6/8/12

NOSTALGIAS DE LA EDAD PERDIDA

Al evocar ingentes episodios vividos en la juventud, todos ellos se entremezclan, convulsivamente algunos, y a veces, se hace difícil clasificarlos por su importancia, decidirnos por alguno determinado. Cada momento de esas fechas tiene algo que decir, cada instante forma parte fundamental de la historia de nuestros días. Mas, siempre hay alguno de esos episodios que se cuela y con nostalgia va poblando nuestra mente y las emociones que vivimos siempre son las mismas. Los recuerdos nos invaden y a veces nos conmueven, de tal manera, que nuestro espíritu se transforma, acuden las alegrías, las penas, los desconsuelos, tristes situaciones, algunas, que al vivirlas nos marcaron para siempre. Otras experiencias nos halagan. Otras nos regocijan y queremos detenernos en nuestra meditación, en esos poéticos escenarios; y los paisajes son los mismos que entonces nos cedieron sus floridos senderos y en aquellos rincones amados fueron sentenciadas tantas promesas… Surgieron y quedaron nuestras huellas para siempre inhumadas, aunque las recordemos con frecuencia, que con el eco adormecido de tantas voces amigas nos acompañen, y la de ella; y pareciera que en la distancia se perdieran. Voces amadas que jamás volverán, sólo en la evocación podemos escucharlas.

Hay ocasiones en las que, por su singularidad y repercusiones, fueron quizás, las más conmovedoras de aquel viejo amor que pensábamos iba a durar siempre. Las desilusiones sufridas y aquel desconsolado llanto que no quisimos exteriorizar para poder eternizarlo y guardarlo para que jamás lo olvidemos. Las páginas negras, las más tristes al sentirnos huérfanos, hasta en los sueños. Aquel adiós postrero al primer amor en la dulce edad de nuestra adolescencia.

Cuando el amor llegó lo llenó todo de extrañas inquietudes, que al alcanzar esa dependencia espiritual ya nada importaba más. Rebozábamos de felicidad y al mismo tiempo que gozábamos tantas delicias, nos aterraba el miedo de que todo fuera una utopía, un sueño que pudiera volatizarse en cualquier momento, que no fuera cierta tanta dicha y pudiéramos vivir engañados, sin darnos cuenta de ello. Luego se fue fundamentando la idea de que fuera posible, que ya nunca más íbamos a separarnos; y con esa ilusión abundaba en nosotros la felicidad, hasta que se quebró aquel sueño de amor herido para siempre; y nos separó el destino sin avisar siquiera y aún hoy, nos parece mentiras que haya sucedido, que ya no podamos ni acercarnos, ni decirnos las más cortas frases: ¡Mi amor! ¡Escúchame!..

Dicen que las distancias favorecen la crueldad del olvido. Que el tiempo lo borra todo y no quedan ni las huellas en aquellos caminos que juntos andamos… Que la lluvia también las borra y las lágrimas de la desesperanza. Que no hay fuerzas posibles capaces de vencer al destino, ni la misma rebeldía, ni la locura, que sólo un profundo pensamiento es capaz de levantar la pesada losa de esa triste fosa… Fuerza capaz de alcanzar, al evocar aquellos sentimientos, sus inseguros pasos y detenerla, encerrarla dentro del corazón y amarla nuevamente, sin que se de cuenta de que está conmigo, para siempre en mi mundo onírico. Sólo alimentados con nuestras caricias de amor y el aliento necesario de su cálida respiración…

Celestino González Herreros

http://www.celestinogh.blogspot.com

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