CUANDO
Emigré a América con mis papeles en regla y después de algunos años regresé, a mi lugar de origen con mi familia; mi esposa, nacida como yo en Canarias y dos hijos nacidos en Venezuela.
Conocí el problema que sufrieron algunos inmigrantes que viajaron “indocumentados” al extranjero, países donde fueron a buscar un medio de vida mejor, o por las razones que fueran. Al comenzar lo pasaron muy mal. Desde aquí, por ejemplo, fueron explotados miserablemente por los fantasmas de la ilegalidad, que les garantizaban, a un precio estipulado una vida normal, trabajo y todas las garantías a que hubiere lugar. Fueron estafados en su propia tierra, y allá, al otro lado de nuestra orilla, en su nuevo destino, fueron perseguidos por las autoridades competentes del lugar. Y no me corresponde a mí, hacer juicios de nadie, y menos de aquellos encargados de hacer cumplir la ley. Sólo que entiendo, ha de ser muy penoso, verse en un país extraño sin los papeles en regla, sin trabajo ni donde dormir. Y es muy duro, para quienes nos compadecemos de tales situaciones; y nos veamos impotentes, sin saber qué hacer ni qué opinar al respecto, ante el inminente acoso policial, exceso de celo profesional, persecución legal (¿?) y la indefensión frente al problema burocrático, administrativo y social, que sufren aquellos; y cuando se ven solos y sin los más elementales e indispensables recursos económicos. ¡Quién sabe, con cuántos problemas ocultos!.. ¡Ni en qué estado de salud están viviendo!, porque siempre hubo y los habrá, quienes se ven en la necesidad de delinquir, de recurrir a los causes ilegales para poder subsistir.
Entiendo, perfectamente, y también comprendo, la intención de un comentario leído en un medio de comunicación, donde se hace referencia, en el citado escrito, de la preocupación por la suerte del Centro de Acogida, que tiene la institución benéfica en Tenerife, Caritas, por ejemplo, donde hay momentos, en que viven hacinados, por falta de espacio disponible, ya que los necesitados se multiplican. Dicen que se necesitan más ayudas, ya que, algunas Administraciones, no han colaborado lo suficiente, otras nada, para poder atender a los de aquí y a los inmigrantes.
Al parecer hay más necesitados que los previstos. Y pienso –dice el anunciante- que serán muchos más, mientras tengamos el corazón y los brazos abiertos. Ahora, parece que vienen menos, habrán elegido otros destinos más fáciles y menos controlados.
Es angustiosa la realidad que viven tantos pueblos del mundo, es lamentable y vergonzosa, cuando contabilizamos los índices de pobreza, en la que se anidan todas las tragedias que pueda sufrir
Veo muy oscuro el horizonte desde mi humilde perspectiva y me siento desdichado, cuando pienso en el éxodo de tantos inmigrantes “sin papeles” que merecen la legalidad, cuando huyen de aquellos gobernantes, extranjeros o nacionales, que les han privado de ser hijos con derechos de sus respectivas patrias, de adopción o de origen, a consecuencia de discrepancias políticas. O las guerras continuas y sus devastadoras consecuencias... Hay tantos motivos imputables que la verdad es fácil de entender. Y, del nuevo milenio, nada, todo sigue de mal en peor. Así pues, pensemos en un éxodo mayor de inmigrantes ilegales; Dios quiera que no tengamos, también, que emigrar nosotros, “los intocables”, aún cuando España y Canarias están mejor - así dicen algunos - según las encuestas esas... Ojala fuera así, que esperar nos ha costado y grandes sacrificio. Asimismo, estamos dispuestos a aguantar un tanto más, no hay otra alternativa. Pero, pensemos seriamente, en los comentarios respecto a: “CÁRITAS PIDE MÁS COLABORACIÓN”. Seamos, pues, comprensivos con su Obra Humanitaria y a la vez solidaria.
En más de una ocasión, he dicho públicamente, que no debemos olvidar aquellas épocas superadas -de momento- cuando salían de nuestras costas y de toda España, a la ventura de Dios, hacia Cuba y Venezuela, después, jugándose la vida, hombres y mujeres, muchos de ellos “indocumentados”, por diferentes razones -políticas o económicas- Y no pocos, quedaron en mitad del camino o encerrados en las cárceles, allende, donde recalaran sus desvencijadas embarcaciones. Muertos de hambre y sed o al borde de la desesperación... Esos eran, muchos de nuestros emigrantes y nos dolía enormemente que no tuvieran piedad de ellos cuando no les acompañaba la suerte de ser “acogidos” como seres humanos y ayudados a salir del drama que vivieran.
Ahora, con los clásicos “tijerazos” ya es más difícil, no existe manera de ayudar a tantas ONG, cuando los recortes económicos, indiscriminadamente están afectándonos tan seriamente y lo sufrimos a todo nivel social, aunque las encuestas esas… digan lo contrario. Y nos preguntamos: ¿Qué es lo que ha pasado en nuestro país? ¿Sólo ha sido culpa de la célebre crisis?.. Hasta hace muy poco todos vivíamos mejor y nadie sospechaba este desastre demencial… ¿Será que hay locos sueltos por ahí? Habrá que amarrarlos y ponerles tratamientos adecuados. Así no podemos seguir…
Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot,com
celestinogh@teleline.es
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