27/2/13


DESDE UN ESCONDRIJO DE MI SUBCONSCONSCIENTE

Las diferencias se aprecian si analizamos aquel peregrinar de tantos hombres y mujeres y muchos muchachos, buscando un medio más alentador con vista al futuro prometedor del que entonces adolecíamos. Mas, con el evidente progreso que la actualidad ofrece y que tanto da que desear, tiene a los mortales conmocionados con tantas sorpresas e innovaciones y manejos deshumanizados, además nos confunden. No quiero decir que los tiempos pasados fueron mejores, ni mejores los actuales; lo que antiguamente nos sobraba es precisamente lo que  echamos en falta hoy. Y lo mas cierto es que aquella paz no volveremos a disfrutarla. Tampoco quiero obviar tantas necesidades sufridas en nuestros pueblos; y carencias, cuando escaseaba de todo para los menos pudientes y la abundancia era para otros, según fueran sus ideas políticas.

La España dividida tuvo que desembocar en una vergonzosa guerra civil, entre hermanos contra hermanos y muchas veces entre padres e hijos. El nivel cultural de los pueblos contribuyó al inevitable desenlace, no había otra alternativa más inmediata. Fueron acumulándose los rencores y el odio cegó a los hombres que, desde ambos bandos en conflicto, cometieron, respectivamente, atrocidades que nunca debiéramos olvidar ni que se repitan. Después de aquella fraticida guerra pocas ganas tiene el pueblo español de más enfrentamientos bélicos. Ahora todo se limita a patalear, gritar, vociferar consignas irrealizables y a enseñar los colmillos en ademán de rabia contenida para amedrentar al adversario, pero soluciones muy pocas o ningunas; y así estamos metidos en un vergonzoso agujero empozado de corrupción y mentiras. ¡Ese es nuestro progreso!

Antes, aún durante el conflicto bélico nacional y con las acostumbradas restricciones alimentarias y sanitarias, nosotros, los canarios nos acostumbramos a vivir con dichas estrecheces sin dejar de buscar una salida convencional que nos permitiera seguir viviendo. Nuestra forma de ser contribuyó, en gran manera, a soportar tantas incomodidades y de esa forma lográbamos nuestros objetivos. Pese también, a las inevitables represalias por parte de unos y otros que no perdonaban ver progresar a sus rivales políticos. Así destruyeron a buena parte de estudiantes, a honrados trabajadores, lo mejorcito de aquella sociedad y no pocos líderes políticos llevándolos presos para torturarlos y luego fusilarlos. Pero insisto, salimos adelante y muchos emigraron al país donde se hallaran más seguros…  Lo triste es que hoy no hay dónde ir, ya que el mundo entero está corrompido y las crisis los protegen ocasionalmente.

Muchísimo habría que escribir respecto a aquel pasado sumido en la peor crisis que sufrió España; y sin tantos números ni cálculos logramos salir de ella. Ni tantos líderes políticos a sueldo. Entonces la mayor parte de ellos ni cobraban, aunque tuvieran jugosas recompensas o dádivas. Los políticos de entonces eran altruistas aunque peligrosos chivatos.... Bueno, hubo de todo, gente muy seria y honrados trabajadores, pero poco fiables.

Aquellos rescoldos, afortunadamente, casi se han apagado, aunque siempre hay reminiscencias e inadaptados sociales que asoman al panorama político actual con ganas de camorra. Buscando nuevas discordias, pero si algo más tenemos que agradecer al discutido progreso es la cultura ciudadana adquirida codeándonos con tantas etnias diferentes y hemos aprendido de ellos sus principales valores y experiencias con lo cual hemos enriquecido algo y no poco. Ese es el gran éxito de nuestros progresos ciudadanos nacionales. ¡No a las guerras, definitivamente! ¡Si a diálogo entre los hombres y mujeres de buena voluntad! Los enfrentamientos bélicos sólo generan las secuelas del hambre, el paro obrero y tantas enfermedades, hoy día muchas incontrolables, y la inevitable muerte de nuestros enfermos.

Dicen que los golpes enseñan y creo que los que sufrieron aquellos valientes de ayer, fueron tan duros y pesados, como fueron aquellas lozas que tapiaron los tristes despojos de quienes lucharon por nuestra democrática paz siempre en peligro y vilmente amenazada.

Cuando creíamos haber alcanzado el descanso político deseado ha surgido el más lamentable de los acontecimientos, el supuesto libertinaje de nuestros representantes políticos frente a la gran Crisis…





Celestino González Herreros


          celestinogh@teleline.es

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