2/6/12

LOS DINEROS DE ESTAMPIDA SE EVADEN HACIA OTROS LUGARES MÁS ADECUADOS

Difícilmente, en las circunstancias que estamos viviendo y yéndose los capitales hacia otros lugares menos comprometidos, puede generarse nuevos puestos de trabajo y por el contrario, se engruesan las penosas listas de parados, contrariamente a nuestras urgentes necesidades. Los inversores, nacionales y extranjeros, no pueden arriesgar sus capitales en un país como el nuestro, donde reina la desconfianza y apenas hay perspectivas de futuro e ideas renovadoras que garanticen nuestra pronta recuperación económica y social. Existe tal pánico colectivo que hasta ha trascendido a las más altas esferas políticas, sienten el miedo metido en el cuerpo, se delatan cada paso que dan, no creen en sus estériles discursos ni tienen cimientos donde apoyarse; y a muchos de ellos, hasta les falta la moral necesaria que tantas fuerzas y optimismo suelen generar, y de lo que tanto adolecen muchas estructuras del rango político…

En el resto de Europa nos miran distinto a como ellos mismos quisieran. Muchos esquemas, nuevas fórmulas, han fallado estrepitosamente. Lejos de alegrarse se compadecen de nosotros, quienes comprometemos la fortaleza del EURO, improvisando tanto e irracionalmente. Compadecen a nuestro pueblo que está sufriendo la peor parte de los tristes acontecimientos.

Hasta hemos perdido la tranquilidad y confianza en los Bancos, ya hay quienes se apresuran a retirar sus ahorros de los mismos, dada la inseguridad psicológica que existe. ¡Es mucho! Me pregunto: ¿De dónde vamos a sacar la pasta si sigue encareciéndose todo? El que tiene dinero ni se percatará de ello, es más, le servirá para multiplicar sus haberes. En cambio los pobres llegarás a ser tan pobres, que hasta se verán en la triste necesidad de pedir limosnas en la indigencia. ¿Cómo costear la educación de sus hijos, los servicios sociales, farmacia, los alimentos, etc.? Todo va a ser inasequible. ¿Cómo van a vivir los jubilados con la ridícula paga que perciben?

Quisiera poder ser optimista; y que conste, no estoy echando, del árbol caído, leña al fuego. Ojala pudiera apagarlo definitivamente y que volviéramos a vivir tranquilos, sin tantos sobresaltos, sin tanta corrupción y tantos recortes. Que cada cual barriera su basura para dentro de su casa, viviendo y dejando vivir a los demás. Respetándonos mutuamente, si, más o menos como era antes.

Celestino González Herreros

http://www.celestinogh.blogspot.com

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