12/12/11

EXTRAÑAS SENSACIONES QUE LLEGAN A CAUTIVARNOS

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Cuando activamos las letras y demás signos de la máquina de escribir, si el silencio que nos rodea es cierto, pareciera que con cada impulso que damos a las distintas teclas, en el subconsciente oyéramos jadeos, voces entrecortadas, frases inacabadas y hasta intuyéramos dimensiones destintas. Nos aventuramos a sufrir nuestras respectivas imparcialidades, nuestras dudas e inquietudes… El diálogo se va reconstruyendo acorde a esas extrañas sensaciones que nos obligan a resarcirnos de ellas, o a caer a posta en la trampa de nuestra pasión. Somos, acaso, como las piezas del puzle de nuestras vidas. Y seguimos.

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Con relativa frecuencia sentimos deseos de liberar ciertas sensaciones que a la postre, algunas de ellas, hasta llegan a ahogarnos y sentimos la imperiosa necesidad de evadirnos por su profunda influencia. Otras son menos influyentes, pero no por ello más permisibles. Cuando súbitamente liberamos un profundo suspiro, análoga sensación de alivio sentimos al descargar esa manifiesta tensión de ahogo. Las ideas, los pensamientos y muchas difíciles situaciones, también lesionan.

Dado que la mente no descansa, tampoco el espíritu, uno va rotando junto con las circunstancias en torno a ese círculo imaginado… Y nos vamos nutriendo con los acontecimientos que van surgiendo. Con ello nos vamos ilusionando, por no decir, adaptando.

Cualquier motivo, por insignificante que pareciera, nos condiciona y nos nutre de todos aquellos elementos que se revelan. Nos nutrimos, indudablemente, no sólo de aquellos mensajes, cuando se han liberado las ideas y conceptos, sino también los significados que emanan del contenido en sí. He ahí cuando nos sentimos motivados… La inspiración renace y crece a medida que nos identificamos con los supuestos hechos, con la trama en sí, o simplemente, con toda aquella sintonía que nos ayuda a componer el texto uniforme de algo imaginario en algunos supuestos, a veces; y con todo somos cómplices, también, de lo irreal, de lo virtual e imaginario, que de cualquier manera invita a soñar despierto y alcanzar una realidad conmovedora capaz de despertar en nosotros, más poderosamente, aquellos extrañas sensaciones que llegan a cautivarnos algunas veces.

Todo a mí alrededor, como si el tiempo se hubiera detenido, está estático, nada respira, ni se mueve nada, sólo las ideas se balancean, se columpian y parpadean como las estrellas en el firmamento. Como las flores abatidas por las brisas… Todo está diciéndonos a gritos que las mismas oportunidades nunca se repiten… Que digamos algo, que no callemos nuestros sentimientos, que nos manifestemos y confesemos una vez más, ¿cuáles, cómo son esas extrañas sensaciones que sentimos, a veces? Que no ocultemos nuestros verdaderos sentimientos y nos identifiquemos, no como víctimas y si, como afortunados protagonistas de ese misterio de las profundas sensaciones que nos propicia la vida cuando creemos en todo aquello que nos induce a escribir sobre lo visible y de aquello que es invisible…

Celestino González Herreros

http://www.celestinogh.blogspot.com

celestinogh@teleline.es

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