25/1/12

EL TIEMPO QUE PASA NO DEJA NI SUS INVISIBLES HUELLAS

No hay peor manera de perder el tiempo que verle pasar con indiferencia, saber que se va para siempre y no se hace algo, aunque parezca inverosímil, por detenerle, siquiera para ratificarle la gratitud que se merece por haberle tenido en cada instante vivido.

Quienes no supieron valorarle nada saben de la esencia de la vida y desconocieron siempre las oportunidades que suele brindarnos oportunamente. Quienes nos “gobiernan” algunas veces debieran preocuparse por ello, y analizar el contenido de mis palabras. Las mismas ocasiones jamás se repiten y pudieron haber sido las mejores. Repito, otras que vengan jamás serán iguales, ni parecidas. He ahí la importancia que tiene ser analizador y a la vez cauto en ciertos momentos de la vida, decisivos, a veces, en la existencia del ser humano. Aunque no siempre querer es poder. Decir discursos brillantes y esperar a que nos den el trofeo… Y no hay más engañoso trofeo que aquel que hemos creído merecerlo y al cabo del tiempo nos ciega y acabamos dando palos al aire sin conseguir alcanzar el blanco apetecido.

En cambio, todo esfuerzo es valorado, en conciencia, cuando nos proponemos ser coherentes con los demás y con nosotros mismos, cuando dejamos abiertos los intersticios que permitan dar entrada a las luces del entendimiento, que desvanezcan toda la acritud de la intolerancia, la soberbia y la prepotencia que a algunos le sobra.

El mal más horrendo es el que nos hacemos a nosotros mismos, el que no queremos ver o admitir, es creer en lo increíble, en la maduración y perfección de aquellos que nunca vieron frente a frente lo que no quisieron ver y diseñaron esquemas distintos que saciaran alguna vez sus propias voluntades a costa de los demás, soterrando sus miserias en lugares desiertos y elevando la falsa imagen de sus propias voluntades a semejanza de sus ambiciones, estructuras incívicas y crueles perfiles… Es el mal de las contradicciones y del odio almacenado. Así es la política actual de mis aletargados y sufridos pueblos, allanados por la incomprensión de los mismos.

Celestino González Herreros

http://www.celestinogh.blogspot.com

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