ASÍ ERA NUESTRA REMOTA Y MUSICAL VENEZUELA
Caracas, allá por la década de los 50, aún conservaba buena parte de su fisonomía primitiva. La recuerdo con cierta veneración y no niego que llegó a cautivarme, por la variedad de sus encantos naturales. Al memorizar aquella fascinante época, siento las mismas sensaciones de entonces, pues, no se borran en mis retinas las bellas estampas de sus mágicos rincones y hasta siento emoción al evocarla, la que me produjera cuando por vez primera, la madre Naturaleza me la ofreció. Con tan gratas visiones, sumadas a mi joven condición de soñador, magnificaron cada motivo, al ver cosas así, nunca vistas antes, máxime con las perspectivas afectivas que me animaban.
Qué bueno, que al recordarla, la que guardo en mi mente, en nada se haya deteriorado, ni las espléndidas imágenes de aquellos inolvidables lugares. Sabanas inmensas de un verde chillón y quebradas exóticas, detenían mis pasos para caer rendido de admiración ante tanta belleza.
Imaginémonos, a modo de exhortación lírica, una noche de Luna llena, apostados en un lugar tranquilo, en medio de una espesa plantación. Imaginémonos un genero apetecible: manglares, cafetales, maizales, o una extensa llanura de cizales... Cualquier género, repito.
Imaginémonos la locura tropical de mi querida Venezuela inflamándonos el corazón. ¡Así era Venezuela! ¡Cómo recuerdo tantas noches apacibles, en aquella legendaria Caracas de mis sueños! Sólo le pido a Dios que vuelva aquella paz, que vuelvan los campos a reverdecer... Que pronto surja el milagro de su pronta recuperación...
Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
celestinogh@teleline.es
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