DESDE
UN ESCONDRIJO DE MI SUBCONSCONSCIENTE
Las diferencias se aprecian si
analizamos aquel peregrinar de tantos hombres y mujeres y muchos muchachos,
buscando un medio más alentador con vista al futuro prometedor del que entonces
adolecíamos. Mas, con el evidente progreso que la actualidad ofrece y que tanto
da que desear, tiene a los mortales conmocionados con tantas sorpresas e
innovaciones y manejos deshumanizados, además nos confunden. No quiero decir
que los tiempos pasados fueron mejores, ni mejores los actuales; lo que
antiguamente nos sobraba es precisamente lo que
echamos en falta hoy. Y lo mas cierto es que aquella paz no volveremos a
disfrutarla. Tampoco quiero obviar tantas necesidades sufridas en nuestros
pueblos; y carencias, cuando escaseaba de todo para los menos pudientes y la
abundancia era para otros, según fueran sus ideas políticas.
La España dividida tuvo que
desembocar en una vergonzosa guerra civil, entre hermanos contra hermanos y
muchas veces entre padres e hijos. El nivel cultural de los pueblos contribuyó
al inevitable desenlace, no había otra alternativa más inmediata. Fueron
acumulándose los rencores y el odio cegó a los hombres que, desde ambos bandos
en conflicto, cometieron, respectivamente, atrocidades que nunca debiéramos
olvidar ni que se repitan. Después de aquella fraticida guerra pocas ganas
tiene el pueblo español de más enfrentamientos bélicos. Ahora todo se limita a
patalear, gritar, vociferar consignas irrealizables y a enseñar los colmillos
en ademán de rabia contenida para amedrentar al adversario, pero soluciones muy
pocas o ningunas; y así estamos metidos en un vergonzoso agujero empozado de
corrupción y mentiras. ¡Ese es nuestro progreso!
Antes, aún durante el
conflicto bélico nacional y con las acostumbradas restricciones alimentarias y
sanitarias, nosotros, los canarios nos acostumbramos a vivir con dichas
estrecheces sin dejar de buscar una salida convencional que nos permitiera
seguir viviendo. Nuestra forma de ser contribuyó, en gran manera, a soportar tantas
incomodidades y de esa forma lográbamos nuestros objetivos. Pese también, a las
inevitables represalias por parte de unos y otros que no perdonaban ver
progresar a sus rivales políticos. Así destruyeron a buena parte de
estudiantes, a honrados trabajadores, lo mejorcito de aquella sociedad y no
pocos líderes políticos llevándolos presos para torturarlos y luego fusilarlos.
Pero insisto, salimos adelante y muchos emigraron al país donde se hallaran más
seguros… Lo triste es que hoy no hay
dónde ir, ya que el mundo entero está corrompido y las crisis los protegen
ocasionalmente.
Muchísimo habría que escribir
respecto a aquel pasado sumido en la peor crisis que sufrió España; y sin
tantos números ni cálculos logramos salir de ella. Ni tantos líderes políticos
a sueldo. Entonces la mayor parte de ellos ni cobraban, aunque tuvieran jugosas
recompensas o dádivas. Los políticos de entonces eran altruistas aunque
peligrosos chivatos.... Bueno, hubo de todo, gente muy seria y honrados
trabajadores, pero poco fiables.
Aquellos rescoldos,
afortunadamente, casi se han apagado, aunque siempre hay reminiscencias e
inadaptados sociales que asoman al panorama político actual con ganas de
camorra. Buscando nuevas discordias, pero si algo más tenemos que agradecer al
discutido progreso es la cultura ciudadana adquirida codeándonos con tantas
etnias diferentes y hemos aprendido de ellos sus principales valores y
experiencias con lo cual hemos enriquecido algo y no poco. Ese es el gran éxito
de nuestros progresos ciudadanos nacionales. ¡No a las guerras,
definitivamente! ¡Si a diálogo entre los hombres y mujeres de buena voluntad!
Los enfrentamientos bélicos sólo generan las secuelas del hambre, el paro
obrero y tantas enfermedades, hoy día muchas incontrolables, y la inevitable
muerte de nuestros enfermos.
Dicen que los golpes enseñan y
creo que los que sufrieron aquellos valientes de ayer, fueron tan duros y
pesados, como fueron aquellas lozas que tapiaron los tristes despojos de
quienes lucharon por nuestra democrática paz siempre en peligro y vilmente
amenazada.
Cuando creíamos haber
alcanzado el descanso político deseado ha surgido el más lamentable de los
acontecimientos, el supuesto libertinaje de nuestros representantes políticos
frente a la gran Crisis…
Celestino González Herreros
celestinogh@teleline.es
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