10/12/11

LA VIDA ES COMO UNA AMPLIA SALA DE ARTE



Como si se hubiera levantado ante mis ojos una tapia enorme que no me permitiera antes, alcanzar el blanco papel que tengo sobre la mesa donde me apoyo. Mi ceguera es tal, que no atisbo cuanto tengo enfrente y como si mi mente se hubiera bloqueado de repente, quedando un profundo vacío latente; y las ideas hayan sido asediadas todas ellas de repente, quedando el sombrío abismo, vacuo y las ideas se hubieran anulado. Mis pensamientos naufragaron todos en medio de ese mar abúlico, ya no sabría si estoy arruinado y triste o si estoy ausente. Cada vez me siento más distante y ya ni acierto a saber si existo o estoy eclipsado, perdido en ese desierto del mítico silencio, de tortuosas distancias y crueles percepciones en las onduladas arenas del espacio que adivino compartir con mi acentuada soledad.

Se que existo porque oigo ecos de voces lejanas cuya sintonía confundo con el suave gemido de las brisas al pasar y algún aleteo más que creo percibir desde donde me quedé petrificado, como un objeto más, en el lugar donde me hallo.

A veces me ocurre que no puedo desembarazarme, en idénticas situaciones, de tal estado anímico, que no consigo arrancar y ver libres las palabras que se agolpan en mi mente; y las ideas no surgen y el silencio lo domina todo, como si una extraña fuerza me apresara y me privara de toda libertad y la inspiración se ahuyentara.

Ayer no era mi día, hoy lo veo todo distinto. Aquel fue un despertar ambiguo, hoy es diferente, hasta perece que a mí alrededor me sonrieran renovadas fuerzas después de un reparador sueño y pudiera pensar y sentir libremente. Me apresto a escribir y acaricio este blanco papel que hallé sobre la mesa, con expresión suplicante, para que le acariciara como tantas veces lo hiciera acompañado de mis musas y los aires musicales de lejanas melodías que se oyeran muy quedamente… Como si los fantasmas de ayer ya no volvieran a turbar mis deseos e impidieran toda fuente de inspiración.

No se si serán los días que se nos aproximan y la ilusión de las gentes, lo que alegra el ambiente.

El Puerto de la Cruz se prepara para, como cada año, sorprendernos con sus aprobadas manifestaciones de civismo y alegría acrecentada con la poderosa inspiración y fantasía que siempre nos sorprende viendo adornadas de multicolor luces e ideas cromáticas en sus calles y adornos típicos en sus edificios municipales. La ciudad ha despertado ya hace tiempo de su letargo y pasividad justificada, desde cuando llego a la cumbre de sus ambiciones y logró ser el lugar ideal del inteligente turismo que asiduamente nos visitaba, luego la dichosa, mal llamada así, influencia política inauguró el Aeropuerto del Sur y se volcó el capital hacia allá, se construyeron varios hoteles y la mano de obra hotelera que aquí sobraba se mudó a dicha zona porque les pagaban más…Y, sinceramente, nos quedamos con los mejores, pero estos se han ido jubilando, aunque son realmente quienes han contribuido con sus sabios aportes al mantenimiento de nuestras industrias hoteleras y así estamos, temporadas buenas, otras regulares y muy pocas malas, malas. Puerto de la Cruz será siempre como una gran Universidad Turística, pésele a quien le pese. Nuestra dignidad profesional jamás va a decaer. Puerto de la Cruz va a conquistar su antigua imagen y va a ser con la contribución de todos los estamentos oficiales, nuestros Municipios y sus representantes políticos y nuestras gentes como lo supimos hacer en un principio, con corazón y coraje.

Cada cual tiene su propia historia, sus secretos también, sus ilusiones y apetencia, tiene su música o cadencia musical interior, dentro de sí, que se activa cuando somos sorprendidos por una emoción distinta o cuando por casualidad hallamos la fuente inspiradora inherente de un motivo inesperado que nos cautiva... Cuando somos impresionados por algo que por pequeño que sea, nos atrae de forma inescrutable, tal vez por la razón del deseo, del amor, del Arte, de la armonía sentimental misma.

En una Sala de Arte, escudriñando los cuadros expuestos, siempre hay uno que nos extasía más que los demás, por muy bellos y bien trabajados que sean todos ellos. Así como entre dos el amor nace, sólo de una vez distinta; y queda aquella atracción materializada o idealizada.

La música que llevamos dentro se encarga de lo demás, nos condiciona, nos da motivaciones distintas a todas aquellas antes experimentadas, nos eleva y nos ayuda a volar alto, por los confines de la ilusión: nos transforma en seres distintos, más apasionados, más humanos... La música se dispara y su dulce melodía nos cautiva, nos hace grandes como ese cuadro que tenemos delante, ante nuestros ojos y que nos dice tanto, que nos habla con ternura de todo lo hermoso que encierra la vida...

Celestino González Herreros

http://www.celestinogh.blogspot.com

celestinogh@telelini.es

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