26/5/12

CONTIGO EN LA DISTANCIA DE LOS RECUERDOS

Venezuela apareció en los escenarios internacionales sin ocultar la rea­lidad del momento crítico que comenzó a atravesar, pagando el precio de una crisis igual a la que su­frían otros países, en lo social, económico, político, etc. Todos los añadidos que quieran ponerle. Pero es un pueblo de fuertes expectativas, aún si consideramos las grandes reservas de diversa índole que atesoran y que no han sabido explotar, para lo cual no están preparados. Lo más fácil es, ha sido y será la industria del petróleo y que siguen explotándolo hasta que se les acabe. (¿?) La verdad es que ha sido un país muy conflictivo, lamentablemente, con un índice muy corto de cultura y sin aspiraciones que conlleve al trabajo colectivo para salir adelante. Es una herencia que viene desde muy atrás, vivir al día, mañana Dios dirá. Es un pueblo indomable desde este punto de viste, todo lo quieren regalado y si les obligan dan menos de sí. De que sirven entonces tantas escuelas, centros médicos, autopistas, etc., si luego no las cuidan ni las mantienen en las mejores condiciones… Ya que están hechas, cuídenlas, es lo menos que pudieran hacer. Mas, existe el inconveniente de que si el Gobierno actual no los conciente, se les van todos para otro lado. Son como muchachos caprichosos, pájaros bravos, que saben lo que quieren y cómo conseguirlo. Así es difícil sacar a un país adelante, ponerlos a estudiar y a trabajar, por supuesto con sueldos razónales. Leyes más severas es lo que faltan para acabar con el crimen y la corrupción, limpiar los cuerpos de la policía y al Ejercito ponerles en el sitio que les corresponde. Incentivar a los estudiantes y al resto de la juventud, que serán ellos los únicos que enderecen todo aquello que está torcido y den ejemplo de sobriedad, carácter y sentido común. Eso es lo que necesita Venezuela y cualquier país que quiera progresar. Trabajo y cultura, conciencia ciudadana y amor a la Patria. Cualquiera diría que estoy refiriendome a España y sus propiedades de ultramar, que también andamos fregados y ahora más que nunca. Sólo que Venezuela es más rica que nosotros. Y más rica puuediera ser si explotaran sus magníficas riquezas, pero no, están ciegos o no quieren ver…

El Presidente actual lo tiene muy difícil, el pueblo, en su mayoría, sabe lo que quiere y aprendió hallar la forma de lograrlo y como sea más fácil, que trabajen otros y ellos a disfrutarlo. ¿Qué hacemos con ellos, señor Presidente? Seguir dándoles bocadillos de mortadela o comenzar a obligarlos a ser responsables, antes que sea demasiado tarde. Señor Presidente, usted solito no puede con ellos, son cada vez más. UD..tiene las riendas del poder, puede intentarlo, sólo que hay que tener fuerza moral para exigirles que se acomoden. Siga haciendo Escuelas, Centros médicos y Hospitales, Cuarteles de Policías y Cárceles decentes. Ayude a los Empresarios y déjelos trabajar para que puedan dar más puestos de trabajo y frenen el gasto público y privado sin entorpecer la evolución financiera. Ya no digo más, por poco se empieza, lo demás usted sabe…

Yo conocí una Venezuela distinta, un País que cautivaba, no había represión, no era necesario, había trabajo para todos, es más, sobraba trabajo, el que despreciaban aquellos que no les apetecía trabajar… Desde entonces ya germinaba esa mala semilla y hoy miren a lo que hemos llegado. ¡Incontrolables!

Entonces, aquí en Canarias, no sabíamos a dónde mirar buscando la salida del agobiante laberinto de aquella época de recortadas posibilidades y escasas opciones para un sector social determinado. Aquí no había qué hacer, esto era desolador y triste y Canarias querían Vida y Progreso. La situación económica fue tan difícil y estaba tan ennegrecida, que hubo gente, bastantes, que tuvieron que salir fuera a buscar las ayudas pertinentes que les permitieran poder subsistir. Le duela a quien le duela, por que ya lo tuvieran olvidado. Yo viví esos momentos y a pesar de mi corta edad, lo recuerdo perfectamente. Y sin necesitarlo tanto, ya que mi familia se defendía bien, íbamos escapando, como se suele decir. Mas, por dignidad personal (mi padre trabajaba mucho y era él sólo para todos nosotros) y por considerarlo justo me enrolé en aquel éxodo de aventureros y sin una preparación básica, en lo que a mí respecta. Sólo con el coraje y con la esperanza de que Dios me ayudara... Íbamos a pasar por lo que fuera y a dejar la vida, como la han dejado tantos, si fuera necesario. Pero por suerte estoy aquí para poder contarlo, y tengo mucho que decir ya que callarlo sería de mi parte despreciar mis propias vivencias, a parte de rayar en la cobardía.

Es básico para comprender a ese país y su gente, antes que nada, reconocer lo que ha representado durante tantísimos años para nosotros y viceversa, que algo y mucho les hemos dejado, pero nos lo han pagado con creces ofreciéndonos sus patios y terrazas, podemos decirlo así, tan llanamente. Nosotros los canarios para el venezolano somos una excepción y nos identificamos mutuamente sin el menor esfuerzo, además con ganas, ellos quieren imitarnos y nosotros a ellos. Es que somos así y no dudo que lo que digo no les guste a otras personas, tanta entrega, tanta coba y querer imitarles... Ya dije antes, hay que reconocer lo que representaron para nosotros, para muchísimas familias de estas Islas, dándonos una mano cuando al borde de la desesperación nadie nos podía ayudar y máxime si te veías allá sólo, sin trabajo ni un techo donde dormir... Quien no haya pasado por todo eso y mucho más, no tiene una base con fundamentos para molestarse por lo que yo pueda decir. Seguro que si le preguntan a algún familiar o amigos que hayan estado fuera, allá, por esos singulares lugares... les iban a decir, que no he dicho nada, o he dicho muy poco. Cada año, aquí me entero del fallecimiento de buenos amigos ausentes y no son todos los que no vienen, porque no les alcanza para pagarse el viaje, son muchísimos los que lo desean y no pueden. Eso sí, ¿pero, qué me dicen de aquellos que sí viven en la abundancia y en lujosas quintas?.. Esos echaron raíces allá, digo esto para reseñar que se adaptaron plácidamente al medio social de aquel país, sin recelos ni temores, y que hoy disfrutan viendo a sus hijos y nietos destacándose con estupendas carreras universitarias, buenos puestos de trabajo y muchos de ellos con más familiares allá que aquí. Venezuela no les defraudó, les dio la oportunidad y hoy comparten entre sí el trabajo, los problemas sociales, económicos y todo lo demás. No hay razón para que no sea así y la gente que vive allá tienen la certeza de que las cosas se arreglarán, yo creo que si, es lo que deseamos todos los que entendemos sus necesidades como las propias nuestras y sabemos esperar, dándole al martillo sin cesar y mirando siempre adelante, el campesino en el campo, cada cual en sus puestos, a ver si las cosas cambian para el bien de todos... Lo que es indignante es que unos pocos, los que no saben de estas cosas, se pasen el tiempo quitándole valor a tantos países que nos acogieron; porque dicen que son pobres, que no dan nada... Y que algunos de esos ingratos hayan hecho las fortunas que hoy tienen trayéndose el dinero de allá. ¡Sin comentarios! Y lo que me callo, ¿verdad que sí, paisano? Mejor es que recuerden y los que no sepan pregunten a algún pariente lejano que haya cruzado el charco para buscarse la vida por necesidad, ¡Cómo es esa vida!.

Lo lamentable es, cómo está la cosa allá., lástima que Hugo Chávez no sepa enrumbar a su pueblo, pero el hombre está desilusionado, sabe lo que le espera por no haber hecho las cosas bien, por haberse “casado” con tanto loco que no tienen ni puta idea de lo que es la DEMOCRACIA y las sanas aspiraciones de un pueblo siempre golpeado y engañado. Respetando a ese pueblo hubiera conseguido mucho, más que eso.

También nuestras Islas evolucionan, claro que somos más pobres que ellos... ¿Se imaginan si tuviéramos alguna riqueza más que el Turismos y nuestro envidiable clima?, yo pienso que sería peor, invadidos, desposeídos, apartados y diferenciados... Allá, que tienen el petróleo y muchas riquezas más, claro que demandan sacrificios incalculables, ocurre algo parecido. Son suelos atractivos y sugerentes, que al final los hijos del lugar tienen que plantearse la disyuntiva de frenar los abusos y atropellos enmascarados muchas veces en las libertades que se les ofrecen o que se las toman. Por esa y tantas razones estamos luchando y luchan ellos allá. Somos conscientes de no haberlo hecho así, nuestros nietos serán los que laven los cacharros del banquete final y los otros, los listillos de turno, siempre serían los adelantados. Hoy todo es distinto y cada uno sabe lo que quiere y cómo conseguirlo, sólo hay que cambiar la conciencia de los hombres y señalarles el camino. Confiemos en nuestras instituciones sociales y políticas y démosle un margen de confianza a la hora de discernir o vaticinar nuestro futuro, nuestras leales fuerzas serán de mucha ayuda y la participación de todos por igual en la construcción de nuestra fortaleza social. Inspiremos nuestros esfuerzos en la lucha titánica que libran otros pueblos... Suena a utopía, conociendo a nuestras gentes.

Con estos pensamientos estaba viendo un álbum de fotografías traídas de allá, en verdad que uno cambia, entonces todo era ilusión que anulaba al cansancio, esperanza diáfana, se podía leer en el semblante, teníamos fe en el futuro... Y han sucedido tantas cosas desde entonces, distintas a las que pensábamos, para muchos la fantasía se ha roto en mil pedazos, hallándose sus motivaciones a la deriva, sin perspectivas y desolados después de tantos esfuerzos y sacrificios, vencidos... Otros jamás soñaron en lograr los objetivos alcanzados, empezando desde abajo y pasando ese largo camino con dignidad y conducta ejemplar... Son los menos, pero les he visto llegar a sus encumbradas cimas con ese aplomo de la responsabilidad y el preclaro respeto que siempre sintieron hacia sus semejantes donde quiera que estuvieren. Esos nunca olvidan y sí, valoran todos los elementos que forjaron al valeroso espíritu que les acompaña y cuentan su historia tal y como empezó, habrán alcanzado todo el honor que se merecen.

Celestino González Herreros

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