No todas las miradas expresan la misma satisfacción, no todas pueden decir lo mismo, a que hayan quedado hartos con lo poco o escaso que hayan cenado en la noche navideña. Algunos hasta habrán llorado con insistente nostalgia al recordar tiempos mejores, más abundancia y menos recortes, ya que se trata de eso, los tijerazos sufridos a los que no estaban acostumbrados y que se sienten muy fuertes.
Esta crisis que estamos comenzando a sufrir, irá creciendo con el paso del tiempo, no lo pongamos en duda y por supuesto, no busquemos culpables, aunque si, hubo negligencia humana. La crisis la hemos provocado todos nosotros, cada cual, por que no fuimos previsores, vivimos hasta hace muy poco, algunos siendo pobres, como si en realidad hubiéramos sido ricos. Alguna vez lo intuimos, pero no quisimos darle demasiada importancia al fenómeno económico y financiero. Veíamos de lejos acercarse la tormenta y preferimos mirar hacia otro lado. Hasta ver, como suele decirse, hasta que la palpemos, sorbiendo la amarga hiel de las precariedades y las drásticas intervenciones para poder atajar las molestias subsiguientes, lo que son los recortes, la moderación, el sentido común solidario y tantos sacrificios como sean necesarios. Es tarea de todos, sin excepción alguna. Así pues, aguas pasadas dejémoslas correr y pongamos a tan importante misión, buenas dosis de optimismo, que peores crisis hemos vencido y aquí estamos… Seamos más austeros, vivamos acordes a la realidad que nos está tocando vivir, no hay otra solución, la única válida es echar para adelante con entereza, solidariamente, ayudando al que menos tenga, facilitándoles la solución de sus problemas, si es posible, que otros lo harán con nosotros. Entre todos sufriéndolas, compartiéndolas, las penas serán más llevaderas. Que ya vendrán tiempos mejores y seguro que entonces seremos más cautos guardando lo que tengamos y no botándolo a mansalva como ya nos habíamos acostumbrado, que la vida, a veces no es tan corta, se alarga con el tiempo y hay que guardar… Como hacen las hormigas, que siendo tan pequeñas, son más previsoras que nosotros.
Celestino González Herreros
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