sobre los últimos claros... Que se deslizan majestuosos, como queriendo suprimir los agónicos suspiros de la tarde, sombreando las desteñidas rieladas de la mar sumisa y quieta, adormecida con calma senil; y el encanto de La Palma, que se ve allende en el horizonte, isla perfilada entre los resplandores del ocaso, vivo aún, desvaneciéndose poco a poco ante mis ojos, obnubilando los perfiles poéticos que me han inspirado tanto, haciéndome partícipe de la soledad de la noche.

Muchas son las horas superadas en el tiempo, buscando que la ilusión se materialice cuando soñamos; y pocos los momentos renunciando al encuentro, pues ya buscamos la materia de la vida en esos sueños... Si a veces erramos en ese intento, porque fueron motivos imposibles, bien es verdad, que ignoramos si estamos dentro o fuera, cuando soñamos, en ese mundo maravilloso que tantas veces nos devuelve la verdadera felicidad. Por eso es bueno vivir soñando; y yo sueño, y me cuesta despertar algunas veces.

Las nubes me recuerdan el movimiento de las románticas góndolas, deslizándose en el angosto canal, de la fascinante Venecia, buscando la libertad: otro, un ancho canal donde están implicados los enamorados en las sombras de la noche; y llego a comprender las prisas que llevan, cuando se agolpan entre sí, queriendo ocultar esos sueños en los rincones más íntimos. Como si también tuvieran alma y alas para volar e ir en busca del refugio que los mortales buscamos para no ser vistos y vivir en paz con nosotros mismo. Y poder ver las hojas muertas caer sin piedad en las gélidas tardes de nuestros otoños, como una sentencia que se repite cada año, para recordarnos nuestra efímera existencia, a través de cada otoño que va pasando y atrás tantos gratos recuerdos vamos dejando... Como en el monte las aves y en la campiña, buscando sus nidos de amor. Y aquellas añoradas ilusiones que también se van marchitando...


Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
celestinogh@teleline.es



EL PERFIL DE LOS SUEÑOS ROTOS

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¿Por qué lloran tus ojos si al mirarme aún sonríes? ¿Por qué tu risa no oigo?... Te he visto esquivar mis celosas miradas para que no advierta tu pena, ¿qué sería, si no, ese sentimiento que desborda en tu callado llanto?... Dolorosa mirada la tuya y qué sonrisa tan dulce.

Todo se torna incomprensible, con el curso callado del tiempo las verdades son otra cosa distinta, a veces no dejan crecer la ilusión más allá de una escasa dimensión que nos condiciona, llegando a dispersar todos los sueños... La fragilidad de la vida es tal, que se quiebra en un solo suspiro que expira sin darle tiempo al llanto, sin que pueda uno quedarse el calor de una última caricia y sin dejarnos decir el último adiós o retener una fugaz mirada de amor y ternura...

Antes me ilusionaba la primavera, hoy es el triste otoño la estación del año con la cual más me identifico. Ver caer las hojas del árbol me recuerdan a tu llanto y entre las grises nubes del melancólico y aterido entorno, ver el resquicio de un alegre claro donde aparece el cielo; igual me recuerda una semblanza de tu inocente sonrisa y ello me consuela. ¡He visto pasar tantos Otoños!...

Cuando el aire se mueve presiento las brisas que antaño agitaron aquellas hojas ocres que vi. correr por el húmedo pavimento buscando el refugio de algún rincón; o de alguna rama o tronco caído de otro árbol muerto.

Hoy he vuelto a sentirme triste, por que te he visto, esta vez entre la muchedumbre y estabas ocupada en no sé cuántas cosas. Parecías el centro de todas las atenciones, todos te llamaban y para todos tenías una expresiva mirada. A los niños acariciabas con especial ternura y a los viejos saludabas con reverente respeto. Estabas radiante entre todos ellos y yo no podía hacer otra cosa que admirarte... No quería romper el idilio que vivías entre los tuyos y opté por apartarme aún más, hasta no alcanzar a verte.

Por las calles caminé como si estuviera en otro mundo, ni veía ni escuchaba; me fui perdiendo en el sueño más profundo, en el abandono más inhóspito que sufriera hombre alguno buscando en el silencio aquellas viejas vivencias. Entonces, cuando éramos adolescentes no comprendíamos muchas cosas, ni los peligros que acechaban tras una discusión, por muy superficial que esta fuera, no creímos que un amor se pudiera romper para siempre por sólo discutir un par de veces, buscando quizás, entendernos mejor... Cosas del amor, ese fuego que abraza sin piedad y nos ciega. Te vi alejarte y pensé que sería como siempre, para volver mañana más dulce y cariñosa, pero no fue así, fue para siempre... Y el destino jugó sus diabólicas cartas y desbarató el juego cuantas veces quiso, nos alejó disfrutando con ello y dándonos ocasión de aceptar nuevos caminos, a ti te indicó el tuyo; y el mío ha sido, como todos los caminos que el destino impone, para seguir viviendo y al que nos vamos adaptando, y en cierto modo, nos brinda las más variadas y gratas perspectivas de otras ilusiones, a veces duraderas o por el contrario, que se rompen inesperadamente, en el peor de los casos y nos deja abandonados con "el perfil de los sueños rotos"... y los sentimientos a la deriva, arrastrando la pena incontenible de la soledad y el desconsuelo.

Después de tanto tiempo, te he visto llorar cuando miras a las estrellas y, a la vez sonríes, como buscando en la distancia inalcanzable de los sueños... Te he visto ausentarte en esa quimérica percepción sin alcanzar tus deseados objetivos... También he corrido entre la gente para verte mejor cuando cruzas las calles de la ciudad y me gustas cuando estas contenta con ese donaire de tu dulce andar que aún conservas a pesar de los años y que me recuerda aquel triste día, cuando te fuiste He seguido tus pasos hasta el Cielo; y te acompaño como un lazarillo, cuidando ese amor tuyo siempre ciego, que no supo ver realmente lo mucho que siempre te he querido.

La tarde ya iba muriendo, declinaba con los vivos fulgores crepusculares del ocaso, ya el camino estaba casi desierto, pocas personas lo poblaban, ni sus propias sombras que antes avanzaban sigilosamente en retirada.

Nuestro triste personaje fue recogiendo las cuartillas que había escrito, en el más profundo silencio, sobre una destartalada mesa en la playa tranquila del pueblo, mientras apuraba el contenido de su copa. Con el dorso de su mano izquierda limpió sus labios y haciendo un ligero esfuerzo se puso en pie, imitando a los demás, los últimos transeúntes y así no quedaba tan solo... Había pasado el tiempo sin apenas darse cuenta, había estado ausente con sus recuerdos y vagando con su soledad hasta perderse. Y se fue por el pendiente camino, tan callado como siempre y meditabundo, con las cuartillas bajo el brazo, pensando en ella. ¡Recomponiendo el perfil de sus sueños rotos!


Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
celestinogh@teleline.es

CUANDO ENMUDECEN LAS PALABRAS...

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No es fácil escribir reposadamente sobre el excelente Municipio de Los Realejos; cuantas veces me lo he propuesto y deseo entonar un canto lírico sobre el mismo, se me quiebran las notas de esa melodía si lo intento. Quisiera hacer un hermoso despliegue de todos sus encantos y de su gente, de su idiosincrasia, de la étnica cualidad de sus pueblos, barrios y barrancos... Y me ocurre eso, como si el ánfora de mi imaginación se quebrara, mis versos y la prosa de ese canto. Parece que se escaparan buscando su ansiado albedrío; y me quedo en silencio, sin poder contener la estampida de la inspiración, mirando vagamente al blanco papel, como si viera a través de un turbio cristal... Como si se hubieran volatilizado todas mis ideas y en esa indefensión insisto, cual trovador frustrado sigo aferrado a la idea de decir algo que se me ha olvidado, o que soy incapaz de argumentar por no hallar las palabras escurridas de mi mente para poder definir el caudal deslumbrante de tantos atributos naturales que les conforman. No exagero ni creo que me traicionen mis debilidades, no creo estar ausente, por que me palpo y siento, sólo que no hallo esas palabras que se escaparon con mis pensamientos en busca de su libertad y sobrevolaron el azul del mar bajo el mismo cielo donde se inspiraron... Sólo queda en mi corazón el débil y melancólico eco de esa dulce melodía, palabras que quedaron cortas de alas, viejos sentimientos que quieren despertar del aburrido sueño, ya cansados de pernoctar tanto tiempo y que no pueden levantar su vuelo cuando pensaron haber hallado el cenit de su inspiración poética, los cantos del alba en sus bellos campos reflejando su luz matinal en la augusta roca sobre Tigaiga...

El grito de las caracolas en la costa acuciado por la risa del céfiro embate de la brisa que también ahuyentaron a mi trémula voz. No queda más que mi amor sin palabras, esa atracción que siento por los senderos solitarios de ese vergel y el trinar de las aves que en ellos anidan su amor, como los recuerdos, escondidas en sus apartados refugios; como la vida que se consume en torno a la alegre hoguera de la pasión.

A través de mi ventana le veo, desde el Puerto de la Cruz, siempre me llama cuando me asomo y cuando por mí clama le respondo sin palabras. Temiendo perderlas nuevamente y me quede sólo con la mirada... Con mano tentadora, aún incrédula, a través del limpio cristal, acaricio toda su piel, desde Los Potreros, El Toscal, La Crusanta y sus lindos aledaños hasta Tigaiga,... Subo hasta El Lance y lo que alcanzo a ver de Icod El Alto... Con la ternura de un niño acaricio todo su entorno sin pronunciar palabra y me adormece el sentimiento, me voy rindiendo ante mi indefensión, que no hay palabras ante el temor de su huida. Sólo quedan mis mudos gestos y los recuerdos, esa forma de amar en silencio, por que no sabría expresar esta atracción de una forma mejor.

Que un quedo murmullo a veces dice más... Y como el llanto, es más grato beberse uno las lágrimas en silencio y dejar libres los pensamientos.


Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
celestinogh@teleline.es





ALGO SE APRENDE AL CABO DEL TIEMPO…


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El silencio es el mejor aliado de aquellos que escribimos, bien o mal, pero escribimos y si se nos critica es porque nos leen y si nos leen es que buscan en nosotros lo que no hallan en los demás.

Nuestras musas son asustadizas, asoman y se esconden, como las ardillas ante el temor de ser sorprendidas… Ellas son las que nos llaman, las que activan todos los resortes de nuestra imaginación, ellas nos buscan según sea o no, lo que les inquieta, lo que todos debiéramos poder expresar… Como dice Mario Vargas Llosa: “Un escritor no escoge sus temas, son los temas quienes le escogen”. Es cierto, somos cómplices de sus instintos y sus ambiciones. Las musas son los ángeles del pensamiento y las hadas de la inspiración… Son como el vetusto e insustituible caudal del poeta, media luz y silencio; sólo la tenue luz que no molesta y a la vez atrae a los espectros del subconsciente. La luz tenue y silenciosa que alumbra en las tinieblas de nuestra soledad, los atajos del callado espacio, entre todo comienzo y el final de este.

También Jorge Luís Borges, apostilla con sapiencia: “Si uno siente que la tarea literaria es misteriosa… entonces uno puede esperar mucho, ya que uno no es responsable”

No me gustaría parecerme a otros que fueran mejores que yo, sin embargo, sinceramente, me gustaría, discretamente, aprender de ellos todo lo que fuera menester para llegar a ser, al menos, considerado y dentro de ese bien, respetado. Que son mis musas las que me preocupan, son tan sutiles y mimosas; son como las estrellas del firmamento, inquietas y seductoras y un tanto nerviosas. Ellas me obligan a ser explícito, a ser amoroso, y consecuente conmigo mismo.

Las musas del poeta, del escritor y del pastor, no calman su sed hasta ver realizados esos instintivos vuelcos sentimentales que tantas veces nos asaltan. A veces, hasta llegar al subconsciente, hasta ver la imaginación presa con todo su caudal de influencias, aunque no crea suficiente la reserva, nos piden más calor y entrega a nuestras alegaciones… Ellas son el reloj sentimental de nuestro tiempo literario, cada segundo de tiempo que transcurra, nosotros estaremos sintiendo la necesidad de complacerles describiendo con ternura y clarividencia los pasos en cada espacio literario, evitando siempre incurrir en falsas limitaciones y rodeos, conceptos estos, fundamentales en el exigente marco lírico.

Sólo el tenue murmullo de las risas al pasar cerca, como soplos celestiales que acariciaran, como ecos musicales que llegaran desde lejos y asistieran sigilosos, para no turbar el equilibrio armónico de la imaginación… Sin azorar el silencio de la idílica quietud de los sentidos que mecidos en la paz que adormece cuando escribimos y velamos el sueño poético de nuestra inspiración…


ARGUMENTOS NOSTÁLGICOS DE PUERTO DE LA CRUZ Y AQUEL TURISMO


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Antiguamente el Puerto de la Cruz era, sin lugar a dudas, fue el lugar más alegre de las Islas Canarias. Por doquiera asomaba esa alegría y los ecos de las distintas melodías musicales se mezclaban en el espacio etéreo y generaban pasiones distintas. Con música se alimentaba el espíritu… También se vendía más, sin que faltara una generosa dosis de amabilidad y sana sonrisa.

Cuando comenzó aquella avalancha de turistas, esto era como un lugar virgen, pero con importantes huellas de un pasado muy atractivo, de aquellos que antes que nadie descubrieron nuestras posibilidades, como destino turístico, cuando aún estábamos en pañales. Aquellos hoteles primeros, varios de los cuales aún existen, dando alojos puntualmente, otros no han tenido la misma suerte. Entonces hubo rondallas y orquestas, grupos musicales, más que nunca. De todas partes acudían al Puerto de la Cruz, cargando sus instrumentos de cuerda, acordeones, instrumentos de aire, etc. Cada hotel, restaurantes, salones de fiesta y lugares de ocio, admitían a estos artistas para amenizar el ambiente, siendo el orden y la corrección la tarjeta de visita y presentación crediticia de cada uno de ellos. Para todos hubo una oportunidad. Aquellos extranjeros de entonces, disfrutaban hasta las primeras horas del día siguiente, eran más comprensivos y generosos que los actuales, siempre dejaban buenas propinas a los músicos y a los atentos camareros. Luego, con el tiempo que íbamos consumiendo, las condiciones fueron cambiando, vino el refinamiento, las diferencias de rango profesional, la prepotencia, el desprecio y la falsa disciplina y mucho más, todo ello por parte de los dueños de las instalaciones, encargados, jefes de departamentos hoteleros, etc. La llamita del entusiasmo y aquella alegría, poco a poco fue decreciendo. La hostilidad en el trabajo anuló tantas excelencias y el ambiente fue muriendo, como una vejez prematura en el hombre se fue perdiendo la ilusión… Y el turismo ha llegado a donde ha llegado. Antes venían y repetían al año siguiente porque les dábamos lo que ellos venían buscando. Algunos hasta aprendieron a cantar folias y a beber por el porrón. Los turistas caminaban y de esa forma conocían nuestros amados rincones, preguntaban y hasta daban sus opiniones. Hoy todo es más ficticio, artificial, nada es como fue hace sólo unos años. Hoy desconfían de nosotros, apenas sonríen, están tensos y no concurren como ayer, a nuestras bodegas de vino y merenderos, acompañados de algún campesino conocedores de esos lugares y fieles personas a la hora de la verdad. A veces, parece como si estuvieran asustados oyen cada cinco minutos las sirenas de las ambulancias, las del orden público y bomberos… Hay Municipios, no menos importantes que este nuestro, que han prohibido, dentro del Casco Urbano, abusar de esos escándalos, incontroladamente y no viven del Turismo. Que alguien me explique las razones, cuando no es necesario, de esa molesta música.

Vienen a nuestras Islas Canarias y se van sin conocer nuestra cocina y nuestro arte culinario, la magia en la cocina de nuestras mujeres, tanto de las ciudades, como las del campo. Se van ignorándonos por completo, sin conocer nuestras costumbres. Deben hallarse muy a disgusto al sentirse como secuestrados por las Agencias de Viaje… Secuestrados por los guías, que se las arreglan para sacar de ellos las mejores tajadas, no pocas veces, dándoles gatos por liebres… Perdonen, ya sé que hay que buscar para llevar a casa, o para gastarlo según el antojo de cada cual. Lo vergonzoso es que a costa de nuestra identidad, falsifiquen la realidad. Los turistas debieran exigir un poco más de respeto, que se les dejen tranquilos; y sobre todo respetar su intimidad y esa libertad tan necesaria, para poder elegir, conocer quienes y como somos en realidad los canarios, que no comemos gentes, como en ciertas ocasiones, les ponen sobre aviso para que estén todos juntos y súper guiados, a veces por señores que no son de aquí.


Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
celestinogh@teleline.es

15/8/11

PLEGARIA A LA VIRGEN DE CANDELARIA DE LA VERA

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Oh, Virgen de Candelaria,

mis versos quisiera darte

cual merecido estandarte

de nuestra tierra canaria.



Y brindarte con pleitesía

este clamor amoroso

de mi sentir religioso,

con las notas de una folía.



Virgencita de Candelaria,

estrella y vigía mía,

a tu excelsa compañía

yo le brindo esta plegaria.



Ave María, madre de Dios,

manténnos siempre unidos,

que nunca estemos perdidos

y no nos sintamos solos.



Alumbra nuestro camino

en esta vida azarosa,

ingrata y veleidosa.

¡ Bendice nuestro destino!,



para que estemos uncidos

en la oración y el canto,

también en el triste llanto

de nuestros seres queridos.



Déjame correr la suerte,

mientras acabo estos versos,

de soñar que estoy contigo

y procura no despierte,



que no interrumpan mi sueño,

en tanto mi alma delira,

que mi corazón aspira

un amanecer risueño…



Es lo único que le pido

a esta Virgen milagrosa,

que siempre fue tan piadosa,

libere cada corazón herido


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Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
celestinogh@teleline.es

LAMENTABLEMENTE FALTA DE EDUCACIÓN Y DE CIVISMO SOCIAL

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No puedo, o no sé callarme ante tanta desidia, y perdónenme aquellos por culpa de los cuales siento tanto rubor y vergüenza ajena. Es inadmisible soportar la insoportable, tener que callar… Es como si pretendieran que uno llegara a acostumbrarse a vivir rodeado de basura… Lo único que podría disculpar la triste imagen de nuestra ciudad es la circunstancial condición de que con nosotros viven muchas culturas diferentes, convecinos y visitantes transeúntes, una amplia gama de individuos de ambos sexos y edades que se mueven en todos los sentidos y con diferentes conceptos de lo que es cultura cívica.

Todo lo tiran al suelo y, como días más días se van acumulando esos desperdicios, caminar a veces se hace difícil sin tener que tropezar con latas vacías de coca-cola, cerveza, botellas vacías de agua potable, vasos de cartón, de yogures, caca de perros, etc. Así mismo, repugnantes manchas de “meadas” (digamos de cuadrúpedos) acumuladas varios meses y esperando a que llueva, se supone. Los perros andan a su aire, sin dueños, pero sí, plena libertad para hacer sus necesidades fisiológicas donde más les apetezca. Y, ahí te dejo eso para recreo de propios y extraños y miles de cámaras fotográficas almacenando material fotográfico para publicarlo en sus países de origen.

Las Plazas públicas, Parques Infantiles, Paseos y Alamedas, todo es de ellos. No podemos sentarnos a disfrutar de los árboles su grata sombra, las plantas y las flores, todo huele mal y las moscas se posan atontadas sobre nosotros.

Gatos, perros, palomas y ratas, todos viven a sus anchas, “defecando” a diestra y siniestra, como si fuera normal que vivamos entre animales y admitamos sus despojos aunque no nos gusten...

Ayer salí a dar un paseo, a pié, y tuve que regresar a mi casa, tan pronto como pude e indignado como siempre que me enfrento al evidente y calamitoso estado en que se encuentra mi querido Puerto de la Cruz. ¡Cómo lo tienen abandonado! Todo descuidado. Y hablo del centro de la ciudad. Los pavimentos de muchas de las calles y aceras, sucias y rotas, con el mayor de los desprecios hacia quienes tenemos un concepto diferente del orden urbano, de la sensibilidad humana de los nuestros y de aquellos que nos visitan, aunque no todos entramos en el mismo talego. Fíjense a dónde llega la dejadez, señales de tráfico que las empujamos suavemente y se mueven como si fueran a caerse al suelo; y farolas del alumbrado eléctrico. El abandono se ha generalizado de tal manera que ha llegado también a los Barrios que siempre están mejor cuidados, por aquello de los votos… Pero sí, es patente que el entusiasmo se detuvo en cuanto se lograron los objetivos perseguidos por nuestros ávidos políticos. Ya nada representa tenerlo todo adecentado, dar ejemplo de madurez política, trabajar concienzudamente para tenerlo todo lo mejor presentable, darle a la ciudad de Puerto de la Cruz la imagen que le corresponde, de progreso y bienestar económico, político y social, no las sombras de una triste muerte largo tiempo anunciada… Que hoy tan lejos está de ser un destino competitivo desde el punto de vista turístico, habiendo otros destinos más transparentes y mejor organizados para atraer capitales foráneos que son los que generan trabajo y la ilusión perdida de tantas empresas expectantes…

Y, los mismos visitantes, que viendo los pueblos y ciudades esmeradamente atendidos y preocupados por embellecerlos, hasta cuidan más las distintas estructuras, como algo propio y necesario para la mejor convivencia. El orden siempre inspira orden y la desidia abandono.

Aún no he dicho de quién es la culpa, ni me aventuro a decirlo, no es a mí a quién corresponde señalar, aunque no es necesario estrujarse los sesos para entenderlo. Mejor no quieramos saberlo, nada ganaríamos con ello, ya que los culpables lo saben mejor que nadie y conocen nuestras quejas desde hace muchos años consecutivos y sin tregua alguna.

¡Lo más triste es ver morir al Puerto de la Cruz!..Tanta pasividad e indiferencia, de verdad, preocupa…

Díganme, ¿tengo o no, razones suficientes para sentirme tan molesto? ¿Acaso, leyendo mis quejas, que no son denuncias, no son las mismas quejas que hemos venido callando cobardemente y siempre por razones obvias? ¿No sienten lástima también?.. Pienso que todos hemos sido culpables, antes por haber callado tanto tiempo. Por ser tolerantes. Y luego, por haber perdido la ilusión ciudadana desaprovechando cuántas oportunidades hemos tenido, por que nos hemos dormido sobre los laureles…


Celestino González Herreros
Puerto de la Cruz. 26 de julio de 2.011

POR MÁS QUE DIGA LAS PALABRAS SOBRAN

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Debe ser que lo hacen así para ahorrar sueldos de personal en paro, la actual norma de prescindir de capataz, persona encargada de dirigir y vigilar a los distintos trabajadores de la limpieza pública, por ejemplo, que esa buena gente necesitan quienes les ayuden en la difícil tarea de dejar nuestra ciudad limpia como el oro… Cuando barren plazas públicas, aceras, calles, etc., necesitan entender que no se debe dejar basura atrás, por que eso es como si no hubieran barrido. Y los que recogen la basura del container, igualmente, no deben dejar restos atrás, lo mismo que, en las urbanizaciones, cerrar las puertas de los lugares donde dejan los cubos con basura para evitar que los perros, gatos y ratas rompan las bolsas y se rieguen los desperdicios en las aceras y las moscas y cucarachas lo invadan todo. Digamos también, aquellos que lavan con el camión del agua y el jabón las aceras y las plazas. Visto por mis propios ojos, necesitan un buen cepillo para rascar el piso y muros meados por los perros. No se detienen para limpiar bien, no basta echarle el agua solamente y seguir de largo, desde cierta distancia el jabón y a empujar el agua hacia abajo… No se puede hacer ese trabajo corriendo, ya que el conductor del camión siempre tiene prisas. Diablos, que no somos tontos. Es que no quieren hacer correctamente su trabajo y sólo van a escapar. Ahí también hace falta la figura del capataz y si el individuo no corresponde, se cambia por otro., me refiero tanto a unos como a los otros.

El Puerto de la Cruz está como le vemos por culpa de la desidia de los responsables del gremio, en esta ocasión de la limpieza pública; y si ellos pasan que me van a dejar de los trabajadores en si. ¡Anarquía!

Según en las anteriores fiestas de julio prohibieron las pistolas de agua, que vayan pensando en prohibir la venta de los chicles, como hicieron con las pistolitas, por supuesto, antes que vuelvan a colocar aceras nuevas; y no dejen aparcar sobre ellas a los irresponsables chóferes de los coches.

Son simples detalles que a la vista están. No me lo tomen a mal, esto tiene que cambiar. La máxima autoridad va a tener que “plantarse” y poner orden. ¡Se lo comen vivo!

No sé si se habrán dado cuenta que tanta debilidad la van aprovechar definitivamente, los que sí creen poder meter en vereda a los incautos que siguen tolerando lleguemos a peores extremos… Así pues, pónganse las pilas. Quién avisa no es traidor.

Y no digo más, aunque sospecho que tanto como yo, se habrán dado cuenta de que no se puede aguantar más… ¡Ya es demasiado!

Sigo insistiendo, hace falta más presencia policial en las calles, igual de día que en las noches. ¿En qué me baso? Seguridad ciudadana, seguridad de las cosas, casas y propiedades, frenar el libertinaje y el comercio clandestino; y en definitiva, poner más orden y respeto, que es lo menos que merecemos. ¿Qué no hay dinero para tantos sueldos? Si lo hay, ahí están los Bancos, negocien con ellos. Además, se puede ahorrar de todo, claro está, menos de Sanidad, Educación y Servicios Sociales; hay de donde recortar aún.

Tantos fuegos artificiales en época de dramática crisis económica nos parecen improcedentes. Y siguen las fiestas y la lista de los parados va aumentando, aunque digan lo contrario. ¡Son tantos los factores negativos!..

Por favor, no cargo mis tintas para incordiar a nadie, sólo si deseo que seamos más juiciosos, que conservemos lo poco que nos queda y trabajemos todos juntos, por levantar la moral perdida de nuestro entrañable Puerto de la Cruz.



Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
celestinogh@teleline.es

POR FIN…

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No hay tiempo perdido si hemos considerado, de aquello que hayamos perdido, el valor de su esencia y cada momento vivido. Si hallamos aquella identidad y la albura de aquellos atisbos sensoriales viendo pasar los instantes como nubes que se deslizan en el inmenso espacio cósmico, aquellos sueños se realizarán. Como vuelan las aves y remontan allá lejos sus acrobáticos movimientos, donde los letargos parecieran que danzan y dejan la graciosa estela de sus diminutos cuerpos, a nuestra merced.

Hoy quisiera tener alas y alcanzar esa altura deificada, a donde todos ansiamos ir buscando lo mismo, la paz eterna, la abnegada tranquilidad espiritual que suele guiarnos cuando hayamos partido…

Pensando estaba en mi añorado padre, que Dios lo tenga en la Gloria, ¡cuántas veces habrá suspirado imaginando el vuelo de esas grises e inquietas nubes! y las habrá figurado proyectadas en su mente, como aves que remontan ese vuelo misericordioso en sus momentos de aflicción y soledad, como un torbellino en el apagado espejo de su vida, ciego y viejo… Tropezando siempre con el mismo desencanto y la angustia de no poder vernos y saber cómo somos ya y cómo está todo a su alrededor…antes de decirle adiós a la vida.

Entre sus cosas hallé este poema suyo que les transcribo. Lo tuve mucho rato entre mis manos, leyéndolo no sé cuantas veces. Y en su nombre se los muestro.




POR FIN…



Por fin tocó a las puertas de mi alma la vejez,

pálida, desmelenada, casi sin vida, y ella, el alma mía

ingenua como siempre, cándida tal vez,

le abrió las puertas de par en par y le dio cabida.



Y aquí estoy ya viejo, viejísimo, ante el empañado espejo de la vida

en aras de la muerte, la muda y silenciosa,

la que con su mirada aguda,, inapelable, sentenciosa

está simplificando las escasas horas de mi eterna despedida.



Y ¿a dónde irá Señor mi alma, cuando yo muera,

a la profunda y escalofriante fosa, o junto a ti?,

dímelo, si, dímelo y así moriré tranquilo,

en paz, sabiendo que está a tu vera.



Y tú, invisible, parca, no bifurques el camino cuando vengas por mí

hazlo deprisa, en raudo vuelo,

que Dios omnipotente allá en el Cielo,

espera impaciente el alma mía que le ofrecí.



Cuando de mí te desprendas alma mía, rumbo a Dios

y mi cuerpo descanse para siempre bajo la losa pesada y fría,

no me olvides jamás, recuérdame cada día

y así gozar con la idea de estar juntos los dos.



No alma mía, cuando yo muera, no me abandones

y si penetrar pudieras en mi profunda y oscura fosa,

pídele a la muerte, incansable, sentenciosa,

que si a alguien he ofendido, no torture mi descanso y me perdone.


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ENRIQUE GONZÁLEZ MATOS

Puerto de la Cruz. Tenerife Año. 1.984



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Celestino González Herreros
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EL PAPA BENEDICTO XVI Y SU VISITA A MADRID

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Comienzo oyendo un repique de campanas anunciando la Santa Misa, lo que me condiciona sobre manera, para que no decaiga el ánimo que me asiste en estos momentos y que me inducen reflexivamente a manifestarme como católico, se entiende, acerca del gran acontecimiento de la visita del Papa a Madrid, para estar directamente en contacto con los jóvenes que de todas partes, han de acudir, vocacionalmente, a recibir la palabra y su grata presencia, del Santo Padre, enviado por la Iglesia; y recibir del mismo, la bendición y sus sanos consejos a través del diálogo eclesiástico y enriquecer el espíritu con la esperanza. Y ante tantas dudas que siempre acechan; y oxigenar la fe que les mueve, mientras esperan esa luz divinizada del entendimiento universal.

Esa fracción legitimada que avanza gloriosa hacia la verdad sin perder su convicción del prometido futuro que ha de llegar… La otra fracción opositora, politizada, revanchista e inadaptada, la que pulula desorientada y que marchan irresponsablemente, llevados por consignas indisciplinadas contra la iglesia y sus clérigos, al final están abocados al fracaso. Pequeños éxodo de hombres y mujeres separatistas que reniegan de sus principios por desconocer su propia identidad y los causes capaces de conducirles por saludables derroteros sin necesidad del nefasto enfrentamiento contra la solidez de nuestra verdad cristiana.

Son libres de elegir el camino que ellos crean más seguro; y en el imaginario campo de batalla esperaremos para ayudarles a seguir nuestros pasos.

El hombre sin fe es un ser humano hueco, su mente se confunde fácilmente y siempre están predispuestos a sufrir el engaño y el fracaso en todas sus manifestaciones. Son fáciles de convencer por aquellos inadaptados que sólo buscan de los más débiles arrastrarlos a sus antojos, para engrosar las filas de los fracasados y hacer de ellos despojos sociales ante Dios y los demás hombres, por que solos jamás avanzarán y sólo estarán esperándonos para que les demos la mano… Así como nuestro Papa ayudará con su presencia y amor, a nuestra gente y a todos aquellos que se salgan de sus equivocadas filas hacia el verdadero conocimiento de nuestra valiosa fe ante los ojos de Dios.

Seguramente son muchos los que criticarán mi postura ante la evidencia de los actuales acontecimientos. No olvidemos que somos libres de elegir nuestro camino. El mío está con los míos y nuestra generosa postura, repito, no lo olviden, es la de ayudar al que no sabe, ya sea por ignorancia accidental o simple testarudez sicológica. Por negación sistemática, o por perversidad, que haberlos los hay; y vivirían siempre amargados, queriendo ignorar sus frustraciones y el porqué de sus destinos.
Celestino González Herreros
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AQUELLOS ENCENDIDOS ATARDECERES

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El aire fresco se cuela desde las fisuras y grutas de los profundos barrancos, trae consigo aromas de los brezales y el tomillo, del pinar y los helechos silvestres. Más parece un soplo nostálgico que trajera fragancias de épocas pretéritas y asomaran con los recuerdos... En las horas somnolentes de la tarde, el silencio agreste se quiebra con el retorno de las aves que llegan a pernoctar en sus habituales refugios; o regresan a sus nidos de amor para nutrir a sus impacientes crías. Hay un halo melancólico en el ambiente cuando va muriendo la tarde, cómplice del silencio que nos envuelve. No hallamos lugar donde poder escondernos y en el cual no oigamos ese latir del tiempo que va pasando sin detenerse. Todo parece alejarse hacia el infinito, dejándonos huérfanos de cuanto vamos perdiendo en ese devenir suyo. ¡Oh, cruel orfandad la nuestra! Tanto vacío, donde parece que gime la brisa mientras nos está acariciando cuando roza nuestras manos anhelantes, agitadas en el aire, huecas y al descubierto, insinuantes... Valles, montes y cañadas, caminos tantas veces andados, ¡qué solos nos estamos quedando!

Así pasa el tiempo, inexorable, hiriendo la paz de los gratos acontecimientos, dando zarpazos despiadados a los humanos sentimientos, los que creíamos fueran intocables dueños de una perpetualidad idealizada, como en los sueños de amor...

Así suceden las cosas de la vida, no somos dueños de la pasión; que nada es duradero y todo lo bello perdemos aunque luchemos por evitarlo.

Cuando pensamos en ella, la vida... el espíritu revive, emerge gozoso desde el abismo en que se hallare cautivo; como si se derrumbara la cruel muralla que nos separase. Cuando pensamos en ella, temiendo volver a perderla; y en la mente le arropamos con toda la energía de los más nobles sentimientos y rescatarla para siempre quisiéramos de los maléficos influjos del tiempo.

A veces pienso, si no será partícipe, también, ese silencio que nos envuelve; y de todas nuestras desventuras. Como si se arrastrara cauteloso por aquellos sinuosos causes que imagino tantas veces imbuidos en el sopor habitual de cualquier atardecer.

Distintos fueron aquellos luminosos ocasos de nuestra espléndida juventud, cuando cada tarde discurría entre cálidos destellos y claros crepúsculos que invitaban a soñar. Cuando esperábamos ansiosos la llegada de tantos y románticos nocturnales, desde la tibia arena de nuestras playas. Oyendo el tenue susurro de las olas y buscando en la lejanía el eco y sonoridad de cantos perdidos cual sinfonía de voces lejanas.

En el conjuro de la noche, bajo el efecto de su calma acostumbrada, sentimos debatirse el alma viendo correr los segundos cual tropel fantasmal o cortejo de agonía. Y perdernos quisiéramos, allá, en el inalterable horizonte, donde el camino termina, intuyendo valles, montes y cañadas, caminos tantas veces andados, en esa ilusionada ruta


Celestino González Herreros
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