8/2/13


LOS INSTINTOS SON SEGÚN DE QUIENES SEAN

La pasividad en el hombre es mala consejera, anula los reflejos e inhibe el poder y sapiencia de los nobles pensamientos, hace estropicios en silencio; y como en las pesadillas oníricas hacen agónicos los confusos despertares.

La ociosidad es otra cosa, es inactividad lesiva, abandono de si mismo. Y la indiferencia es como una enfermedad transitoria –por suerte- pero despreciable al fin.


Según los ánimos de cada persona, cada cual responde a sus instintos de forma diferente. A modo de experimental consecuencia, siempre me ha gustado saber el por qué de las cosas, ¿por qué suceden? Si estás ocioso, aburrido o simplemente distraído, eres caldo de cultivo para generar en los demás, también, incomodidad. La vida es un breve tiempo que corre presuroso, no lo gastemos apáticamente, hagamos algo positivo que nos depare las satisfacciones necesarias para vivir más dignamente.

La agresividad también es causa lesiva que choca con la pasividad. El ser humano, de forma habitual suele confundir el estado anímico suyo y en las dudas nace copiosamente, en la calle, en cualquier lugar, modo y tiempo, a diario lo vemos, con gestos desencajados, mal humorados, despóticamente agreden al que encuentren en su camino. No es paranoia solamente, la falta de cultura y según el ambiente donde vivan se hace más hosca. En la calle se ve cada vez que ponemos los pies en ella. Sólo falta que no caigan a golpes sin razón alguna, como locos agresivos.

Comprendo, sin que esté justificándoles, la contrariedad que llevan consigo al no tener trabajo. Pero si son estudiantes pasa lo mismo y si tuvieran trabajo poco les iba a durar. ¿Tal vez la Televisión les tiene trastornados? Y señalo, no son solamente los jóvenes, también los adultos pecan del mismo mal.


La amabilidad, los buenos modales, el respeto y todas esas virtudes sorprenden cuando en alguien los descubrimos. Nada hay más placentero que, tropezar con personas bien educadas. Yo, al menos, quedo gratamente sorprendido. Son reflejos de un alma serena, tranquila. Y no olvidemos que la buena educación se mama…

Nuestra sociedad y este ambiente que nos está dado vivir y aguantar, en tanto esta crisis no la hayamos vencido, todo seguirá de mal en peor. Las gentes, en general, están desilusionadas, no le hallan incentivos a la vida, no ven horizontes alentadores –ni viejos, ni jóvenes- que cambien el panorama. Hasta que no nos organicemos mejor, trabajando en lo que hallemos y tratemos de superarnos, no daremos un paso adelante; y la crisis acabará con nosotros y los malos políticos que se larguen…



Celestino González Herreros
          celestinogh@teleline.es

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