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En 1.964, ¿dónde estaba yo? ¡Ha pasado tanto tiempo desde entonces! ¡Qué largas ausencias! Me preguntaba muchas veces: ¿Pero, que edad tengo en realidad?..
Ella, Gigliola Cinquetti, una niña preciosa de 16 años de edad, ganadora del Festival de la canción de San Reno, para mí representó a todas las muchachitas de entonces. Desde ya, siempre me he resentido como si fuera un viejo decrépito, muy distante de todo lo más bello de la vida. Como si sólo hubiera nacido para lamentarme a mi mismo socorriendo a los demás. Aún con diez y siete años, cuando deliré por irme de aquí, del lugar más bello del mundo, ya me sentía acabado, viejos de cuerpo y alma, ausente para los demás; y además en mi entorno.
En mis largas ausencias esa célebre canción de Gigliola, me acompañaba en mis ratos de soledad, la escuchaba como si fuera una dulce sentencia… No tengo edad… Y estaba comenzando a vivir, sólo que no había modo de creerme seductor para ninguna criatura. Todas me decían lo mismo: No tengo edad…
Aún hoy, se me van, algunas veces, los ojos por las más bellas e insignificantes cosas de la vida y no logro alcanzarlas, no tengo edad…
Aquellas ilusionadas horas de quiméricas fantasías nos ayudaban a sobreponernos, estábamos como el hierro aún blando forjándonos, a veces hasta nos derretíamos con una simple sonrisa que nos regalaran, una fija mirada, el tenue acento de tímida voz cuando nos saludaban, un involuntario gesto…era suficiente como para hacernos delirar y soñábamos con que se repitieran aquellos deliciosos momentos. Éramos jóvenes y todo a nuestro alrededor también era joven y romántico. Jamás pensábamos que al cabo de los años íbamos a envejecer y con ello íbamos a perder aquellos encantos suyos y la vitalidad, y la ilusión que tanta necesidad hoy nos hace, cuando hemos atravesado ya el umbral de los años y atrás hemos dejado aquella alegría y las ganas de vivir… Hoy si, recordando a mi admirada Gigliola, “no tengo edad para amar” Sólo recordar y escucharle cuando nos canta: “No tengo edad”… Que su voz, aún me adormece y me hace soñar.
Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
celestinogh@teleline.es
En 1.964, ¿dónde estaba yo? ¡Ha pasado tanto tiempo desde entonces! ¡Qué largas ausencias! Me preguntaba muchas veces: ¿Pero, que edad tengo en realidad?..
Ella, Gigliola Cinquetti, una niña preciosa de 16 años de edad, ganadora del Festival de la canción de San Reno, para mí representó a todas las muchachitas de entonces. Desde ya, siempre me he resentido como si fuera un viejo decrépito, muy distante de todo lo más bello de la vida. Como si sólo hubiera nacido para lamentarme a mi mismo socorriendo a los demás. Aún con diez y siete años, cuando deliré por irme de aquí, del lugar más bello del mundo, ya me sentía acabado, viejos de cuerpo y alma, ausente para los demás; y además en mi entorno.
En mis largas ausencias esa célebre canción de Gigliola, me acompañaba en mis ratos de soledad, la escuchaba como si fuera una dulce sentencia… No tengo edad… Y estaba comenzando a vivir, sólo que no había modo de creerme seductor para ninguna criatura. Todas me decían lo mismo: No tengo edad…
Aún hoy, se me van, algunas veces, los ojos por las más bellas e insignificantes cosas de la vida y no logro alcanzarlas, no tengo edad…
Aquellas ilusionadas horas de quiméricas fantasías nos ayudaban a sobreponernos, estábamos como el hierro aún blando forjándonos, a veces hasta nos derretíamos con una simple sonrisa que nos regalaran, una fija mirada, el tenue acento de tímida voz cuando nos saludaban, un involuntario gesto…era suficiente como para hacernos delirar y soñábamos con que se repitieran aquellos deliciosos momentos. Éramos jóvenes y todo a nuestro alrededor también era joven y romántico. Jamás pensábamos que al cabo de los años íbamos a envejecer y con ello íbamos a perder aquellos encantos suyos y la vitalidad, y la ilusión que tanta necesidad hoy nos hace, cuando hemos atravesado ya el umbral de los años y atrás hemos dejado aquella alegría y las ganas de vivir… Hoy si, recordando a mi admirada Gigliola, “no tengo edad para amar” Sólo recordar y escucharle cuando nos canta: “No tengo edad”… Que su voz, aún me adormece y me hace soñar.
Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
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