PRONTA EVOLUCIÓN PORTUENSE
No sé si hago mal, tan reiteradamente escribir sobre las cosas de mi pueblo, con la salvedad de que, no sólo escribo respecto de lo que está mal hecho, también lo que está abandonado. Más frecuentemente, valoro las cosas que están bien realizadas, lo aceptable, lo que habitualmente se ve, cosas que están a la vista y que complacen verlas y disfrutarlas.
Ayer, con mi esposa, en el coche, junto con dos señoras amigas nuestras, les di unas vueltas por las calles de la ciudad portuense y no acabaron los elogios en tan buen rato. Dichas vías públicas estaban, aparte de sumamente limpias, atractivas de verdad, no se les puede pedir más. Resumiendo, los cuatro nos sentimos orgullosos de nuestro Puerto de
Hemos evolucionado bastante, bien se ve. Tal vez no todo lo que deseáramos, pero las diferencias son notorias y hasta diría abismales. El Puerto viejo tenía tantos encantos, que jamás vamos a disfrutarlo igual. Está demás pensar en repetirlos, mas, hay que ser razonables y darle el valor que se merecen, el trabajo y el esfuerzo, a quienes se han preocupado, a través de los años, en contribuir al embellecimiento de la ciudad turística, en su plural conjuntos. Independientemente de los políticos que fueran quienes hayan intervenido a participar en tal metamorfosis, a través del tiempo transcurrido, por que no trato de justificar a nadie en particular. Aunque lentamente, por las razones que fueran, lo han hecho bien y les brindo mi humilde reconocimiento a todos ellos. Repito, ha habido cosas mal hechas, algunas de esas deficientes actuaciones, en su momento se han corregido y otras, actualmente, se acometen, obviando los dineros mal empleados, pero eso es cosa del pasado. Ahora pensemos en nuestro futuro, seamos realistas… Lo importante es que hay deseos de superación y eso ayuda a seguir en la brecha, haciendo cosas necesarias para la evolución de Puerto de
¿Conformista yo? ¡Jamás! Otra cosa puede ser que sí, que peque de osado para aquellos enterados, inadaptados socialmente, inconformistas exaltados “que haberlos los hay” que ni comen ni dejan comer, buscándole a todo lo que se haga el lado defectuoso, lo negativo. Y que cegados por la contradicción no ven lo positivo del trabajo que hayan hecho los otros, los que no son de su agrado. Así, a veces, se dañan las voluntades y en la confusión nace el enfrentamiento dialéctico y con el la consiguiente apatía y la falsa idea de no hacer más, dejar las cosas como están y que otros, los que vengan luego, las continúen.
Nuestra ciudad es de todos, no solamente de los portuenses, siempre ha sido lugar de encuentro, de grandes posibilidades para propios y extraños, sin que jamás hayamos perdido la incondicional costumbre de ser solidarios con los demás y entre nosotros mismos. Los foráneos que se sientan como en su propia casa, como en sus respectivos lugares de origen. Siendo así, debemos respetarnos mutuamente y que cada palo aguante su vela. Que cuando miremos hacia algún determinado lugar, lo hagamos, en todo momento, con los ojos del alma, también, así se ve más bello…
Celestino González Herreros
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